El curioso “síndrome de Robin Hood” que afecta a algunos juristas

Tengo que advertir a muchos de mis amables lectores que, con toda seguridad, el presente post no les va a resultar políticamente correcto, pese a lo cual he sentido una necesidad perentoria -casi fisiológica- de escribirlo tras más de veinte años de dedicación profesional al Derecho y unos pocos menos de observación de ciertos fenómenos anormales y casi  “paranormales” en torno al mismo.

He comentado ya varias veces en mis escritos que, en mi opinión, la salida de la dura crisis que nos afecta, que no es tanto una crisis puramente económica como de sistema y de valores, no depende exclusivamente de los demás, ni de los grandes gurús de la economía o de la política, ni siquiera de las grandes instituciones europeas o mundiales, sino de que –pura y simplemente- cada uno de nosotros hagamos un poquito mejor nuestro propio trabajo diario. Pero ello, como vamos a ver, y especialmente en España, no a todo el mundo le resulta fácil ni demasiado estimulante.

Llamo “síndrome de Robin Hood”, sin ninguna pretensión científica y en terminología más bien jocosa y acotada al ejercicio del Derecho, a aquella especie de “patología” que afecta a algunos juristas investidos de cierto “poder” oficial o público (jueces, fiscales, notarios, registradores, inspectores tributarios y otros altos funcionarios) quienes, en un momento determinado –que suele coincidir con tiempos de crisis o de crispación social- no se conforman con el desempeño normal de su profesión por los monótonos y ordinarios cauces legalmente establecidos y deciden convertirse, casi siempre con abundantes medios de comunicación por testigos, en  “paladines” de la agobiada ciudadanía, traspasando notablemente los poderes y la función que el “imperium” del Estado ha puesto en sus no siempre sensatas manos. No me parece un buen pretexto para tal actitud el ya manido recurso a la “sensibilidad social” de la que, aunque algunos pretendan tener la exclusiva, la gran mayoría de profesionales jurídicos no andamos faltos, especialmente en momentos duros. Recordemos que el artículo 3.1 del vigente Código Civil establece que las normas se interpretarán según la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas. Pero el buen jurista debe saber siempre dónde está el límite, de forma que la “sensibilidad” del funcionario de turno no puede servir como excusa o cajón de sastre para dinamitar la seguridad jurídica de un Estado moderno con decisiones populistas, caprichosas, ideológicas o directamente estrafalarias.

Casualmente, esta “patología” suele ir asociada a personas con un carácter especial, no excesivamente estudiosas ni muy dotadas técnicamente, a quienes el normal y rutinario ejercicio de su profesión, lejos de gratificarles, les resulta -tras unos años de insulso anonimato- bastante agobiante y aburrido, y que deciden saltar a la notoriedad pública para ganar un protagonismo que, con el dominio del Derecho que suelen demostrar en sus escritos y actuaciones, difícilmente les estaría reservado.

Sin personalizar demasiado, pero dando algunos ejemplos que a todos ustedes les resultarán familiares, en los últimos tiempos hemos conocido ciertos casos de jueces a los que el desempeño ordinario de su profesión -juzgando de conformidad con lo que regulan las leyes vigentes y haciendo ejecutar lo juzgado, tal como prevé el artículo 117.3 de nuestra Constitución- no les resulta suficiente, y se convierten con estrépito y notoriedad en justicieros o pseudolegisladores, creando a conveniencia sus propias normas, o dejando de aplicar aquellas normas vigentes que no les parecen bien en un momento determinado. Así hemos visto publicados en los medios de comunicación interrogatorios completos con preguntas sugestivas, capciosas o impertinentes, prohibidas expresamente por la vigente Ley de Enjuiciamiento Criminal (en sus artículos 389, 439 y 709), según ha explicado con su claridad habitual el abogado penalista José María de Pablo en su blog (www.josemariadepablo.com; “La declaración de la Infanta y las preguntas prohibidas”). También sentencias realmente sorprendentes, dictadas exclusivamente sobre el criterio de la peculiar percepción del juzgador –y por tanto absolutamente subjetiva- sobre lo que debe ser la justicia del caso concreto, pero que se apartan estrepitosamente de lo que debe hacer un juez: aplicar con mesura y buen criterio al caso concreto la ley vigente, le guste o no, pues cambiarla o mejorarla es sólo competencia del legislador.

