La neutralidad de la red: un nuevo debate para Internet

Existen debates cruciales para los usuarios donde imperan normalmente los aspectos técnicos que actúan como una barrera esotérica que impide el acceso a lo que se dilucida para la mayor parte de los ciudadanos. Sin perjuicio de que, como ocurre en el caso que ahora comentamos, estas personas afectadas por lo que finalmente se decida seamos todos los internautas|.

El pasado 29 de noviembre de 2010 se publicó en el Boletín Oficial de las Cortes Generales – Senado la moción presentada por diversos grupos parlamentarios por la que se instaba al Gobierno de la Nación para la modificación de la normativa española en la materia a fin de garantizar el principio de neutralidad de la red por parte de los diversos proveedores de servicios de telecomunicaciones que operan en España (ver).

¿Qué es este tan traído y llevado principio de “neutralidad en la red”?

Un concepto que establece que la red o redes informáticas, al acceso del público en general (hogares, empresas y administraciones) y operadas por compañías de telecomunicaciones, para lo cual cuentan con autorización administrativa, no pueden conocer restricciones en cuanto a sistemas o aplicaciones conectados a ellas, así como tampoco pueden conocer restricciones por los contenidos que por ella viajen ni tampoco por el volumen de información manejada por usuarios en particular, siempre que no se dé un riesgo razonable por ello de degradación del servicio o de colapso de la red.

Pues bien, de todo esto se habla pero bajo capas terminológicas de “anchos de banda” , “Megabytes”, “apps”, “tráfico VoIP”, etc.  cuando se habla de la neutralidad de la red, que todo indica será un aspecto crucial en esta Sociedad de la Información que se está construyendo de alguna manera entre todos. Para garantizar la claridad de todo aquello que se debate, se deben plantear dos cuestiones fundamentales. Uno: ¿puede un operador de telecomunicaciones restringir el tráfico de información porque  puede ofrecer una alternativa a dicho tráfico de información a través de sus exclusivos medios?  Un ejemplo de esta situación sería cuando el cliente de un operador hace uso en su dispositivo móvil de una aplicación que le permite hablar, hacer llamadas, que le resultan gratuitas y para ello la voz se convierte en paquetes de información que viajan como datos hasta su destino donde allí se decodifican. Si tiene tarifa plana en su acceso a Internet, de este modo podría ahorrarse el pago de algunas llamadas. Cosa que a su operador de telecomunicaciones no le resulta nada atractivo, ya que le ofrece llamadas como un producto más, o como el producto estrella en aquello que el primero ha contratado.

Dos: los usuarios de banda ancha que no abonen un plus, por el uso, contenido y volumen de bytes que reciban y transmitan ¿serían acaso los que realmente hacen que la red entre en riesgo de colapso o degradación del servicio? Pensemos en las descargas masivas por Internet de producción audiovisual (la controvertida “Ley Sinde”). Si todos los usuarios hacen este uso sin pagar un plus ¿colapsaría la red? Y si se abona este plus o “abonado Premium” ¿se obtienen unas ventajas proporcionales al sobreprecio que se abona por el uso de la red, o estas ventajas en cambio crecerían exponencialmente? ¿qué criterios, si es que se ha de elaborar alguno, han de ser los correctos para esta gradación de usuarios, en otras palabras, para esta pérdida de neutralidad según algunos, o introducción de racionalidad según otros, de la red?

El artículo 2 de la vigente Ley 32/2003, General de Telecomunicaciones, detalla en su artículo 2.1 que “Las telecomunicaciones son servicios de interés general que se prestan en régimen de libre competencia”. No obstante, introduce el legislador alguna precaución y no abandona a las estrictas reglas de mercado los servicios de telecomunicaciones, al matizar en el mismo artículo en su apartado 2 que sólo tienen consideración de Servicio Público o están sometidas a sus obligaciones “(…) los servicios regulados en el artículo 4 y en el Título III de esta Ley.”

Quedan pues en el centro de la cuestión aspectos clave que afectan al marco normativo que actualmente los regula. En efecto, la Ley 56/2007 de Medidas de Impulso de la Sociedad de la Información modificó expresamente parte del Título III, y más en concreto su artículo 22, de la anterior Ley 32/2003, justo allí donde se regula expresamente el concepto de “Servicio Universal”.  La Ley 56/2007 detalla ya en su exposición de motivos al respecto de la nueva redacción para el mencionado artículo 22:

“La conexión debe ofrecer al usuario la posibilidad de efectuar y recibir llamadas telefónicas y permitir comunicaciones de fax y datos de velocidad suficiente para acceder a Internet, debiendo permitir dicha conexión comunicaciones en banda ancha en los términos definidos por la normativa vigente.”

Nos imaginamos que el debate formará parte de la Agenda política en un lugar muy destacado próximamente. Y es que si bien la normativa actual establece un mínimo a los operadores a la hora de prestar sus servicios, considerados aspectos como el Servicio Universal, no queda claro si los operadores cumpliendo estos mínimos podrían llegar a estar facultados a establecer ciertas restricciones como consecuencia de esa consideración explícitamente plasmada por el legislador de “servicios de interés general en régimen de libre competencia”. La moción aprobada en el Senado español abre una cuestión candente, y que en otros países ya se está debatiendo incluso enconadamente, como es el caso de los EE.UU (ver).

5 comentarios
  1. neutralitos
    neutralitos Dice:

    Desde el primer párrafo de este post hasta el último no puedo estar más en desacuerdo con su contenido.

    Desgraciadamente, en el tema de la neutralidad de la red, el problema no es que se esconda el debate bajo un montón de términos técnicos, aspecto que nunca ha sucedido, el problema es que el debate se esconde bajo un nombre precioso: “neutralidad”, ante el que nadie puede oponerse. Ante un nombre tan bonito, todo el mundo parece querer defenderlo, ahora solo hace falta entender qué es lo que quiere defenderse.

    Cuando los políticos entran en el debate, como sucedió en el Senado español, se muestra que simplemente no saben de qué se está hablando, aunque lo asesoren famosos blogueros que tampoco se distinguen por saber muy bien de qué están hablando. Pedir a la red, como parece que indica el autor, que sea neutral, en el sentido de que “todos los bits” sean tratados igual, sería como pedir que los ingenieros deberían hacer mal su trabajo, y las redes deben ser ineficientes y por tanto caras. Una red nunca es neutral, porque las diferentes aplicaciones tienen diferentes requisitos, y la mejor red será aquella que consiga asignar los recursos “finitos” de la forma más eficiente. En eso emplean mucho tiempo los ingenieros tanto de los fabricantes de nodos de la red (CISCO, …), como de los operadores. Una red totalmente neutral (en ese sentido) sería una red totalmente ineficiente, y ya puestos, nunca ha existido una red de ese tipo, ni siquiera cuando Internet nació … si es que alguien puede identificar ese momento. Para eso se inventaron protocolos como el TCP, sobre el IP, para que la red no fuera neutral, sino eficiente y segura, que es lo que debe ser la red.

