Una reflexión sobre las puertas giratorias.

 

Recientemente, un juzgado de instrucción de Madrid ha admitido a trámite una querella del sindicato AFEM contra varias empresas y particulares, en la que se denuncia, entre otras presuntas irregularidades, la “vinculación de excargos y cargos políticos con empresas privadas concesionarias o participes en la gestión sanitaria”.
 
Esta “vinculación” a la que hace referencia la denuncia de AFEM suele denominarse “puerta giratoria” o “pantouflage”: profesionales procedentes de empresas privadas pasan a ocupar cargos de responsabilidad dentro de la administración pública, o bien cargos públicos abandonan la administración para incorporarse a empresas privadas, siempre dentro del mismo sector: sanidad, energía, obras públicas, armamento… En este “trasiego” es fácil que se produzcan conflictos de intereses, que los gobiernos intentan atajar mediante medidas que, por lo general tienen poco éxito. Por ejemplo, los estudiantes de la  escuela politécnica de administración pública francesa tenían el compromiso de prestar servicio público durante al menos 10 años; en caso de no cumplir dicho compromiso, debía pagar una multa que llamaban “la sandalia” (“pantoufle”). Por supuesto, la empresa contratante pagaba encantada “la sandalia”, sin duda porque esperaba conseguir mayores beneficios con la contratación. Esta práctica originó el término “pantouflage” antes mencionado.
 
En los tiempos que nos encontramos, con sonoros y abultados casos de corrupción llenando las primeras planas de los periódicos y abriendo los telediarios cada día, lo normal es que el ciudadano medio asuma la regla “piensa mal y te quedarás corto” y presuponga que cualquier conflicto de intereses implica necesariamente una práctica corrupta, de modo que las puertas giratorias terminan considerándose una variante más de la corrupción aparentemente generalizada que sufrimos.
 
El movimiento Transparencia Internacional publicó en 2010 un estudio sobre las “puertas giratorias” y las diferentes medidas que pueden tomarse para minimizar sus riesgos. Este estudio puede descargarse desde: http://files.transparency.org/content/download/218/876/file/2010_WP_RevolvingDoor_EN.pdf
 
En mi opinión, el documento demuestra sobre todo la complejidad del problema, y las pocas herramientas que se han encontrado hasta el momento para minimizar sus riesgos. Sin embargo, hay unaspectoque el estudiodejamuyclaro: “there should be a balance between regulating conflicts of interest and maintaining mobility between the different sectors. An individual has the right to economic freedom and legislation must respect this fact and should encourage a dynamic local labour market.” (“debería haber un balance entre la regulación de conflictos de interés y el mantenimiento de la movilidad entre los diferentes sectores. Un individuo tiene derecho a la libertad económica y la legislación debe respetar este hecho y debería promover un mercado laboral local dinámico”). Es decir, para Transparencia Internacional, las “puertas giratorias” no son negativas en sí mismas, y las medidas que se tomen para mitigar sus riesgos en ningún caso deberían limitar el intercambio de trabajadores entre el sector público y el privado.
 
En relación a esto, podemos preguntarnos: ¿qué tipo de cargos públicos queremos tener? ¿Queremos “políticos profesionales”, personas que pasen toda su vida en el seno de un partido, sin ninguna experiencia más allá de la política y la administración? Porque si cerramos las puertas giratorias, no veo que nos queden más alternativas.
 
Imaginemos un profesional del sector de las telecomunicaciones: se trata de un sector dominado por grandes compañías, donde la administración no puede elegir entre muchos proveedores y, probablemente, trabaja con todos en mayor o menor medida. Este profesional, tras 20 años de experiencia en el sector, ha alcanzado un puesto directivo en una de estas grandes compañías, y en un momento determinado un ministro le ofrece una dirección general relacionado, lógicamente, con el sector en el que es experto. De entrada, es lógico pensar que este profesional puede aportar su experiencia y conocimiento a la administración, puede mejorar procesos e incorporar nuevas prácticas. Sin embargo, tiene también vínculos personales con la compañía a la que pertenece en este momento, la conoce bien y sabe cuáles son sus puntos fuertes y débiles, así como los de sus competidores. Tiene amigos dentro, tal vez incluso familiares. El conflicto de intereses está servido.
 
¿Qué tipo de medidas se puede plantear para mitigar este conflicto de intereses? Impedir que su anterior empresa trabaje para la administración sería injusto para la empresa, que no tiene la culpa de que su directivo se pase al sector público, e incluso podría ser contraproducente para la administración, ya que se suprime uno de los pocos “jugadores” del “tablero”, dejando a los demás en una posición injustamente privilegiada.
 
Pueden establecerse medidas que excluyan al profesional de cualquier decisión que pueda beneficiar al proveedor, pero no nos engañemos: hay muchas maneras de condicionar un proceso, si es que se quiere condicionar, sin necesidad de estar directamente implicado en la toma de decisiones.
 
¿Y después? En algún momento, este profesional dejará su cargo público. Si no está en situación de retirarse, lo normal es que vuelva a trabajar en el sector que conoce bien, y por el que sus servicios serían mejor remunerados, es decir, buscará trabajo en su anterior empresa, o en otra de similares características. ¿Podemos estar seguros de que, durante el desempeño de su cargo público, no benefició a alguna empresa del sector para garantizarse un buen puesto en ella? De nuevo llegamos al conflicto de intereses.
 
¿Y qué podemos hacer para impedirlo? No se puede impedir por norma que los cargos públicos vuelvan al sector privado: evidentemente, nuestro experimentado profesional jamás aceptaría la propuesta del ministro sabiendo que esa propuesta significa el final de su carrera…  ¿O estaríamos dispuestos a garantizar a estos profesionales un “retiro dorado” a cambio de impedirles que vuelvan a su sector tras concluir su función pública? A priori, parece un gasto descabellado, ¿no?
 
