Entrevista a Nicolás M. Sarriés, autor de ‘Ajuste de cuentas’: “La administración tiene cierta tendencia a quedarse y manejar una información que en realidad nos pertenece a los ciudadanos”

Nicolás M. Sarriés (Gijón, 1981) es periodista y ha trabajado en medios como 20 minutos, Sabemos, El Comercio y Voz Pópuli. Actualmente escribe en la sección de Banca y Finanzas del diario Expansión. Su pasión por la economía le llevó a sumergirse en una investigación sobre el caso Bankia de la que nacería su primer libro, ‘Bankia Confidencial’, al que cariñosamente se refiere como “mi pequeño”. Ahora presenta ‘Ajuste de cuentas’, un libro que arroja luz sobre las malas actuaciones de algunas entidades bancarias y que se publicará mediante una campaña de crowdfunding. Sarriés cree que, aunque quedan muchas puertas por cerrar, lo peor de la mayor crisis financiera de nuestra historia ya ha pasado y nos permite analizarla en perspectiva. En Hay Derecho hemos hablado con él para conocer más de cerca su proyecto y profundizar en algunas de las cuestiones que trata en el libro.

Hay Derecho: La sinopsis de ‘Ajuste de cuentas’ se inicia con una pregunta: ¿Qué parte de culpa tiene la Banca en la vida precaria de millones de ciudadanos españoles? ¿Cómo resumirías en un par de frases la respuesta a esta pregunta?

Nicolás M. Sarriés: La Banca tiene la responsabilidad de haber forzado demasiado los límites que tenía marcados por la regulación y los mercados. Quien está detrás y es responsable final es el regulador y la administración que ha creado el marco, pero las propias entidades fueron, quizás, demasiado allá. Además de que frecuentemente se saltaron la ley, como hemos visto en todas las sentencias y condenas, cuando no se la saltaban directamente sí llegaban hasta el límite. Y a veces corres el riesgo de que, si estás jugando en el límite, puedes caerte.

HD: ¿Crees que los ciudadanos tienen alguna responsabilidad en esta crisis?

N. M. S.: En el libro intento contar la historia de la manera más ecuánime, realista y ajustada posible. En mi opinión, claro que los ciudadanos tienen, tenemos, responsabilidad. No puedes firmar el contrato más importante de tu vida, que es una hipoteca, desentendiéndote completamente del proceso y pensando que es cosa de los demás. Tenemos que empezar a tomar responsabilidad de nuestros actos y a empezar a leer y entender bien las cláusulas que firmamos. Debemos exigir a nuestro notario, a nuestro abogado o a nuestra entidad que nos explique bien las consecuencias. Es verdad que ha habido abusos, pero también situaciones en las que no se ha producido un abuso y sin embargo uno quiere quejarse. Para quejarte tienes que hacer tu parte, y la parte del consumidor es la de ser un consumidor responsable.

HD: ‘Ajuste de cuentas’ pretende ofrecer información, datos y análisis para que los ciudadanos estén más protegidos frente a los abusos y los excesos de la banca. ¿Crees que una crisis del sector bancario como la vivida en España podría volver a repetirse en el corto o medio plazo?

N. M. S.: Estoy seguro de que en el corto plazo no, porque ahora todos los ojos de reguladores y supervisores están puestos en la banca, casi de una manera excesiva. En el medio plazo lo veo difícil, pero en el largo plazo es seguro que se repetirá porque el sistema funciona de forma cíclica. Hoy no somos capaces de imaginar por qué lado va a llegar la próxima crisis financiera, pero sabemos que llegará, y lo que puede hacer el regulador es prever y tener paracaídas preparados para cuando ocurra. La clave es esa, tener salvavidas porque sabes que va a acabar habiendo otra crisis.

HD: ¿Consideras que ha faltado transparencia en el sector bancario (salarios de directivos, indemnizaciones…)? Y en caso afirmativo, ¿hasta qué punto crees que la opacidad ha afectado de forma determinante a la crisis financiera?

N. M. S.: Obviamente ha afectado, sí. Yo me pongo en el papel de, por ejemplo, familiares míos que son accionistas de bancos, y no menores, y tienen poco conocimiento de este tipo de cosas tan sensibles: cuánto cobra la gente a la que ellos pagan, cuánto se les va a retribuir en función de sus éxitos o de sus fracasos… Reconozco que hay muy poca información, aunque se está mejorando en eso. La CNMV y las nuevas regulaciones están apretando mucho en este sentido: ahora tienen que aportar una información extensísima, y los medios debemos aportar traduciendo informes larguísimos en información que el ciudadano de a pie pueda digerir.