    Avanzamos un poco, y despejado el punto anterior que solo puede calificarse de ingenuidad e ignorancia (como la que mostró el Senado español), se indica que aplicaciones del mismo tipo deben tratarse igual. Un operador no debe privilegiar una aplicación suya frente a otra de otro agente. Es un avance en la definición (que ha llegado algunos años, no ha sido trivial). Creo que aquí hay bastante acuerdo, pero mucha demagogia. Algunos quieren ver que si un operador “gestiona” el tráfico P2P, es porque le hace competencia a su servicio de TV. Resulta difícil de creer. Si alguien lo cree, supongo que ya puede creer cualquier cosa. Los operadores que han “gestionado” el tráfico P2P, normalmente han sido operadores de cable (comcast) a los que el tráfico de subida del P2P, por las características de una red de cable les ocasionaba problemas en determinados momentos del día.

    Un tema crítico es la VoIP. Como el autor defiende, ningún operador debería poder impedir que un usuario que contrata la banda ancha móvil, pueda no usar la VoIP. Hasta las nuevas directivas europeas de telecomunicaciones lo prohiben. Por tanto pleno acuerdo en este tema. Dicho esto. Lo que un operador si debería poder hacer es cobrar diferente a aquel que use su servicio de voz, que a aquel que no lo use y use la VoIP. Simplemente porque ahora mismo es el servicio de voz el que paga la mayor parte de la infraestructura móvil. La VoIP en el móvil se beneficiaría de una subvención cruzada de aquellos que no la usan. Lo justo es que cada usuario asuma sus costes. Esto, hasta la Comisión Europea lo admite. Lo contrario, genera un sistema insostenible. La prueba sería que los ingresos de la voz móvil desaparezca … ¿podría ofrecerse la banda ancha móvil a los precios actuales? la respuesta que daría un operador hoy sería NO. La Banda ancha móvil tendría que subir de precio para poder mantener el servicio si no hay ingresos de voz. En esas condiciones, lo justo es que quien use la voz “normal”, pague menos por la BAM, y quien no la use pague más. Lo otro sería subvencionar a unos usuarios con otros. Eso el autor lo omite, y es un aspecto importante. Pero vaya por delante que ningún operador puede impedir que se use la VoIP sobre la BAM, pero si debe poder cobrar precios diferentes o el sistema será insostenible e injusto. Esto es lo que dicta la ley y la normativa comunitaria.

    Y llegamos al punto realmente interesante. El de la discriminación. Que el autor, en un giro inesperado lleva hacia el servicio universal. Atribuyendo siempre a los operadores su interés en intentar engañar a los usuarios, parecería que si un operador ofreciera un servicio de mayor calidad, automáticametne el servicio normal ser vería degradado. Aquí sería interesante recordar que si hoy los usuarios de un servicio como el ADSL pueden disponer de velocidades de hasta 30Mb, según la longitud de su bucle, es en gran medida gracias al interés de los operadores por prestar servicios de TV sobre el par de cobre sobre el que tambien se presta el servicio de acceso a Internet. Ese interés ha hecho que se desarrolle la tecnología necesaria para mejorar la velocidad que puede conseguirse sobre el par de cobre, y esa tecnología después ha permitido que se incremente la velocidad de la conexión a Internet. Si hoy se juzgase la TV sobre IP que dan los operadores, probablemente a los defensores de la neutralidad de la red les parecería un grave peligro y pedirían que se prohibiera, no fuera a ser que por prestar el servicio de TV se degradase la conexión a Internet. Y hoy estaríamos aún en velocidades de acceso a Internet de 512Kbps o 1Mbps … Pero esas historias no suelen contarse.

    Siempre que alguien, en pos de la “igualdad” y la “progresía” defiende ese concepto de la “neutralidad”, creo que debería recordar la analogía en economía … y esa analogía sería el régimen cubano. No puede haber régimen más “igualitario” y “neutral”, lástima que eso conduce a ser neutral repartiendo pobreza y miseria. En todos los sectores económicos, una y otra vez, se acumulan los ejemplos “machaconamente”. Por muy “guay” que suene, defender esos principios de “neutralidad” es defender el “reparto de la miseria”. Todos iguales, pero todos iguales en un servicio “pobre”. Incluso para el Senado español, le parecería bien que todos los españoles fuesen iguales, con un servicio de 1Mbps, a que unos tuviesen uno de 1Mbps, y otros de 50Mbps. !!!Eso nunca !!!, aunque el de 50Mbps esté dispuesto a pagar más, porque pobrecito el que solo tiene 1Mbps. Siempre el mismo engaño y la misma hipocresía “progresista” … Para que la economía prospere, para que los mercados se desarrollen, es necesario la flexibilidad en los agentes y la diferenciación en los servicios. Cuando el mercado de coches se desarrolló, a nadie se le ocurrió pensar que el hecho de que existan coches de lujo, perjudicaría a los coches normales, y que eso debía forzar una ley, en que todos los coches deben ser iguales. !! Todos en seiscientos !!!. Más bien lo que ha sucedido es que gracias a la innovación que primero se incorpora en los coches de lujo, se abaratan costes, y después llega a los restantes coches. Eso, que es un principio básico en economía, parece que en telecomunicaciones todavía no ha llegado a entenderse, pero eso sí, que bien suena defender la “neutralidad”, aunque todavía no sepamos lo que queremos defender.

    El debate de neutralidad de la red NO es un debate de principios fundamentales (censura), NI es un debate técnico (gestión de la red). Es un debate puramente de negocio, donde unos agentes intentan obtener ventajas sobre la base de que se regule a otros agentes en la cadena de valor de Internet. Lo peor que podría hacer un gobierno o un regulador es entrar en ese debate y elegir ganadores y perdedores. A pesar de los buenos propósitos que suele mover a los defensores de la neutralidad de la red, solo podrá conducir a un empobrecimiento del servicio que se presta a los usuarios, o aún peor, a un nuevo impuesto para pagar esas redes, que en las condiciones de “neutralidad”, nadie querrá poner dinero para desplegar, y por tanto serán los impuestos quien tengan que pagarlos. !! Vivan los monopolios públicos pagados con los impuestos de los ciudadanos en beneficio de los grandes agentes de Internet que siempre son tan simpáticos !!!. Bendita ingenuidad.

    • neutralitos
      neutralitos Dice:

      Desde el primer párrafo de este post hasta el último no puedo estar más en desacuerdo con su contenido.

      Desgraciadamente, en el tema de la neutralidad de la red, el problema no es que se esconda el debate bajo un montón de términos técnicos, aspecto que nunca ha sucedido, el problema es que el debate se esconde bajo un nombre precioso: “neutralidad”, ante el que nadie puede oponerse. Ante un nombre tan bonito, todo el mundo parece querer defenderlo, ahora solo hace falta entender qué es lo que quiere defenderse.

      Cuando los políticos entran en el debate, como sucedió en el Senado español, se muestra que simplemente no saben de qué se está hablando, aunque lo asesoren famosos blogueros que tampoco se distinguen por saber muy bien de qué están hablando. Pedir a la red, como parece que indica el autor, que sea neutral, en el sentido de que “todos los bits” sean tratados igual, sería como pedir que los ingenieros deberían hacer mal su trabajo, y las redes deben ser ineficientes y por tanto caras. Una red nunca es neutral, porque las diferentes aplicaciones tienen diferentes requisitos, y la mejor red será aquella que consiga asignar los recursos “finitos” de la forma más eficiente. En eso emplean mucho tiempo los ingenieros tanto de los fabricantes de nodos de la red (CISCO, …), como de los operadores. Una red totalmente neutral (en ese sentido) sería una red totalmente ineficiente, y ya puestos, nunca ha existido una red de ese tipo, ni siquiera cuando Internet nació … si es que alguien puede identificar ese momento. Para eso se inventaron protocolos como el TCP, sobre el IP, para que la red no fuera neutral, sino eficiente y segura, que es lo que debe ser la red.