En mi opinión, allí donde se mueve dinero público, hay riesgo de corrupción, ya sea por puertas giratorias o por cualquiera de los procedimientos más directos que vemos cada día en los medios de comunicación. Este riesgo se puede controlar mejor o peor, pero no se puede suprimir. Por otro lado, la presencia de profesionales con experiencia enriquece la administración, y puede evitar las penosas consecuencias de una excesiva endogamia en la misma.
 
Lo que es seguro es que, cuanto menos dinero público se mueva, menos corrupción tendremos que soportar, lo que me da la oportunidad de “soltar” uno de mis “slogans” preferidos: para combatir la corrupción, más mercado y menos estado.

26 comentarios
  1. Ana de Pablo
    Ana de Pablo Dice:

    Me resulta muy gracioso que hables de expertos profesionales que pueden aportar mucho a la política cuando hablas de puertas giratorias en la sanidad madrileña.
    ¿Qué experiencia tenía JJ. Güemes en sanidad hasta que llegó a la Consejería? Ninguna. ¿E I. Echániz? Ninguna desde que acabó la carrera. Y de JF. Lasquetty ni hablamos.
    Aquí la puerta giratoria sólo ha funcionado en un sentido: gente sin currículum en empresas de salud que, tras pasar por la Consejería, consigue puestos de responsabilidad en empresas a las que benefició. Y se repite una y otra vez sin ningún cambio en el guión.
    Y a pesar de eso, seguimos esperando, como tú, que alguna vez nos toque un Consejero (o incluso un ministro) que sea un profesional experimentado en nuestro campo.

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Gracias por el comentario, Ana. En el caso de Madrid hay ejemplos que se pueden considerar más “típicos” como el del Dr. Burgueño, quien por cierto viene siendo objeto de algunas de las críticas más virulentas por parte de la Marea Blanca.
      Te hago notar que, si tuviésemos un consejero con experiencia en el sector, pero en empresas privadas, probablemente las críticas serían aún mayores, precisamente porque se presupondrían toda clase de intereses ocultos. Ese es precisamente el problema que quería poner sobre el tapete: si rechazamos la endogamia de los partidos políticos y al mismo tiempo sospechamos de los políticos que vienen de fuera de la administración, ¿qué alternativa nos queda?

  2. Carles
    Carles Dice:

    Buen artículo, ciertamente es un problema muy complejo.
    Supongo que, como control, el hecho de promover concursos públicos y transparentes sería una gran barrera a este tipo de corrupción, pues quedaría retratado el cargo que beneficiara injustamente a una empresa.

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Gracias por el comentario, Carles. Sin duda, es muy importante que los concursos sean lo más transparentes posibles, pero no nos engañemos: para alguien con buenos conocimientos del sector, es muy fácil orientar los pliegos hacia un proveedor concreto si quiere: requerir determinadas certificaciones, exigir experiencias concretas, condiciones financieras, etc… aspectos que pueden pasar fácilmente desapercibidos o entenderse como justificables. Frecuentemente, los otros concursantes no denuncian estos casos aunque los descubran, por miedo a perjudicar sus posibilidades en futuros concursos… El riesgo existe, y no es fácil de evitar: el problema es si las alternativas son aún peores.

  3. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Buenos días.
    El artículo de Eduardo plantea, correctamente en mi opinión, el asunto de las puertas giratorias por lo que no voy a comentar más que aspectos aparentemente marginales pero que tomados en su conjunto ilustran la naturaleza real del problema que de forma un tanto freudiana nos resistimos a abordar.
    Nuestros esquemas mentales se forman a partir del pasado pero, como las cosas cambian y a veces con mucha velocidad, no siempre ajustamos nuestros esquemas a estos cambios.
    En otro blog acabo de leer un informe que explica que en USA, un 14% del PIB son actividades de Regulación y Control de su cumplimiento. Esa cifra no incluye los costes del sistema financiero.
    Esto quiere decir que si lo medimos sobre la economía productiva estamos hablando de cerca del 40% del coste de nuestros productos por no hablar de las restricciones a la iniciativa que esto supone.
    En Europa la situación es un 25% peor que en USA. También excluyendo los costes del sector financiero.
    Éramos ricos, podíamos. ¿Podíamos?
    Además se ha producido un enorme fenómeno de concentración de poder económico en muchos sectores que no necesariamente deben estar tan concentrados ni lo estaban en el pasado.
    Las telecomunicaciones no tienen por qué estar en manos de pocas compañías (en USA hay todavía 4000 que nacieron pueblo a pueblo y luego se unieron para larga distancia), ni la electricidad, ni la energía en general, ni la banca, ni el transporte, mi el comercio. No es necesario ni tiene por qué suceder.
    Sucede porque se quiere que suceda.
    Todas ellas se concentran porque el sistema político “necesita controlar” y le resulta más sencillo hacerlo con unas pocas que con muchas.
    Por lo tanto nadie debe sorprenderse de que esta concentración se produzca. Acaba de pasar con nuestros bancos.
    El resultado es lo que vemos: Un sistema de regulación y control en colapso porque ya se ha superado el punto en el cual el coste de control supera el producto del sistema.
    En esta situación lo racional es el “Pantouflage”, las Puertas Giratorias. Y han aumentado mucho en poco tiempo porque es la estrategia que optimiza situaciones.
    Así tenemos la Comisión de Subsecretarios regida por un jefe de asesoría de un banco mientras su “counterpart” de una gran caja ha pasado a sala del TS donde se verán los productos diseñados por sus equipos. Manda oeufs.
    Por cierto que las compañías líderes en esto son hoy las grandes auditoras consultoras de matriz USA afincadas aquí. En ambos sentidos.
    La solución pasa porque los ciudadanos caigamos en la cuenta de su causa: El excesivo poder del Estado.
    Mientras no pongamos coto a eso seguiremos quejándonos y la situación se seguirá deteriorando.
    Nuestro epitafio será el de una sociedad aplastada por sus propios controles.
    Saludos cordiales