HD: ‘Ajuste de cuentas’ analiza también la labor de autoridades, supervisores y organismos reguladores. ¿Qué valoración haces sobre ella en el libro? ¿Qué controles han fallado?

N. M. S.: Fallaron todos y ninguno. Es decir: hubo un fallo general porque se dejó asumir demasiados riesgos al sector financiero español, sobre todo en el tema del ladrillo y el negocio inmobiliario, que llegó a tener unos crecimientos espectaculares. Ciertas voces alarmaban sobre ello, y realmente no se tomaron medidas hasta que el estallido de la burbuja fue un hecho. Luego, en salidas a bolsa de entidades con problemas y ampliaciones de capital que han hecho perder muchos recursos a ahorradores pequeños y medianos… ahí fallaron los reguladores. Quizás la CNMV no haya estado a la altura exigiendo todas las garantías y la información adecuada para esos pequeños accionistas, pues no me parece normal que en el plazo de un año o un año y medio puedas perder todos tus ahorros. No digo que haya un delito ahí, sino que puede haber una responsabilidad in vigilando, de tipo más político o administrativo. Creo que habría una reflexión interesante en este punto.

HD: ¿Crees que autoridades y partidos políticos han aprendido la lección de la crisis? Y los ciudadanos, ¿hemos aprendido algo?

N. M. S.: No. (Ríe)

HD: Eres pesimista…

N. M. S.: Hemos mejorado un poquito, hay gente más concienciada y políticos que han tomado medidas muy interesantes, pero no creo que esto haya sido una catarsis en la que todos nos hemos concienciado. Los ciudadanos seguimos firmando contratos con letra pequeña que no miramos, y los gobiernos y los políticos siguen teniendo tendencia a dar patadas hacia delante y no afrontar problemas financieros en toda su magnitud. Esto no va a pasar del negro al blanco de un día para otro, y creo que estamos mejorando progresivamente pero todavía lejos del punto de llegada.

HD: En el libro hablas sobre las fusiones de cajas. Hace un par de meses, en un artículo que publicaste en Voz Pópuli, contrastabas la opinión de MAFO respecto a las fusiones (llegó a afirmar que si Bankia y La Caixa se hubieran fusionado en 2012 no habría pasado nada) con la de Luis de Guindos (él cree, en su libro, que esto hubiera agravado el problema). Como periodista especializado en economía, ¿qué opinión te merece esta cuestión?

N. M. S.: Partamos de la base de que yo tengo información limitada como periodista, y quizás no toda la información que sí tiene un gobernador del Banco de España o un ministro de Economía. Pero creo que lo que hizo el Banco de España fue aplicar las recetas que habían funcionado hasta entonces en el pasado. En el pasado, cuando una entidad entraba en problemas, se la juntaba con otras entidades y había unas sinergias, a veces inyecciones de capital… y ¡plas!, tiraba hacia delante y se reestructuraba; pero ahora no tuvieron en cuenta que estamos en un mercado global, no como en los años setenta y ochenta, y quizás esas soluciones no eran las adecuadas como hemos podido comprobar. Hemos tenido que destinar una cantidad inmensa de recursos después de las fusiones, y no antes, por lo tanto no fue una buena medida. ¿Que quién tiene la razón? Yo creo que ninguno de los dos. El modelo de reestructuración español ha costado y está costando un dineral, ha carecido de mucha transparencia y no sé cómo lo evaluaremos dentro de veinte años, pero me da la impresión de que no seremos muy positivos. Hasta ayer se nos decía que el banco malo iba a retribuir a sus accionistas y contribuyentes; hoy mismo hemos sabido que ha cambiado el chip y tenemos que hacernos la idea de que el escenario base es que vamos a perder dinero ahí; algo que, por otro lado, mucha gente ya sabía, pero que lo confirme el propio banco malo es un poco desalentador.

HD: En ‘Ajuste de cuentas’ tratas también las cláusulas suelo. Esta semana hemos conocido una sentencia del Tribunal Supremo por la que se rechaza revisar los casos cerrados antes del fallo europeo que obligó a devolverlo todo. ¿Consideras que esta sentencia es una victoria de las entidades financieras?

