El indultado

No, no es el título de una película de Berlanga ambientada en el tardofranquismo o en la incipiente transición. Tampoco es el mote castizo que la sabiduría popular endilga a los personajes chuscos o estrafalarios. Es el Consejero Delegado de la primera entidad de crédito española. Condenado por el Tribunal Supremo por un delito de acusación falsa (que dio lugar al ilegítimo ingreso en prisión de sus víctimas por orden del juez prevaricador Pascual Estevill), ayer viernes, pese al informe negativo del propio TS, un Consejo de Ministros presidido por el Sr. Rodríguez Zapatero le ha indultado.

 

Durante el proceso no se pudo probar cumplidamente que el Banesto sobornó al ex juez Estevill para ordenar el ingreso en prisión de los clientes díscolos a las presiones del Banco, pero nadie en su sano juicio puede albergar muchas dudas al respecto. Ya comenté en su momento el caso en este blog (aquí). Recordemos que el ex juez no solía hacer estos favores gratis. Pese a ello, durante el proceso se probó lo suficiente como para condenar al Sr. Sáenz a la pena de tres meses de arresto mayor, con la accesoria de suspensión del desempeño de cargos de dirección vinculados con entidades bancarias durante dicho plazo.

 

Ayer, el Gobierno de España (como le gusta decir al Sr. Zapatero) le ha indultado, parcialmente, eso sí, porque el indulto total hubiera necesitado cumplir los requisitos del artículo 11 de la Ley de 1870 (vigente) que establece que sólo se otorgará a los penados en el caso de existir a su favor razones de justicia, equidad o utilidad pública, a juicio del Tribunal sentenciador. Como el Tribunal sentenciador no estaba por la labor, se ha conmutado la pena impuesta de arresto mayor y la accesoria de suspensión de ejercicio profesional por la multa máxima prevista en la legislación aplicable al caso. De esta manera el Sr. Sáenz no tendrá que abandonar el puesto de Consejero Delegado por la estricta aplicación de la pena, como estaba amenazado de tener que hacerlo hasta el día de ayer, aunque debería seguir siendo aplicable, evidentemente, la tacha de falta de honorabilidad que según la normativa del Banco de España inhabilita para ejercer el cargo. Nuestro colaborador Fernando Irurzun lo dejó muy clarito en este post publicado en este mismo blog. Por mucho que le indulten, el Sr. Sáenz no es honorable, qué le vamos a hacer.

 

También han sido indultados los otros dos condenados en la causa, el antiguo director de Banesto en Cataluña Miguel Ángel Calama y el abogado Rafael Jiménez de Parga, condenados a la misma pena como muñidores del delito. Todos para uno y uno para todos. Es el código del hampa: a los cómplices no se les deja en la estacada.

 

Hasta aquí el comentario sobre los delincuentes, no creo que merezcan más. Pero quienes sí merecen mucho más, muchísimo más, son el Gobierno de España, el Sr. Zapatero, el Sr. Rajoy y el Banco de España. Poca cosa.

 

El Gobierno del Sr. Zapatero ha indultado al Sr. Sáenz estando en funciones, es decir, después de las elecciones. Quizá debería haberlo hecho con anterioridad para que los españoles pudiésemos calificar más adecuadamente todavía su gestión el 20-N. Sin embargo, sospecho que no era necesario tomarse tantas molestias, seguro que de haberle indultado antes no hubieran sacado menos de 110 diputados. En cualquier caso, queda muy clara su lamentable intención de colocarse completamente al margen de la responsabilidad, entendida al menos como rendición de cuentas.

 

Exactamente lo mismo cabe predicar del Sr. Rajoy. Este indulto, del que seguramente habló largo y tendido con el Sr. Zapatero durante su cordial reunión, le deja asimismo al margen de la responsabilidad, al menos de la oficial. Pero lo más triste y lamentable de todo es que seguro que ambos señores piensan que así han hecho un gran servicio a la sociedad española, apaciguando al primer banco del país en plena crisis financiera. Y todo gratis, sin coste político alguno, sin dar la cara y asumir las consecuencias de las decisiones, como es tan tradicional en España.

 

Yo pienso, sin embargo, que a este país le hemos vuelto a hacer un flaco favor. Hoy ya todo el mundo sabe, aquí y en el extranjero, que los banqueros en España pueden sobornar a jueces y acusar falsamente a sus clientes sin que pase nada; que las reglas que se aplican a los ciudadanos de a pié que pagamos nuestros impuestos no rigen para los poderosos; y que a los políticos “socialistas”, y me temo que los “liberales”, que llevan gobernando este país desde hace más de treinta años, tal cosa les parece muy bien. Sabemos que el Banco de España no es independiente de los bancos que regula, al menos del principal; y que es incapaz de cesar a uno de sus directivos si el presidente de ese banco dice que no. (Para estar muy tranquilos). A partir de hoy sabemos que no tenemos argumentos cuando en el extranjero nos califiquen como un país bananero, en donde las reglas que nosotros mismos nos damos no se cumplen. Pero lo peor de todo es que hoy la conciencia del sálvese quien pueda, del todo vale, del “listo”, del “vivo”, está un poco más extendida en España. Muy conveniente en un momento en el que el espíritu cívico es tan necesario.

 

Como juristas, nos queda el consuelo del Tribunal Supremo, que en este caso, desde luego, ha estado a la altura. Pero aunque no tuviésemos consuelo, nosotros vamos a seguir defendiendo desde este modesto blog nuestro Estado de Derecho, algo que consideramos muy necesario porque, me temo, esto es sólo el principio. Allí donde el Derecho se licua reina la voluntad de los poderosos y hoy, con la crisis que estamos atravesando, esa voluntad no quiere límites de ningún tipo. Ya lo hemos visto.