Maria Antonia Munar como paradigma

Muchos de los lectores de este blog habrán conocido, a través de los medios de comunicación, la reciente condena de la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca a cinco años y medio de prisión por el caso “Video U” a la hasta hace poco todopoderosa María Antonia Munar, la astuta política que al frente de un pequeño partido denominado “Unió Mallorquina”ha controlado los hilos de la política balear en los últimos casi veinte años. Como los detalles del “caso Munar”han sido ampliamente difundidos por los medios, quiero centrar mi post en realizar un breve examen de tres aspectos que me parecen esenciales para entender el fenómeno político-económico-social que ha supuesto la existencia de dicha señora y de su partido en las Islas Baleares.

 

El aspecto político: María Antonia Munar ha sido, indiscutiblemente, una criatura generada y alimentada por los dos grandes partidos políticos nacionales, en su versión balear, el PP y el PSOE. Ambos, tapándose la nariz ante sus conocidas trapacerías, la han necesitado alternativamente en las islas para poder alcanzar el poder, dada la enorme dificultad que suponía para ambos obtener una mayoría absoluta. Munar, que fue Consellera de Cultura hace casi dos décadas en el Gobierno autonómico del Partido Popular del Sr. Cañellas, y que salió del cargo con cajas destempladas, se convirtió en Presidenta de un minúsculo partido llamado “Unió Mallorquina” que, con escasos 30.000 votos, y dadas las peculiaridades de la Ley D’Hont, ha sido imprescindible en las Baleares para conceder el poder a uno de los dos grandes partidos, cosa que ha hecho alternativamente con el mayor de los descaros. Su estrategia no estaba exenta de habilidad. Ella dejaba gobernar la Comunidad Autónoma al gobierno de turno, con el que había alcanzado un acuerdo de legislatura, obteniendo a cambio el poder en el Consell de Mallorca, la antigua Diputación Provincial, que fue convirtiendo con la aquiescencia de los dos grandes partidos, de reducido órgano de la Administración local en un “gobierno paralelo” en la sombra, dotado de un enorme presupuesto y que iba vaciando paulatinamente de contenido al Gobierno Autonómico, creando una red clientelar asombrosa con la cual ha alimentado a su partido y a sus fidelísimos votantes durante casi tres lustros. Desde su despacho de Presidenta del Consell, de “Presidenta de Mallorca” como le gustaba repetir alimentando su enorme ego, ha repartido millones a chorro entre asociaciones, entidades, empresas e incluso medios de comunicación, convirtiéndose durante largos años en un personaje prácticamente intocable en la opinión pública balear, que la conocía en el lenguaje de la calle como “La Princesa”.

 

La ideología como negocio: Una de las habilidades de Munar, personaje que, dedicándose toda la vida a la cosa pública y viviendo teóricamente de un sueldo normalito, se ha paseado siempre por la calle con varios miles de euros encima entre ropa, joyas, pieles y complementos, ha sido la de “vestir” su pequeño partido político con una ideología nacionalista moderada, el “mallorquinismo”, que le ha permitido manejar grandes presupuestos, regar abundantemente a personas y entidades afines y, sobre todo, blindarse ante la opinión pública, barnizando un minúsculo partido concebido como una máquina de hacer grandes negocios (“Unión Monetaria”como se le conocía jocosamente en los comentarios callejeros) con una inatacable pátina de defensor de la lengua y la cultura de Mallorca. Todos ustedes conocen que en las Comunidades bilingües existe una especialidad sensibilidad con estos temas. Pues esta señora ha sabido utilizar esa sensibilidad de la gente para crear un partido nacionalista moderado, casi de “centro”, al estilo de la Convergencia catalana, que la ha colocado durante más de quince años en un lugar de privilegio no sólo en los favores políticos, sino en la más amplia estimación de la casi totalidad de la opinión pública y publicada balear.

 

La investigación del “caso Munar”: Siendo muy grave todo lo anterior, aunque por desgracia no único en el desolador panorama político español, en las peculiaridades de su investigación radica para mí el aspecto más preocupante de todo este penoso asunto. Hay que decir muy claramente que María Antonia Munar ha gozado, e incluso ha alardeado de ello en público, de una casi absoluta impunidad durante más de quince años en las Islas Baleares, dando toda la impresión de que incluía tal tratamiento VIP en sus peculiares pactos de legislatura con los dos grandes partidos con los que alternaba. El enjuiciamiento y la condena de Munar, y otras que previsiblemente vendrán detrás, no se ha debido en absoluto al celo investigador de los poderes públicos, que han hecho todo lo posible por mirar hacia otro lado consintiendo hasta la náusea todas sus siniestras actividades. Ha sido exclusivamente la perseverancia de un solo medio de comunicación, el periódico “El Mundo-El Día de Baleares”, la que ha conseguido, en unión de la labor abnegada de unos pocos y muy concretos funcionarios honrados, la primera condena de la “Princesa”. Es ampliamente conocido, y ha sido publicado, como Munar consiguió del gobierno de Rodríguez Zapatero, por petición expresa a Francesc Antich, el anterior Presidente autonómico, la sustitución del Delegado de la Agencia Tributaria en Baleares, Don Raúl Burillo, que se había empeñado en investigarla como a los demás políticos, quizá actuando como un verso suelto en el bien engrasado aparato punitivo del Estado de la etapa socialista. Y ha resultado más que llamativa la práctica inactividad de una Fiscalía Anticorrupción, que se había lanzado a degüello en los últimos años en Baleares contra todo lo que oliera al Partido Popular, organizando y retransmitiendo detenciones de múltiples personas un fin de semana sí y otro también, muchos de los cuales no han resultado al final acusados de nada, y que ha pasado estruendosamente de puntillas por los escándalos de la Sra. Munar, hasta que la presión de un solo medio de comunicación y su reflejo popular les ha obligado a intervenir, cosa que han hecho con evidente desgana y con unas formas exquisitas, que contrastan enormemente con los paseíllos organizados para otros infelices con menor blindaje político.

 

En definitiva, las personas de bien nos congraciamos de que la Ley se aplique también a los poderosos, y de que quien la hace la acabe pagando. Pero seríamos todos muy ilusos si echamos las campanas al vuelo por esta condena. No nos engañemos. Seguimos estando en España. Munar ha sido condenada por casualidad. Le ha faltado muy poquito para escaparse de rositas desde su último cargo público como Presidenta del Parlament Balear, que exigió para blindarse convenientemente hasta la prescripción de todos sus posibles delitos. Ha sido condenada exclusivamente por la perseverancia casi suicida, durante más de diez años, de unos periodistas valientes –y lógicamente marginados de la máquina repartidora de subvenciones del Consell de Mallorca-, y de unos pocos funcionarios que decidieron, casi por libre y jugándose el tipo, hacer bien su trabajo. Pero el “sistema”, ese que ha permitido que exista y crezca un personaje así, sigue siendo el mismo…..

 

¿Por qué no hay Derecho?

Desde que hace un año y medio lanzamos este blog con el  nombre ¿Hay Derecho? hemos publicado casi 700 posts con miles de comentarios. Cada uno de los post es un intento de contestar, a su modo y de forma particular, a la pregunta del título. Pero, al mismo tiempo, todos ellos contribuyen a formar un mosaico que proporciona una visión de conjunto del estado actual de la sociedad española, el cual indica, a nuestro juicio, que en estos momentos, en España, no hay Derecho. No hay un Estado de Derecho suficientemente digno de tal nombre.

 

PORQUE todas las instituciones, que deberían controlarse unas a otras, están sometidas al pacto político y no cumplen con su función.

PORQUE es constitucional o no lo que decide la mayoría parlamentaria y no lo que indica el sentido común y la propia Constitución.

PORQUE la confluencia de intereses entre política y poder financiero es tal, que ambos se han colocado al margen de cualquier exigencia de responsabilidades.

PORQUE, después de cinco años de crisis, nosotros nos hemos recortado, pero cuando es el Estado el que tiene que recortar, no se atreve o no puede.

PORQUE no tenemos dinero y seguimos pagamos diecisiete miniestados que hacen lo mismo y que se rebelan cuando se les intenta tocar.

PORQUE se suben los impuestos a los que cumplen y se los bajan a los que incumplen y se dice así, tranquilamente.

PORQUE, pese a que ya no hay dinero, la clase política sigue pensando que la política es su medio de vida y no está dispuesta a renunciar a él.

PORQUE no es democrático presentarse a unas elecciones con un programa electoral y después tirarlo a la basura al día siguiente “porque las circunstancias nos obligan”.

PORQUE no se puede mentir todos los días a los ciudadanos, tratarlos como a idiotas y contar las cosas en inglés a los inversores, dado que los ciudadanos somos bastante más espabilados y hablamos bastante mejor inglés que nuestros políticos.

PORQUE tenemos representantes políticos elegidos en listas cerradas que no entrarían ni de becarios en una pyme y que cuando abren la boca producen sonrojo.

PORQUE no queremos una “democracia formal” donde solo nos quieren para votar y luego ellos se lo guisan y ellos se lo comen y luego nos mandan callar.

PORQUE se está legislando por Real Decreto-ley todos los días, en ocasiones con muy dudosa base constitucional.

PORQUE en otros países el Gobierno informa continuamente sin cortapisas, y la prensa no comulga con ruedas de molino.

 

Y así podríamos seguir.

