¿Por qué es tan difícil encontrar a un experto que nos adivine el tipo de interés futuro?

En 1999, en un artículo que publiqué en  EXPANSIÓN, incluí una conversación con un cliente que me preguntó sobre el  interés que  tendríamos en el futuro. Y le contesté que el tipo de interés es una variable derivada de  datos que se irán forjando y que actualmente no existen. Dependía de la  calidad de la gestión pública y sus resultados económicos: inflación, solvencia externa, equilibrio en las finanzas públicas y en el comercio exterior, competitividad del sector productivo….Y se lo acompañé de varios ejemplos de cómo personajes e instituciones de reconocida competencia no supieron adivinar el tipo de interés de un período muy corto de tiempo.

En estos días que he tenido tiempo para ello, he podido recuperar la documentación que utilicé en el artículo anteriormente referido.

El ejemplo era muy reciente respecto al año de su publicación, 1999.

En abril de 1995 los tipos de interés a largo plazo estaban por encima del 12%. A los dos años habían descendido por debajo de la mitad.

Lo que demuestra que todos los que emitieron títulos de deuda a largo plazo del sector público, del sector financiero y grandes empresas no tenían ni idea de que el tipo de interés bajaría tan drásticamente solo a los 2 años porque, de otra manera,   se hubieran financiado a corto esperando el gran descenso.

El sector público se hubiera financiado con letras del tesoro, pasando a obligaciones a 10 o 15 años cuando hubiera alcanzado un suelo con un tipo  tan reducido.

Seguramente, las entidades contaban con los más competentes en esta materia y fueron consultados antes de tomar una decisión que luego tendría un enorme coste.¡ Imaginaos lo que es pagar mas del doble  a partir del segundo año y durante 8 o 13 años ¡.

No creo que, en aquel momento, se le ocurriera a nadie echar a los expertos  ( ¡Y tuvieron suerte los consumidores propietarios de títulos de deuda que no hubiera entonces la movida actual!).

Intervienen tantos factores que he llegado a la conclusión, cuando me preguntan sobre qué tipo de interés tendremos en el futuro, que la respuesta más prudente   y menos arriesgada es “dame el futuro y te diré el tipo de interés”.

El futuro del tipo de interés dependerá de la evolución de los principales indicadores y  como estos fluctúan constantemente, adelantar lo que pasará con el interés sólo lo puede hacer una persona que tenga controlado el porvenir político, social y económico.

Coincido con Manuel Conthe, que en el periódico EXPANSIÓN, había criticado la sentencia sobre las cláusulas suelo por estar basada en  grandes errores conceptuales y por sugerir, con ingenuidad, que los bancos podían prever la evolución futura del tipo de interés y, en particular, el brusco descenso que sufrieron a finales de 2008, tras la crisis de Lehman Brothers.

Si no hubo nadie que adivinara  el interés actual tampoco encontraremos a ninguno que lo haga de cara al futuro. Y  este es cada vez más incierto.

Otro ejemplo más actual. En la semana anterior a las elecciones que ganó el PP, el 20 de  noviembre de 2011, la prima de riesgo de España llegó a superar los  500  y la tensión en los mercados obligaron al Tesoro a pagar más de un 5 por ciento por las letras a 12 y 18 meses y más de un 7 por ciento por las obligaciones a 10 años (otra vez como en 1995), a pesar del plan de compras  de deuda periférica del BCE.

Después, la prima de riesgo desciende pero desde finales de marzo de 2012 remonta espectacularmente alcanzando el máximo de 638 el 24 de de julio del mismo 2012 ,con el bono a 10 años pagando un interés del 7.62% .

Después de la acción del BCE bajando los tipos y con su programa de liquidez la prima continúa su descenso hasta 287,6 puntos, el 2 de mayo de 2013.*

Si en el  corto plazo de un año y medio, en cuanto al tipo de interés, pasaron tantas cosas no parece desacertada la opinión de los expertos de que hay que ser  ingenuo  para opinar que el tipo de interés es predecible.

Al ser el principal responsable del descenso del tipo de interés y de la abundancia de liquidez, solamente  el BCE, no los bancos, podía pronosticar esta situación. Todo ello lo podremos comprobar si  decide cambiar de decisión porque esta política de bombear liquidez no consigue “reactivar la economía” o “mantener el euro”.

De momento, esta política que tiene el riesgo , comprobado históricamente, de que mas que dinamizar la economía incentive la especulación en los mercados financieros ( entre otros), ha acentuado la presión también sobre nuestro sistema bancario  empeorando, con el tipo de interés tan reducido, su margen de intermediación   y obligándole a las siguientes salidas, según los técnicos : continuar **con los recortes de los gastos de explotación , incrementar las comisiones y la generación de nuevos servicios con mayor rentabilidad, revisar la contratación crediticia con intereses superiores  y finalmente, consolidar la  mejora de la tasa de morosidad de sus clientes.

Solo una cosa tenemos clara, como dice Guindos, “con la deuda del 100% si en los próximos años se produce una subida del tipo de interés, España sería muy vulnerable”  y de este riesgo  nos está avisando todo el mundo bien informado. Y los vulnerables son los que pagan intereses más caros y tienen más problemas de financiación.

 

 

 

 

 

*”Según un estudio de GESTHA, el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, cada cien puntos de menos en la prima de riesgo equivalen a 11.230 millones de euros de ahorro de intereses “ ( suplemento de economía de La Vanguardia Sergio Heredia 5 de mayo de 2013)

** según datos del BCE, la banca española es responsable de la        mitad del ajuste de oficinas registrado en la zona euro desde el estallido de la crisis con el cierre de 14.978 sucursales, lo que supone el 49,7% de las 30.128 eliminadas desde 2008( El panorama bancario mundial ABC 24-12-2016)