      Avanzamos un poco, y despejado el punto anterior que solo puede calificarse de ingenuidad e ignorancia (como la que mostró el Senado español), se indica que aplicaciones del mismo tipo deben tratarse igual. Un operador no debe privilegiar una aplicación suya frente a otra de otro agente. Es un avance en la definición (que ha llegado algunos años, no ha sido trivial). Creo que aquí hay bastante acuerdo, pero mucha demagogia. Algunos quieren ver que si un operador “gestiona” el tráfico P2P, es porque le hace competencia a su servicio de TV. Resulta difícil de creer. Si alguien lo cree, supongo que ya puede creer cualquier cosa. Los operadores que han “gestionado” el tráfico P2P, normalmente han sido operadores de cable (comcast) a los que el tráfico de subida del P2P, por las características de una red de cable les ocasionaba problemas en determinados momentos del día.

      Un tema crítico es la VoIP. Como el autor defiende, ningún operador debería poder impedir que un usuario que contrata la banda ancha móvil, pueda no usar la VoIP. Hasta las nuevas directivas europeas de telecomunicaciones lo prohiben. Por tanto pleno acuerdo en este tema. Dicho esto. Lo que un operador si debería poder hacer es cobrar diferente a aquel que use su servicio de voz, que a aquel que no lo use y use la VoIP. Simplemente porque ahora mismo es el servicio de voz el que paga la mayor parte de la infraestructura móvil. La VoIP en el móvil se beneficiaría de una subvención cruzada de aquellos que no la usan. Lo justo es que cada usuario asuma sus costes. Esto, hasta la Comisión Europea lo admite. Lo contrario, genera un sistema insostenible. La prueba sería que los ingresos de la voz móvil desaparezca … ¿podría ofrecerse la banda ancha móvil a los precios actuales? la respuesta que daría un operador hoy sería NO. La Banda ancha móvil tendría que subir de precio para poder mantener el servicio si no hay ingresos de voz. En esas condiciones, lo justo es que quien use la voz “normal”, pague menos por la BAM, y quien no la use pague más. Lo otro sería subvencionar a unos usuarios con otros. Eso el autor lo omite, y es un aspecto importante. Pero vaya por delante que ningún operador puede impedir que se use la VoIP sobre la BAM, pero si debe poder cobrar precios diferentes o el sistema será insostenible e injusto. Esto es lo que dicta la ley y la normativa comunitaria.

      Y llegamos al punto realmente interesante. El de la discriminación. Que el autor, en un giro inesperado lleva hacia el servicio universal. Atribuyendo siempre a los operadores su interés en intentar engañar a los usuarios, parecería que si un operador ofreciera un servicio de mayor calidad, automáticametne el servicio normal ser vería degradado. Aquí sería interesante recordar que si hoy los usuarios de un servicio como el ADSL pueden disponer de velocidades de hasta 30Mb, según la longitud de su bucle, es en gran medida gracias al interés de los operadores por prestar servicios de TV sobre el par de cobre sobre el que tambien se presta el servicio de acceso a Internet. Ese interés ha hecho que se desarrolle la tecnología necesaria para mejorar la velocidad que puede conseguirse sobre el par de cobre, y esa tecnología después ha permitido que se incremente la velocidad de la conexión a Internet. Si hoy se juzgase la TV sobre IP que dan los operadores, probablemente a los defensores de la neutralidad de la red les parecería un grave peligro y pedirían que se prohibiera, no fuera a ser que por prestar el servicio de TV se degradase la conexión a Internet. Y hoy estaríamos aún en velocidades de acceso a Internet de 512Kbps o 1Mbps … Pero esas historias no suelen contarse.

      Siempre que alguien, en pos de la “igualdad” y la “progresía” defiende ese concepto de la “neutralidad”, creo que debería recordar la analogía en economía … y esa analogía sería el régimen cubano. No puede haber régimen más “igualitario” y “neutral”, lástima que eso conduce a ser neutral repartiendo pobreza y miseria. En todos los sectores económicos, una y otra vez, se acumulan los ejemplos “machaconamente”. Por muy “guay” que suene, defender esos principios de “neutralidad” es defender el “reparto de la miseria”. Todos iguales, pero todos iguales en un servicio “pobre”. Incluso para el Senado español, le parecería bien que todos los españoles fuesen iguales, con un servicio de 1Mbps, a que unos tuviesen uno de 1Mbps, y otros de 50Mbps. !!!Eso nunca !!!, aunque el de 50Mbps esté dispuesto a pagar más, porque pobrecito el que solo tiene 1Mbps. Siempre el mismo engaño y la misma hipocresía “progresista” … Para que la economía prospere, para que los mercados se desarrollen, es necesario la flexibilidad en los agentes y la diferenciación en los servicios. Cuando el mercado de coches se desarrolló, a nadie se le ocurrió pensar que el hecho de que existan coches de lujo, perjudicaría a los coches normales, y que eso debía forzar una ley, en que todos los coches deben ser iguales. !! Todos en seiscientos !!!. Más bien lo que ha sucedido es que gracias a la innovación que primero se incorpora en los coches de lujo, se abaratan costes, y después llega a los restantes coches. Eso, que es un principio básico en economía, parece que en telecomunicaciones todavía no ha llegado a entenderse, pero eso sí, que bien suena defender la “neutralidad”, aunque todavía no sepamos lo que queremos defender.

      El debate de neutralidad de la red NO es un debate de principios fundamentales (censura), NI es un debate técnico (gestión de la red). Es un debate puramente de negocio, donde unos agentes intentan obtener ventajas sobre la base de que se regule a otros agentes en la cadena de valor de Internet. Lo peor que podría hacer un gobierno o un regulador es entrar en ese debate y elegir ganadores y perdedores. A pesar de los buenos propósitos que suele mover a los defensores de la neutralidad de la red, solo podrá conducir a un empobrecimiento del servicio que se presta a los usuarios, o aún peor, a un nuevo impuesto para pagar esas redes, que en las condiciones de “neutralidad”, nadie querrá poner dinero para desplegar, y por tanto serán los impuestos quien tengan que pagarlos. !! Vivan los monopolios públicos pagados con los impuestos de los ciudadanos en beneficio de los grandes agentes de Internet que siempre son tan simpáticos !!!. Bendita ingenuidad.

    • elisadelanuez
      elisadelanuez Dice:

      Neutralitos, casi se ha escrito usted otro post…en cualquier caso está claro que domina el tema, pero yo creo que el post de D. Serafín no dice algunas cosas que usted le hace decir, especialmente en sus últimas frases. Plantea que hay un debate, y que efectivamente es un debate poco claro, más que nada porque ya han puesto los políticos sus manos en él, como es habitual en los debates de Internet. Por tanto podemos esperar mucha demagogia y poco rigor como siempre. Por cierto que la jerga técnica a mi si me cuesta entender la terminología, pero es que soy de letras..