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Muchas gracias por el comentario, Manu. El tema que planteas daría para varios posts. Estoy de acuerdo con ud. : cuanto más jugadores haya, habrá mayor competencia. En mi sector (sistemas de información) que afortunadamente está poco intervenido por el momento (cruzo los dedos), las empresas pequeñas y muy especializadas están superando la crisis a base de ofrecer alta calidad a precios muy competitivos, y no teniendo miedo a embarcarse en proyectos en Europa, Sudamérica, Oriente Medio o incluso China y el sudeste asiático. Nada impide hoy día a una empresa pequeña asumir proyectos interesantes a miles de kilómetros de distancia.

  4. javier
    javier Dice:

    Imprescindible el hacernos tal reflexión,yo siempre abogo por un estado menos intervencionista,el estado esta muy presente en la economía, lo que da pie a lobbys y corrupción. El tema de la sanidad, estaba claro que a alguien beneficiaba.Es cierto,la puerta giratoria solo funciona en un sentido. Siempre habrá intereses,creo que es algo controlable a través de algún organismo, pero que no se vea tan claro la intención de Lasquetty que quiere vivir la buena vida en Capio. Yo quiero políticos formados,que conozcan el sector,y no políticos que se apoltronen de por vida.

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Gracias por el comentario, Javier. Los “órganos regulatorios” nos tienen acostumbrados a sumar fracaso tras fracaso, así que a estas alturas yo no confío en que ningún órgano pueda controlar el problema: antes bien, sospecho que supondría un coste adicional y una puerta abierta a nuevas corruptelas, aún más difíciles de detectar. La experiencia me está haciendo muy desconfiado.

  5. Ana de Pablo
    Ana de Pablo Dice:

    ¿Por qué tiene que tener experiencia en empresas privadas? Hay mucha gente muy valiosa en lo público. No obstante, yo aprovecho mi experiencia en la privada para mejorar mi “gestión” en la pública, no para favorecer a la privada a costa de lo público, no para decir que lo público está mal gestionado y hacer dejación de funciones.
    De Burgueño, el que considera que pagar 50€ por consulta hace más entrañable la relación médico-paciente, el que en vez de utilizar su experiencia en la privada para mejorar la gestión de la pública decide entrar en el juego de que la pública está mal gestionada (por él y su equipo) y “ceder” su gestión a la privada de su hjo, mejor ni hablamos.

    • Ana de Pablo
      Ana de Pablo Dice:

      Me resulta muy gracioso que hables de expertos profesionales que pueden aportar mucho a la política cuando hablas de puertas giratorias en la sanidad madrileña.

      ¿Qué experiencia tenía JJ. Güemes en sanidad hasta que llegó a la Consejería? Ninguna. ¿E I. Echániz? Ninguna desde que acabó la carrera. Y de JF. Lasquetty ni hablamos.

      Aquí la puerta giratoria sólo ha funcionado en un sentido: gente sin currículum en empresas de salud que, tras pasar por la Consejería, consigue puestos de responsabilidad en empresas a las que benefició. Y se repite una y otra vez sin ningún cambio en el guión.

      Y a pesar de eso, seguimos esperando, como tú, que alguna vez nos toque un Consejero (o incluso un ministro) que sea un profesional experimentado en nuestro campo.

    • Carles
      Carles Dice:

      Buen artículo, ciertamente es un problema muy complejo.

      Supongo que, como control, el hecho de promover concursos públicos y transparentes sería una gran barrera a este tipo de corrupción, pues quedaría retratado el cargo que beneficiara injustamente a una empresa.

    • Manu Oquendo
      Manu Oquendo Dice:

      Buenos días.

      El artículo de Eduardo plantea, correctamente en mi opinión, el asunto de las puertas giratorias por lo que no voy a comentar más que aspectos aparentemente marginales pero que tomados en su conjunto ilustran la naturaleza real del problema que de forma un tanto freudiana nos resistimos a abordar.

      Nuestros esquemas mentales se forman a partir del pasado pero, como las cosas cambian y a veces con mucha velocidad, no siempre ajustamos nuestros esquemas a estos cambios.

      En otro blog acabo de leer un informe que explica que en USA, un 14% del PIB son actividades de Regulación y Control de su cumplimiento. Esa cifra no incluye los costes del sistema financiero.

      Esto quiere decir que si lo medimos sobre la economía productiva estamos hablando de cerca del 40% del coste de nuestros productos por no hablar de las restricciones a la iniciativa que esto supone.
      En Europa la situación es un 25% peor que en USA. También excluyendo los costes del sector financiero.

      Éramos ricos, podíamos. ¿Podíamos?

      Además se ha producido un enorme fenómeno de concentración de poder económico en muchos sectores que no necesariamente deben estar tan concentrados ni lo estaban en el pasado.

      Las telecomunicaciones no tienen por qué estar en manos de pocas compañías (en USA hay todavía 4000 que nacieron pueblo a pueblo y luego se unieron para larga distancia), ni la electricidad, ni la energía en general, ni la banca, ni el transporte, mi el comercio. No es necesario ni tiene por qué suceder.

      Sucede porque se quiere que suceda.

      Todas ellas se concentran porque el sistema político “necesita controlar” y le resulta más sencillo hacerlo con unas pocas que con muchas.
      Por lo tanto nadie debe sorprenderse de que esta concentración se produzca. Acaba de pasar con nuestros bancos.

      El resultado es lo que vemos: Un sistema de regulación y control en colapso porque ya se ha superado el punto en el cual el coste de control supera el producto del sistema.