 

En estos días de manifestaciones, protestas ciudadanas, manifiestos, proclamas e indignación general en el que los ciudadanos nos seguimos preguntando qué podemos hacer, recordemos los cauces que sí están abiertos para todos y que son básicamente los de la opinión pública y la presión canalizada a través de los medios que todavía nos quedan.  Frente a los exabruptos de unos políticos –o sus corifeos mediáticos- que mandan callar a ciudadanos que expresan su desconcierto, su indignación, su decepción o de forma más constructivas sus propuestas y deseos de cambio, incluida la petición de un referéndum previsto en nuestra Constitución, los políticos son sólo unos representantes de los ciudadanos, por lo menos mientras esto siga siendo una democracia, por muy defectuosa que sea. Así que hay que seguir hablando y diciendo lo que pensamos. Si los medios de comunicación de masas no quieren hacerse eco de la voz de los ciudadanos, no se preocupen que ya lo harán las redes sociales u otros medios, incluidos los extranjeros que están bastante interesados por saber como funciona de verdad el Estado español. Se lo decimos de buena tinta.

 

Creemos que la democracia española necesita fijarse una serie de líneas fundamentales de actuación, líneas no rojas, sino verdes, porque de lo que se trata es de traspasarlas,  de superar una situación como la actual, de enorme desgaste y deterioro. No pretendemos ser originales al señalarlas, son conceptos básicos en los que todos podemos estar de acuerdo:

.- Una efectiva separación de poderes, lo que incluye que el ejecutivo y el partido mayoritario de la oposición no quieran controlar al poder judicial por medio del legislativo, aduciendo para ello que “representa la soberanía popular”

.- Una verdadera responsabilidad de los cargos políticos. En España, cuando se dice “asumo la responsabilidad del cargo”, se está queriendo decir “asumo el poder sin responsabilidad”. La impunidad es muy mala consejera.

.- Un Estado Autonómico adaptado a nuestras verdaderas necesidades. El que surge de la Constitución del 78 está hoy agotado. Hay que reestructurarlo, sin complejos, sin reparto generalizado de café y sin más objetivo que la eficiencia y el servicio al ciudadano.

.- Unos partidos políticos verdaderamente democráticos que puedan ofrecer una mínima resistencia al poder oligárquico de su élites, y una ley electoral que verdaderamente facilite la exigencia de responsabilidades a los políticos individualmente considerados.

.- Los organismos reguladores (Banco de España, CNMV) así como los cuerpos encargados de vigilar y controlar (interventores, inspectores de Hacienda) deben ser independientes y ejercer su labor de control  de los poderes y de protección al ciudadano, frente a los abusos del poder sea político o económico.

 

Pero no basta con proponer lo obvio, es necesario implicarse activamente en su consecución, cada uno en la medida de sus posibilidades. En los comentarios al post de ayer de nuestro colaborador José María Pérez se criticaba a los funcionarios por haber estado demasiado tiempo callados sin haber denunciado los abusos de los que han sido testigos.

 

Pues bien, este blog se creó con la finalidad de analizar la realidad española desde el punto de vista social, jurídico, político y ético, criticar y denunciar lo que se considere criticable y hacer propuestas de mejora. Estamos abiertos a los manifiestos, sugerencias, propuestas, denuncias, que ustedes quieran difundir a través del blog  en relación con casos concretos que ustedes conozcan. Se pueden hacer a través del correo electrónico,  pero deben de firmarlas ustedes con su nombre y apellidos. No es necesario que escriban ustedes un post, podemos hacerlo nosotros, pero necesitamos saber quien nos envía la información, aunque no le daremos difusión a su identidad si ustedes nos lo piden.  Intentaremos serles de utilidad y darles la mayor difusión posible, pero recuerden que no somos perfectos y podemos cometer errores.

 

Esta es nuestra obligación moral como ciudadanos. Sabemos que es difícil, pero eso no es excusa. Como decía Hanna Arendt, los malos siempre ganan por el desistimiento de los buenos.  Recuerda Norman Manea una preciosa anécdota (que recoge Aurelio Arteta en su libro ya recomendado en este blog “Tantos tontos tópicos”):  “¿Por qué continuar predicando si sabes que no puedes cambiar a los malvados?”, le preguntaron a un rabino. “Para no cambiar yo”, fue su respuesta.

 

 

 

 

El sangre, sudor y lágrimas del sr. Rajoy o la partitocracia sin alma.

De nuevo, el sr. Presidente del Gobierno ha anunciado más recortes inmediatos para los ciudadanos, en forma de subida de impuestos  para todos indiscriminadamente  (subida de IVA) y más recortes de gasto público también con efecto inmediatos para los ciudadanos, ya se trate de recorte de salarios de funcionarios (en especie, reducción de “moscosos”, o en dinero,  eliminación de la paga extra de Navidad), recortes de prestaciones de desempleo o recortes de las cantidades asignadas a los cuidadores de personas dependientes. De nuevo, hablamos de recortes lineales, el famoso café para todos, aunque cada vez hay menos café, y el todos sean los de siempre. De nuevo, nada de cambios estructurales, o como mucho, se anuncian para el futuro lo que él considera que son reformas estructurales, como suprimir concejales, dentro de unos años, o rebajar sueldos a los Alcaldes en las entidades locales, con suerte dentro de unos meses. Nada de Decretos-leyes con medidas inmediatas de reformas estructurales que supongan rebaja del gasto público y que no afecten a los ciudadanos. Eso va a su pasito, a través de la modificación de la legislación correspondiente Nada de fusiones de municipios, nada de supresión de diputaciones, nada de tocar las estructuras sobredimensionadas de las CCAA, nada de bajada de sueldos de los políticos más allá de un pequeño gesto para la galería, nada de reducción de cargos y asesores de confianza, nada de supresión de empresas públicas (bueno, parece que se han suprimido dos). Todo lo contrario, se refuerzan las diputaciones, total ahí tenemos ejemplos señeros de buena utilización de los recursos públicos, como en el caso de la Diputación de Ourense donde reina desde hace décadas la dinastía del cacique local Balza. 

 

Y pr supuesto, nada de tocar organismos como el CGPJ pese al espectáculo penoso que nos dan un día sí y otro también -los pobres si no les dicen previamente a quien tienen que elegir no se apañan, normal no tienen costumbre- y al increíble descontrol sobre un presupuesto importante. Nada del Tribunal Constitucional, cuyos últimos candidatos han sido examinados en un hemiciclo vacío y con preguntas de parvulario, en un paripé que ha denunciado, con razón, la sra Diez. Nada del Tribunal de Cuentas. Nada de las principales instituciones de este país hoy tristemente desmanteladas.

 

Así, que, otra vez, muchos más recortes inmediatos y reales desde hoy para los sufridos ciudadanos que todavía trabajan y pagan sus impuestos, y para las empresas que todavía dan de trabajar y pagan sus impuestos, que son cada vez menos. No soy economista, pero por sentido común no creo que se pueda seguir mucho tiempo así, subvencionando al improductivo y gravando al productivo. El mensaje que se da, a acreedores, socios y sobre todo a los sufridos españoles es terrible.  De nuevo, ningún sacrificio  para la clase política, porque sacrificio no es pedirle a la Mesa del Congreso (libérrimamente eso sí) que apruebe que sus Señorías reciban su paga de Navidad extra. Ya saben, debe de ser por aquello de la famosa división de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo, que solo funciona en una dirección (para lo que le viene bien a la clase política) y no en otra (para que el Legislativo controle al Ejecutivo que lleva legislando una temporadita larga vía Decretos-leyes, por ejemplo). Y, eso sí, muchos recortes anunciados “de futuro” para tranquilizar mercados y acreedores y demostrar buena disposición para que no nos corten el grifo. En definitiva, seguimos con la asignatura pendiente de siempre, desmontar un Estado que es ya un sonoro fracaso como demuestra su inviabilidad y la corrupción y clientelismo generalizado que ha generado, especialmente a nivel autonómico y local, por no hablar de las tendencias secesionistas de parte de él, eso sí, siempre con la voluntad de conseguir lo mejor de los dos mundos, la independencia subvencionada, vamos. Y ninguna responsabilidad de la clase política que nos ha traído hasta aquí, casualmente los mismos señores que se sientan en el hemiciclo, dado que la mayoría llevan una temporada larga en política.

 

Pero más allá del análisis del impacto económico de las medidas adoptadas ayer (que no parecen a primera vista que hayan convencido ni a los especialistas ni a los mercados)  el análisis político de lo ocurrido esta semana es demoledor. Gracias, además, a los aplausos de los señores diputados del PP (aunque para ser justos podían haber sido los del PSOE si el líder de los recortes  hubiera sido el suyo) hemos podido comprobar que la partitocracia no tiene alma. El sangre, sudor y lágrimas que el sr. Rajoy nos intenta colocar es de mentirijillas para la partitocracia española, que ni asume su  fracaso político ni su enorme responsabilidad en esta crisis, de ahí que ante el escándalo ciudadano –por eso ha sido “trending topic” en twitter-  los diputados del PP puedan aplaudir con la conciencia tranquila. Me hubiera gustado ver si le aplaudían igual si de verdad les hubieran tocado los sacrificios, a sus clientelas regionales, a sus consejerías, a sus Ayuntamientos, a sus empresas y fundaciones, a sus diputaciones, sus autonomías, sus teles y hasta a sus amistades imputadas, cada vez más numerosas, por cierto. Es decir, si les hubiera tocado algún sacrificio de verdad a ellos. O, ya puestos, si se les hubieran exigido responsabilidades por la catástrofe.