  2. elisadelanuez
    elisadelanuez Dice:

    Neutralitos, casi se ha escrito usted otro post…en cualquier caso está claro que domina el tema, pero yo creo que el post de D. Serafín no dice algunas cosas que usted le hace decir, especialmente en sus últimas frases. Plantea que hay un debate, y que efectivamente es un debate poco claro, más que nada porque ya han puesto los políticos sus manos en él, como es habitual en los debates de Internet. Por tanto podemos esperar mucha demagogia y poco rigor como siempre. Por cierto que la jerga técnica a mi si me cuesta entender la terminología, pero es que soy de letras..

  3. Francisco Javier García Vieira
    Francisco Javier García Vieira Dice:

    El principio de neutralidad de la red implica que los datos sean tratados de forma no discriminatoria, de manera que el operador no priorice a unos frente a otros en función, por ejemplo, de quiénes son los usuarios, del dispositivo que utiliza para conectarse a la red, o del tipo de contenido. La FCC (Federal Communications Commission) estadounidense estableció en 2005 los cuatro principios de neutralidad de la red, aunque en aquel momento se hablaba de “red abierta”, y no de “red neutral”; a saber:

    • Todo usuario tiene derecho a acceder a cualquier contenido legal de su elección.
    • Todo usuario tiene derecho a acceder a cualesquiera aplicaciones y servicios de su elección, siempre que no sean contrarios a la Ley.
    • Todo usuario tiene derecho a conectar a la red cualquier dispositivo de su elección, siempre que éste sea conforme a la legalidad y no cause daños a la red.
    • Los servicios, la conectividad, las aplicaciones y los contenidos a través de la red han de ofrecerse a los usuarios en régimen de competencia.

    Recientemente, la FCC añadió a los cuatro principios de Internet abierta enunciados más arriba los de no discriminación en función del contenido y el de transparencia, por el que los operadores deberían comunicar sus políticas de gestión del tráfico. Desde 2005, el debate ha ido ganando en intensidad, espoleado por los respectivos lobbies de la industria de los proveedores de aplicaciones y contenidos y de los proveedores de conectividad (operadores), ya que estos últimos alegan que el crecimiento del tráfico les obliga a realizar cada vez mayores inversiones en las redes mientras que los ingresos asociados a ese crecimiento van a parar a los proveedores de servicios, aplicaciones y contenidos (como Google), ya que la generalización de las tarifas planas impide cobrar a los usuarios en función del tráfico efectivamente cursado. Los primeros, en cambio, acusan a los operadores de discriminar a sus servicios frente a otros que generan mayores ingresos para los titulares de las redes. Como se puede ver, el trasfondo real del debate es, naturalmente, económico, ya que lo que está en juego es el reparto de la cadena de valor de Internet.

    En España, el Senado aprobó en noviembre de 2010 una moción por la que se insta al Gobierno a “Modificar de forma urgente, en todo aquello que sea necesario y teniendo en cuenta el marco de la normativa europea sobre comunicaciones electrónicas, la normativa española en dicha materia, a fin de garantizar el cumplimiento por parte de los proveedores de telecomunicaciones que operan en España del principio de neutralidad de la red, asegurando que los paquetes de datos que circulan por sus redes reciban siempre el mismo tratamiento independientemente de su contenido, origen, destino o protocolo, sin que se filtre el tráfico de forma alguna, para privilegiar, limitar o impedir el acceso a determinadas páginas o servicios”

    La proposición “Que los paquetes de datos que circulan por sus redes reciban siempre el mismo tratamiento independientemente de su contenido, origen, destino o protocolo”, si se aplica tal cual, puede tener graves consecuencias. En los orígenes de las redes de telecomunicaciones, éstas estaban asociadas a servicios concretos: la red telegráfica solo servía para enviar telegramas; la red telefónica solo servía para hablar por teléfono. Con la evolución tecnológica, las redes evolucionaron hacia redes multiservicio, en las que servicios de características muy diferentes se digitalizan y se transmiten a través de la misma infraestructura. La tecnología permite que esas redes traten de forma diferente los servicios, en función de sus requisitos. Así, por ejemplo, la voz digitalizada no puede sufrir retardos en la red que excedan determinados límites, por lo que ha de tener “paso prioritario”; sin embargo, si se pierden algunos bloques de datos de una conversación vocal, no merece la pena volver a enviarlos, se descartan y ya está, y por ello la conversación no pasa a ser ininteligible, de hecho los usuarios ni siquiera se percatarán de ello a no ser que el porcentaje de paquetes de datos perdidos exceda determinado umbral. Igual sucede con el vídeo. El envío de un fichero de datos, o un correo electrónico, por el contrario, no es sensible al retardo. Es indiferente cuánto tarden los paquetes de datos e incluso en el orden en el que lleguen. En el destino se ensamblarán todos en el orden correcto y se entregarán al usuario. En cambio, no puede permitirse que se extravíe un solo paquete, porque eso afectaría a la integridad del fichero, de manera que si alguno se pierde por el camino hay que reenviarlo cuantas veces sea necesario hasta que llegue completo al otro extremo. La tecnología ha permitido que la infraestructura de la red sea capaz de aplicar a cada servicio el tratamiento que requiere, y compartir una red para todos los servicios genera unas economías de escala que se traducen en precios más asequibles para los usuarios y, en definitiva, en un acceso a la Sociedad de la Información que no sea discriminatorio por razones de renta disponible.

    Los “protocolos” a los que alude la moción son precisamente los que permiten distinguir unos paquetes de otros para establecer prioridades y tratamientos diferenciados, pero no en función de prácticas discriminatorias de su contenido o del usuario que los envía, sino en función de las exigencias asociadas al tipo de servicio de que se trate. Estos protocolos son un campo de continua innovación en el área de las comunicaciones de datos, y merced a esa innovación es posible aprovechar al máximo el potencial de las infraestructuras para ofrecer más y mejores servicios a costes decrecientes. Estos protocolos, unidos a la capacidad de de la tecnología que integra la red, habilitan a los operadores para llevar a cabo lo que se considera “gestión razonable” de las redes, plenamente compatible con los principios de neutralidad.

    Si la moción del Senado se aplicase sin ulteriores matizaciones, los operadores de las redes se verían obligados a aplicar el mismo tratamiento a todos los paquetes de datos, con independencia del servicio al que estuviesen asociados, lo que llevaría irremediablemente a una degradación de los servicios y/o a un considerable encarecimiento de los mismos, al renunciar a las posibilidades técnicas que han hecho posibles las redes multiservicio.

    Hay que tener mucho cuidado al enarbolar estas banderas con connotaciones románticas e idealistas, porque se corre el riesgo de dar muchos pasos atrás en el desarrollo de la Sociedad de la Información si no se conoce bien el terreno que se pisa.

  4. Francisco Javier García Vieira
    Francisco Javier García Vieira Dice:

    El principio de neutralidad de la red implica que los datos sean tratados de forma no discriminatoria, de manera que el operador no priorice a unos frente a otros en función, por ejemplo, de quiénes son los usuarios, del dispositivo que utiliza para conectarse a la red, o del tipo de contenido. La FCC (Federal Communications Commission) estadounidense estableció en 2005 los cuatro principios de neutralidad de la red, aunque en aquel momento se hablaba de “red abierta”, y no de “red neutral”; a saber:

    • Todo usuario tiene derecho a acceder a cualquier contenido legal de su elección.
    • Todo usuario tiene derecho a acceder a cualesquiera aplicaciones y servicios de su elección, siempre que no sean contrarios a la Ley.
    • Todo usuario tiene derecho a conectar a la red cualquier dispositivo de su elección, siempre que éste sea conforme a la legalidad y no cause daños a la red.
    • Los servicios, la conectividad, las aplicaciones y los contenidos a través de la red han de ofrecerse a los usuarios en régimen de competencia.