      En esta situación lo racional es el “Pantouflage”, las Puertas Giratorias. Y han aumentado mucho en poco tiempo porque es la estrategia que optimiza situaciones.

      Así tenemos la Comisión de Subsecretarios regida por un jefe de asesoría de un banco mientras su “counterpart” de una gran caja ha pasado a sala del TS donde se verán los productos diseñados por sus equipos. Manda oeufs.

      Por cierto que las compañías líderes en esto son hoy las grandes auditoras consultoras de matriz USA afincadas aquí. En ambos sentidos.

      La solución pasa porque los ciudadanos caigamos en la cuenta de su causa: El excesivo poder del Estado.

      Mientras no pongamos coto a eso seguiremos quejándonos y la situación se seguirá deteriorando.

      Nuestro epitafio será el de una sociedad aplastada por sus propios controles.

      Saludos cordiales

    • javier
      javier Dice:

      Imprescindible el hacernos tal reflexión,yo siempre abogo por un estado menos intervencionista,el estado esta muy presente en la economía, lo que da pie a lobbys y corrupción. El tema de la sanidad, estaba claro que a alguien beneficiaba.Es cierto,la puerta giratoria solo funciona en un sentido. Siempre habrá intereses,creo que es algo controlable a través de algún organismo, pero que no se vea tan claro la intención de Lasquetty que quiere vivir la buena vida en Capio. Yo quiero políticos formados,que conozcan el sector,y no políticos que se apoltronen de por vida.

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Gracias por el comentario, Ana. En el caso de Madrid hay ejemplos que se pueden considerar más “típicos” como el del Dr. Burgueño, quien por cierto viene siendo objeto de algunas de las críticas más virulentas por parte de la Marea Blanca.

      Te hago notar que, si tuviésemos un consejero con experiencia en el sector, pero en empresas privadas, probablemente las críticas serían aún mayores, precisamente porque se presupondrían toda clase de intereses ocultos. Ese es precisamente el problema que quería poner sobre el tapete: si rechazamos la endogamia de los partidos políticos y al mismo tiempo sospechamos de los políticos que vienen de fuera de la administración, ¿qué alternativa nos queda?

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Gracias por el comentario, Carles. Sin duda, es muy importante que los concursos sean lo más transparentes posibles, pero no nos engañemos: para alguien con buenos conocimientos del sector, es muy fácil orientar los pliegos hacia un proveedor concreto si quiere: requerir determinadas certificaciones, exigir experiencias concretas, condiciones financieras, etc… aspectos que pueden pasar fácilmente desapercibidos o entenderse como justificables. Frecuentemente, los otros concursantes no denuncian estos casos aunque los descubran, por miedo a perjudicar sus posibilidades en futuros concursos… El riesgo existe, y no es fácil de evitar: el problema es si las alternativas son aún peores.

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Muchas gracias por el comentario, Manu. El tema que planteas daría para varios posts. Estoy de acuerdo con ud. : cuanto más jugadores haya, habrá mayor competencia. En mi sector (sistemas de información) que afortunadamente está poco intervenido por el momento (cruzo los dedos), las empresas pequeñas y muy especializadas están superando la crisis a base de ofrecer alta calidad a precios muy competitivos, y no teniendo miedo a embarcarse en proyectos en Europa, Sudamérica, Oriente Medio o incluso China y el sudeste asiático. Nada impide hoy día a una empresa pequeña asumir proyectos interesantes a miles de kilómetros de distancia.

    • Ana de Pablo
      Ana de Pablo Dice:

      ¿Por qué tiene que tener experiencia en empresas privadas? Hay mucha gente muy valiosa en lo público. No obstante, yo aprovecho mi experiencia en la privada para mejorar mi “gestión” en la pública, no para favorecer a la privada a costa de lo público, no para decir que lo público está mal gestionado y hacer dejación de funciones.
      De Burgueño, el que considera que pagar 50€ por consulta hace más entrañable la relación médico-paciente, el que en vez de utilizar su experiencia en la privada para mejorar la gestión de la pública decide entrar en el juego de que la pública está mal gestionada (por él y su equipo) y “ceder” su gestión a la privada de su hjo, mejor ni hablamos.

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Mantenerse dentro de la administración no deja de ser endogámico. Que entre gente de la empresa privada proporcionaría diferentes puntos de vista, y evitaría ese progresivo distanciamiento de la realidad que frecuentemente detectamos en nuestros políticos.

      • Cvm Privilegio
        Cvm Privilegio Dice:

        Mi estimado e infatigable don Eduardo, he aquí tres afirmaciones que sutilmente dan por sentado lo que se quiere demostrar. Discúlpeme si no se las dejo pasar:
        Mantenerse dentro de la administración no deja de ser endogámico.
        “Endogamia” es un término antropológico cuyo uso en otros contextos es siempre peyorativo. Despojada de esa connotación, su afirmación es una tautología: “si siempre administran funcionarios, entonces siempre administran funcionarios”. ¿Y?
        Que entre gente de la empresa privada proporcionaría diferentes puntos de vista
        Suena razonable, ¿verdad? Pero de lo que tendría usted que convencernos es de que esos puntos de vista diferentes son mejores desde el punto de vista del bien común.
        y evitaría ese progresivo distanciamiento de la realidad que frecuentemente detectamos en nuestros políticos.
        Discúlpeme, pero veo a los políticos actuales muy apegados a la realidad: a la realidad de los beneficios que pueden obtener en términos de poder y de dinero para ellos y para ciertos grupos de interés. Si además introducimos a esos grupos de interés en la cabina de mando… Pero quizás usted crea que Cheney y Halliburton son un ejemplo a seguir.