 

Eso sí, nos intentan colar que este es el tipo de discurso “a lo Churchill” que hace grandes a los líderes en época de dificultades supremas. Pues no, señores, no sabe que no basta con copiarle a Churchill las frases,el airecillo  y el puro para que la cosa salga bien. Churchill no solo era una persona extraordinaria, es que era un político de verdad. Por eso Churchill llegó a Premier del Reino Unido en 1940, en unas circunstancias dramáticas, y no precisamente después de haber calentado la silla como líder de la oposición durante casi ocho años a ver si le caía el Gobierno como fruta madura. Como es sabido,  Churchill pasó muchos años en el ostracismo político relegado por su propio partido, dado que hasta sus colegas estaban muy hartos de él. Su popularidad había caído bajo mínimos, y aunque estuvo presente en el Parlamento se dedicó a hacer otras muchas cosas que también hacía muy bien, básicamente, escribir, porque nadie le hacía ni caso. Entre otras cosas porque a lo largo de la década de los treinta advirtió reiteradamente de la amenaza nazi a unos compatriotas que no la querían ver, más que nada porque afrontar a realidad suponía tomar decisiones muy difíciles que la gente no quería. Fue solo después de los oprobiosos acuerdos de Munich cuando la gente empezó a darse cuenta de que Winston tenía razón sobre la Alemania nazi, y de que siempre la había tenido. Así que al  entrar el ejército nazi en Polonia, Churchill fue llamado para desempeñar su antiguo cargo en el Almirantazgo británico. Por último, nombrado primer ministro el 10 de mayo de 1940, Churchill pronunció su famoso discurso de “sangre, sudor y lágrimas” en inglés.   Blood, toil, tears and sweat. Igualito que el sr. Rajoy, vamos.

 

El discurso lo pueden escuchar aquí.

http://youtu.be/xjuiMuvHojQ

 

Al sr. Rajoy anunciando recortes lo pueden ver aquí, por comparar:

 

En España, el sr. Presidente del Gobierno y el líder de la oposición, además de no ser personas extraordinarias desde ningún punto de vista –conste que esto no es imprescindible, afortunadamente no estamos en guerra con Hitler- son políticos de salón, genuinos productos de la partitocracia y del oportunismo político, que, en mi modesta opinión, está reñido con la Política con mayúsculas, que es lo que está pidiendo a gritos una situación como la que vivimos en este momento en España. Y también, por qué no decirlo, está reñido en muchas ocasiones con la mínima decencia y sensibilidad que aconseja no aplaudir como locos unas medidas que van a hacer  que mucha gente lo pase pero que muy mal. Pero la partitocracia no tiene alma, y sus representantes más notorios por no tener  no tienen ni educación, véase el caso de la reacción al discurso del sr. Rajoy de la  hija del cacique Fabra (dueño y señor durante muchos años de la Diputación de Castellón  una de las que ahora se refuerzan)  cuyo ejemplar cv pueden consultar aquí

 

Por eso, al sr. Presidente del Gobierno le sale el discurso que le sale Por eso sus discursos, además de leídos, son tan de de cartón y piedra, aunque se inspiren en otros que no lo eran, y sus apelaciones a un sacrificio que no están dispuestos a compartir suenan tan vacías, y son tan teatralmente aplaudidos por una claque  también de mentirijillas. Cierto es que sus variantes nacionalistas o regionalistas son todavía peores, como productos que son de la partitocracia agravada a nivel regional con importantes dosis de oligarquía o simple caciquismo regional, con intereses personales y patrimoniales, debida a la interesada confusión entre Nación (o “país”) y partido son todavía mucho menos discernibles de los intereses generales, pero convendrán conmigo en que eso no es ningún consuelo, aunque nos obsequie con episodios tan chuscos como el de nacionalista metido a contrabandista.

 

¿Que nos queda? Pues nos queda poca cosa. Nos quedan los partidos minoritarios y “antisistema” como UPYD (es muy clarificador que así los llamen los grandes partidos con enojo, dado que perciben que no forman parte del Sistema todavía con más nitidez que los ciudadanos) que son todavía muy pequeños. Y luego tenemos a la izquierda con el partido más grande como IU con el alma dividida entre el discurso mágico y su pertenencia plena a la partitocracia. Y ciudadanos, muchos ciudadanos desorientados, plataformas ciudadanas, vecinos gestionando Ayuntamientos, Movimiento 15M, desorden y –como no- en el horizonte un Salvador expulsado del Sistema como gran solución. En fin, un panorama poco alentador en un momento tan grave

 

No obstante, alguna esperanza hay. Además del famoso caso de “Vecinos por Majadahonda”  me gustaría que viesen este video de uno de los colaboradores de este blog y diputado regional de UPYD en la Asamblea Regional de Madrid, Ramón Marcos Allo.  Para que vean que claro que se puede hacer y contar las cosas de forma distinta, con modestia y con honestidad.  Claro que a Ramón no le aplaude nadie. Todo lo contrario, le abuchean, y vean ustedes con qué elegancia le responden todos los partidos de la oposición cuando habla de rebajar los increíbles sueldos que tan alegremente se han autoconcedido alcaldes y concejales y que él propone racionalizar. Tengan paciencia porque merece la pena.

 

 

 

Por no hablar del diputado de UPYD, Toni Cantó, que dice verdades como templos precisamente porque es un señor que antes de diputado era actor, vamos, un outsider total (un payaso, dicen los de dentro). Pues hay que ver que bien se le entiende cuando diagnostica las cosas que no funcionan en España.

 

 

Bueno dirán ustedes ¿y qué va a pasar ahora? Pues yo creo que este nuevo recorte no va a servir para nada  y sobre todo que va a  acabar de deslegitimar a la ya muy deslegitimada clase política española que no es capaz de hilvanar un discurso serio sobre el modelo de Estado que quiere, el tipo de Administración, el tipo de partidos políticos, el tipo de democracia, el tipo de futuro que nos ofrece, porque han vendido su alma al diablo. Y lo más curioso es que a medida que el fracaso y la desorientación de la de la clase política se hace más patente, los ciudadanos españoles tienen cada vez más claro que es lo que hay que hacer. No parece tan difícil, después de todo. Un Estado viable,  una Administración profesional, solvente y transparente, unos organismos constitucionales que no produzcan sonrojo, unos partidos y sindicatos democráticos, transparentes y financiados por sus afiliados, unas CCAA reconducidas a lo que es razonable y sostenible, lo que probablemente exija la supresión o fusión de unas cuantas, una fusión y reducción de municipios como se ha hecho en tantos sitios, la supresión de las diputaciones, una estructura local pequeña y eficiente,la eliminación de cargos de confianza y asesores con sueldos imposibles y ninguna función, una educación en condiciones, un mercado único, una ejemplaridad en los que asumen cargos y funciones públicas en servicio de todos. Y por encima de todo exigencia de responsabilidades, rendición de cuentas y máxima transparencia.

 

¿Qué este Gobierno no lo puede o no lo sabe hacer? Pues que deje el paso a otro. Democráticamente por supuesto. No nos vayan a acusar de hacer terrorismo de salón como a nuestros pobres amigos de NeG por pedir algo tan de sentido común como pedir un Gobierno capaz de hacer las cosas que tienen tan claras los ciudadanos españoles que hay que hacer y que, por cierto, venían en su programa electoral.

El terror del “establishment”: la Plataforma “Ciudadanos por Torrelodones”

 

Ahora que por enésima vez vuelve a estar encima de la mesa del sr. Rajoy (me imagino como debe de estar la carpeta de “pendientes”) la reforma de la Administración local les vamos a contar una bonita historia real de ciudadanos haciendo lo que sus políticos no saben o no quieren hacer. O, mejor todavía, vamos a dejar que sean ellos quienes nos lo cuenten.

 

Efectivamente, circula por Internet un impactante video sobre la experiencia de unos ciudadanos “tomando” (democráticamente, claro está y por los cauces institucionales legalmente previstos) la alcaldía de Torrelodones y colocando en un pispás al Ayuntamiento en superávit. Son los “Ciudadanos por Torrelodones”. ¿Cómo se hace? Pues la alcadesa lo explica divinamente Y por lo menos en este caso  Elvira González no podrá decir que estos ciudadanos, como el pobre Ortega Lara, no representan a nadie. por muchos que sean. Porque resulta que estos ciudadanos se han votado y se representan a sí mismos y a sus vecinos, y además se apañan y se gestionan bastante mejor que cuando tenían políticos “profesionales”.

 

No dejen de ver el video, de verdad, merece la pena. De cabo a rabo.

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Conclusión: es posible montar plataformas ciudadanas y acceder democráticamente a las instituciones, e incluso gestionarlas y hacerlo muy bien. Es verdad que también, si uno es más perezoso o tiene muchas ocupaciones,  es posible votar a partidos que están dispuestos a cuestionar el “sistema” y a condicionar su apoyo a que se tomen en los Ayuntamientos donde son clave medidas similares a las que ha puesto en marcha, con tanto éxito, la alcaldesa de Torrelodones.  E incluso, todo puede ser, que,  si al final se montan muchas plataformas como la de Torrelodones, hasta los políticos profesionales se planteen hacer las mismas cosas para no quedarse sin trabajo. Todo es posible, depende de nosotros.