    Recientemente, la FCC añadió a los cuatro principios de Internet abierta enunciados más arriba los de no discriminación en función del contenido y el de transparencia, por el que los operadores deberían comunicar sus políticas de gestión del tráfico. Desde 2005, el debate ha ido ganando en intensidad, espoleado por los respectivos lobbies de la industria de los proveedores de aplicaciones y contenidos y de los proveedores de conectividad (operadores), ya que estos últimos alegan que el crecimiento del tráfico les obliga a realizar cada vez mayores inversiones en las redes mientras que los ingresos asociados a ese crecimiento van a parar a los proveedores de servicios, aplicaciones y contenidos (como Google), ya que la generalización de las tarifas planas impide cobrar a los usuarios en función del tráfico efectivamente cursado. Los primeros, en cambio, acusan a los operadores de discriminar a sus servicios frente a otros que generan mayores ingresos para los titulares de las redes. Como se puede ver, el trasfondo real del debate es, naturalmente, económico, ya que lo que está en juego es el reparto de la cadena de valor de Internet.

    En España, el Senado aprobó en noviembre de 2010 una moción por la que se insta al Gobierno a “Modificar de forma urgente, en todo aquello que sea necesario y teniendo en cuenta el marco de la normativa europea sobre comunicaciones electrónicas, la normativa española en dicha materia, a fin de garantizar el cumplimiento por parte de los proveedores de telecomunicaciones que operan en España del principio de neutralidad de la red, asegurando que los paquetes de datos que circulan por sus redes reciban siempre el mismo tratamiento independientemente de su contenido, origen, destino o protocolo, sin que se filtre el tráfico de forma alguna, para privilegiar, limitar o impedir el acceso a determinadas páginas o servicios”

    La proposición “Que los paquetes de datos que circulan por sus redes reciban siempre el mismo tratamiento independientemente de su contenido, origen, destino o protocolo”, si se aplica tal cual, puede tener graves consecuencias. En los orígenes de las redes de telecomunicaciones, éstas estaban asociadas a servicios concretos: la red telegráfica solo servía para enviar telegramas; la red telefónica solo servía para hablar por teléfono. Con la evolución tecnológica, las redes evolucionaron hacia redes multiservicio, en las que servicios de características muy diferentes se digitalizan y se transmiten a través de la misma infraestructura. La tecnología permite que esas redes traten de forma diferente los servicios, en función de sus requisitos. Así, por ejemplo, la voz digitalizada no puede sufrir retardos en la red que excedan determinados límites, por lo que ha de tener “paso prioritario”; sin embargo, si se pierden algunos bloques de datos de una conversación vocal, no merece la pena volver a enviarlos, se descartan y ya está, y por ello la conversación no pasa a ser ininteligible, de hecho los usuarios ni siquiera se percatarán de ello a no ser que el porcentaje de paquetes de datos perdidos exceda determinado umbral. Igual sucede con el vídeo. El envío de un fichero de datos, o un correo electrónico, por el contrario, no es sensible al retardo. Es indiferente cuánto tarden los paquetes de datos e incluso en el orden en el que lleguen. En el destino se ensamblarán todos en el orden correcto y se entregarán al usuario. En cambio, no puede permitirse que se extravíe un solo paquete, porque eso afectaría a la integridad del fichero, de manera que si alguno se pierde por el camino hay que reenviarlo cuantas veces sea necesario hasta que llegue completo al otro extremo. La tecnología ha permitido que la infraestructura de la red sea capaz de aplicar a cada servicio el tratamiento que requiere, y compartir una red para todos los servicios genera unas economías de escala que se traducen en precios más asequibles para los usuarios y, en definitiva, en un acceso a la Sociedad de la Información que no sea discriminatorio por razones de renta disponible.

    Los “protocolos” a los que alude la moción son precisamente los que permiten distinguir unos paquetes de otros para establecer prioridades y tratamientos diferenciados, pero no en función de prácticas discriminatorias de su contenido o del usuario que los envía, sino en función de las exigencias asociadas al tipo de servicio de que se trate. Estos protocolos son un campo de continua innovación en el área de las comunicaciones de datos, y merced a esa innovación es posible aprovechar al máximo el potencial de las infraestructuras para ofrecer más y mejores servicios a costes decrecientes. Estos protocolos, unidos a la capacidad de de la tecnología que integra la red, habilitan a los operadores para llevar a cabo lo que se considera “gestión razonable” de las redes, plenamente compatible con los principios de neutralidad.

    Si la moción del Senado se aplicase sin ulteriores matizaciones, los operadores de las redes se verían obligados a aplicar el mismo tratamiento a todos los paquetes de datos, con independencia del servicio al que estuviesen asociados, lo que llevaría irremediablemente a una degradación de los servicios y/o a un considerable encarecimiento de los mismos, al renunciar a las posibilidades técnicas que han hecho posibles las redes multiservicio.

    Hay que tener mucho cuidado al enarbolar estas banderas con connotaciones románticas e idealistas, porque se corre el riesgo de dar muchos pasos atrás en el desarrollo de la Sociedad de la Información si no se conoce bien el terreno que se pisa.

  5. serafincasamayor
    serafincasamayor Dice:

    Gracias sinceramente a Neutralitos por sus agudas observaciones, y cómo no, también por sus interesantes aportaciones a un debate que se ha comenzado a plantear. Convengo con elisadelanuez en que Neutralitos muestra un profundo conocimiento de la cuestión y que su comentario adquiere la dimensión de un “post” por sí mismo. También agradezco a Elisadelanuez la afirmación que Neutralitos pone en mi discurso cosas que yo realmente no he expresado, o no he creido expresar. Gracias por la clarificación.
    Dicho esto, no entraré a defender un post, que considero bastante neutro en sí mismo y que habla precisamente del concepto de Neutralidad de la Red y de cómo se está sustanciando el debate actualmente en la arena política española, teniendo en cuenta el actual marco normativo sobre Telecomunicaciones en nuestro país. Unicamente se plantea la cuestión de si es legitimo considerar que los operadores amparados por el atributo de “libre competencia”, pueden hacer que prevalezca únicamente el criterio empresarial sobre los “mínimos” que el legislador entiende debe tener un “servicio de interés general” y que así expresamente contempla en su producción normativa. ¿Cómo conciliar unos aspectos con otros? ¿Sería posible una conciliación de esos intereses haciendo que todos los bits que circulan por la red fueran “indistinguibles”? Es el Neutralitos quien con una visión totalmente ideologizada, la cual respeto, de la cuestión (pues es él quien habla de otros Estados, de otros regímenes políticos, de otras distribuciones de riqueza y bienestar que muchos de nosotros, en eso sí estamos de acuerdo, entendemos y deseamos cambien), con una visión totalmente ideologizada, como decía, hace que sean intereses contrapuestos, cuando no lo debieran ser. Y no lo debieran ser, porque en la medida que todos contribuyamos a que no lo sean, se garantizará la construcción de una verdadera Sociedad de la Información, que por definición, no debe conocer “brechas”. Es tan vehemente el Sr. Neutralitos en sus afirmaciones que llega a decir :”(…)Dicho esto. Lo que un operador si debería poder hacer es cobrar diferente a aquel que use su servicio de voz, que a aquel que no lo use y use la VoIP.” Entiendo que conviene conmigo que, en este caso, lo justo en este caso será que se cobre a quien hace uso de los servicios de voz por tal concepto, y que no se cobre por tal concepto a quien no hace uso de los servicios de voz !! Entonces, ¿cómo cubrir ese “abuso” de quien hace uso exclusivamente de VoIP y está “mermando” la cuenta de resultados del operador con este hecho? ¿Se le encarece la tarifa de datos que tenga contratada por ello? ¿Se le restringe el uso de esas aplicaciones? De un modo u otro, estaría el operador distinguiendo bits. Los operadores, lo que si deben tener presente es que nunca podrán evitar que el I+D+i desarrollado fuera de sus planteamientos de negocio tenga incidencia en su actividad empresarial o conozcan progresión sobre sus plataformas libremente a demanda de sus clientes. Otras alternativas son la integración de todo esa Innovación en su negocio de operador, con lo cual se entra en prácticas de integración vertical (hecho que sí que acaba ahogando la innovación verdaderamente) lo cual llevaría a asemejarse cada vez más el sector de las TIC al de la automoción, o bien, prácticas de cartel entre operadores para restringir o incluso vetar el tráfico y las aplicaciones que les supongan un quebranto imprevisto a sus cuentas de resultados (otro hecho que ahoga aún más si cabe la innovación). Por utilizar el simil que Neutralitos utiliza de la automoción. La innovación en este sector viene garantizada por los propios fabricantes, que incorporan primero en sus gamas altas los nuevos avances por ellos desarrollados, amortizándolos efectivamente en la comercialización masiva cuando se incorporan en los coches de gama más baja. Sólo la garantía de que se venderán muchos coches de gama más baja con esa innovación (propios o de otras marcas a las que se les licencie la innovación), permite que primero la disfruten los de gama alta, dado el enorme costo de desarrollo que la innovación tiene (a diferencia del sector TIC), y es que el mercado de Citroën, aunque baratos ellos, es mucho más grande que el de Aston Martin. Entiendo pues que funciona al revés de cómo Vd. lo plantea. Pero imagine por un momento que crear motores de arranque absolutamente innovadores no tuviera tan apenas coste para quien los inventa (una baja o nula barrera de entrada a este mercado), y Vd. tuviera decenas de motores de arranque alternativos, entre los que elegir uno, más operativo y funcional que le pudiera incorporar a su coche. Por un simple hecho de preservar un mercado cautivo por parte de los fabricantes tradicionales, o distinguirse de los coches de gama más baja ¿renunciaría Vd. a un nuevo motor de arranque de este estilo? ¿vería bien que su fabricante le impidiera incorporarlo aunque las Autoridades de Industria con competencias en la homologación del vehículo sí que lo consintieran? ¿no sería más lógico pedir a nuestro fabricante un grado mayor de innovación en prestaciones a un precio más razonable?
    En fin, creo que de un post neutro que precisamente trataba aspectos de Neutralidad en la red (un principio rector de cómo debe ser nuestra Sociedad de la Información), se llega a una cuestión de estricta estrategía empresarial (quizá esté Vd. en lo cierto, y sea éste el verdadero principio rector de nuestra Sociedad de la Información, por lo cual, estaré encantado de seguir manteniendo el debate con Vd. pues en muchas cosas no coincidimos, obviamente). Gracias y disculpen la extensión.

  6. serafincasamayor
    serafincasamayor Dice:

    Gracias sinceramente a Neutralitos por sus agudas observaciones, y cómo no, también por sus interesantes aportaciones a un debate que se ha comenzado a plantear. Convengo con elisadelanuez en que Neutralitos muestra un profundo conocimiento de la cuestión y que su comentario adquiere la dimensión de un “post” por sí mismo. También agradezco a Elisadelanuez la afirmación que Neutralitos pone en mi discurso cosas que yo realmente no he expresado, o no he creido expresar. Gracias por la clarificación.
    Dicho esto, no entraré a defender un post, que considero bastante neutro en sí mismo y que habla precisamente del concepto de Neutralidad de la Red y de cómo se está sustanciando el debate actualmente en la arena política española, teniendo en cuenta el actual marco normativo sobre Telecomunicaciones en nuestro país. Unicamente se plantea la cuestión de si es legitimo considerar que los operadores amparados por el atributo de “libre competencia”, pueden hacer que prevalezca únicamente el criterio empresarial sobre los “mínimos” que el legislador entiende debe tener un “servicio de interés general” y que así expresamente contempla en su producción normativa. ¿Cómo conciliar unos aspectos con otros? ¿Sería posible una conciliación de esos intereses haciendo que todos los bits que circulan por la red fueran “indistinguibles”? Es el Neutralitos quien con una visión totalmente ideologizada, la cual respeto, de la cuestión (pues es él quien habla de otros Estados, de otros regímenes políticos, de otras distribuciones de riqueza y bienestar que muchos de nosotros, en eso sí estamos de acuerdo, entendemos y deseamos cambien), con una visión totalmente ideologizada, como decía, hace que sean intereses contrapuestos, cuando no lo debieran ser. Y no lo debieran ser, porque en la medida que todos contribuyamos a que no lo sean, se garantizará la construcción de una verdadera Sociedad de la Información, que por definición, no debe conocer “brechas”. Es tan vehemente el Sr. Neutralitos en sus afirmaciones que llega a decir :”(…)Dicho esto. Lo que un operador si debería poder hacer es cobrar diferente a aquel que use su servicio de voz, que a aquel que no lo use y use la VoIP.” Entiendo que conviene conmigo que, en este caso, lo justo en este caso será que se cobre a quien hace uso de los servicios de voz por tal concepto, y que no se cobre por tal concepto a quien no hace uso de los servicios de voz !! Entonces, ¿cómo cubrir ese “abuso” de quien hace uso exclusivamente de VoIP y está “mermando” la cuenta de resultados del operador con este hecho? ¿Se le encarece la tarifa de datos que tenga contratada por ello? ¿Se le restringe el uso de esas aplicaciones? De un modo u otro, estaría el operador distinguiendo bits. Los operadores, lo que si deben tener presente es que nunca podrán evitar que el I+D+i desarrollado fuera de sus planteamientos de negocio tenga incidencia en su actividad empresarial o conozcan progresión sobre sus plataformas libremente a demanda de sus clientes. Otras alternativas son la integración de todo esa Innovación en su negocio de operador, con lo cual se entra en prácticas de integración vertical (hecho que sí que acaba ahogando la innovación verdaderamente) lo cual llevaría a asemejarse cada vez más el sector de las TIC al de la automoción, o bien, prácticas de cartel entre operadores para restringir o incluso vetar el tráfico y las aplicaciones que les supongan un quebranto imprevisto a sus cuentas de resultados (otro hecho que ahoga aún más si cabe la innovación). Por utilizar el simil que Neutralitos utiliza de la automoción. La innovación en este sector viene garantizada por los propios fabricantes, que incorporan primero en sus gamas altas los nuevos avances por ellos desarrollados, amortizándolos efectivamente en la comercialización masiva cuando se incorporan en los coches de gama más baja. Sólo la garantía de que se venderán muchos coches de gama más baja con esa innovación (propios o de otras marcas a las que se les licencie la innovación), permite que primero la disfruten los de gama alta, dado el enorme costo de desarrollo que la innovación tiene (a diferencia del sector TIC), y es que el mercado de Citroën, aunque baratos ellos, es mucho más grande que el de Aston Martin. Entiendo pues que funciona al revés de cómo Vd. lo plantea. Pero imagine por un momento que crear motores de arranque absolutamente innovadores no tuviera tan apenas coste para quien los inventa (una baja o nula barrera de entrada a este mercado), y Vd. tuviera decenas de motores de arranque alternativos, entre los que elegir uno, más operativo y funcional que le pudiera incorporar a su coche. Por un simple hecho de preservar un mercado cautivo por parte de los fabricantes tradicionales, o distinguirse de los coches de gama más baja ¿renunciaría Vd. a un nuevo motor de arranque de este estilo? ¿vería bien que su fabricante le impidiera incorporarlo aunque las Autoridades de Industria con competencias en la homologación del vehículo sí que lo consintieran? ¿no sería más lógico pedir a nuestro fabricante un grado mayor de innovación en prestaciones a un precio más razonable?
    En fin, creo que de un post neutro que precisamente trataba aspectos de Neutralidad en la red (un principio rector de cómo debe ser nuestra Sociedad de la Información), se llega a una cuestión de estricta estrategía empresarial (quizá esté Vd. en lo cierto, y sea éste el verdadero principio rector de nuestra Sociedad de la Información, por lo cual, estaré encantado de seguir manteniendo el debate con Vd. pues en muchas cosas no coincidimos, obviamente). Gracias y disculpen la extensión.

