Carta a los reyes Magos

 

Queridos Reyes Magos:

Los editores de ¿hay derecho? queremos hacerles una petición especial hoy día de Reyes.  Pero como ya sabemos desde hace mucho que en una democracia los Reyes no son los políticos y ni siquiera los Jefes del Estado,  sino los ciudadanos, hemos decidido dirigirles una respetuosa petición para ver si este año 2015, se deciden por fin a traernos una democracia de calidad, un Estado de derecho de verdad y una sociedad más libre, más justa y, ya puestos, más ilustrada. Para eso creemos que sería necesario que ustedes nos dejasen en el zapato al menos unas cuantas cosas:

a)      Más democracia interna en los partidos políticos, especialmente en los viejos, pero creemos que a los nuevos tampoco les vendría nada mal.

b)      La exigencia de responsabilidades políticas además de jurídicas por los casos de corrupción-

c)      Unas listas electorales sin imputados y sin caraduras

d)      Una prensa más libre de compromisos económicos y más plural.

e)      Un Poder Judicial y una Fiscalía realmente independientes.

f)       Una reforma constitucional seria para que nos dure otros 40 o 50 años

g)      Un proyecto nacional ilusionante y común para todos los ciudadanos españoles

h)      Una educación pública de calidad.

i)       Un Estado  del bienestar del que sentirnos orgullosos.

j)       El respeto absoluto a la ley por parte de todos y de cada uno de los ciudadanos, empezando por los que tienen más responsabilidades.

k)      Una sociedad donde el talento, el mérito y el esfuerzo se reconozcan y se premien.

Creemos que durante todo el año nos hemos esforzado mucho y que merecemos al menos un poco que la gente de bien de este país, que creemos es la mayoría, se ponga las pilas y nos traiga todas esas cosas y alguna otra que seguro que también se les ocurre.

En todo caso, preferimos pedírselo a ustedes que no a los políticos.

Atentamente,

Los editores de ¿hay derecho?

1 comentario
  1. Gonzalo García Abad
    Gonzalo García Abad Dice:

    Me sumo a la petición, pero me gustaría establecer una salvedad. Creo que hay que extremar las precauciones en cuanto a los imputados. Nos movemos en dos campos diferentes: el proceso penal y la política. No creo que sea bueno utilizar categorías políticas en el ámbito procesal, ni categorías procesales en el político. Si seguimos ese razonamiento debemos llegar a la conclusión inevitable de que los imputados gozan aún, en el momento de su imputación, de presunción de inocencia, lo cual además de uno de los derechos humanos es manifestación de la necesaria prudencia de no establecer prejuicios, pero eso no sirve para la política.
    Me parece que la categoría de la que se debe hablar en política es de confianza, no de imputación. Me parece importante que quien desarrolla una actividad política como compañero de un imputado debe tener, por cercanía, algunos elementos de juicio como para valorar si esa persona sigue siendo la más adecuada para seguir ocupando el lugar que ocupa dentro de la organización, lo que no prejuzga su culpabilidad o inocencia. Y me parece muy importante saber si un político acierta o se equivoca al confiar en los imputados, es una manifestación de su “olfato”. No debemos descargar en los jueces y tribunales responsabilidades que corresponden a los políticos. Porque, además, supondría cargar una presión política adicional sobre los jueces y tribunales.

    Un cordial saludo.

    • Gonzalo García Abad
      Gonzalo García Abad Dice:

      Me sumo a la petición, pero me gustaría establecer una salvedad. Creo que hay que extremar las precauciones en cuanto a los imputados. Nos movemos en dos campos diferentes: el proceso penal y la política. No creo que sea bueno utilizar categorías políticas en el ámbito procesal, ni categorías procesales en el político. Si seguimos ese razonamiento debemos llegar a la conclusión inevitable de que los imputados gozan aún, en el momento de su imputación, de presunción de inocencia, lo cual además de uno de los derechos humanos es manifestación de la necesaria prudencia de no establecer prejuicios, pero eso no sirve para la política.
      Me parece que la categoría de la que se debe hablar en política es de confianza, no de imputación. Me parece importante que quien desarrolla una actividad política como compañero de un imputado debe tener, por cercanía, algunos elementos de juicio como para valorar si esa persona sigue siendo la más adecuada para seguir ocupando el lugar que ocupa dentro de la organización, lo que no prejuzga su culpabilidad o inocencia. Y me parece muy importante saber si un político acierta o se equivoca al confiar en los imputados, es una manifestación de su “olfato”. No debemos descargar en los jueces y tribunales responsabilidades que corresponden a los políticos. Porque, además, supondría cargar una presión política adicional sobre los jueces y tribunales.

      Un cordial saludo.

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