 

Entonces ¿Por qué les cuesta entonces tanto al sr. Rajoy y compañía pese a sus múltiples promesas eternamente incumplidas meter la tijera en las entidades locales? Pues a lo mejor es porque no ven lo mismo que ven la alcaldesa y los vecinos del pueblo, la patética alfombrilla con el escudo de la alcaldía en el suelo de un coche blindado para un alcalde de un municipio de 22.000 habitantes, ni los sueldazos, ni los cargos de confianza, ni, sobre todo, el deterioro y el destrozo urbanístico de su pueblo . Pues a ver si lo empiezan a ver, no es tan difícil una vez que te quitas las gafas partitocráticas y te pones las de ciudadano.

 

Y además, a pesar de la bajada de sueldo, tampoco está tan mal el sueldo de la alcaldesa, como ella misma reconoce, y más en los tiempos que corren. Y es que la política puede ser también un trabajo. Pero casi mejor haber tenido otros antes ¿no creen? Por aquello de no ser nosotros sus conejillos de Indias.

 

Por último; ojo con la modificación a favor de las diputaciones. Su regulación la tienen en los arts. 31 y ss. de la Ley de Bases de Régimen Local  de 1985.   Y aquí un aviso para navegantes. A sus representantes los eligen los partidos, no los ciudadanos y son una de las instituciones menos transparentes de España, y mira que hay competencia. No lo decimos nosotros, lo dice Transparencia Internacional a la que le ha costado bastante hacer su primer estudio sobre diputaciones (y eso que en la web no lo dicen, pero cuando presentan el estudio, sí).

 

Y es que, a lo mejor, potenciando las diputaciones –perdonen que seamos mal pensados-se pueden acabar con estas iniciativas de los ciudadanos, o ponérselo más difícil. En fin, hace ya casi un año (como pasa el tiempo en España sin que se reforme nada) expusimos aquí nuestra postura. 

 

Ah, y por cierto, no hace falta tocar la Constitución para modificar las diputaciones. Pero aunque hiciera falta, no pasa nada. Que ya somos todos muy mayores para que nos digan un día sí y otro también que la Constitución no se toca o que ahora no toca.

 

 

 

 

La admisión a trámite de la querella de UPYD contra la cúpula directiva de Bankia.

Siguiendo con nuestros “miniposts” sobre noticias de actualidad, les quiero hacer algunas reflexiones de urgencia sobre la admisión a trámite por el Juzgado de Instrucción nº 4 de la Audiencia Nacional la querella presentada por UPYD en el “caso Bankia”  así como sobre la imputación de los 33 miembros del Consejo de Administración en el momento de la presentación del folleto de la OPV en la CNMV, aquí tienen sus nombres, cvs y sueldos.

 

La primera, que como tantas veces, el bloqueo de otras vías para depurar responsabilidades políticas y jurídicas en vía civil, mercantil o administrativa en este asunto termina por dejar únicamente abierta la vía penal, siempre el remedio último y la vía más extrema. Esta situación se ha denunciado en este blog por activa y por pasiva. No tiene sentido entonces que los mismos que han bloqueado las otras vías, especialmente la política, pero también las administrativas para depurar responsabilidades de uno y otro tipo, se lleven ahora las manos a la cabeza, ya sean ministros del PP, representantes de otros partidos también implicados o los corifeos de turno de unos y otros. Se han bloqueado las Comisiones de Investigación en el Parlamento nacional y en la Asamblea Regional de la Comunidad de Madrid, donde además el PP con mayoría absoluta tiene la desfachatez de decir que la Comunidad de Madrid no tenía competencias en Caja Madrid y les vuelvo a dejar el post y por eso no tiene que investigar ninguna responsabilidad política.

 

Así las cosas, tiene gracia que además se diga que hay intereses políticos en la presentación de la querella por UPYD. Pues claro que hay intereses políticos, los de los ciudadanos, sean o no votantes de UPYD,  a la que no les han dejado más remedio que dilucidar responsabilidades por esta vía. Los ciudadanos clamaban por saber qué había pasado con Bankia, al fin y al cabo ahora todos somos los accionistas. Otra cosa es lo que querían los políticos de la partitocracia. Pues obviamente, no depurar responsabilidades que se los pueden llevar por delante. Vamos, que un poco más y nos dictan una ley de punto final de esas tan caras a Berlusconi y demás tropa y aquí no ha pasado nada.

 

Si atienden a las primeras declaraciones hechas en los primeros momentos de la nacionalización verán que no estoy exagerando. , los tiros iban por ahí, ya saben, no hay que mirar hacia atrás, ni buscar venganzas, esas cosas que nos dicen cuando no quieren ni oír hablar de la palabra que tanto les asusta “responsabilidad política”.

 

Pues no, señores. Los ciudadanos no queremos una ley de punto final, queremos saber qué ha pasado y queremos responsabilidades, también políticas, ya puestos. Esta encuesta de “el País” es muy reveladora, saunque si se fijan la primer pregunta se refiere a la responsabilidad de diversos sujetos en el caso Bankia (es decir, pregunta por los sujetos que los ciudadanos consideran responsables) la segunda ya pregunta directamente si debe investigarse judicialmente dicha responsabilidad, contestando afirmativamente nada menos que del 95% de los encuestados.

 

Así que, sí, sin duda es una querella popular, aunque el establishment prefiera decir populista.

 

La segunda reflexión es que la querella es técnicamente muy solvente, precisamente porque ha sido redactada por juristas, y no por políticos. Ya lo hemos analizado en este blog, no sin manifestar cautelas basadas estrictamente en consideraciones de tipo técnico. Más allá de lo que ocurra en la fase de instrucción y más allá de si algunas responsabilidades puedan no ser estrictamente penales, si sobran o faltan imputados, si los testigos son los adecuados, o de si las medidas cautelares solicitadas son las correctas o son proporcionales a la gravedad del daño,  lo cierto es que parece que hay caso. Máxime teniendo en cuenta que la aplicación de los tipos penales en el Derecho económico no siempre es fácil ni siquiera para los expertos.

 

Lo tercero, que los españoles están contentos de que esta querella haya sido admitida a trámite. Muy contentos. Y yo, particularmente, estoy contenta de que haya sido presentada por un partido político aunque sea pequeño. Porque eso quiere decir que el sistema tiene todavía alguna posibilidad de regeneración. Y también me alegra que se haya recaudado dinero para presentar otra querella por los ciudadanos directamente que me imagino se acumulará a la presentada por UPYD y que esto permita alejar la idea de que necesitamos un salvapatrias que ya empieza a aparecer por el horizonte, como era previsible.  Y también me da tranquilidad que haya jueces que, lo mismo que los ciudadanos, piensen que hay que investigar y exigir responsabilidades en el caso Bankia.

 

Lo cuarto, que a lo mejor este tipo de iniciativas que demuestran que queda un mínimo de credibilidad en nuestras instituciones, al contrario de lo que nos quieren hacer creer, nos echa una mano con la prima de riesgo y los acreedores o/y socios. Porque la marca España no va de saraos, va de solvencia y seriedad institucional, a ver si se enteran nuestros gobernantes.

 

Lo quinto, que ya nos podemos preparar todos para la contraofensiva de la partitocracia y sus medios que ya ha empezado. Ya saben, la querella es irresponsable, oportunista, no es el momento, etc, etc. Se meterán con el Juez, con UPYD, con los ciudadanos, con el 15M, con la Audiencia Nacional, la Fiscalía anticorrupción y todo lo que se mueva. Los señores imputados han cobrado unos sueldos espectaculares y se pagarán los mejores abogados del mundo mundial, el proceso se dilatará, pondrán tropecientos mil recursos, etc, etc. Así que habrá que estar muy atentos para que David pueda vencer a Goliath. Y David somos nosotros.

La Carta Abierta al Presidente del Gobierno por la Reconversión del Estado.

En este blog han sido innumerables los llamamientos que muy diversos autores han hecho para una mayor madurez y la consiguiente participación de la sociedad civil en los asuntos públicos. Como dijo Napoleón respecto a la guerra y los generales, las cuestiones de interés general son demasiado importantes para dejarlas totalmente en manos de los políticos. Esta regla general se hace especialmente necesaria en momentos críticos de profunda crisis económica e institucional, como le ocurre ahora a España. Máxime cuando la clase política se está configurando como una oligarquía demasiadas veces más atenta a sus propios intereses que a los de la nación, y por ello renuente a cualquier reforma que pudiera cuestionar su estatus dentro del sistema.

 

Este mismo domingo, Elisa de la Nuez, recogiendo también ideas de Alberto Gil, nos daba algunas pistas sobre iniciativas que se podrían desarrollar, y los instrumentos a utilizar. Una iniciativa de ese tipo es la que está desde hace pocos días en la red, la carta abierta al Presidente del Gobierno para una Reconversión del Estado (www.reconversion.es), promovida por  varias importantes personalidades de muy diferentes ideologías, y para la que se solicitan adhesiones individuales.

 

Se puede o no estar de acuerdo con el contenido. Pero lo que no es de recibo es ese manto de silencio que, a pesar de la relevancia de los promotores, la mayoría de los medios de comunicación han echado sobre esta iniciativa.

 

Que una clase política partitocrática con tendencia al autismo y a una miope defensa de su condición haya recibido la iniciativa con hostilidad, incluso a veces sobreactuada  puede ser comprensible. Pero que además se ejerzan presiones sobre los medios para que ejerzan esa especie de censura  consistente es el ostracismo informativo resulta intolerable.

