Causa eficiente de la corrupción política

El objeto de este post es detenerse en uno de los elementos generadores de la corrupción política, lacra verdaderamente preocupante a la vista de los numerosos escándalos que afectan al panorama nacional en los últimos tiempos.

Evitar toda tentación de corrupción política pasa forzosamente por respetar la necesaria delimitación entre el nivel político y el nivel administrativo del sector público. En este sentido, el radio de acción del político debería limitarse a definir los objetivos públicos y a trazar los planes estratégicos para su cumplimiento, dejando los instrumentos de ejecución a quien es verdaderamente competente para ello que no son otros que los funcionarios que integran el elemento humano de la Administración Pública, por tratarse de una labor técnica sujeta a criterios objetivos y que no admite valoraciones políticas. Existen una serie de métodos, reglas y procedimientos legalmente aprobados que son los que hay que aplicar de manera ineludible a la hora de ejecutar las políticas públicas, de ahí que esa función deba estar reservada, sobre todo en los estratos superiores de la organización administrativa, a los funcionarios que demuestren ser los más cualificados en cada caso, con independencia de sus creencias y afinidades. Es decir, personas que conozcan el amplio panorama de posibilidades que ofrece la ciencia administrativa y que aseguren llevar adelante la política de los gobernantes, pero con arreglo a criterios de buena Administración, profesionalidad, neutralidad y objetividad.

De esta manera, el seguimiento de estas pautas y métodos preestablecidos legalmente constituye un límite a los eventuales excesos y arbitrariedades del poder político, ya que la observancia de esos instrumentos objetivos de gestión opera como un control frente a posibles intereses particularistas de los gobernantes. Pero es ahí donde surge el problema pues la clase política en general, consciente de que la circunstancia anterior supone un obstáculo para pretensiones partidistas o para sus fines personales, en ocasiones trata de alejar de la alta burocracia a los funcionarios honestos y competentes, colocando en su lugar a aquellos que sean dóciles con sus consignas y acepten someterse a sus dictados. Para lo cual se procede a asignar a los puestos de trabajo correspondientes un sistema de cobertura discrecional, como es la libre designación, (en lenguaje llano, “nombramiento a dedo”) pese a que objetivamente su modo de provisión debería ser el concurso de méritos.

Y así, las autoridades y gobernantes públicos suelen situar a sus afines al frente de aquellos centros de decisión administrativa susceptibles de producir algún efecto de alcance partidista, de modo que la gestión de importantísimas e influyentes parcelas de la Administración como la contratación pública, el urbanismo o el manejo de fondos públicos, queda en muchos casos en manos de personas en las que el desempeño de su función no obedece siempre al interés público, sino al interés particular (partidista, personal o de otro tipo) que le señala el cargo político responsable de la designación. Esto hace que se margine a la clase funcionarial auténticamente profesional, dado que los funcionarios más expertos, capacitados y honestos son sustituidos por individuos que pueden ser manejados sin mayores contratiempos, al ser amigos, simpatizantes o allegados a altos cargos políticos a quienes no están dispuestos a contrariar. Con lo cual el nombramiento de estos puestos estratégicos depende exclusivamente de la libre voluntad de la autoridad política de turno, toda vez que al partido en el poder le interesa tener a mano este tipo de empleados maleables que sean colaboradores fieles y que acepten lo que un funcionario honesto e independiente rechazaría. Y esa circunstancia, como no podía ser de otra manera, abre el camino hacia la corrupción.

Y a ello contribuye la poca consistencia de los principios programáticos plasmados en la legislación básica sobre función pública por cuanto, si bien dicha legislación establece que los puestos de libre designación tendrán carácter excepcional (artículo 80.2 de la Ley 7/2007, por la que se aprueba el Estatuto Básico del Empleado Público) EBEP), sin embargo no sienta criterios uniformes vinculantes al estar formulados en términos retóricos y huecos en exceso, lo cual ha facilitado que los distintos entes públicos hayan podido burlar su espíritu y que dicho marco legal pueda ser distorsionado de acuerdo con los intereses de los grupos políticos gobernantes. Con lo cual, y en la práctica, se ha producido una desmesurada expansión de la libre designación en el escalón superior de la estructura organizativa de las diferentes Administraciones Públicas, con el efecto de favorecer posibles abusos o arbitrariedades del poder político.