  6. La Voz del HULP
    La Voz del HULP Dice:

    Tratar el tema de la puerta giratoria es hablar de conflictos de intereses entre empresa y administración dado que se refiere a un tránsito profesional de la empresa a la administración (entrada) y de la administración a la empresa (salida). Wikipedia define conflicto de interés como “aquella situación en la que el juicio del individuo -concerniente a su interés primario- y la integridad de una acción, tienden a estar indebidamente influenciado por un interés secundario, de tipo generalmente económico o personal”. Es decir, tener conflicto de interés no es otra cosa que ser juez y parte.
    Los conflictos de interés pueden ocurrir en cualquier ámbito de la actividad económica (no sólo en la esfera de lo público) y profesional y es cierto, como indica el Sr. Valdelomar, que no todos invalidan automáticamente al “interesado”. No obstante los hay que pueden ser muy relevantes, como suele ser el caso de los conflictos de intereses existentes en los grandes contratos con la administración. Estos conflictos de interés son habitualmente vehiculizados a través de la puerta giratoria, que es con mucha frecuencia la herramienta que se utiliza para influir ilegítimamente en decisiones de la administración. De ahí el rechazo que genera. Huelga decir que aunque el tránsito a través de la puerta giratorio (“Mi tesoro” para algunos) es bidireccional, esta influencia ilegítimamente ocurre habitualmente en perjuicio de la Administración o sus administrados, es decir, todos nosotros y en beneficio del que negocia con la administración y del que influye ilegítimamente
    Aunque la existencia de conflictos de intereses no presupone necesariamente una actuación irregular, sí que pone de manifiesto la oportunidad de que éstas ocurran. Por este motivo sí es importante controlar el problema de la puerta giratoria, con la intención de prevenir irregularidades. Desde mi punto de vista son necesarios tres elementos:
    1) Transparencia: es fundamental que los conflictos de interés sean públicos y transparentes
    2) Delegación: no es posible que el “interesado” decida si su conflicto de interés es relevante
    3) Responsabilidad (responder personalmente por): tanto del “interesado” que debe declarar sus intereses como de la persona que decide si el conflicto es relevante o no, idealmente su superior jerárquico.
    En definitiva lo único que se necesita es que exijamos un poco de EJEMPLARIDAD a nuestros responsables. A diferencia del autor no estoy dispuesto a ignorar este problema o a renunciar a derechos (adelgazando el Estado) simplemente porque haya algunos políticos y empresarios corruptos. Faltaría más.
    Llego al final del comentario sin haber mencionado el tema con el que se abría la entrada de hoy: la puerta giratoria en la Sanidad madrileña, un tema de rabiosa actualidad que emana un olor pestilente que bien podría invalidar ese proceso, simplemente por Salud democrática. Por cierto ¿Para cuándo una entrada sobre la puerta giratoria en la Sanidad de Madrid en Hay Derecho?

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Gracias por su comentario. Se pueden idear muchos métodos para minimizar riesgos en este tema, pero como concluye el informe que anexaba en el artículo, su éxito es escaso. Por supuesto, sus sugerencias suponen buenas prácticas y no están de más, pero me temo que no garantizan que el conflicto de intereses no exista o no influya de forma inadecuada en las concesiones de contratos o en la vigilancia y control de productos y servicios.
      Por otro lado, como uds. saben bien, no puedo estar de acuerdo con eso de que adelgazar el estado suponga reducir derechos… más bien, supondría recuperar libertades, pero claro, este es un extremo en el que un estatista y un liberal jamás se pondrán de acuerdo.

      • La Voz del HULP
        La Voz del HULP Dice:

        Nadie discute que sea imposible eliminar todos los conflictos de intereses posibles, simplemente le digo que en nuestro país existe mucho camino por recorrer y se puede, y debemos, mejorar a este respecto. Siento desilusionarle pero debo recordarle que la eliminación del Estado no supondrá ni mucho menos el fin de los conflictos de intereses en las transacciones económicas y profesionales.
        Debo decirle que me causa cierta extrañeza que una persona que se llama a sí misma liberal decida mi filiación y sobre todo que lo haga desde una perspectiva binaria, un tanto primaria. Usted se autodenomina “liberal” pero muchas personas no le considerarían como tal, sino un “libertarían” y es que el término liberal es demasiado ambiguo y en ocasiones esto se utiliza de forma interesada.
        Siguiendo con este argumento comete un gran error al pensar que o se es liberal o se es socialista. Hay múltiples ejes (político, económico, social) a considerar a la hora de definir las preferencias de los individuos y dentro de cada uno de ellos hay varios matices, como en todos los aspectos de la vida. Creo, sinceramente, que esta charla le resultará de utilidad : “The moral roots of liberals and conservatives” ( http://www.youtube.com/watch?v=vs41JrnGaxc ) ya que en ella se abordan aspectos importantes sobre las preferencias políticas, sociales y económicas de los individuos en nuestra sociedad y otros aspectos de la convivencia.
        Pero volviendo a la entrada de hoy, tengo la sensación que toda ella está condicionada por su conclusión y no al revés como debería ser. Me explico, si realmente aborrece la puerta giratoria hasta el extremo de justificar el desmantelamiento del Estado ¿cómo es posible que no la aborrezca cuando sirve para el proceso de privatización de la gestión sanitaria de 6 hospitales públicos, en el que habido tantos tránsitos de la puerta giratoria?
        Finalmente señalar una última opinión personal. Para salir de la actual coyuntura de crisis que vivimos, probablemente más política y moral que económica, es esencial que dejemos de demonizar la política y que trabajemos por rehabilitarla.

  7. La Voz del HULP
    La Voz del HULP Dice:

    Tratar el tema de la puerta giratoria es hablar de conflictos de intereses entre empresa y administración dado que se refiere a un tránsito profesional de la empresa a la administración (entrada) y de la administración a la empresa (salida). Wikipedia define conflicto de interés como “aquella situación en la que el juicio del individuo -concerniente a su interés primario- y la integridad de una acción, tienden a estar indebidamente influenciado por un interés secundario, de tipo generalmente económico o personal”. Es decir, tener conflicto de interés no es otra cosa que ser juez y parte.