 

Esta misma semana Ramón Marcos nos hablaba de la excesiva dependencia entre Administración y empresas, y cómo ganarse apoyos políticos era una práctica habitual para hacer negocios. No queremos pensar que esto les esté ocurriendo también a algunos medios que están pasando apuros económicos, máxime con tanto banco nacionalizado al que se puede acudir en busca de crédito.

 

Tales presiones, sin embargo, no van a ser suficientes. Si en otros tiempos las diversas formas de censura se burlaban con publicaciones clandestinas, ahora este bloqueo se va a eludir con esas potentes armas que las nuevas tecnologías han puesto al alcance casi de cualquiera. Efectivamente, parece que contra viento y marea las adhesiones al manifiesto, gracias a internet y a las redes sociales, continúan de forma creciente.

 

Hoy, no sin advertir que, aunque no he tenido nada que ver con su génesis, yo sí he expresado mi adhesión, me voy a permitir el invitarles a leer el manifiesto. Y, si y solo si están conformes con su exposición y objetivos, les pido también que se adhieran. E incluso, aunque no estuvieran de acuerdo, y como forma de rebeldía social frente a este intento de manipulación del poder político y de los medios a él sumisos, les voy además a sugerir que lo difundan.

 

No falta quien manifiesta reservas por antipatías personales con alguno de los promotores. Frente a ese argumento, creo que lo importante es el contenido y los fines declarados. Otros han aludido al hecho de que entre los promotores hay personas que han formado parte de ese establishment que tan a la defensiva está reaccionando. Pero yo creo que es precisamente la existencia de tales disidentes la mejor prueba de la necesidad de las reformas que se proponen. Sin duda ese elemento “quintacolumnista” puede ser determinante para el éxito de la iniciativa.

 

Como nos ha recordado esta semana Fernando Savater  citando a Paolo Flores d’Arcais, “la ciudadanía no es un derecho adquirido en el que reposar, sino una permanente exigencia de militancia… lo cual contraviene nuestros tiempos abúlicos, en los que muchos despotrican pero pocos están dispuestos a sacrificar algo de su comodidad en informarse a fondo y reunirse con otros para reivindicar los cambios necesarios”.

 

Es preciso que la decepción e incluso la legítima indignación de tantos ciudadanos no les lleve a un fatalismo resignado, sino que pueda traducirse en acciones colectivas, como la referida en este post, que tengan una posibilidad de influir de verdad. Como decía el artículo de Francisco Sosa Wagner publicado también esta semana en El Mundo, que los pocos solistas que hoy tararean se conviertan en un coro que inunde el escenario.

La hora de los valientes: siniestro total institucional y ciudadanos

Ahora que tenemos reciente los datos da última oleada del CIS de mayo de 2012,  e incluso las encargadas por medios nacionales, podemos decir que los españoles no solo estamos en estado de shock o crisis económica total, sino también en estado de shock o crisis institucional.

 

Nuestras instituciones, por diversos motivos que se han ido analizando en este blog y en otros muchos similares – y por supuesto también en otros medios- han dejado de funcionar. O por lo menos no nos sirven, tal y como están, para sacarnos de ésta. De ahí la sensación de desamparo y de irritación que cunde en la ciudadanía, que nos lleva incluso a pensar que mejor los hombres de negro de fuera que los nuestros, sea el que sea el color de sus trajes.

 

De la misma forma, se nos recuerda en muchos comentarios a nuestros posts (la mayoría etiquetados como “crisis económica e institucional” por cierto) y en comentarios personales a los editores que lo que decimos  está muy bien, que el diagnóstico está claro y es compartido, pero que damos pocas soluciones y no hacemos propuestas constructivas. Aunque creo que esta crítica resulta un poco injusta, porque sí que intentamos en la medida de nuestras posibilidades hacerlo, me temo que tampoco nosotros, desde este blog, podemos solos reconstituir nuestras instituciones y convertirlas como por arte de magia en lo que se supone que deberían ser, y lo que dicen nuestra Constitución y nuestras leyes que son. Porque –y hay que insistir en esto- a nuestras normas no les pasa nada. O mejor dicho, les pasa algo tremendo; que se han convertido en una Constitución y unas leyes de papel que pueden incumplirse, al menos por nuestro Gobierno y nuestras Administraciones  sin muchas consecuencias, más allá de los escasos y siempre excepcionales procedimientos penales para los casos más sangrantes.

 

También en mis (pocas) intervenciones públicas (en eventos  organizados con ocasión de la promulgación en un futuro cercano de la Ley de Transparencia , acceso a la información pública y buen gobierno en la que tanta confianza tiene depositada la ciudadanía)  la gente se anima a hacer preguntas del tipo ¿y nosotros qué podemos hacer? ¿qué  puede hacer la sociedad civil? ¿Que podemos hacer todos y cada uno de nosotros si nuestra clase política, nuestras instituciones en general y nuestras Administraciones en particular se han convertido en parte del problema , preocupadas únicamente por su supervivencia y por el corto plazo, y por tanto  incapaces de salvarnos de nada? ¿Cómo exigirles transparencia si no nos la quieren dar? ¿Cómo evitar que se defiendan de nosotros? ¿Cómo conseguir que respondan a nuestros intereses y no a los suyos propios? Y así hasta que se acaba el tiempo.

 

Bueno,  pues se pueden hacer bastantes cosas, pero siempre que nos demos cuenta de que las instituciones somos nosotros. O dándole la vuelta a la frase, que las instituciones sin nosotros no son nada. Y que, con relativamente poco esfuerzo, poco tiempo y poco dinero. se las puede presionar para que empiecen a funcionar, aunque sea a trancas y barrancas, para vuelvan a ser como las definen nuestras leyes. Por eso soy muy poco partidaria de cambios normativos que aclaren cosas del tipo “El Tribunal de Cuentas debe controlar las cuentas de manera efectiva”,  “Los vocales del CGPJ no se pueden dedicar al turismo politico o al pasilleo” ,“los magistrados del TC tienen que ser independientes”, “las televisiones públicas no serán nunca más teles de partido” o “los parlamentarios españoles están para representar a los ciudadanos españoles, y sería conveniente que los plenos no parecieran el patio de un colegio, risitas y pataletas incluidas”.  Si ustedes tienen la santa paciencia de leerse las principales normas de nuestro ordenamiento jurídico que regulan nuestras principales instituciones coincidirán conmigo en que, más allá de una mejor o peor redacción (que también en eso han empeorado con el tiempo) nuestras instituciones, siempre sobre el papel, son más o menos homologables a las de nuestro entorno.

 

En definitiva, hay que molestarse un poco y hay que ser más valiente. Dos cosas a las que la sociedad española  no ha estado dispuesta hasta hace dos días. Pero es que si no las hace la sociedad civil, si no las hacemos nosotros, desengáñense, nadie, ni nuestros Gobiernos estatales o regionales de uno u otro signo, ni la troika, ni los mercados, ni los extraterrestres las van a hacer por nosotros. Nadie nos va a salvar de nosotros mismos, salvo nosotros mismos.

 

El otro día, en una estupenda conferencia en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, D. Victor Pérez- Diez dijo en voz alta algo que yo siempre he pensado: que la sociedad española es muy estoica, es decir, aguanta mucho, y también que tiene un fondo de sensatez y de decencia muy importante. Pues habrá que tirar de este fondo y de este estoicismo, aunque por culpa nuestra hayamos elegido tan mal a nuestras élites que parecen cualquier cosa menos élites, salvo en los privilegios que deberían ir asociados a las responsabilidades (vamos, que si un señor dispone por ejemplo de un avión porque es Presidente del Gobierno no es para actividades que no tengan nada que ver con su cargo).  Y no me refiero solo a los políticos, porque no sería justo. También hay que insistir en que para despertarse como sociedad civil, lo primero es reconocer las cosas que hemos hecho mal como sociedad civil, aunque no seamos los mayores responsables de este siniestro total institucional.

 

Vale, dirán ustedes, todo lo que dice esta señora está muy bien, pero esto ¿Cómo se hace?   Pues el otro día Alberto Gil en este post   daba algunas ideas que me parecen muy interesantes y que están al alcance de todos y cada uno de nosotros. Básicamente, consisten en poner en valor este estoicismo español,  soportando  los necesarios sacrificios que nos va a tocar hacer, pero también esta sensatez y esta decencia,  echándole valor y obligando a nuestros políticos y a nuestras instituciones a adecuarse a lo que dicen nuestras normas que son. Instituciones y políticos de una democracia avanzada, no de un estado bananero de cuarta.

 

Y aquí van algunas sugerencias en la linea de las señaladas por Alberto Gil:

 

a)      Si no nos dicen la verdad nuestros dirigentes o nuestros medios, podemos muy fácilmente informarnos en otro sitio. En la era de Internet incluso sin saber inglés (que es algo que ya deberíamos saber todos a estas alturas) esto es muy fácil. Pero deben de saber que no les creemos ya y  que nos interesa más lo que dice el FT, el WSJ o cualquier blog independiente que sus ruedas de prensa sin preguntas, con preguntas cómodas, o dadas en la intimidad de las sedes de los partidos políticos o en los patios de colegio en que se han convertido nuestros Parlamentos. Muchos de nuestros políticos y periodistas y hasta directores de periódicos están en las redes sociales, y aunque no gestionen ellos mismos sus perfiles (y algunos sí lo hacen) seguro que les llegan los twits o los “no me gusta” especialmente si se cuentan por miles y si tienen nombre y apellidos, es decir, no son anónimos.