  7. neutralitos
    neutralitos Dice:

    El autor abre el debate sobre los mínimos para un servicio de interés general. Me cuesta entender la relación entre este supuesto, y la necesidad de que todos los bits sean indistinguibles. Como trataba de plantear, no es que sea una cuestión ideologizada. Hoy en día, nadie defiende ese planteamiento. El debate lleva muchos años en USA, y salvo los “muy radicales”, nadie hoy en día defiende un planteamiento de tratar a todos los bits iguales, por entender que es ineficiente, caro, imprácticablemente y yo añadiría que “absurdo”.

    Los mínimos de un servicio de interés general, se relacionan con las obligaciones de calidad mínima, u obligaciones de servicio universal. Este es un debate que daría para otro post, pero por mi parte, solo apuntar, que este tipo de obligaciones, tambien la experiencia ha mostrado que en la mayor parte de los casos tienen el efecto contrario al buscado. Unas obligaciones de calidad mínima suelen forzar a ofrecer un producto más caro, para poder cumplir esas obligaciones. El precio medio del producto debe subir para poder asumir esas obligaciones, con lo cual la penetración bajará si es un producto donde existe mucha eleasticidad de la demanda al precio. En esas condiciones, nuevamente, aunque pueda parecer que lo “progresista, avanzado y guay” es defender unos mínimos, eso suele tener como consencuencia que menos gente podrá acceder al servicio, gente que hubiera sido más feliz, sin esos mínimos, pero pudiendo pagar menos dinero. En general es la flexibilidad en la oferta, y la variedad en la oferta lo que suele triunfar y permitir la universalización de los servicios. No es la obligación normativa. El ejemplo más evidente es el servicio fijo y móvil. El servicio móvil nunca ha tenido las obligaciones de servicio universal y calidades mínimas que existen para el servicio fijo, y sin embargo, no hay hoy en día servicio más universalizado que el móvil. Es opinable lo que habría sucedido en otro escenario que no hemos vivido, pero si nos basamos en otras situaciones, podríamos afirmar que un servicio móvil, con obligaciones mínimas que hubieran encarecido el precio inicial, quizás hubiese retrasado o imposibilitado la universalización que hoy hemos alcanzado. En esta misma línea, imponer unas obligaciones mínimas de banda ancha, puede llevar a un precio más caro y menos asequible para todos. Siempre es mejor solución dejar que el mercado ofrezca productos caros y baratos, y cada uno decida si quiere esa calidad, o prefiere un menor precio. Eso siempre ha funcionado.

    Respecto a la VoIP, creo que el planteamiento es claro. Siempre han existido subvenciones cruzadas entre productos. Las empresas, cuando quieren introducir un nuevo producto, pueden utilizar precios “de entrada” para convencer a los usuarios. Eso sucede en gran medida hoy en día con la Banda ancha móvil, que puede considerarse que está siendo “subvencionada” por la voz móvil. Si se plantea que la VoIP debe tener plena libertad, como indiqué es perfecto, pero eso necesariamente lleva a eliminar las subvenciones cruzadas. Es un caso similar al que sucedió cuando se liberalizaron las comunicaciones de voz fija. Las llamadas internacionales subvencionaban las llamadas locales. Cuando se liberalizó, todo el mundo tenía claro que había un amplio margen para reducir el precio de las llamadas internacionales, y ahí hubo muchos competidores que lo vieron claro. La batalla que se libró era lo que entonces se llamó el equilibrio tarifario: si antes de liberalizar se permitía subir la cuota de abono, y el precio de las llamadas locales. Y de hecho así sucedió. Lo único que he intentado transmitir es que la VoIp en el móvil tiene todo el derecho del mundo a desarrollarse, pero no tiene ningún derecho a que sea la voz tradicional quien subvencione su desarrollo. Las empresas no son ONGs. El razonamiento sobre la innovación no puedo seguirlo. Por supuesto que debe impulsarse la innovación, pero es importante siempre mantener la idea de que si una empresa no gana dinero, simplemente cierra, no contempla mantenerse como ONG para que otros ganen dinero. Si esa empresa es la que pone la infraestructura para las telecomunicaciones móviles, pues supongo que si el gran innovador de la VoIP lo ve claro, pues pondrá esa empresa la infraestructura móvil para dar su servicio… porque si no, no se como funcionaría … Cada uno tendrá que hacer sus números, pero ahora mismo, los precios de la Banda Ancha Móvil, de la voz móvil, y de la VoIP móvil aún están en medio de un mercado que está naciendo y creciendo, y por tanto las afirmaciones sobre como deberían funcionar esos mercados hay que hacerlos con precaución, o puede que esos mercados no lleguen a desarrollarse.

    Sobre los coches, tampoco puedo compartir esa lógica de mercado. Cuando alguien innova, suele tener claro que si llega el primer al mercado, los primeros en comprar están dispuestos a pagar un precio alto por esas innovaciones. Sucede en el mercado de coches, como en tantos otros mercados. Eso ayuda en gran medida a pagar los costes de I+D, a ajustar los procesos de producción, a abaratar los costes de producción, a empezar a ganar escala, y a probar el producto. Después viene el mercado masivo. No es evidente la afirmación de que es el mercado masivo el que permite recuperar los costes. Muchas cosas, sin un mercado de lujo, o sin un precio inicial alto basado en haber sido el primero en llegar al mercado … nunca se habrían desarrollado porque no habría compensado.