    Los conflictos de interés pueden ocurrir en cualquier ámbito de la actividad económica (no sólo en la esfera de lo público) y profesional y es cierto, como indica el Sr. Valdelomar, que no todos invalidan automáticamente al “interesado”. No obstante los hay que pueden ser muy relevantes, como suele ser el caso de los conflictos de intereses existentes en los grandes contratos con la administración. Estos conflictos de interés son habitualmente vehiculizados a través de la puerta giratoria, que es con mucha frecuencia la herramienta que se utiliza para influir ilegítimamente en decisiones de la administración. De ahí el rechazo que genera. Huelga decir que aunque el tránsito a través de la puerta giratorio (“Mi tesoro” para algunos) es bidireccional, esta influencia ilegítimamente ocurre habitualmente en perjuicio de la Administración o sus administrados, es decir, todos nosotros y en beneficio del que negocia con la administración y del que influye ilegítimamente

    Aunque la existencia de conflictos de intereses no presupone necesariamente una actuación irregular, sí que pone de manifiesto la oportunidad de que éstas ocurran. Por este motivo sí es importante controlar el problema de la puerta giratoria, con la intención de prevenir irregularidades. Desde mi punto de vista son necesarios tres elementos:
    1) Transparencia: es fundamental que los conflictos de interés sean públicos y transparentes
    2) Delegación: no es posible que el “interesado” decida si su conflicto de interés es relevante
    3) Responsabilidad (responder personalmente por): tanto del “interesado” que debe declarar sus intereses como de la persona que decide si el conflicto es relevante o no, idealmente su superior jerárquico.

    En definitiva lo único que se necesita es que exijamos un poco de EJEMPLARIDAD a nuestros responsables. A diferencia del autor no estoy dispuesto a ignorar este problema o a renunciar a derechos (adelgazando el Estado) simplemente porque haya algunos políticos y empresarios corruptos. Faltaría más.

    Llego al final del comentario sin haber mencionado el tema con el que se abría la entrada de hoy: la puerta giratoria en la Sanidad madrileña, un tema de rabiosa actualidad que emana un olor pestilente que bien podría invalidar ese proceso, simplemente por Salud democrática. Por cierto ¿Para cuándo una entrada sobre la puerta giratoria en la Sanidad de Madrid en Hay Derecho?

  8. Rodeo54321
    Rodeo54321 Dice:

    Nefasta frase final, que olvida el hecho innegable de que no hay servidor público corrupto, sin sujeto privado que le corrompa. Ese mercado redentor es el que pacta precios, paga mordidas, quiebra y hay que rescatar con dinero público…. Más mercado como cuál: ¿como el inmobiliario? ¿como el bancario? Por favor… ¡que no aprendemos!

    • Eduardo Valdelomar
      Eduardo Valdelomar Dice:

      Me temo que, para aprender, necesitamos aceptar los hechos tal y como son. El mercado bancario que tuvimos que rescatar era, sobre todo, público, así que en efecto, me encantaría que aprendiésemos la lección impidiendo que el Estado haga de banquero. En cuanto al mercado inmobiliario, tampoco puede decirse que fuera muy independiente de los poderes públicos, ¿verdad?.
      Independientemente de quien fue primero, si la gallina o el huevo, parece claro que para que haya corrupción con dinero público tiene que haber dinero público en juego, así que cuanto menos dinero público se mueva, menos posibilidades de corrupción habrá. Como dijo aquella célebre ministra, “el dinero público no es de nadie”, lo que sin duda supone un gran incentivo para “sisarlo”.

      • David
        David Dice:

        La ministra Carmen Calvo, al parecer ya ni merece que se teclee su nombre, dio forma a esa expresión en un contexto que no puede ser más opuesto al que se ha venido utilizando por los denodados detractores de lo público.
        -¿Cómo va a replantearse esas ayudas automáticas a la producción?
        -Hay que matizarlas. Vamos a poner mucho énfasis en ese otro lado que justifica que tengamos una política de cine en este Ministerio. Como proyectos industriales todos son magníficos y les corresponden al Ministerio de Industria. Como proyectos culturales, este Ministerio tiene que cuidar y mimar lo que puede ser bueno en la Cultura. Dicho esto, también digo que cuanto menos participe el Ministerio en la selección, mejor. Cuantas más comisiones y asesoramientos externos de evaluación, para que los sectores y los ciudadanos puedan participar en el Ministerio, con transparencia y objetividad, mejor. Estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie. La responsabilidad del cine español es enorme, porque se hace en un idioma que hablan más de 400 millones de personas. Pero no voy a bajar la guardia ni un milímetro en la objetividad, en la razonabilidad y en la lógica. Las amistades están en otro ámbito.
        http://www.abc.es/hemeroteca/historico-29-05-2004/abc/Home/carmen-calvo-en-mes-y-medio-no-se-puede-montar-un-ministerio-que-no-existia_9621740957990.html

  9. Rodeo54321
    Rodeo54321 Dice:

    Nefasta frase final, que olvida el hecho innegable de que no hay servidor público corrupto, sin sujeto privado que le corrompa. Ese mercado redentor es el que pacta precios, paga mordidas, quiebra y hay que rescatar con dinero público…. Más mercado como cuál: ¿como el inmobiliario? ¿como el bancario? Por favor… ¡que no aprendemos!

  10. Ana de Pablo
    Ana de Pablo Dice:

    Propongo que pongamos un cartel de instrucciones en la puerta giratoria: “utilicen la puerta para entrar a poner su experiencia en servicii del bien común, no para salir llevándoselo crudo”.
    Parece que en la sanidad madrileña (como en muchos otros casos) la puerta funciona en el sentido equivocado.