 

b)      Siempre que pillemos a nuestros dirigentes o representantes o medios en medias verdades, renuncios, mentiras o directamente cuando digan tonterías sin ninguna base ni soporte documental ni técnico conocido (a lo que están desgraciadamente muy acostumbrados)  se les hace saber rápidamente. Por ejemplo, si alguien calcula así a ojo que una determinada política pública va a crear, no sé, 200.000 empleos pues se les pregunta o se les exige que aporten los informes o los documentos o lo que sea donde se contengan las estimaciones. O se les manda los documentos o los informes que lo desmientan. En fín, les vamos educando. Como he dicho antes, hagánse con una cuenta en twitter, por ejemplo, es facilísimo y permite convertir en “trending topic” asuntos como la querella de Bankia o que el Presidente del Gobierno no comparezca cuando su país sufre un “no rescate”. ¡Y vaya si los políticos y los medios reaccionan a la opinión púbica online! Y no digamos a las peticiones organizadas de la sociedad civil en temas que les afectan directamente. Recuerden que la dimisión de Divar, además del público en general y la opinión pública la pidieron las 4 asociaciones de jueces.

 

c)         Las críticas y denuncias que todos hacemos, cada uno en su entorno, en cafeterías y pasillos, las debemos hacer en voz alta y clara a nuestros jefes, con nuestro nombre y apellidos y DNI,  en todas las oportunidades que tengamos y por todos los medios a nuestro alcance Esto es fundamental. Si no, siempre podrán seguir viviendo con la ilusión de que nos parece bien lo que hacen y dicen hasta que llega la siguiente oleada del CIS.

 

d)       En la línea propuesta por Alberto Gil, no aceptemos cargos,  prebendas o recomendaciones que no nos correspondan por nuestro mérito y nuestra capacidad ya sea en el sector público o en el privado. Tampoco debemos pedirlos.

 

e)      Seamos serios en nuestro trabajo, el que tenga la suerte de tenerlo todavía, paguemos nuestras facturas en plazo, no hagamos trampas.

 

f)       Denunciemos las conductas irregulares, ilegales, inmorales y por supuesto delictivas que nos encontremos con nuestras firmas.

 

g)      Apoyemos a las personas –que las hay- que  defienden lo mismo que nosotros aunque formen parte de las instituciones, incluso si están dentro de un partido político o un sindicato o una organización empresarial. Valoremos la independencia y la honestidad, aunque crezcan en tierra hostil, y agradezcámoslo. Quien sabe, puede que cunda el ejemplo. Y necesitaremos aliados dentro de la fortaleza.

 

h)      Apoyemos a las asociaciones que ya existen y que empiezan a ejercer de sociedad civil o montamos una nosotros si no encontramos ninguna que nos guste. Es muy barato y sencillo.

 

i)        Participemos en las iniciativas que se promueven desde la sociedad civil que nos parezca que defienden nuestros intereses como sociedad –e incluso las iniciativas que se promueven desde dentro del sistema, si ayudan a cambiarlo- ya se trate de plantear o apoyar una petición   o  una querella ciudadana que se presenta en el caso, o la presentada por un partido político  de hacer crowfunding para ayudar a financiar una causa que nos convence, hacer una pregunta incómoda, pero necesaria, colaborar con información o con seguidores para tener información que permita controlar a nuestros representantes asesorando o ayudando técnicamente a quien lo necesite, organizando charlas, conferencias o seminarios, escribiendo documentos  o,  ya puestos a barrer para casa, escribir en este blog o en otros similares para ayudar a entender qué está pasando y proponer soluciones.

 

j)        Si  además pertenecemos o trabajamos en alguna de estas instituciones o entidades que ahora mismo se están desmoronando y no decimos ni hacemos nada sin duda tenemos una responsabilidad adicional sobre el resto de los ciudadanos, no nos engañemos. Nuestra obligación no es con los partidos o los jefes que estén en ese momento dirigiendo la institución, nuestra obligación es con la institución.  Ya sea uno empleado de Caja Madrid, del Ayuntamiento de Madrid, inspector del Banco de España, periodista, auditor, técnico en la CNMV o trabaje en un Defensor del Menor autonómico o  funcionario raso. Debemos denunciar lo que está mal y proponer medidas para arreglarlo. Porque los que están dentro saben mejor que nadie que es lo que no funciona y como solucionarlo. Así, nosotros en el blog no sabemos arreglar la CNMV o una tele autonómica, pero mis coeditores tienen bastante claro como arreglar la DGRN.  Y yo, por ejemplo, si tengo una idea de lo que se podría hacer en materia de transparencia en España.

 

k)      Y claro, si uno es diputado, senador concejal, alcalde, diputado autonómico, etc, se tiene una responsabilidad muchísimo mayor. La responsabilidad no solo es con las instituciones, sino también con los ciudadanos españoles. Si ya sabemos que también está el partido, pero sinceramente, con la que está cayendo, por usar la famosa expresión del diputado Toni Cantó, lo suyo es denunciar en el partido las prácticas no correctas, los privilegios o directamente la corrupción. ¿Qué si se hace así no se vuelve a salir en la foto? Pues puede que como las cosas no cambien ya no haya ninguna foto en la que salir.

 

l)      Y por último, seamos siempre ciudadanos vigilantes, atentos, exigentes. No como hasta ahora. Hay que pedir siempre transparencia, información  de todo y sobre todo, explicaciones. Recuerden que en el caso de la información pública tenemos derecho a saberlo todo, la pagamos con nuestros impuestos. Pero también en el caso de las empresas privadas, si somos clientes o accionistas ¿por qué no exigirla? ¿Por qué no beneficiar a las empresas más transparentes frente a las que lo son menos? ¿Por qué no dejar de comprar ciertos productos o servicios porque no nos gustan las prácticas de las empresas que los prestan y se lo hacemos saber así? Si somos, con razón, sensibles a las empresas que contaminan o a las que emplean trabajo infantil ¿por qué no serlo con las empresas que contaminan nuestras instituciones o colocan a enchufados y tiran de “revolving doors”?

 

¿Qué hacer todo esto nos puede costar caro? Yo diría que no hacerlo ya nos ha costado pero que muy caro. ¿Qué no sirve para nada? Vaya que si sirve. Ya hemos hablado del caso Divar. O de la querella de Bankia. O de la comparecencia de Rajoy. Y tiene que haber más, muchos más.

Palos de ciego

Atrapados por la desconfianza. Atenazados por el miedo. Nos sentimos observados, en el ojo mismo de un huracán que puede arrancarnos con fuerza de un sueño irreal. Hoy Europa a pesar de sus múltiples problemas, no es el problema, es España. Sin la Unión no hay solución. No es la enemiga ni tampoco quién pende sobre nosotros una espada damocliana insensible e imperturbable. Hemos perdido todo atisbo de confianza. No somos serios, previsibles ni tampoco capaces de adoptar las reformas necesarias y contumaces que corten la hemorragia y empiecen a cauterizar. Donde hoy digo una cosa, mañana la desdigo, donde un real decreto regula apresuradamente una reforma a las semanas otro enmienda la plana, el contenido y el criterio. No había plan B en la oposición. La imprevisión, la superación, el desbordamiento y el criticar a otros y no a nosotros mismos, henchidos de soberbia y vanidad, no hacen sino que perdamos energía en lo verdaderamente importante y nos distraigamos en superficialidades y cortinas de humo que tanto gustan a los políticos, llámese Gibraltar, llámese respeto e himno oficial.

 

La Unión Europea, Bruselas, no doblega por el momento, nos hace pagar una contrición seria, rigurosa y efectiva. El Banco Central se niega a comprar deuda. Todo está calculado. No tienen prisa por el momento. Saben medir el riesgo. No es que el euro se la juegue en España e Italia como asevera el ministro, es que España se la juega si sale del euro, retrotrayéndonos a una autarquía en blanco y negro, a una devaluación del todo y por el todo y a un empeoramiento drástico del nivel de vida, del estado de bienestar y de las oportunidades. Cortocircuiteados los mercados, endeudadas familias y empresas, arrostrada toda competitividad, fuera del euro y al margen de la Unión, el futuro no es sombrío, es negro.

 

Nadie nos va a regalar nada. No tenemos peso para imponer políticamente nada en la Unión Europea. Y lo que pide España a medio camino de unas reformas insuficientes y que están empezando a ser criticadas desde Bruselas, con el serio correctivo y enmienda que supone para el gobierno Rajoy, quién una y otra vez adelanta y explica sus reformas fuera pero no dentro, no es aceptado. Quieren más. Exigen más. Son los financiadores netos del falso milagro español de la década del 2000.  Más allá de la sonrisa de cada reunión, del gesto y de la foto, lo que se negocia y se muñe entre bastidores es lo que se le impone a España. Nos invitan a última hora a cumbres bilaterales para los que no contábamos previamente y aquí sacamos pecho, pero todo es distraimiento y en suma buena labor del gabinete de presidencia que hace lo indecible para que aparentemos estar aun no estando. De nada sirven viajes a Berlín y a Washington. La suerte está echada.

 

España pide, deplora, suplica la intervención del Banco Central Europeo, la inyección multimillonaria de compra de deuda pública para bajar la prima de riesgo. Pero Bruselas no asiente, y el Banco Central insiste en no hacerlo. Ya lo hizo el verano pasado cuando el drama era inminente. Somos demasiado grandes para caer y que nos dejen caer, no por nosotros, sino porque significaría para euro, pero también nos harán y hacen expiar nuestros propios pecados.