    El debate de la neutralidad de la red lleva mucho tiempo dando vueltas. Ha cambiado mucho en los últimos dos años, porque tras la intensa demagogia inicial, el debate ahora mismo en USA y en la Unión Europea se ha centrado mucho en temas muy concretos (VoIP, transparencia y calidades diferenciadas a proveedores de contenidos), dejando atrás los grandes debates sobre si todos los bits deben ser iguales, o sobre el gran derecho a una red neutral, sea lo que sea, que neutral significa. Lo que sorprende es que esos avances tras muchos años de debate en USA, cuando llegan a España, parezca que empezamos en el punto inicial (con toda su demagogia). No creo que eso lleve a ningún avance en la Sociedad de la información en nuestro país.

    Y en efecto, yo soy de los que creen que se producen mayores avances por las estrategias empresariales, que por los grandes desvelos de los poderes públicos por velar por los ciudadanos, desvelos que en muchas ocasiones son más bien contraproducentes, o de resultados difíciles de predecir. Pero esto es una postura, como dices, ideológica. Mejor impulsar la competencia, que lleva a ajustar las estrategias empresariales, que generar normativa de dudosos resultados.

  8. neutralitos
    neutralitos Dice:

    El autor abre el debate sobre los mínimos para un servicio de interés general. Me cuesta entender la relación entre este supuesto, y la necesidad de que todos los bits sean indistinguibles. Como trataba de plantear, no es que sea una cuestión ideologizada. Hoy en día, nadie defiende ese planteamiento. El debate lleva muchos años en USA, y salvo los “muy radicales”, nadie hoy en día defiende un planteamiento de tratar a todos los bits iguales, por entender que es ineficiente, caro, imprácticablemente y yo añadiría que “absurdo”.

    Los mínimos de un servicio de interés general, se relacionan con las obligaciones de calidad mínima, u obligaciones de servicio universal. Este es un debate que daría para otro post, pero por mi parte, solo apuntar, que este tipo de obligaciones, tambien la experiencia ha mostrado que en la mayor parte de los casos tienen el efecto contrario al buscado. Unas obligaciones de calidad mínima suelen forzar a ofrecer un producto más caro, para poder cumplir esas obligaciones. El precio medio del producto debe subir para poder asumir esas obligaciones, con lo cual la penetración bajará si es un producto donde existe mucha eleasticidad de la demanda al precio. En esas condiciones, nuevamente, aunque pueda parecer que lo “progresista, avanzado y guay” es defender unos mínimos, eso suele tener como consencuencia que menos gente podrá acceder al servicio, gente que hubiera sido más feliz, sin esos mínimos, pero pudiendo pagar menos dinero. En general es la flexibilidad en la oferta, y la variedad en la oferta lo que suele triunfar y permitir la universalización de los servicios. No es la obligación normativa. El ejemplo más evidente es el servicio fijo y móvil. El servicio móvil nunca ha tenido las obligaciones de servicio universal y calidades mínimas que existen para el servicio fijo, y sin embargo, no hay hoy en día servicio más universalizado que el móvil. Es opinable lo que habría sucedido en otro escenario que no hemos vivido, pero si nos basamos en otras situaciones, podríamos afirmar que un servicio móvil, con obligaciones mínimas que hubieran encarecido el precio inicial, quizás hubiese retrasado o imposibilitado la universalización que hoy hemos alcanzado. En esta misma línea, imponer unas obligaciones mínimas de banda ancha, puede llevar a un precio más caro y menos asequible para todos. Siempre es mejor solución dejar que el mercado ofrezca productos caros y baratos, y cada uno decida si quiere esa calidad, o prefiere un menor precio. Eso siempre ha funcionado.

    Respecto a la VoIP, creo que el planteamiento es claro. Siempre han existido subvenciones cruzadas entre productos. Las empresas, cuando quieren introducir un nuevo producto, pueden utilizar precios “de entrada” para convencer a los usuarios. Eso sucede en gran medida hoy en día con la Banda ancha móvil, que puede considerarse que está siendo “subvencionada” por la voz móvil. Si se plantea que la VoIP debe tener plena libertad, como indiqué es perfecto, pero eso necesariamente lleva a eliminar las subvenciones cruzadas. Es un caso similar al que sucedió cuando se liberalizaron las comunicaciones de voz fija. Las llamadas internacionales subvencionaban las llamadas locales. Cuando se liberalizó, todo el mundo tenía claro que había un amplio margen para reducir el precio de las llamadas internacionales, y ahí hubo muchos competidores que lo vieron claro. La batalla que se libró era lo que entonces se llamó el equilibrio tarifario: si antes de liberalizar se permitía subir la cuota de abono, y el precio de las llamadas locales. Y de hecho así sucedió. Lo único que he intentado transmitir es que la VoIp en el móvil tiene todo el derecho del mundo a desarrollarse, pero no tiene ningún derecho a que sea la voz tradicional quien subvencione su desarrollo. Las empresas no son ONGs. El razonamiento sobre la innovación no puedo seguirlo. Por supuesto que debe impulsarse la innovación, pero es importante siempre mantener la idea de que si una empresa no gana dinero, simplemente cierra, no contempla mantenerse como ONG para que otros ganen dinero. Si esa empresa es la que pone la infraestructura para las telecomunicaciones móviles, pues supongo que si el gran innovador de la VoIP lo ve claro, pues pondrá esa empresa la infraestructura móvil para dar su servicio… porque si no, no se como funcionaría … Cada uno tendrá que hacer sus números, pero ahora mismo, los precios de la Banda Ancha Móvil, de la voz móvil, y de la VoIP móvil aún están en medio de un mercado que está naciendo y creciendo, y por tanto las afirmaciones sobre como deberían funcionar esos mercados hay que hacerlos con precaución, o puede que esos mercados no lleguen a desarrollarse.

    Sobre los coches, tampoco puedo compartir esa lógica de mercado. Cuando alguien innova, suele tener claro que si llega el primer al mercado, los primeros en comprar están dispuestos a pagar un precio alto por esas innovaciones. Sucede en el mercado de coches, como en tantos otros mercados. Eso ayuda en gran medida a pagar los costes de I+D, a ajustar los procesos de producción, a abaratar los costes de producción, a empezar a ganar escala, y a probar el producto. Después viene el mercado masivo. No es evidente la afirmación de que es el mercado masivo el que permite recuperar los costes. Muchas cosas, sin un mercado de lujo, o sin un precio inicial alto basado en haber sido el primero en llegar al mercado … nunca se habrían desarrollado porque no habría compensado.

    El debate de la neutralidad de la red lleva mucho tiempo dando vueltas. Ha cambiado mucho en los últimos dos años, porque tras la intensa demagogia inicial, el debate ahora mismo en USA y en la Unión Europea se ha centrado mucho en temas muy concretos (VoIP, transparencia y calidades diferenciadas a proveedores de contenidos), dejando atrás los grandes debates sobre si todos los bits deben ser iguales, o sobre el gran derecho a una red neutral, sea lo que sea, que neutral significa. Lo que sorprende es que esos avances tras muchos años de debate en USA, cuando llegan a España, parezca que empezamos en el punto inicial (con toda su demagogia). No creo que eso lleve a ningún avance en la Sociedad de la información en nuestro país.

    Y en efecto, yo soy de los que creen que se producen mayores avances por las estrategias empresariales, que por los grandes desvelos de los poderes públicos por velar por los ciudadanos, desvelos que en muchas ocasiones son más bien contraproducentes, o de resultados difíciles de predecir. Pero esto es una postura, como dices, ideológica. Mejor impulsar la competencia, que lleva a ajustar las estrategias empresariales, que generar normativa de dudosos resultados.

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