  11. Ana de Pablo
    Ana de Pablo Dice:

    Propongo que pongamos un cartel de instrucciones en la puerta giratoria: “utilicen la puerta para entrar a poner su experiencia en servicii del bien común, no para salir llevándoselo crudo”.

    Parece que en la sanidad madrileña (como en muchos otros casos) la puerta funciona en el sentido equivocado.

  12. FBR
    FBR Dice:

    Perdón por el uso de la ironía, pero es curioso que la puerta solo gire en un sentido. No se conoce ningún caso en el que alguien se haya aprovechado de su posición en la empresa privada para favorecer a la Administración Pública. Eso ya debería ser indicativo de algo.

  13. FBR
    FBR Dice:

    Perdón por el uso de la ironía, pero es curioso que la puerta solo gire en un sentido. No se conoce ningún caso en el que alguien se haya aprovechado de su posición en la empresa privada para favorecer a la Administración Pública. Eso ya debería ser indicativo de algo.

  14. Pedro Ramos
    Pedro Ramos Dice:

    Personalmente, yo pondría el slogan “para combatir la corrupción, más mercado y menos estado” en cuarentena, después de que la connivencia entre agencias de rating y bancos de inversión americanos nos metiera en el agujero del que todavía no hemos conseguido salir …

    • Fernando Rodríguez Prieto
      Fernando Rodríguez Prieto Dice:

      Efectivamente, Pedro, eso nos lleva a otra conclusión: controladores y calificadores no pueden estar regulados por el mercado. Ahí no vale la autoregulación.
      Pero eso no invalida el que por desgracia en España la intervención de las Administraciones en la economía sea excesiva y fuente de corrupciones.

  15. F. Javier Oñate Cuadros
    F. Javier Oñate Cuadros Dice:

    Pues yo estoy absolutamente de acuerdo con Eduardo y con manu Oquendo, como ya es conocido.
    La teoría liberal no parte del hecho de que todos los seres humanos sean prístinos y perfectos. Eso lo decía el socialista totalitario Rousseau, que con su mito del buen salvaje ha sido fuente de inspiración filosófica de toda clase de totalitarismos, con genocidios incluidos, cosa por otra parte nada extraña en un personaje con su biografía, cuidadosa y celosamente ocultada, por cierto.
    En esto, no es el liberalismo demiasiado original. Al fin y al cabo, la Biblia parte de la existencia de una condición humana que nos impulsa al mal (aunque por supuesto, el estar hechos a imagen y semejanza de Dios nos permite hacer el bien). Ante esta realidad inconrtrovertible, el carácter no divino del ser humano, no somos ángeles, el liberalismo propone una solución que se me antoja la única posible, eso sí, con infinitos matices: Hay que dividir el poder, distribuirlo lo máximo posible, de manera que, diríamos hoy, se optimice el trade off entre control y libertad, porque además, esa optimización produce un mayor enriquecimiento de las sociedades y los individuos, en lo económico, en lo cultural y en lo espiritual.
    Parece mentira pero a veces hay que explicitar lo obvio: Nadie tiene la varita mágica para saber dónde está ese punto óptimo. Y aunque se encontrara, el carácter dinámico de las sociedades humanas hará que enseguida deje de serlo y haya que buscarlo constantemente, en dirección desconocida. Por eso no es de extrañar en absoluto que no haya unanimidades entre los liberales, porque el liberalismo es lo contrario de una ideología: No hay soluciones mágicas, no hay soluciones eternas, no hay poderes taumatúrgicos, no hay utopías ni sociedades perfectas. Podemos aspirar a mejorar, a un perfeccionamiento acumulativo, pero nunca conseguiremos el paraíso.
    El paradigma socialdemócrata se ha revelado falso y contraproducente y está degenerando en una dictadura democrática de la peor especie. Un totalitarismo democrático que conduce a una sociedad como la reflejada, mejor en el cómic que en el cine, en V de Vendetta. Nótese que en V, el líder habla siempre de democracia y patriotismo, “Inglaterra prevalece” “la democracia está en peligro”. Control absoluto de la información, aplastamiento de los derechos más elementales, “por su seguridad” y luego, que es lo que más indigna aunque no es lo más importante, control absoluto de las costumbres íntimas, prvia represión de la an terior relajación de costumbres. Es muy curioso que al final de la historia son los responsables máximos de la seguridad del sistema, encarnado en un general, los que permiten el triunfo de la voluntad popular y evitan la masacre total del pueblo, previa eliminación del lider que, sin embargo, el general desconoce.
    Esperemos que la democracia no esté tan enferma como para degenerar de tal manera y se regenere, aunque sinceramente, no soy nada optimista al respecto.

    • Pedro Ramos
      Pedro Ramos Dice:

      Personalmente, yo pondría el slogan “para combatir la corrupción, más mercado y menos estado” en cuarentena, después de que la connivencia entre agencias de rating y bancos de inversión americanos nos metiera en el agujero del que todavía no hemos conseguido salir …

    • Fernando Rodríguez Prieto
      Fernando Rodríguez Prieto Dice:

      Efectivamente, Pedro, eso nos lleva a otra conclusión: controladores y calificadores no pueden estar regulados por el mercado. Ahí no vale la autoregulación.
      Pero eso no invalida el que por desgracia en España la intervención de las Administraciones en la economía sea excesiva y fuente de corrupciones.

    • F. Javier Oñate Cuadros
      F. Javier Oñate Cuadros Dice:

      Pues yo estoy absolutamente de acuerdo con Eduardo y con manu Oquendo, como ya es conocido.

