El principio de incertidumbre
En 1927, Werner Heisemberg formuló el principio de incertidumbre, una de las barreras fundamentales del conocimiento humano. En virtud de este principio, no es posible conocer con precisión, al mismo tiempo, la posición y la velocidad de un electrón. Esto se debe a que el fotón de luz que se envía para detectarlo altera su comportamiento. Naturalmente, si no hay luz no se ve nada, principio de perogrullo.
Cuando un inspector de hacienda se enfrenta a una contabilidad en “b”, pagos en sobre… siempre hay que tener en cuenta este principio. Evidentemente, si no hay información sino opacidad, la Hacienda Pública no conocerá las rentas y no podrá cobrar los tributos. En este sentido, el elemento clave de un sistema fiscal es la información. Lo relevante de un sistema de retenciones es, incluso más que el ingreso en Hacienda, la información de que un trabajador ha obtenido unos determinados ingresos, por los que debe tributar.
Aún así, no todos los pagos que una empresa realiza a un trabajador son salarios. Si un trabajador tiene que soportar determinados gastos en interés de la empresa, lo que habrá serán gastos de la empresa que el trabajador paga. También es posible que una empresa cubra los gastos de desplazamiento y manutención de un trabajador. Esto constituye una dieta exenta de tributación. En este caso, el tratamiento legal procedente no es ocultar el pago sino declararlo como exento. Otro indicio, además de la opacidad, de que nos encontramos ante un sobre-sueldo y no ante una dieta que cubre gastos de viaje y locomoción, es que la cuantía sea uniforme todos los meses, en un gasto cuya cuantía varía todos los meses.
Además de la información directamente facilitada a Hacienda, la forma de pago es relevante, puesto que los pagos en efectivo no son rastreables. En este sentido, el Gobierno del PP, en la nueva ley de lucha contra el fraude fiscal ha prohibido, bajo severas multas, los pagos en efectivo por importe superior a 2.500 Euros. Si un pago a un trabajador no se informa a la Hacienda Pública y además se hace en efectivo es muy complicado de descubrir. El problema no se plantea con tanta frecuencia como parece. Esto se debe a que las empresas necesitan justificar los gastos para deducírselos en el impuesto de sociedades, y no tributar por unos beneficios que no tienen.
Cuando esto no sucede y una contabilidad “b” apunta a sobre-sueldos en dinero negro, estamos en una situación de incertidumbre. Sin luz, es decir contabilidad “b” no se vería nada, pero la propia contabilidad altera el comportamiento de todos los implicados. Las empresas suelen negar que los documentos sean realmente una contabilidad y suelen considerarlos como estimaciones, en ocasiones, trufadas de datos falsos. A veces, algunos datos contrastables permiten corroborar la verosimilitud del conjunto, pero siempre quedan dudas en cuestiones concretas, lo que es una situación, con todo, preferible a la oscuridad absoluta. Einstein, en respuesta al principio de incertidumbre señalaba que “Dios no juega a los dados”, pero está claro que no somos Dios.
Francisco de la Torre Díaz es licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas y Empresariales por ICADE. En 1999 aprobó las oposiciones a Inspector de Hacienda con el número 1 de su promoción. Ha ejercido como Administrador de la Agencia Tributaria y también como Inspector, tanto en labores directas de comprobación como en la dirección de equipos de inspección. Su especialización es la fiscalidad internacional y la tributación de las grandes empresas.
En la actualidad es Jefe de Equipo de Inspección en la Delegación Especial de Madrid. Ha sido durante seis años Secretario General y portavoz de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado, asociación que agrupa a más del 80% de los Inspectores de Hacienda, tanto en activo como excedentes. Está considerado un experto en fiscalidad y colabora habitualmente en medios de comunicación tanto económicos como generales: El Mundo, Expansión, 5 días, El Economista….