De igual manera, de nada vale que la legislación básica obligue a que la provisión de todos los puestos de trabajo en la Administración Pública, incluidos los de libre designación, esté sometida a los principios de mérito y capacidad (artículo 78.1 del EBEP), si esa proclamación genérica no va acompañada de mecanismos eficaces que aseguren su observancia. Ello exigiría que los candidatos se vieran sometidos a determinados requisitos de idoneidad, circunstancia que en la práctica brilla por su ausencia. Ya que dichos requisitos suelen limitarse a la pertenencia a un grupo de titulación, con lo cual la libre designación ha sido – y sigue siendo – un sistema de provisión en el que rige una discrecionalidad absoluta, no diferenciándose en la práctica de los nombramientos puramente políticos. Y es que es ciertamente sorprendente que las funciones directivas y de especial responsabilidad en el seno de la Administración Pública, identificadas con las tareas propias de las plazas de libre designación, suelen quedar reservadas a cualquier funcionario sin otro requisito que su pertenencia a un Cuerpo o Escala para cuyo ingreso se exija titulación superior, con independencia de su experiencia y competencia acreditadas. Con lo cual no existen datos objetivos que puedan avalar de algún modo las decisiones correspondientes. De ahí que no nos engañemos, esa ausencia de perfiles y requisitos de idoneidad para la cobertura de tales puestos directivos tiene su causa en la voluntad de configurar un modelo asentado en el libre nombramiento y remoción. O dicho de otra manera, son puestos de trabajo que no garantizan la imparcialidad si tenemos en cuenta que, dada la absoluta discrecionalidad a que está sometido su destino, sus ocupantes han de atenerse a las consecuencias de su comportamiento político. Ya que solamente si actúan en la dirección que les marcan sus superiores, conservarán el cargo.

Por citar algún caso paradigmático de corrupción política en el que fue necesaria la intervención de personal afín a los altos cargos políticos de turno, nos podemos referir al “caso Osakidetza” ocurrido en 1990 y en el que, en el ámbito de unas oposiciones al Servicio Vasco de Salud, un grupo de miembros del gobierno y Administración afectados (el entonces Director General de Osakidetza, el Director de Gestión Económica y el Técnico superior del citado organismo y asesor de las oposiciones) fueron condenados por corrupción al favorecer a determinados opositores del entorno de la formación política gobernante y sindicato afín a ella, a través de la sustitución de sus pruebas por otros exámenes con las respuestas correctas.
Sin olvidar los numerosos casos de corrupción que se producen en el contexto urbanístico, favorecidos por informes de los técnicos municipales, como el “caso mamotreto” en Santa Cruz de Tenerife, que trae causa de la aprobación de un proyecto de obras para la adquisición por parte del consistorio de once parcelas del frente de playa por 53 millones de euros. Y en el que, tanto los técnicos municipales (arquitecto y abogado) como los políticos responsables del proyecto (concejales de urbanismo y obras públicas), fueron condenados por ignorar las reiteradas advertencias y reparos de legalidad formulados por los interventores.

En definitiva, si no se sientan las bases legales hacia una configuración eficaz de los mecanismos de provisión de los puestos de trabajo dentro de las capas superiores de la Administración Pública, capaces de controlar la discrecionalidad absoluta en los nombramientos y conseguir su profesionalización, la corrupción política no cesará. De ahí que una de las causas de este fenómeno se encuentre en la falta de voluntad de la clase política en asegurar una Administración limpia y eficiente, así como en el escaso compromiso del poder legislativo en esta materia, en exceso sensible a los intereses políticos.

13 comentarios
  1. Gonzalo García Abad
    Gonzalo García Abad Dice:

    Una propuesta para la reflexión. Tengo mis reservas sobre la reducción a su mínima expresión de los puestos de libre designación. Finalmente, la confianza es muy importante y la colaboración entre el político y un funcionario “impuesto” por un concurso de méritos puede ser tensa.