Pues bien, el presente blog está bien surtido de ejemplos, excelentemente comentados la mayoría de ellos, de juzgadores que, en momentos de tribulación social, deciden hacer “su” propia justicia declarando nulos determinados contratos, especialmente los bancarios, por razones no siempre claras, o inválidas unas donaciones hechas con un apoderamiento general, o inconstitucional un procedimiento ejecutivo legalmente establecido y pactado por las partes en escritura pública como el extrajudicial de hipotecas ante notario. Y todo ello casi siempre mirando al tendido y sin preocuparse de las tremendas consecuencias que supone para la seguridad jurídica del país.

Hemos conocido también casos de destacados funcionarios de la justicia que interactúan continuamente con los medios de comunicación, y que van dosificando sus acusaciones o resoluciones a la medida que requieren los intereses políticos, mediáticos u otros menos confesables del momento, generando culebrones públicos de una dimensión estratosférica que se diluyen como azucarillos cuando, años después, órganos superiores y más alejados del circo mediático analizan con detalle tales sumarios, por lo general pésimamente acusados o instruidos. Para alguno de ellos, condenado por prevaricación tras muchos años y causas acumulando enormes méritos, ya andan sus fans pidiendo el indulto, que espero por el bien de nuestra maltrecha Justicia nunca le sea concedido.

También ciertos inspectores de nuestra administración tributaria han saltado a la palestra por elaborar curiosos informes “ad hoc”, en los que se utilizan para casos idénticos determinados criterios interpretativos o justo los contrarios, rindiendo merecido tributo –nunca mejor dicho- a los principios del memorable Groucho Marx, según quien sea el feliz o infeliz destinatario de los mismos. Y no sólo en el regio asunto en que todos ustedes están pensando se ha dado esta situación, sino también en bastantes otros que han trascendido por una razón o por otra a los medios de comunicación en los últimos años, alguno de los cuales he podido conocer en profundidad. A algunos de estos casos les podríamos denominar, siendo justos y siguiendo el símil jocoso, como “Robin Hood a la inversa”.

Del síndrome del famoso arquero del bosque de Sherwood tampoco nos salvamos los notarios y los registradores de la propiedad. Algunos compañeros, no siempre demasiado ejemplares, han querido mostrarse en los últimos tiempos ante la opinión pública como defensores o garantes de no se sabe bien qué derechos de nuestros clientes o de los consumidores, traspasando notoriamente los límites que exige el ejercicio prudente y recto del asesoramiento y la intervención notarial, que legalmente es -y debe seguir siendo- lo que es. Así hemos podido leer publicadas en los medios de comunicación declaraciones extemporáneas de algunos fedatarios contra la banca en general, o contra el Ministerio de Justicia, o los propios órganos o las cúpulas corporativas, achacándoles oscuros intereses económicos o de poder nunca bien explicados pero que siempre hacen “quedar bien”, y de paso darse cierta publicidad, a quien los insinúa.

Reconozco que este post, debido a la propia mecánica del blog y a su dimensión natural, resulta tal vez un poco demasiado esquemático y generalizador, siendo imposible un análisis exhaustivo de los ejemplos citados, que ya se ha realizado en muchas otras brillantes entradas aquí publicadas. Pero mi mensaje es sólo uno y bien fácil de entender. Hagamos algo mejor nuestro oscuro trabajo de cada día, contentémonos con ello y así ganaremos todos. Dejemos de lado gestos toreros, postureo mediático o búsqueda del aplauso o la notoriedad facilona pero estéril. En un país convertido en los últimos tiempos en un enorme plató televisivo, hay profesionales del Derecho que no se resignan a trabajar digna y honestamente en el anonimato de sus despachos, ni se conforman con -seguramente no saben- buscar con un discreto buen hacer la excelencia profesional. Esa que resulta tan necesaria para la seguridad jurídica, elemento imprescindible para la regeneración de nuestro maltrecho Estado de Derecho, al que algunos le siguen poniendo cada día palos en las ruedas.

Por favor señores, aunque a muchos no se lo parezca, en España se puede -y yo diría que se debe- vivir sin ser famoso.

 

56 comentarios
  1. Isidro Elhabi
    Isidro Elhabi Dice:

    He estado reflexionando si debía comentar este post o simplemente ignorarlo. Al final me he decidido, aunque para el autor espero que no sea un “gesto torero o postureo”.
    En primer lugar es un post cobarde. Lo siento, pero es así. Acusa sin acusar, insinúa sin concretar y en algunos casos bien se determina (como con el juez Castro), pero en otros da lugar a confusión.
    Y es que en segundo lugar confunde. De una forma bastante vil parece meter en el mismo saco claramente a Garzón, Castro, o Elpidio Silva, pero también podríamos pensar que incluye a la juez Alaya, al Juez Andreu, al Juez Ruz, al juez Bermudez o a cualquier otro juez que haya tenido la mala suerte de que le caiga un caso mediático. Incluso podríamos decir que ha insinuado sin acusar al propio editor Fernando Gomá (le he visto en algún acto y en algún medio de comunicación) o por ejemplo al Director de la DGRN. O a insinúa que varios inspectores sean arbitrarios, oportunistas (¿o quizás prevaricadores?). Pero todo esto son sospechas, porque como no concreta.
    Y confunde además por otra razón, si bien a algunos les puede criticar con fundamento jurídico, a otros no, si bien algunos son jueces prevaricadores, otros son suspendidos, mientras que otros tienen una trayectoria intachable. Pero como no concreta y encima se excusa en la ausencia de fundamentos jurídicos en que hay “otras brillantes entradas”, pues tampoco sabemos.
    Además utiliza un error muy común, no hay jueces mediáticos, hay casos mediáticos. ¿Era famosa Alaya o Castro antes de los Ere o Mercasevilla o de Noos? Ambos llevan muchos años en la carrera. ¿Elpidio? ¿Quién se acuerda hoy de Garzón por mucho que se empeñe él en no dejarse olvidar? ¿Tiene la misma repercusión mediática Grande Marlaska en el CGPJ o como Presidente que la que tenía como Juez Central Instructor? ¿Quién se acuerda hoy de los jueces Torres, el del caso Camisetas y el del Caso Malaya? Otra cosa es la AN en su Sala de lo Penal o en los Juzgados Centrales, pero es por la magnitud de esos casos, no por los jueces, ¿se acordará alguien de Ruz si se vuelve a los Juzgados de Alcorcón (creo que era)? La AN tiene además unos Juzgados Centrales de Vigilancia Penitenciaria, Menores, o una Sala De lo Contencioso y una de lo Social, ¿cuántos jueces conocidos hay en ellas? Que alguien me nombre uno.
    Además al confundir a ovejas negras con el todo, al meter a todos en el mismo saco, confunde, compara, atribuye conductas equiparables que no lo son, hace injusticia (paradójicamente que es lo que denuncia), e intoxica. Intoxica puesto para reclamar un comportamiento moral expone unos comportamientos reprobables, otros no, pero sin concretar, sin fundamentarlos, comparando cosas y personas desiguales. Justicia es dar a cada uno lo suyo, equidad, y en este post no la hay.
    Acabando, en toda esa generalización injusta, otra falacia fruto de una inducción falsa. Después de exponer esas insinuaciones, los llama famosos o simplemente buscadores de aplausos. Un comportamiento que ningún buen profesional compartiría: “ser famoso”, o la búsqueda de notoriedad estéril, sino ese reconocimiento profesional, esa notoriedad pero por trabajo, esfuerzo o trayectoria.
    Y por último, expone un fin correcto, la búsqueda del trabajo bien hecho o el trabajo humilde y silente, pero que se ampara en insinuaciones falsas.
    Todavía me encuentro reflexionando sobre la intención de este post. Si fuera por hacer un canto a ese fin correcto, no ha sido la mejor manera. Y si esto no fuera HayDerecho y este autor no hubiera escrito posts memorables, (repito, memorables y por ahí estarán mis comentarios), donde sus editores y colaboradores me merecen una presunción de buena fe casi iuris et de iure, pues si no fuera por eso pensaría que hay otras intenciones.
    Otro día comentamos quiénes y por qué están interesados en limitar más aún la libertad de expresión de los jueces (ya de por sí limitada bajo amenaza de recusación o sanción disciplinaria), en que sólo hablen por sus sentencias, y esas cosas. Cosa que por cierto, parece que no saldrá adelante. A ver si eso es postureo y gestos toreros también.
    Saludos, y deseo que el autor vuelva a estar más afortunado en futuros post. Lo afortunado que de costumbre, mejor dicho.

  2. Juan Ciudadano
    Juan Ciudadano Dice:

    Discrepo de usted en lo relativo a la contratación bancaria.
    Por mis manos han pasado numeros casos de contratos bancarios, fundamentalmente swaps y preferentes, y en todos hubo abuso y mala fe por parte del banco; por lo que dificilmente se pueden cometer excesos en ese ámbito por parte de quien aplica el Derecho.