N. M. S.: Claramente es una pequeña victoria porque ha habido varias entidades a las que ya se les ha juzgado por muchísimas sentencias, decenas de miles, y que de repente el máximo organismo judicial español diga “no, esas ya juzgadas dejémoslas como están”… Sí, ha sido una victoria porque las cláusulas suelo han sido una sangría para los bancos, han supuesto muchos millones. Es cierto que se comercializaron sin transparencia, posiblemente de manera muy equivocada, pero si ya hubo un juicio y ya hubo una retribución en su momento a los afectados quizá no tenga sentido volver atrás, en la medida en que aportas una inseguridad jurídica que no ayuda al conjunto del sistema. Sobre el tema de las cláusulas suelo, creo que juzgar y rejuzgar constantemente no aporta seguridad a los agentes económicos.

HD: Comenzaste publicando tus pesquisas sobre Bankia en un blog, del que surgió tu anterior libro ‘Bankia Confidencial’. ¿Cuáles fueron las mayores trabas que encontraste a lo largo de esa investigación? ¿Qué instituciones te fallaron?

N. M. S.: Aclarando que no valoro a las personas que están en una institución , sino que hablo de la institución en sí… no me ayudaron absolutamente nada ni en el Banco de España, ni en el FROB, ni en la Sareb… Los contactos, tanto oficial como extraoficialmente, no te lo ponen fácil. Por eso soy crítico con el proceso de reestructuración financiera, porque me parece que se ha hecho con una opacidad muy preocupante y estábamos jugándonos el dinero de todos los contribuyentes. Yo era el autor de un libro, pero interesa al contribuyente general saber qué ha pasado con algo que ha supuesto el desembolso de unos recursos públicos como no ha existido jamás. Me da la impresión de que se ha intentado mantener todo en una cierta opacidad, tenerlo recogido sin que se supiera prácticamente nada. Básicamente las instituciones públicas me lo pusieron más complicado que las privadas. Una de las herramientas que manejamos los periodistas son las conversaciones informales, pero no te facilitan ni el background… Hay veces que corres el riesgo de estar en un limbo porque no sabes si seguir por donde vas tiene sentido. La gente sabe las fórmulas que tiene que aplicar para no romper ellos su compromiso de confidencialidad, que comprendo, pero deben colaborar con el esclarecimiento y con la labor periodística. Esto no funciona como en otros países, por ejemplos anglosajones, donde estas reglas están mucho más claras sobre cómo puedes acceder a las fuentes y cómo ellas te pueden ayudar o no.

Hay una cierta patrimonialización de una información que en realidad nos pertenece a los ciudadanos, pero que la administración siempre tiene cierta tendencia a quedarse y manejar a su antojo; pero la información no es suya, es nuestra, sólo que no la podemos manejar. Anglosajones y nórdicos han llegado a la conclusión de que la mejor forma de afrontar esa lucha, de corregir ese fallo de mercado de la información, que es que sólo la manejan unos pero todos tenemos derecho a ella, es a través del secreto profesional, a través de la obligación de los periodistas de no revelar fuentes. Son mecanismos hechos para que todos podamos conocer las cosas, para que si trabajas en la administración y sabes que tienes un deber de confidencialidad pero crees que algo se debe saber, me lo puedas contar en confianza sabiendo que no voy a revelar la fuente. Aquí eso no acaba de funcionar del todo; a veces sí, pero no está del todo regulado ni tan cerrado como en otros países.

HD: Cada vez hay más asociaciones en la sociedad civil, como PDLI, que intentan que esta idea vaya calando…

N. M. S.: Estoy de acuerdo, es clave y lo necesitamos. Sin información no puedes tomar decisiones, no sólo económicas sino incluso democráticas. Necesitas información para tomar una decisión correcta.

HD: Tu libro tiene un enfoque analítico y hace hincapié en el manejo de datos. ¿Echas en falta datos y rigor en nuestro debate público?

N. M. S.: Creo que hay un montón de datos pero se pueden utilizar de manera espuria. El dato por sí solo está muy bien, hace falta, pero no ayuda. Hace falta contextualizarlo y que haya interlocutores como blogs, Hay Derecho es un buen ejemplo, que aunque no formen parte del medio periodístico sean herramientas que sirvan a traducir los datos a un lenguaje entendible para la gente. El dato aislado puede servir más para confundir que para ayudar. Por ejemplo: todo el tema de las balanzas fiscales es puro dato, pero unos los utilizan para sacar unas conclusiones y otros extraen conclusiones completamente distintas. Es el contexto el que marca el sentido de esa información.

Recuerda que puedes apoyar la publicación de ‘Ajuste de cuentas’, de Nicolás M. Sarriés, en la web de Libros.com.

Imagen: Libros.com