    Pero creo nos falta en este debate un protagonista fundamental: el corruptor.¿Sería más complicado falsear decisiones técnicas en manos de funcionarios que decisiones políticas? En estos años hemos podido observar un reseñable nivel de honradez entre los funcionarios y muchos casos de políticos que han defraudado nuestra confianza. Pero me temo que ni los políticos encarnan la más absoluta de las corrupciones morales, ni los funcionarios la honestidad completa. Muchos casos de corrupción han debido contar con la colaboración, o al menos el silencio, de algún funcionario. Hay actos corruptos que se pueden considerar aislados, pero también complejas tramas profesionales de corrupción. En esas tramas es muy complicado que la determinación de una persona, por honrada que sea, haga cambiar el rumbo de la trama. El “profesional” de la corrupción ya se encargará de hacer desaparecer a ese elemento incómodo ya sea a través del soborno, del chantaje, haciéndole creer que toda batalla está perdida de antemano, etc.

    Creo que un objetivo primordial en la lucha contra la corrupción pasa por convertir a los corruptores en empresarios que cumplan la ley. El principal problema de la corrupción no es ya el dinero que puedan llevarse los políticos, que es muy grave, sino la enorme distorsión que origina en los mercados y en el presupuesto público.

    Un cordial saludo.

  2. aldelgadog
    aldelgadog Dice:

    Estando de acuerdo con el objetivo de las propuestas planteadas quisiera realizar la siguiente aportación: hay que desconfiar de todos, es decir, no se puede fiar la limpieza de la actuación de las administraciones públicas a la existencia de funcionarios “honrados” (hace poco hubo en mi ciudad detenciones de funcionarios no PLD por corrupción). Lo que tiene que haber es mecanismos EFICACES de control de la legalidad de las actuaciones, pues las normas ya están (contrataciones, por ejemplo), sólo hay que conseguir que se respeten. Para ello se debe reforzar tanto los mecanismos internos como sobre todo externos.
    En cuanto a los mecanismos internos sí es cierto que la toma de decisiones respecto de actos administrativos debe fortalecer la característica de actos reglados. Las decisiones discrecionales, incluso las de discrecionalidad técnica deben ser reducidas a su mínima expresión. Y las que queden deben ser obligatoriamente motivadas, pero no con sucinta referencia a la normativa, sino realmente explicadas del ‘iter’ decisorio. Estas decisiones, que deben tender a la mayoritaria aplicación de procedimientos reglados deben quedar en manos de los funcionarios técnicos, pues en sí no tiene sentido que la firma de resoluciones sea competencia de cargos, ya que éstos, normalmente, firman documentos que son transposiciones de propuestas de resolución e informes que son redactados por dichos funcionarios. Y además así se desbloquea el proceso de producción de resoluciones.
    Y por supuesto, el control externo debe ser jurisdiccional, para lo que el orden contencioso-administrativo debe estar suficientemente provisto para actuar con agilidad y celeridad.
    Como remate, la disminución de la posibilidad de actuaciones corruptas se conseguiría por un lado reduciendo la intervención administrativa previa (¡adiós, licencias!) como por la eliminación de potestades administrativas, preferentemente la de autotutela: las administraciones deben perder su capacidad de actuar sin intervención judicial.

    • Gonzalo García Abad
      Gonzalo García Abad Dice:

      Una propuesta para la reflexión. Tengo mis reservas sobre la reducción a su mínima expresión de los puestos de libre designación. Finalmente, la confianza es muy importante y la colaboración entre el político y un funcionario “impuesto” por un concurso de méritos puede ser tensa.

      Pero creo nos falta en este debate un protagonista fundamental: el corruptor.¿Sería más complicado falsear decisiones técnicas en manos de funcionarios que decisiones políticas? En estos años hemos podido observar un reseñable nivel de honradez entre los funcionarios y muchos casos de políticos que han defraudado nuestra confianza. Pero me temo que ni los políticos encarnan la más absoluta de las corrupciones morales, ni los funcionarios la honestidad completa. Muchos casos de corrupción han debido contar con la colaboración, o al menos el silencio, de algún funcionario. Hay actos corruptos que se pueden considerar aislados, pero también complejas tramas profesionales de corrupción. En esas tramas es muy complicado que la determinación de una persona, por honrada que sea, haga cambiar el rumbo de la trama. El “profesional” de la corrupción ya se encargará de hacer desaparecer a ese elemento incómodo ya sea a través del soborno, del chantaje, haciéndole creer que toda batalla está perdida de antemano, etc.