  3. Elisa de la Nuez Sánchez-Cascado
    Elisa de la Nuez Sánchez-Cascado Dice:

    Alvaro, creo que lo que denuncias quizá se entiende mal en un contexto de crisis general como el que vivimos. Claro que hay juristas que tienen tentaciones de ser famosos como en todas las profesiones, pero no sé si los ejemplos que pones (aparte del muy evidente del Juez Garzón o del Juez Silva en el sentido de que son jueces que quieren hacer política y cuyas instrucciones sumariales, por “malvados” que fueran sus imputados dejaban mucho que desear técnicamente) son muy adecuados. Pero realmente cuando todo se desmorona es muy complicado saber qué es hacer justicia “para la galería” o hacerla en conciencia y de acuerdo con el leal saber y entender de cada uno. El ejemplo del juez Castro también lo encuentro desafortunado, por supuesto el interrogatorio de la infanta es surrealista, pero es que todo es surrealista, empezando por el culebrón de su situación procesal, pasando por las declaraciones de su abogado sobre su enajenación amorosa y terminando por sus “no se, no me consta”. Coincido por lo demás en que la mejor forma de hacer las cosas en ésta y en otras profesiones es con rigor y con honestidad, pero precisamente ahora son los juristas -especialmente jueces- que lo están intentando los que están en el ojo del huracán y no precisamente de los ciudadanos, sino del establishment.

  4. Miguel
    Miguel Dice:

    Pues entre el post y el primer comentario creo que hay parte de razón en ambos. Estamos viendo declaraciones y resoluciones bárbaras, pero no me parece justo comparar casos mediáticos con personas que buscan publicidad. Algunos jueces están dando ejemplo de discrección e imparcialidad profesional, pero es cierto que otros están haciendo un flaco favor al Estado de Derecho enturbiando sus causas.
    En cualquier caso, yo pienso mucho en los silenciosos profesionales que hacen bien su trabajo cada día, haya crisis o no… Y son muchísimos!! Un saludo

  5. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Buenos días:
    Sabía que con este post trataba un tema muy sensible, pero no quiero que se desenfoque mi objetivo por el apasionamiento y la crispación de la gente en estos momentos difíciles. Por ello, me gustaría aclarar lo siguiente:
    – A Isidro Elhabi: Isidro, me parece usted un comentarista admirable, de los que engrandecen a diario este blog, y le agradezco su comentario y sus alabanzas hacia otros posts míos. Pero creo que ha pecado usted de algo muy español: el ombliguismo. Usted me atribuye veladamente intenciones que no tengo, sinceramente, tal vez porque no sepa nada de mí ni de mis circunstancias personales. Ni siquiera mi reflexión va destinada principalmente a los jueces, sino a todos los juristas y altos funcionarios en general. No conozco en profundidad y me importan muy poco los problemas corporativos de los jueces, sus filias y fobias, el CGPJ, la Audiencia Nacional y muchas otras cosas a las que usted cree, erróneamente, que yo aludo. Solo me he referido directamente a Garzón y a Castro porque creo que son dos jueces conocidos por todo el mundo, muy malos técnicamente, y con excesivo afán de protagonismo. Debe tener en cuenta, además, tres cosas importantes para entender mi entrada: he escrito un POST, sujeto a todos los condicionantes que éstos tienen, y no un tratado sobre el mal ejercicio del Derecho por muchos juristas y funcionarios, de ahí la generalidad y el tono algo jocoso y divulgativo; siendo usted un habitual del blog no entiendo que no conozca “otras brillantes entradas” sobre temas citados; y sepa que yo vivo en Baleares, donde la Justicia lleva años convertida en un patético show mediático diario. En cuanto a lo de cobarde…. tal vez considere usted más valiente repartir flores entre los principales actores de un Estado de Derecho que se desmorona… Iba a decirle a usted una frase de Pulp Fiction….
    – A Juan Ciudadano: Amigo Juan, evidentemente no me refiero a casos de swaps y preferentes. pero he visto jueces declarar nulos préstamos hipotecarios de deudores que habían firmado diez hipotecas en cinco años “por no entender lo que firmaban”…..
    – A Josef K.: ¿Rencor? ¿envidia? … ¿De quién? ¿de Garzón?….. No me haga reir, por favor…. ¿Es todo lo que se le ocurre para contraargumentar?
    – A Elisa: Querida Elisa, lo malo de criticar a los “malos” es que se sientan aludidos los “buenos”, que los hay, y son muchos más. Creo (o eso he intentado) haber dejado claro que estoy criticando a los mediocres y a los figurones, no a los que hacen bien su trabajo.
    Gracias a todos. Sabía que esto iba a pasar…. Un fuerte abrazo

    • Isidro Elhabi
      Isidro Elhabi Dice:

      Estimado Álvaro, gracias por sus alabanzas. Este blog es una especie en peligro de extinción, que me gusta leer, con el que disfruto y aprendo muchísimo y en el que intento contribuir humildemente con mis comentarios y cuando puedo con algún que otro post. Quizás haya pecado de ombliguismo, pero pensé que otros funcionarios mencionados podían defenderse solos.
      Por supuesto que no sé nada de usted ni de sus circunstancias, mi crítica no ha querido ser irrespetuosa (le pido disculpas en caso contrario), aunque haya sido bastante dura, pero como en su post no concreta, deja abierta la puerta a la especulación, a la imaginación. Cuando se hace un post abierto a tantas interpretaciones, donde pueden encuadrarse tantos nombres, donde tantos pueden sentirse ofendidos, o donde no se vislumbraba claramente la intención, pues uno se expone a eso. Se libra de unas cosas (porque la acusación contra Hacienda es fuerte, no digo que falsa, sino fuerte), pero se expone a eso. De todas formas, comprendo su hartazgo, yo también lo tengo.
      Y sus intenciones han quedado mucho más claras en su comentario de abajo, muchas gracias. Me ha parecido un ejemplo perfecto, mucho mejor que el propio post. Pero esas personas hay que ignorarlas, he conocido unas cuantas. Yo las llamo “las del enchufe”. Son las típicas que primero crean un problema (p. Ej. lo desenchufan todo), lo exponen como si no hubiera solución y mucho más grave de lo que suele ser (se ha estropeado todo el sistema, todo se ha borrado, qué vamos a hacer), y cuando todo el mundo está confundido y preocupado, lo vuelven a enchufar todo y problema solucionado. Las medallas para ellos, por supuesto.
      Si de lo que se trataba es de alabar el trabajo bien hecho, el esfuerzo silente, pues como dice Miguel, mejor fijarse en los buenos y no en unos pocos malos. Que los hay y son mayoría. Saludos

    • Fernando Gomá Lanzón
      Fernando Gomá Lanzón Dice:

      Comento el post casi “por alusiones” en el primer comentario de Isidro, cuando creo que la tesis de Alvaro ha quedado bastante clara tras sus dos intervenciones posteriores. He de decir dos cosas, que estoy de acuerdo con lo que dice Alvaro, y que en realidad le había entendido desde el principio, si leemos el post deja muy claro qué tipo de jurista es objeto de su crítica: “…no se conforman con el desempeño normal de su profesión por los monótonos y ordinarios cauces legalmente establecidos y deciden convertirse, casi siempre con abundantes medios de comunicación por testigos, en “paladines” de la agobiada ciudadanía, traspasando notablemente los poderes y la función que el “imperium” del Estado ha puesto en sus no siempre sensatas manos”. Los hay, desde luego que no son solamente jueces, hay de todo incluidos muchos poltíticos, y ello no obsta para que este síndrome, afortunadamente, no sea generalizado.
      Yo confieso que no soy en absoluto un jurista posmoderno: abomino cordialmente del llamado “derecho líquido”, y considero que la función de un jurista no es hacer una instrospección interior de lo que considera que es su concepto personal e irrenunciable de “Justicia”, con mayúsculas y supeditar la aplicación de las leyes a ese superior concepto personalísimo. De hecho, este tipo de actitudes me dan mucha prevención, y rechazo casi instintivo. El jurista está para aplicar las leyes y la jurisprudencia, y para dentro de esos límites intentar hallar el camino más justo- ahora sí- más recto y mejor. Pero con modestia y respeto a las instituciones. Que luego las normas sean un desastre chapucero, y que aunque estén bien hechas hay que interpretarlas según la realidad social es una cosa con la que hay que convivir, pero no da patente de corso para actitudes como las que denuncia Alvaro, porque si los límites se saltan una vez, se puedan saltar mil.

    • Isidro Elhabi
      Isidro Elhabi Dice:

      Como seguro ha deducido Fernando, y espero que igual Álvaro y el resto de lectores, mi referencia a usted era una boutade, una provocación, y estamos todos seguros que el artículo no se refería a su comportamiento. Simplemente trataba de resaltar lo que puede provocar generalizar o confundir de lo que hablaba, y ponerlo en conexión tanto con la libertad de expresión como con la presencia en los medios de comunicación.
      Un debate interesante sería la demonización y la utilización de los medios de comunicación, ¿puede ese profesional honesto y discreto que hablamos comparecer en medios de comunicación excepcionalmente sin caer en el circo mediático de los sábados por la noche que todos conocemos? ¿Puede un prestigioso profesional comunicar en medios de comunicación, con fines de explicar, acercar o defenderse sin que por ello quiera “ser famoso” y sin perder su reputación? A mí es que por ejemplo, no sé qué me daría más miedo, si soltar un auto o una sentencia de 30 o 100 folios y que la interpreten y luego ver barbaridades o por ejemplo intentar hacer un resumen y una explicación para evitar ataques, desviaciones y malinterpretaciones y que a uno le critiquen por “estrellao”. Prefiero no verme en esas plazas 😉 Y esto lo ha hecho la AN o la AP de Málaga, por ejemplo. Incluso ocurren casos paradójicos como el de la juez Alaya, que no puede ser más mediática y yo todavía no le he escuchado abrir la boca, ni un hola, ni un buenos días, nada. ¿Qué tiene que hacer: no casarse, no ir al Juzgado?¿Sólo existen los extremos, el que busca notoriedad y el que sólo puede hablar por sus sentencias, informes o mejor que no hable? ¿No hay un término medio? ¿Se ha de limitar aún más la libertad de expresión simplemente por unos pocos que la utilizan mal? Lo mismo ocurre, con las redes sociales, debido a algunas nefastas prácticas recientes, ¿no deben ciertos altos funcionarios usar redes sociales? Creo que en este sentido la reflexión de Fernando Germán Portillo Rodrigo es muy interesante.
      Sobre su sentido del Derecho, Fernando, lo comparto plenamente.

      • CARLOS
        CARLOS Dice:

        Coincido plenamente con Isidro. Otros post de este autor me parecieron muy buenos, éste, en cambio, es un despropósito de principio a fin. Es vago, impreciso, confuso y sobre todo, falto de contenido. Creo que entendemos el mensaje y unas líneas habrían bastado.

      • José María de Pablo
        José María de Pablo Dice:

        Pues a mí me parece un gran post y lo comparto.
        El problema que denuncia Álvaro existe.
        Un comentario anterior dice que no hay jueces mediáticos sino casos mediáticos. Claro que hay casos mediáticos, pero no todos los jueces los impulsan de la misma manera.
        Un ejemplo: tanto Fernando Andreu como Elpidio Silva imputaron a Blesa. La diferencia es que el primero lo ha hecho discretamente, aplicando las normas del proceso penal, y sin atajos. Mientras que el segundo ha motivado autos de prisión con extractos de wikipedia y ha terminado imputado por prevaricación. Y hasta ahora no he escuchado a Andreu jactarse en los medios de comunicación de imputar a Blesa. La diferencia entre uno y otro es evidente.
        Hay casos mediáticos, sí. Pero lo que debemos preguntarnos es si los jueces instruyen esos casos ciñéndose a lo que la LECRIM y el CP establecen, o si la popularidad de la causa instruida lleva al Instructor a actuar de otra manera.
        De los jueces mencionados en comentarios anteriores, puedo dar fe por mi experiencia profesional de que al menos dos, Fernando Andreu y Pablo Ruz, actúan exactamente igual en los casos mediáticos que en los que no lo son: aplican la LECRIM y punto. Desgraciadamente, esto no se puede predicar de otros.

      • IÑIGO ROMERO DE BUSTILLO
        IÑIGO ROMERO DE BUSTILLO Dice:

        Cualquier jurista de los que llemos habitualmente a Alvaro Delgado sabemos que es lo que quiere decir .
        Me parece nada cobarde ni impreciso:refleja una sensación generalizada ,un estado de opinión ,sobre la actuación de ciettos profesionales u juristas de altura en esta España tan difícil. Y puede parecer cobarde e impreciso dentro de lo que admite un post pero yo,que también ejerzo el derecho dia a dia,lo considero valiente o por lo menos afortunado y nada impreciso o por lo menos no escurrdizo.-
        Te felicito Alvaro.

      • Isidro Elhabi
        Isidro Elhabi Dice:

        Estimado Álvaro, gracias por sus alabanzas. Este blog es una especie en peligro de extinción, que me gusta leer, con el que disfruto y aprendo muchísimo y en el que intento contribuir humildemente con mis comentarios y cuando puedo con algún que otro post. Quizás haya pecado de ombliguismo, pero pensé que otros funcionarios mencionados podían defenderse solos.

        Por supuesto que no sé nada de usted ni de sus circunstancias, mi crítica no ha querido ser irrespetuosa (le pido disculpas en caso contrario), aunque haya sido bastante dura, pero como en su post no concreta, deja abierta la puerta a la especulación, a la imaginación. Cuando se hace un post abierto a tantas interpretaciones, donde pueden encuadrarse tantos nombres, donde tantos pueden sentirse ofendidos, o donde no se vislumbraba claramente la intención, pues uno se expone a eso. Se libra de unas cosas (porque la acusación contra Hacienda es fuerte, no digo que falsa, sino fuerte), pero se expone a eso. De todas formas, comprendo su hartazgo, yo también lo tengo.