      La teoría liberal no parte del hecho de que todos los seres humanos sean prístinos y perfectos. Eso lo decía el socialista totalitario Rousseau, que con su mito del buen salvaje ha sido fuente de inspiración filosófica de toda clase de totalitarismos, con genocidios incluidos, cosa por otra parte nada extraña en un personaje con su biografía, cuidadosa y celosamente ocultada, por cierto.

      En esto, no es el liberalismo demiasiado original. Al fin y al cabo, la Biblia parte de la existencia de una condición humana que nos impulsa al mal (aunque por supuesto, el estar hechos a imagen y semejanza de Dios nos permite hacer el bien). Ante esta realidad inconrtrovertible, el carácter no divino del ser humano, no somos ángeles, el liberalismo propone una solución que se me antoja la única posible, eso sí, con infinitos matices: Hay que dividir el poder, distribuirlo lo máximo posible, de manera que, diríamos hoy, se optimice el trade off entre control y libertad, porque además, esa optimización produce un mayor enriquecimiento de las sociedades y los individuos, en lo económico, en lo cultural y en lo espiritual.

      Parece mentira pero a veces hay que explicitar lo obvio: Nadie tiene la varita mágica para saber dónde está ese punto óptimo. Y aunque se encontrara, el carácter dinámico de las sociedades humanas hará que enseguida deje de serlo y haya que buscarlo constantemente, en dirección desconocida. Por eso no es de extrañar en absoluto que no haya unanimidades entre los liberales, porque el liberalismo es lo contrario de una ideología: No hay soluciones mágicas, no hay soluciones eternas, no hay poderes taumatúrgicos, no hay utopías ni sociedades perfectas. Podemos aspirar a mejorar, a un perfeccionamiento acumulativo, pero nunca conseguiremos el paraíso.

      El paradigma socialdemócrata se ha revelado falso y contraproducente y está degenerando en una dictadura democrática de la peor especie. Un totalitarismo democrático que conduce a una sociedad como la reflejada, mejor en el cómic que en el cine, en V de Vendetta. Nótese que en V, el líder habla siempre de democracia y patriotismo, “Inglaterra prevalece” “la democracia está en peligro”. Control absoluto de la información, aplastamiento de los derechos más elementales, “por su seguridad” y luego, que es lo que más indigna aunque no es lo más importante, control absoluto de las costumbres íntimas, prvia represión de la an terior relajación de costumbres. Es muy curioso que al final de la historia son los responsables máximos de la seguridad del sistema, encarnado en un general, los que permiten el triunfo de la voluntad popular y evitan la masacre total del pueblo, previa eliminación del lider que, sin embargo, el general desconoce.

      Esperemos que la democracia no esté tan enferma como para degenerar de tal manera y se regenere, aunque sinceramente, no soy nada optimista al respecto.

    • viernes
      viernes Dice:

      Sobre el mito del buen salvaje ha acertado de pleno, es un mito. Además Rousseau fue un mal padre ya que abandonó a sus cinco hijos, y para más inri socialdemócrata era misógino.
      Su conocida faceta de inspirador de totalitarismos y genocidios seguramente se debe a su impronta religiosa:
      «Según la teoría calvinista, el mayor defecto del hombre es tener una voluntad propia. Todo el bien de que la humanidad es capaz, está comprendido en la obediencia […]. Todo lo que no es deber, es un pecado». Ver Sobre la libertad, Alianza, Madrid, 1981, pág. 133. – J.S. Mill
      Hay que divulgarlo más. Un punto a favor de la Biblia, el comic anarquista y el laissez-faire.

    • Pedro Ramos
      Pedro Ramos Dice:

      Exactamente, no hay varitas mágicas. La varita mágica “contra la corrupción, más mercado y menos estado” no funciona, ese era mi punto. Contra la corrupción, busquemos el punto óptimo entre mercado y buena regulación/intervención del estado. ¿Dónde está ese punto? Seguramente la socialdemocracia se oxidó con el éxito de su desarrollo en Europa en los 50-70, pero el desmantelamiento de la regulación de Reagan, Tatcher y compañía es, desde el punto de vista de mucha gente (y el mío), lo que nos ha traído a esta situación.

      • ENNECERUS
        ENNECERUS Dice:

        Punto de vista que no comparto en absoluto. En mi opinión, el estado debe sacar las garras del mercado. El árbitro no debe poder actuar como un jugador en el partido.

  16. Luis Villameriel
    Luis Villameriel Dice:

    Comprendo que la moda es criticar a los “políticos y altos cargos” que van y vienen por la puerta giratoria. Pero podríamos ampliar el horizonte y fijarnos también en los altos funcionarios que también pasan por dichas puertas.
    Los altos funcionarios -Subdirectores Generales de los Ministerios, Inspectores de Hacienda o de Trabajo, Abogados del Estado, etc, etc-, también mandan lo suyo, influyen decisivamente en la organización administrativa, y acumulan conocimientos, experiencia, y agenda de contactos. Luego se marchan al sector privado por la puerta giratoria (en situación de excedencia voluntaria) y pueden prestar servicios en el mismo sector que antes regulaban, inspeccionaban o sancionaban, sin esperar ni siquiera a los dos años de abstinencia que deben guardar los altos cargos del Estado (de Director General para arriba).
    Si el pase por la puerta giratoria no es del todo satisfactorio, nuestro funcionario puede retornar al Ministerio (la excedencia voluntaria es aquí vitalicia) por la misma puerta giratoria por la que salió. Se vuelve a poner el gorro de inspector y a inspeccionar de nuevo.
    Este es el sistema legal que tenemos, y no se suele criticar el derecho de los altos funcionarios a pasar libremente del organismo regulador al sector regulado y al revés. Y además, tampoco se discute que el derecho de retorno al servicio activo sea ilimitado en el tiempo. Son temas para la reflexión. Saludos.

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