      Creo que un objetivo primordial en la lucha contra la corrupción pasa por convertir a los corruptores en empresarios que cumplan la ley. El principal problema de la corrupción no es ya el dinero que puedan llevarse los políticos, que es muy grave, sino la enorme distorsión que origina en los mercados y en el presupuesto público.

      Un cordial saludo.

    • aldelgadog
      aldelgadog Dice:

      Estando de acuerdo con el objetivo de las propuestas planteadas quisiera realizar la siguiente aportación: hay que desconfiar de todos, es decir, no se puede fiar la limpieza de la actuación de las administraciones públicas a la existencia de funcionarios “honrados” (hace poco hubo en mi ciudad detenciones de funcionarios no PLD por corrupción). Lo que tiene que haber es mecanismos EFICACES de control de la legalidad de las actuaciones, pues las normas ya están (contrataciones, por ejemplo), sólo hay que conseguir que se respeten. Para ello se debe reforzar tanto los mecanismos internos como sobre todo externos.
      En cuanto a los mecanismos internos sí es cierto que la toma de decisiones respecto de actos administrativos debe fortalecer la característica de actos reglados. Las decisiones discrecionales, incluso las de discrecionalidad técnica deben ser reducidas a su mínima expresión. Y las que queden deben ser obligatoriamente motivadas, pero no con sucinta referencia a la normativa, sino realmente explicadas del ‘iter’ decisorio. Estas decisiones, que deben tender a la mayoritaria aplicación de procedimientos reglados deben quedar en manos de los funcionarios técnicos, pues en sí no tiene sentido que la firma de resoluciones sea competencia de cargos, ya que éstos, normalmente, firman documentos que son transposiciones de propuestas de resolución e informes que son redactados por dichos funcionarios. Y además así se desbloquea el proceso de producción de resoluciones.
      Y por supuesto, el control externo debe ser jurisdiccional, para lo que el orden contencioso-administrativo debe estar suficientemente provisto para actuar con agilidad y celeridad.
      Como remate, la disminución de la posibilidad de actuaciones corruptas se conseguiría por un lado reduciendo la intervención administrativa previa (¡adiós, licencias!) como por la eliminación de potestades administrativas, preferentemente la de autotutela: las administraciones deben perder su capacidad de actuar sin intervención judicial.

  3. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Creo que el mero recurso a la cuestión de “Confianza” parece en sí mismo una señal de que lo que ese dirigente intenta no es muy “Kosher” por ponerlo fino. “Yes, prime minister” tiene grandes capítulos al respecto.

    Si la obligación profesional del alto funcionario y las leyes no bastan al Electo, es señal ominosa de que lo que busca y espera de sus subordinados está por fuera de ellas. Extraño.

    Esto viene bien reflejado en el artículo del Sr. Cuadrado y en el publicado en ABC del 24 pasado bajo el título: “La Corrupción, soluciones” –no sé cómo traer el enlace directo porque no estoy dado de alta– El artículo de ABC es interesante porque entre sus autores hay ex-ministros, jueces, funcionarios y empresarios que del asunto saben de primera mano.

    Pero la cuestión también nos permite comparar situaciones y ver que algo muy importante ha sucedido en…. nosotros mismos.

    La crisis de Gobierno de 1935, –provocó la disolución de las Cortes y luego la entrada del Frente Popular. Aquel Gobierno cayó por el incidente del “estraperlo”. Dos ciudadanos extranjeros que querían obtener licencias de juego — en San Sebastián y en Formentor–, regalaron un reloj de pulsera al Ministro del Interior, Gobernación entonces..

    Aquel “cohecho” fue la causa más inmediata de la crisis. Lo destacable es que la pequeña irregularidad tuvo una condena popular amplísima.
    La palabra “estraperlo” entró en el Diccionario y el Partido Radical al que pertenecía el Ministro que había aceptado del reloj y su líder, Alejandro Lerroux, fueron retirados de escena por los electores.

    El Partido Radical, pasó de 102 diputados en el 1933 a 8. Lerroux, anteriormente dirigente revolucionario en Cataluña, y Jefe del Gobierno de España en 1935, se presentó como cabeza de su partido por Madrid, y ni siquiera él pudo salir elegido.