        Y sus intenciones han quedado mucho más claras en su comentario de abajo, muchas gracias. Me ha parecido un ejemplo perfecto, mucho mejor que el propio post. Pero esas personas hay que ignorarlas, he conocido unas cuantas. Yo las llamo “las del enchufe”. Son las típicas que primero crean un problema (p. Ej. lo desenchufan todo), lo exponen como si no hubiera solución y mucho más grave de lo que suele ser (se ha estropeado todo el sistema, todo se ha borrado, qué vamos a hacer), y cuando todo el mundo está confundido y preocupado, lo vuelven a enchufar todo y problema solucionado. Las medallas para ellos, por supuesto.

        Si de lo que se trataba es de alabar el trabajo bien hecho, el esfuerzo silente, pues como dice Miguel, mejor fijarse en los buenos y no en unos pocos malos. Que los hay y son mayoría. Saludos

      • CARLOS
        CARLOS Dice:

        Como lego en materia judicial, pero sí gran aficionado, me atraen de este blog básicamente dos cosas, a saber: su independencia y su calidad técnica. Esto hace que disfrute del aprendizaje de una materia alejada de mi ámbito profesional. Lo que sucede con este post es que de él no aprendo nada, antes al contrario me confunde. Por ejemplo, no sé si alaba o critica la actuación del juez Pedraz al rechazar archivar el caso Couso, no sé si critica la actuación de la juez Alaya y así con muchos casos que mete en un mismo saco.

        En un post de poca extensión se puede generalizar y a la vez mojarse. E insisto, para decir que mejor nos iría si cada uno hiciéramos mejor nuestro trabajo, y que hay una “sensación generalizada” de preocupación por la actuación de “ciertos” juristas, no hacía falta tantas palabras.

        Díganos quién le parece que actúa bien, quién mal y por qué y así podremos aprender y discutir de algo.

        Un saludo

      • Nerea Aguayo
        Nerea Aguayo Dice:

        Yo no opino como Carlos, he entendido perfectamente el sentido que ha querido dar con esto de funcionarios “Robin Hood”, no se trata de mojarse o no, Alvaro está hablando de independiencia judicial o también de que los poderes públicos no pueden tomar decisiones arbitrariamente sin seguir el principio de legalidad, creo que va por ahí el tema del que trata este post.

      • Nerea Aguayo
        Nerea Aguayo Dice:

        Creo que Alvaro se refiere a la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos y de la falta de independencia judicial y la vulneración del principio de legalidad y del de seguridad jurídica.

      • Fernando Gomá Lanzón
        Fernando Gomá Lanzón Dice:

        Comento el post casi “por alusiones” en el primer comentario de Isidro, cuando creo que la tesis de Alvaro ha quedado bastante clara tras sus dos intervenciones posteriores. He de decir dos cosas, que estoy de acuerdo con lo que dice Alvaro, y que en realidad le había entendido desde el principio, si leemos el post deja muy claro qué tipo de jurista es objeto de su crítica: “…no se conforman con el desempeño normal de su profesión por los monótonos y ordinarios cauces legalmente establecidos y deciden convertirse, casi siempre con abundantes medios de comunicación por testigos, en “paladines” de la agobiada ciudadanía, traspasando notablemente los poderes y la función que el “imperium” del Estado ha puesto en sus no siempre sensatas manos”. Los hay, desde luego que no son solamente jueces, hay de todo incluidos muchos poltíticos, y ello no obsta para que este síndrome, afortunadamente, no sea generalizado.
        Yo confieso que no soy en absoluto un jurista posmoderno: abomino cordialmente del llamado “derecho líquido”, y considero que la función de un jurista no es hacer una instrospección interior de lo que considera que es su concepto personal e irrenunciable de “Justicia”, con mayúsculas y supeditar la aplicación de las leyes a ese superior concepto personalísimo. De hecho, este tipo de actitudes me dan mucha prevención, y rechazo casi instintivo. El jurista está para aplicar las leyes y la jurisprudencia, y para dentro de esos límites intentar hallar el camino más justo- ahora sí- más recto y mejor. Pero con modestia y respeto a las instituciones. Que luego las normas sean un desastre chapucero, y que aunque estén bien hechas hay que interpretarlas según la realidad social es una cosa con la que hay que convivir, pero no da patente de corso para actitudes como las que denuncia Alvaro, porque si los límites se saltan una vez, se puedan saltar mil.

      • Fernando Germán Portillo Rodrigo
        Fernando Germán Portillo Rodrigo Dice:

        Aún reconociendo el último fin que anima al autor, estoy más en la línea de Carlos e Isidro. Dispara a (casi) todos con (malos) ejemplos que no concreta, dejando la sensación un tanto confusa a cerca de la idea central que luego sí aclara pero que, desde luego, podía recogerse en tres líneas.

