With a little help from my friends: rebaja del IVA en la primera transmisión de vivienda

La decisión del Gobierno, convalidada el martes por el Congreso, de rebajar el IVA en la compra de vivienda nueva del 8% a 4%, pero únicamente hasta el 31 de diciembre de este año, es sin duda una noticia que merece ser comentada en este blog.

La prensa es bastante unánime a la hora de considerar esta medida una clara ayuda del Gobierno a la banca (esta reseña, por ejemplo) lo que, teniendo en cuenta lo prudente que son nuestros medios cuando se trata de comentar nada que tenga que ver con sus acreedores, resulta bastante significativo.

Pero quizá es necesario reflexionar sobre hasta qué punto se trata de una ayuda y qué efecto puede tener tal ayuda sobre el bienestar, no sólo de los bancos, sino sobre el de los ciudadanos en general, que es, al menos en teoría, a lo que debería dirigirse la acción del Gobierno.

Se alega que la rebaja trata de hacer más atractiva la compra bajando los costes de adquisición. El mercado está paralizado, la gente no se anima a comprar, por lo que una rebaja de costes podría incentivar la adquisición reactivando de alguna forma el mercado inmobiliario, lo que sin duda, resulta beneficioso para todos: para las inmobiliarias (que rebajan deuda), para los bancos (que consiguen liquidez), para las Administraciones (que recaudan, menos, pero algo), para los compradores (que adquieren el anhelado inmueble), para el mercado en general (que se dinamiza), etc.. Pues bien, en nuestro caso esta interpretación no se sostiene por ningún lado.

En primer lugar, habría que preguntarse por qué el mercado está paralizado. Parece haber cierto consenso en que esa parálisis se explica por tres razones:

1ª.- Los vendedores no rebajan los precios. Los promotores, porque no pueden bajar por debajo de su apalancamiento, y los bancos, porque no quieren arrojar pérdidas a su balance, no vaya a ser que resulte que no están tan bien cómo dicen.

2ª.- Los bancos no financian adquisiciones, porque no disponen de liquidez o porque los clientes no les ofrecen suficientes garantías de solvencia (y en una situación de fortísima crisis como la que atravesamos, ¿quién que necesite dinero ofrece suficientes garantías de devolverlo?).

3ª.- Los posibles compradores no se animan, dada la incertidumbre generalizada (la laboral por supuesto, pero también la perspectiva de que los precios puedan bajar más).

No es nada fácil romper este bloqueo, evidentemente, pero la única posibilidad (sin duda traumática) pasa por una rebaja notable de los precios, previo concurso de los vendedores, si es necesario. Cuanto más se tarde en purgar el mercado más angustia para todos, incluida para la deuda del Estado. Pues bien, la medida del Gobierno lo que hace es atrasar aún más esa solución rebajando precisamente el precio en un modesto 4%, pero, lógicamente, no a costa de esos vendedores (especialmente de los bancos, la primera inmobiliaria de este país) sino (otra vez) del erario público. Es decir, el coste de la rebaja no lo asumen los vendedores, sino el Estado, por si todavía no nos habíamos acostumbrado.

Ahora bien, la rebaja no es permanente, sino meramente temporal, lo que permite sospechar que ni siquiera va a servir para ayudar a esos amigos. Si fuese permanente, o al menos más dilatada en el tiempo, el momento en el que se hace y el sector económico sobre el que recae lo convertirían en una medida claramente discriminatoria respecto a otros sectores, pero, al fin y al cabo, eficaz, al menos para los vendedores. Pero el que sea transitorio (sólo cuatro meses) lo único que va a motivar es que el que pensaba ya comprar y se había movilizado y posicionado para ello, adelante su decisión de compra… a costa del erario público, pero sin beneficio aparente para nadie (al margen del propio comprador, claro). Es muy improbable que nadie que no tuviese decidido comprar se active por la noticia y culmine su operación (financiación incluida) en cuatro meses. Teniendo en cuenta, además, que en el margen de precios en que todavía nos movemos una rebaja del 4% no es lo suficientemente incentivadora para ello. Al que no se mueve confiando en una futura rebaja sustancial de precios, ese 4% no le puede parecer suficiente, ni mucho menos.

La medida lo que conseguirá es que las operaciones ya previstas se adelanten a noviembre y diciembre, dejando convertido en un páramo (más aún) el primer trimestre del año que viene. Y aunque hemos dicho que tal rebaja sólo beneficiará a esos compradores a costa del erario público, puede que quizá beneficie también a aquellos a los que le interesa que noviembre sea un mes especialmente activo. A lo mejor resulta que los amigos son otros…. u otro.

Parece que el PP se ha percatado de la jugada y en la sesión de convalidación del martes el Sr. Rajoy adelantó que si su partido gana las elecciones prorrogará la medida durante todo el 2012, aunque no de manera generalizada, sino atendiendo al valor de la vivienda, entre otros condicionamientos aún sin precisar. En la disyuntiva, mejor con la banca que con Rubalcaba, faltaría plus. Y mientras tanto, nosotros, los ciudadanos, que desgraciadamente carecemos de amigos en las altas esferas, esperando.

PD. Por cierto ¿para cuándo un manifiesto de las grandes fortunas españolas pidiendo que les suban los impuestos?  Está claro que los ricos franceses parecen un poquito más patriotas que los españoles. Quizá haya que agradecérselo a Robespierre…