    Ahora saltemos de época.

    Los ciudadanos actuales hemos conocido escándalos múltiples de corrupciones muy graves, muchas tramas criminales institucionalizadas en los Partidos.

    Y sin embargo, en medio del conocimiento ad nauseam y denuncias sin fin, pasan las elecciones de 1993, las de 1996, y todas las Autonómicas “in between” etc, etc. (lo de Cataluña o Andalucía de hoy es para salir huyendo y veremos en otros lugares) y las diferencias de votos son mínimas a pesar del largo tiempo de permanencia en el Poder de los partidos en cuestión.
    Todo ello sin que baje el índice de popularidad ni la aceptación de líderes que tenían y tienen evidentísima responsabilidad, como mínimo de omisión, en las tramas delictivas instaladas en sus Partidos.

    Nos guste o no, la Moral Social ha pasado desde la exigencia palpable de los años 30, a la laxitud impresionante de nuestros días.

    Este factor es crítico, estructural y fruto deliberado no de los tiempos ni del azar sino que ha sido activamente fomentado por políticas públicas concretas en muchos ámbitos. También el mediático.

    Esto es parte esencial del entorno y marca de nuestro tiempo.

    • Teilhard
      Teilhard Dice:

      Estimado Sr. Oquendo, yo he pasado, no solo por “la compañía”, sino también por “la obra”. Pero lo cierto es que no fue tan sólida y férrea esa “formación” como para impedirme que sintiera el abrazo amable del “príncipe de los filósofos”; aunque para ello tuviera que mediar el intuitivo paleontólogo de la Auvernia.

      No hace mucho también pasé por La Guardia y me impresionó ese vetusto edificio abandonado y en ruinas próximo al ferry que cruza el río. Le agradezco las explicaciones que me da sobre la función que tuvo y que debido a mi ignorancia en más de una ocasión me pregunté.

      También he ignorado quien era el de Comillas, hasta que una simpática guía de su palacio en la ciudad homónima nos habló del comercio de exclavos. Al día de hoy no salgo de mi estupefacción.

      Cierto pensador poco conocido cifraba la “creatividad” en la “utilidad neta” para la humanidad. Es desde esta perspectiva que debiéramos analizar ciertas instituciones que puntualmente pueden aparecersenos haciendo mucho bien en un momento histórico dado.

      Muchas gracias por sus interesantes comentarios
      Reciba un cordial saludo

  4. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Creo que el mero recurso a la cuestión de “Confianza” parece en sí mismo una señal de que lo que ese dirigente intenta no es muy “Kosher” por ponerlo fino. “Yes, prime minister” tiene grandes capítulos al respecto.

    Si la obligación profesional del alto funcionario y las leyes no bastan al Electo, es señal ominosa de que lo que busca y espera de sus subordinados está por fuera de ellas. Extraño.

    Esto viene bien reflejado en el artículo del Sr. Cuadrado y en el publicado en ABC del 24 pasado bajo el título: “La Corrupción, soluciones” –no sé cómo traer el enlace directo porque no estoy dado de alta– El artículo de ABC es interesante porque entre sus autores hay ex-ministros, jueces, funcionarios y empresarios que del asunto saben de primera mano.

    Pero la cuestión también nos permite comparar situaciones y ver que algo muy importante ha sucedido en…. nosotros mismos.

    La crisis de Gobierno de 1935, –provocó la disolución de las Cortes y luego la entrada del Frente Popular. Aquel Gobierno cayó por el incidente del “estraperlo”. Dos ciudadanos extranjeros que querían obtener licencias de juego — en San Sebastián y en Formentor–, regalaron un reloj de pulsera al Ministro del Interior, Gobernación entonces..

    Aquel “cohecho” fue la causa más inmediata de la crisis. Lo destacable es que la pequeña irregularidad tuvo una condena popular amplísima.
    La palabra “estraperlo” entró en el Diccionario y el Partido Radical al que pertenecía el Ministro que había aceptado del reloj y su líder, Alejandro Lerroux, fueron retirados de escena por los electores.