 

Cada palo debe aguantar su vela. Jugamos a ser nuevos ricos, jugamos al derroche, al privilegio, al abuso, al dislate, a la soberbia que el dinero da y la vanidad rubrica. Y la partida de acabó. Y hemos perdido, pero podemos perder mucho más. Lo inminente es la intervención drástica del mercado financiero. Todo ha fallado, estrepitosamente, sobre todo, el mercado bancario y del crédito. Es vergonzoso lo que ha pasado, como estridente los silencios políticos y la ausencia de explicaciones coherentes, la no exigencia de responsabilidad y la inseguridad jurídica que una y otra vez ofrecemos como espectáculo bochornoso. La borrachera de optimismo y de gasto lo inundó todo, lo desreguló casi todo y todos nos creímos, egoístas y hedonistas, poseídos por el halo de los milagros económicos. Nos condujeron al abismo y lo permitimos, aplaudimos abúlicos de crítica, anémicos de reflexión. Los países del norte nos pagaron nuestra orgía de infraestructuras, algunas inútiles, el dispendio autonómico y local, de otras instituciones que siguen instaladas en el abuso del privilegio del poder y el derroche protocolario con una erosión institucional y legitimatoria en España de todas y cada una de las instituciones como nunca antes se había dado.

 

Pagamos la insensatez, la irresponsabilidad, lo suntuoso de un derroche vacío, estéril. Pagamos los pecados de políticos y partidos que han mangoneado el ruedo ibérico de punta a punta, comprando adeptos, voluntades y colocando afines entre el aplauso de unos y  la envidia de otros. Y todo igual, cada palo, ya se sabe, su vela. Pagamos el hedonismo conformista de una sociedad vacua y estéril de valores, anestesiada en el egoísmo. Pero cada vez son más y mayores los umbrales de pobreza, la marginación, la desesperación. Paro, pobreza y miseria son una cruz demasiado pesada para un país noqueado, incapaz de reaccionar y sus gobernantes de tener el pulso y la firmeza decidida y seria para llevarlo a cabo. Solo con las crisis, solo ante la inminencia de lo que parece inevitable se pueden emprender cambios estructurales, sociales, económicos y políticos que embriden una situación, corrijan el exceso, racionalicen los criterios y los hagan efectivos. Pero para eso hace falta liderazgo, coraje, valentía, audacia y consenso. No, no es hora para el derrotismo ni para el pesimismo, es hora para el esfuerzo, la racionalidad, la valentía y la convicción de que se puede, con sacrificio y rigor, renuncia y verdad, salir de la peor crisis que hemos conocido la generación de la democracia. Europa nos situó en la senda de la prosperidad, pero no quisimos hacer deberes ni prever el mañana. Hoy todo el esfuerzo, todo actuar y supeditación, sólo depende de lo que queramos ser y hasta donde seamos capaces de renunciar a un modelo que era tan grande como angosto, pero inalcanzable e inasumible. Se acabó la fiesta. Se acabó un sueño que sólo era eso, un sueño. El gobierno debe ya afrontar la realidad con una catarsis total dejando de dar tímidos palos de ciego que hoy incluso Bruselas censura, critica y denosta.

 

El turismo político o como viajar gratis a costa del contribuyente.

 

Ahora que los españoles están planificando –los que todavía se lo pueden permitir- sus vacaciones de verano mirando con mucho cuidado los euros, me parece que no está de más hacer unas reflexiones sobre el turismo de nuestros cargos públicos, más conocido como “turismo político” .

 

Porque resulta que no solo el Sr. Divar, felizmente dimitido, o los Consejeros del CGPJ  hacían turismo con dinero de los contribuyentes, sino que se trata de una práctica absolutamente extendida y consentida en un montón de organismos públicos, como bien sabemos los que procedemos de la Administración Pública. Lo que pasa es que mientras Divar prefería destinos nacionales y cenas íntimas, (tan íntimas que llegan a ser de uno si no contamos a los siete guardaespaldas, que en algún sitio cenarán, digo yo ) en Puerto Banús y Marbella por motivos que solo él y  su conciencia saben  hay otros cargos públicos que prefieren ver mundo. Muchos, porque ya se sabe que al final los españoles somos muy viajeros, especialmente si el dinero del viaje no sale del bolsillo propio.

 

El último escándalo, por ahora, es el de los viajes del Presidente del Gobierno de Canarias.D. Paulino Rivero, que este mismo año de 2012, ya medio rescatados o medio intervenidos, o lo que sea, sigue gastando alegremente  55.000 euros en viajes a Uruguay y a Marruecos, con un objetivo al menos poco definido.

 

Pero también hemos tenido recientemente los viajes del Sindic de Greuges catalán (ya saben que a las autonomías les privan estos nombres entre medievales y folklóricos, fiel reflejo por otro lado del espíritu que anima a los titulares de estas instituciones)  D. Rafael Ribó nada menos que 50 viajes a cargo del erario público en dos años.  Al parecer, como es Presidente nada menos que del capítulo europeo del Instituto Internacional del Ombusdman él entiende que la cosa está más que justificada y tal y como ha explicado en el Parlament, sin duda más benevolente que la opinión pública, entre otras cosas porque me imagino que los parlamentarios catalanes hacen mucho turismo político ellos también. Y porque además, como el sr. Ribó es nacionalista de toda la vida, ya se sabe que tiene patente de corso, porque siempre se puede decir (de hecho es lo que se dice) que todo sea por construir país, nación o Estado independiente. Total, que al Parlament, faltaría más, estos viajes les parecen lo más natural del mundo, y las críticas -siempre bajo sordina- de los “outsiders” (incluido el PP catalán, aunque aspire a ser insider) pues ya se sabe, ataques contra el nacionalismo, nacionalismo español, troglodismo recentralizador, etc, etc. Lo de siempre, vamos.

 

Por cierto, que  a cuenta de las excursiones del sr. Ribó nos enteramos que esta venerable institución – no solo en cuanto a la nomenclatura sino también en cuanto al sistema feudal, ya saben, el señor manda y protege a los vasallos, que le pagan a cambio de esa protección- tiene adjudicado un presupuesto de nada menos que 7 millones de euros, con una plantilla de  87 trabajadores.  Recuerden además que este Sindic forma parte del glorioso “lobby” de los Defensores dispuestos a defenderse a sí mismos a toda costa como ya comentamos en este post.

 

Total, que por lo que se ve, nuestros turistas políticos también se quieren también defender de los asombrados ciudadanos que contemplan perplejos este vagabundear permanente por sitios francamente exóticos, y donde, aún dejando volar la imaginación, parece extraño que se le haya perdido nada a ningún cargo público español, catalán o de Alpedrete, aunque sea muy nacionalista y nada menos que el Sindic de Greuges. Sitios como las Bermudas o Zambia, por ejemplo.

 

Pues lo que ocurre sencillamente es que el turismo político es otra de las corruptelas absolutamente afianzadas y consentidas en el panorama nacional, y sospecho (por las alegres fotos que ilustran estos viajes “oficiales” llenas de gente contenta) que también en el internacional. Se trata de viajar a sitios apetecibles con excusas más o menos relacionadas con el puesto oficial; claro está que el grado de éxito de la conexión depende mucho del tipo de puesto que se ostente, y del carácter más o menos viajero del cargo en cuestión o simplemente del morro que gaste. También los afortunados tienden a desplazase con la Corte, es decir, con los asesores (que pueden felizmente coincidir con la familia, amigos o novios gracias a la libre designación) por aquello de que viajar solo no es tan  agradable; eso cuando no viajan además con todos sus guardaespaldas. En el caso del Sindic, parece que su jefa de gabinete es también -por una sin duda feliz coincidencia- su pareja, así que todo queda en casa y la economía doméstica no se resiente por tanto deambular.

 

Por otro lado, habida cuenta del tiempo que exigen estos desplazamientos, dado que se viaja mucho y a sitios muy lejanos, parece también evidente que no se tiene mucho trabajo en el despacho de origen. Lo que, por cierto,  no parece tener consecuencias en la dimensión de la plantilla, ni en el presupuesto ni en nada. Ah, pero es que nuestros turistas políticos “hacen país” y ya sabemos que eso no se puede recortar. En realidad, esto no tiene precio, como los pinganillos de sus Señorías en el Senado, porque ya se sabe que ni las lenguas, ni el país sea cual sea, ni los sentimientos los tienen. Lástima que los billetes, hoteles, comidas y demás sí que lo tengan.  Y lo más gracioso es que muchos de estos turistas oficiales no hablan no ya la lengua del lugar de destino (normal, teniendo en cuenta la variedad y la cantidad) sino ni siquiera un inglés de andar por casa, más conocido como “international english”. Lo que me imagino que debe de dificultar un tanto la parte “oficial” del trabajo, aunque puede que ni siquiera. Son muchos los turistas políticos que no abren la boca en las “reuniones-excusa”, suponiendo que acudan, que es mucho suponer.