    El Partido Radical, pasó de 102 diputados en el 1933 a 8. Lerroux, anteriormente dirigente revolucionario en Cataluña, y Jefe del Gobierno de España en 1935, se presentó como cabeza de su partido por Madrid, y ni siquiera él pudo salir elegido.

    Ahora saltemos de época.

    Los ciudadanos actuales hemos conocido escándalos múltiples de corrupciones muy graves, muchas tramas criminales institucionalizadas en los Partidos.

    Y sin embargo, en medio del conocimiento ad nauseam y denuncias sin fin, pasan las elecciones de 1993, las de 1996, y todas las Autonómicas “in between” etc, etc. (lo de Cataluña o Andalucía de hoy es para salir huyendo y veremos en otros lugares) y las diferencias de votos son mínimas a pesar del largo tiempo de permanencia en el Poder de los partidos en cuestión.
    Todo ello sin que baje el índice de popularidad ni la aceptación de líderes que tenían y tienen evidentísima responsabilidad, como mínimo de omisión, en las tramas delictivas instaladas en sus Partidos.

    Nos guste o no, la Moral Social ha pasado desde la exigencia palpable de los años 30, a la laxitud impresionante de nuestros días.

    Este factor es crítico, estructural y fruto deliberado no de los tiempos ni del azar sino que ha sido activamente fomentado por políticas públicas concretas en muchos ámbitos. También el mediático.

    Esto es parte esencial del entorno y marca de nuestro tiempo.

  5. O,Farrill
    O,Farrill Dice:

    Me parece excelente la descripción de la situación por parte del autor, así como los comentarios precedentes. La cuestión es que, como señala Manu Oquendo, la moral social generalizada ha sufrido una transformación que muchos hemos vivido: la exigencia en nuestra educación con modelos austeros se sustituyó en su día por modelos de listos, vividores y negociantes (que no empresarios). Los partidos eran una vía de colocación y resolución fácil de la vida de muchos y las AA.PP. la vía posible para facilitar las cosas y crear clientelismo político. Personalmente conocí cómo se ponía en la calle directamente a un alto cargo de la Admón. por simples sospechas en una gestión realizada por su ministro (lo que puede parecer exagerado) contrastando con “hasta que no se impute un delito….” actual. Los controles previos volaron con el PSOE y su complejo de inferioridad ante quienes tenían que dirigir se resolvía marginándolos o quitándolos de en medio. Hay en la historia de las AA.PP. un antes y un después de la llegada del supuesto “hombre de Estado” que se aplica al compañero Felipe y una explicación muy evidente de los apoyos que gozó para ser presidente republicano a la sombra de la monarquía. Desde aquellos tiempos cruzan navajas entre los funcionarios y los llamados “empleados públicos” que enmascaran los millones de laborales (supuesta excepción en la Admón.) con regímenes jurídicos diferentes, pero en la práctica realizando tareas administrativas. Discrepo algo sobre la “necesaria” confianza de que habla Gonzalo. Esa confianza existía hasta que llegó el PSOE. El gobierno de UCD mantuvo en sus cargos a todas las personas sin tener en cuenta sus ideologías, pero con el cambio político, se exigió que hasta los conductores de servicio fueran “de confianza”. El ladrón cree que todos son de su misma condición…. y, colorín, colorado, hasta aquí hemos llegado. ¡Para que ahora traten de asustarnos con “Podemos”!

  6. Feinmann
    Feinmann Dice:

    Lo siento, pero yo soy de ciencias, y lo resumo fácil:

    limpieza= control^2+código penal^2

    Porque el miedo guarda la viña.

    Lo que se juega el corrupto debe ser superior a la ganancia esperada.

    • KC
      KC Dice:

      Aquí a usted no le van a entender porque de ciencia más bien poco (de la exacta, me refiero). Y seguimos sin comprender que la corrupción no es un caso excepcional, sino que forma parte sistemática y estructural de la cultura de determinados países por muy variadas cuestiones que el Derecho español es incapaz de entender. Por otro lado, mi más sincera felicitación al escribiente de la entrada, casi 10 años después parece que empezamos a entender que el Derecho Administrativo español no ha sido más que pura FICCIÓN. Una pena que eso lo afirmaras hace una década y la gente te tomara por loco (imagino que porque no interesaba reconocerlo, ni siquiera a esos señores que escriben manuales sobre el tema y además dan conferencias). Probablemente sobre según qué cosas no tendríamos que estar lamentándonos. Lo repito una vez más por si no se entiende: el Derecho Administrativo español ha sido, y sigue siendo, pura HOMEOPATÍA. Y estaré encantado de que se pase por aquí un administrativista a demostrar lo contrario.

  7. Teilhard
    Teilhard Dice:

    Cuando el padre Ius nos atemorizaba el primer día de carrera en ICADE diciéndonos que alli se exigía “el nivel” y que quien no lo alcanzase seria expulsado, no se refería a un nivel ético-intelectual. Todo lo contrario, era el nivel de obediencia intelectual que habia que demostrar aprobando uno tras otro sus exámenes periódicos. No es extraño, por ejemplo, que en los varios cursos de derecho político jamás se hiciera mención alguna al origen inconstituyente de la del 78, ni del hecho que no establezca allí la división de poderes, etc etc. Por ello allí estudiaban cómodamente y sin sonrojo familiares de relevantes políticos de la ominosa época, a la que de este modo se daba cierta carta de naturaleza. Todo eso también es corrupción.

    ¡Ya ven!. No Una sociedad educativa, aparentemente tan prestigiosa, corrompe la Roseauniana bondad natural de los alumnos, su espíritu crítico, de los que allí asistimos para aprender e investigar. Allí solo se nos ofreció verdaderamente una idea de carrera desesperada para sobrepasar un examen tras otro, sin desarrollar en modo alguno un deseo por cambiar las cosas. Una pura infantilizacion del alumno.

    Formadas así nuestras élites, ministra de trabajo incluida, se presentan ahora en nuestra sociedad como intelectos pobres en la obediencia, carentes de imaginación creativa, que se aferran puerilmente a lo rancio conocido frente a las poderosas fuerzas de cambio que nos apremian. Desinterés absoluto del imaginario colectivo de las élites rescatado por las multitudes.

    • KC
      KC Dice:

      Acaba de describir un problema fundamental del Derecho español con respecto a otros. Claro que usted ha debido leer más que manuales jurídicos. Tampoco se complique tanto, la base de lo que comenta lo explicó Pavlov ya hace mucho tiempo con su famoso experimento de salivación canino. Le aseguro que los mecanismos conductuales para entender según qué comportamientos no están muy distantes… Y ahí puede entrar perfectamente cualquiera, por muy elegido que crea ser.

    • Manu Oquendo
      Manu Oquendo Dice:

      AMDG.

      Ya me parecía que usted, estimado Teilhard, debía haber pasado por las manos afables y doctas de La Compañía.
      Manos que han sembrado el mundo de rebeldes innovadores. Por sus frutos los conoceréis. Fruto, árbol y raíces.

      Muchísimos antiguos alumnos a lo largo de los siglos hemos reflexionado sobre lo mismo que usted en el primer párrafo. La gran capacidad de adaptación de La Compañía a su entorno social. La extraordinaria e irritante capacidad de adaptación a las circunstancias del caso.

      Un fenómeno que comprensiblemente se acentúa cuando, quien ayuda con la financiación y eventualmente contratará al alumno, es el mundo empresarial.

      La Compañía ha sufrido numerosas Expulsiones.

      El año pasado se celebró el segundo centenario de la bula Papal que permitió su regreso de Rusia donde la Zarina Catalina aprovechó como es debido su capacidad docente durante un largo exilio; de 41 años si no recuerdo mal.

      En 1814 regresaron y solo se les permitió ejercer la enseñanza en Camposancos, al lado de La Guardia, Pontevedra.
      Un bellísimo lugar a orillas del Miño, el hermoso río que se entrega de nuevo al océano bajo la mirada del Tecla.
      Imagine usted el panorama docente y educativo de aquella España. Al faltar La Compañía hubo que traer Matemáticos de Europa porque se quedó esto en cuadro.

      En 1886 se les permite volver a crear instituciones de enseñanza superior y en Agosto de dicho año se escritura la Pontificia de Comillas y, quince días después, la de Deusto. Hoy tienen alrededor de 200 universidades por todo el mundo.