 

Bueno, y para que esto no parezca también un post turístico (aunque esté modestamente escrito desde mi casa) terminaremos con la nota jurídica. Esto de viajar a costa del erario público se denomina, en lenguaje administrativo, indemnización por razón del servicio, al menos en la Administración General del  Estado, y está regulado en el RD 462 462/2002 de 4 de mayo cuyo artículo 3 define las comisiones de servicio con derecho a indemnización como los cometidos especiales que circunstancialmente se ordenen al personal comprendido en el artículo anterior y que deba desempeñar fuera del término municipal donde radique su residencia oficial, entendiéndose como tal el término municipal correspondiente a la oficina o dependencia en que se desarrollen las actividades del puesto de trabajo habitual, salvo que, de forma expresa y según la legislación vigente, se haya autorizado la residencia del personal en término municipal distinto al correspondiente a dicho puesto de trabajo y se haga constar en la orden o pasaporte en que se designe la comisión tal circunstancia.” Detrás de este lenguaje administrativo y traducido al román paladino lo que hay es algo tan sencillo como que los viajes que se pagan con cargo al dinero de los impuestos son viajes “por razón del servicio” oficial que se presta en el organismo público donde se trabaja, y no por decisión libérrima del que viaja.

 

Ah pero ¿Quién decide si se viaja o no, o por volver a la terminología administrativa, si hay o no comisión de servicio o turismo privado? ¿Quien decide cuanto tiempo se va y cuanto se gasta? ¿Qué personas van? Esta es la madre del cordero. Pues probablemente los mismos que viajan.

 

Cierto es que las instituciones públicas solían tener, por lo menos en mis tiempos, una instrucción interna regulando estas cuestiones, es decir, qué viajes se podían hacer y por qué motivos, quien los tenía que autorizar, qué gastos se podían pasar,  qué dietas se podían cobrar, cuantas personas y en calidad de qué podían viajar. Su mera existencia implicaba una serie de controles que por lo menos disuadían un poco del turismo oficial o político, si bien es verdad que su efectividad dependía en último término de la seriedad del “controlador”  de turno. Da la sensación, visto lo visto, que como tantas otras cosas, este tipo de regulación ha caído en el olvido o directamente no se aplica.
¿Control de los gastos, y sobre todo, control de la oportunidad o el carácter oficial de los viajes? Pues a estas alturas, no les sorprenderá saber que ni lo hay ni se le espera, ya sea político o jurídico. La Intervención, si la hay, constata que ha habido un evento del tipo que sea por muy lejano que a primera vista parezca estar del objetivo del organismo público y de las  funciones de los viajeros públicos, y que la documentación esté correcta. Que el evento en cuestión sea una excusa, tenga algún objeto definido, justifique que viajen a todo trapo el cargo y su corte celestial, etc, etc, no es el problema del Interventor o del auditor. Mucho menos de los que se dedican a viajar. Es un problema solo de los ciudadanos que lo pagan de sus impuestos.

 

Las dietas a percibir, por cierto, sí están fijadas, por lo menos en la AGE y me imagino que en el resto de las Administraciones, aunque a lo mejor en este tipo de organismos tipo Sindic se las “autofijan” también en nombre de la sacrosanta autonomía que impide  al parecer exigir responsabilidades por cómo se gasta nuestro dinero. Si además hay nacionalismo de por medio, pues ya paren de contar.

 

Tengo entendido que con la austeridad han vuelto a proliferar este tipo de Instrucciones,pero deduzco que en estos años burbujiles o no han existido, o se han hecho por el mismo que iba a viajar, o simplemente se han incumplido. Es la historia de siempre, si quien las elabora es también quien viaja y quien supervisa que se cumplan, ya sabemos lo que ocurre.

 

Claro que con la que está cayendo, no es de extrañar que estos turistas con cargo al erario público prefieran explicarse ante otros turistas con cargo al erario público, ya se trate de parlamentarios o de altos cargos de Gobiernos regionales o estatales…suelen ser bastante más comprensivos que la perpleja ciudadanía que está haciendo sus numerillos para ver si se puede o no ir de vacaciones a Alicante.

Nombramiento de altos cargos. Si él te dice “ven” ¿lo dejas todo?

 

Los recientes nombramientos como nuevo Director de RTVE de un abogado del Estado perteneciente al círculo de amigos y compañeros próximo a la vicepresidenta del Gobierno, sin ninguna experiencia en este sector, y de un Gobernador del Banco de España próximo a la edad de jubilación y que no podrá terminar su mandato, nos puede servir como casual piedra de toque para reflexionar sobre la política tradicional de nombramientos de éste y anteriores Gobiernos. Recordemos simplemente, al margen de los cargos ya mencionados, algunas recientes y sonadas designaciones de presidentes y consejeros de cajas, de embajadores, de jueces en tribunales internacionales, en el Tribunal Constitucional, en el Tribunal de Cuentas, etc., (por cierto, interesantes los nombres que se barajan para este último organismo, desde el hermano de un ex presidente del Gobierno hasta conspicuos ex diputados… viva la imparcialidad).

 

No cabe duda de que este tipo de designaciones dice muchas cosas sobre los intereses que preocupan a los que los realizan y de su falta de correspondencia con los intereses generales, como explica perfectamente Juan José Dolado en este artículo en el diario El País, titulado, precisamente, “El nepotismo no es rentable”. Pero también dice mucho sobre el designado y de su completa falta de incentivos para reflexionar un poco antes de aceptar el cargo. Veámoslo más claramente con un ejemplo.

 

Imagine usted, querido lector, que el financiador de una importante expedición para escalar una de las cumbres más altas y peligrosas del planeta le propone a usted (sí, a usted, con su barriguita cervecera y sus rótulas desgastadas) formar parte de la cordada. En la cumbre le espera la fama imperecedera y, llegue y no llegue, algún contratillo a la vuelta. Pues bien, creo que si usted tiene el más mínimo sentido común se sentirá muy halagado (quizá un poco asombrado también) pero rechazará la oferta. ¿Los motivos? Muy sencillos:

 

1.-  Un financiador que me ofrece tal cosa debe estar majareta y si ha elegido todo con el mismo criterio el proyecto en su totalidad está amenazado de desastre.

2.- Con mi falta de aptitud y preparación para una gesta semejante estoy condenado al fracaso poniendo en peligro la vida de mis compañeros de cordada.

Estas dos razones bastan para la gente consciente y honesta. Pero hay otra que resulta absolutamente decisiva para la practica totalidad de las personas:

3.- Dada mi falta de aptitud y preparación el inevitable fracaso conlleva poner en juego mi propia vida más allá de lo razonable.

 

Es decir, para que basten las dos primeras hay que ser consciente y honesto, en definitiva, hay que ser responsable a priori. Para la tercera basta la LOGSE, es decir, basta saber que uno va a asumir responsabilidades personales a posteriori y explica también por qué ni el más tonto aceptaría sin la debida preparación el puesto de comandante de vuelo de Iberia: va a ser que si tengo que ir en el mismo avión que yo piloto no mola nada. Por eso la última es tan importante en una sociedad como la nuestra.

 

En España esta tercera razón no existe. Punto final. El sr. Caruana, después de haber hecho oídos sordos a las advertencias de sus inspectores del Banco de España durante lo peor de la burbuja, vive un exilio dorado en Basilea. No tengo ninguna duda de que al sr. Fernández Ordóñez le espera algo parecido, y al sr. Rato, y a la sra. Salgado (ya lo estamos viendo) y a tantos y tantos que siendo incompetentes (no incompetentes en sí, sino para el difícil cargo que se les ofrecía) lo aceptaron sin remilgos, contribuyendo de una forma protagonista al hundimiento del proyecto España y poniendo en riesgo, si no la vida, al menos la mínima seguridad económica de millones de españoles compañeros de cordada… conscientes, eso sí, de que la suya no corría ningún peligro. Es más, conscientes de que su situación personal mejoraría bastante con independencia absoluta del resultado de su gestión.

 

La exigencia de responsabilidades es la prueba del nueve de cualquier sociedad que aspire a llamarse democrática, porque, aunque el que designe sea un completo majareta, obliga al menos al designado a pensar en alguien más que en sí mismo a la hora de aceptar el cargo: a pensar también en su país y si podrá estar a la altura de lo que éste le pide. Ya que en un post anterior cité como ejemplo una reforma de Solón de Atenas, el fundador de la democracia, no está de más recordar otra muy importante: él fue el primero que abrió a la generalidad de los ciudadanos los tribunales de justicia, que inician con su reforma su extraordinaria andadura como instrumentos de control de las magistraturas y de exigencia de rendición de cuentas a sus titulares (lo que los anglosajones llaman accountability y que entonces se denominaba euthynai). Así ha ocurrido en España en muchas épocas -no democráticas precisamente- de su historia: recordemos simplemente los juicios de residencia. La wiki nos explica el juicio de residencia fue un procedimiento judicial del Derecho castellano e indiano, que consistía en que al término del desempeño de un funcionario público se sometían a revisión sus actuaciones y se escuchaban todos los cargos que hubiese en su contra. El funcionario no podía abandonar el lugar donde había ejercido el cargo, ni asumir otro hasta que concluyese este procedimiento. Generalmente el encargado de dirigir el proceso, llamado juez de residencia, era la persona ya nombrada para sucederle en el cargo. Las sanciones eran variables, aunque frecuentemente consistían en multas.

 

Conforme a este principio habría que llamar al Sr. Caruana y preguntarle por qué dejó cebar la burbuja tanto tiempo sin hacer nada. Y lo mismo con los demás. Pero el problema que tenemos en España es: ¿quién va a llamarlos?, ¿quién les va a pedir cuentas? ¿Los que tiene todavía más cosas que ocultar?

 

Si una democracia no sirve para garantizar la euthynai, accountability o rendición de cuentas, entonces es que algo falla en el sistema miserablemente.