      Algún jesuita anciano, maestro y amigo, me ha dicho que aquellas expulsiones les doblegaron el alma.

      En cierta medida y en menor escala, es la historia del paradigma cristiano.

      Si se dedican a él con total fidelidad han de ser necesariamente fortaleza temporal y someterse a los vientos de la guerra para evitar ser barridos.

      Si se pliegan totalmente dejan de existir como Paradigma y como institución.

      Han optado por la ruta del medio: Ser paliativos en libertad vigilada.

      Es una mala solución pero permite durar mucho y, a pesar de todo, hacer mucho bien. Como nuestros amigos los Regeneracionistas.

      No es fácil el camino.

      Un saludo cordial

  8. de Lege Ferenda
    de Lege Ferenda Dice:

    In gloriam Dei, escribía Pablo de Tarso a la Iglesia de Corinto. “Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos”.
    El místico que iluminó a Loyola, dejó en el joven Ignacio la huella de Cristo. En el alma, no en el cuerpo. Otros nos hemos visto reflejados en sus sueños.
    Pero despertamos. O eso creemos. Para la Mayor Gloria -material – de la Orden negra, siempre acechante bajo la espada de dios.
    “¿Los Cien Mil Hijos de San Luís? ¡Los Cien Mil Hijos de Puta!”. Así se expresaba el Padre Corral en “sus” clases de historia.
    Pero, ¿porque este cura hablaba así a los niños? Para educarnos. Pero no para extraer de nosotros, sino para introducir en nuestras mentes una composición adecuada … a la utilidad que en abstracto, entonces, representábamos para “ellos”.
    Por ello, Espinosa nos consuela. Y el Padre Teilhard nos enseña desde su escondite, desde el Corazón puro.
    Saludos, Manu, Teilhard
    AMDG?

  9. de Lege Ferenda
    de Lege Ferenda Dice:

    Los dueños de Abanca ganan en un año más de lo que pagaron al FROB
    http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/02/26/galicia/1424952818_224714.html
    La causa que produce el efecto de la corrupción política no es otra que la Bestia que corretea alegre y despreocupadamente por nuestros Parlamentos, aprobando leyes y cometiendo delitos, indistintamente.
    La causa eficiente de la corrupción política es también Judicial: La Corrupción Judicial, escandalosa e insoportable.
    ¡Menos mal que los 1.500 independientes manifestados quieren más independencia!
    Porque nadie habla de RESPONSABILIDAD, claro.
    La Causa de la Causaeficiente de la Corrupción Política somos nosotros, los electores.
    Que votamos por la corrupción y el Terrorismo de Estado, hasta darles mayorías absolutas.
    Al final, todo es un problema de responsabilidad; y, por tanto, de Libertad.
    Somos responsables de lo que hacen los políticos. In eligendo.
    Si, hemos de arreglar lo que destruyen. Cada vez nos sale más caro.
    Pero miramos al dedo.
    Ahora, como Syriza en Grecia, Podemos ofrece no pagar la electricidad.
    ¡¡Compro!!

  10. Teilhard
    Teilhard Dice:

    Estimado Sr. Oquendo, yo he pasado, no solo por “la compañía”, sino también por “la obra”. Pero lo cierto es que no fue tan sólida y férrea esa “formación” como para impedirme que sintiera el abrazo amable del “príncipe de los filósofos”; aunque para ello tuviera que mediar el intuitivo paleontólogo de la Auvernia.

    No hace mucho también pasé por La Guardia y me impresionó ese vetusto edificio abandonado y en ruinas próximo al ferry que cruza el río. Le agradezco las explicaciones que me da sobre la función que tuvo y que debido a mi ignorancia en más de una ocasión me pregunté.

    También he ignorado quien era el de Comillas, hasta que una simpática guía de su palacio en la ciudad homónima nos habló del comercio de esclavos. Al día de hoy no salgo de mi estupefacción.

    Cierto pensador poco conocido cifraba la “creatividad” en la “utilidad neta” para la humanidad. Es desde esta perspectiva que debiéramos analizar ciertas instituciones que puntualmente pueden aparecersenos haciendo mucho bien en un momento histórico dado.

    Muchas gracias por sus interesantes comentarios
    Reciba un cordial saludo

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