        Y es que, a mi modo de ver, confunde dos cosas: un mal profesional con un profesional que sale en los medios. A veces coinciden; a veces no. Y además confunde una mala decisión, una concreta resolución técnicamente defectuosa, que cualquiera podemos cometer en nuestro trabajo diario, con un mal profesional si resulta que, oh qué suerte, esa mala decisión sale en los medios.

        En fin, imposible no estar de acuerdo con lo que postula: intentemos hacer mejor nuestro mundo tratando de ser correctos y honestos en nuestro trabajo. Por supuesto. Pero yerra en la forma de transmitir esa idea, en mi opnión.

        Eso sí, qué buen debate ha generado, y los post que quedan por venir… ¿no estaría Ud. buscando un poco de relevancia valiéndose para ello de un artículo un tanto defectuoso?

        PD. Esta última frase, evidentemente, léase con el adecuado tono jocoso, por favor 😉

        PD. Al abogado que “padece” decisiones subjetivas constantemente, decirle que es muy difícil no caer en esa creencia si se comparan lo que se cree que con casos iguales pero resueltos por diferentes jueces o en instancias distintas; para apreciar realmente ese “porque yo lo valgo” que achaca a los jueces (a algunos, quiero creer, a algunos que además no le dieron la razón, seguramente), habría que ver cómo resuelve un juez concreto los casos que tiene, qué linea sigue en casos iguales, después, claro está, de poder afirmar sin duda que son casos “iguales”, claro. Lo único que se nos puede exigir a los jueces, entiendo, es ser coherentes con nosotros mismos en nuestra forma de interpretar la ley, y no dar bandazos según cómo amanezca el día: ahí sí podría apreciar el subjetivismo y, estoy con Ud., es en esos casos cuando se hallará ante un mal profesional.

      • Paloma
        Paloma Dice:

        El juez instructor ha de aguantar tantas presiones y tensiones, que es fácil que termine adoptando una actitud mental o subjetiva de héroe, de “quijote” que debe luchar contra los elementos. Lo hemos visto también cuando, en asuntos elevados a la Audiencia o TSJ por aforamiento de los encausados, se ha nombrado un magistrado instructor (la instrucción en España siempre la hace un juez, nunca un tribunal colegiado). Lo vimos con Marino Barbero cuando instruyó el caso Filesa; lo hemos visto con magistrados instructores del TS en los tres casos Garzón; lo hemos visto con Pedreira en el caso Gürtel. Etcétera.

        El instructor no sólo recibe palos de las defensas, sino a menudo también de la Sala.

        Instruir no es plato de gusto y quizá por eso los órganos colegiados son reacios a asumir la instrucción de casos con aforados, prefiriendo que el trabajo duro lo haga el “juez de trinchera” y sólo se eleve al tribunal cuando el asunto está depurado.

        En los ere andaluces, parecería lógico que la instrucción hubiera sido asumida hace tiempo por el TSJ de Andalucía, pero no es así, y al parecer la instructora tampoco está por la labor.

        A la postre sería preferible que la instrucción de casos de corrupción se realice por un tribunal colegiado, donde los personalismos se previenen por la composición pluripersonal del órgano.

      • Isidro Elhabi
        Isidro Elhabi Dice:

        Como seguro ha deducido Fernando, y espero que igual Álvaro y el resto de lectores, mi referencia a usted era una boutade, una provocación, y estamos todos seguros que el artículo no se refería a su comportamiento. Simplemente trataba de resaltar lo que puede provocar generalizar o confundir de lo que hablaba, y ponerlo en conexión tanto con la libertad de expresión como con la presencia en los medios de comunicación.

        Un debate interesante sería la demonización y la utilización de los medios de comunicación, ¿puede ese profesional honesto y discreto que hablamos comparecer en medios de comunicación excepcionalmente sin caer en el circo mediático de los sábados por la noche que todos conocemos? ¿Puede un prestigioso profesional comunicar en medios de comunicación, con fines de explicar, acercar o defenderse sin que por ello quiera “ser famoso” y sin perder su reputación? A mí es que por ejemplo, no sé qué me daría más miedo, si soltar un auto o una sentencia de 30 o 100 folios y que la interpreten y luego ver barbaridades o por ejemplo intentar hacer un resumen y una explicación para evitar ataques, desviaciones y malinterpretaciones y que a uno le critiquen por “estrellao”. Prefiero no verme en esas plazas 😉 Y esto lo ha hecho la AN o la AP de Málaga, por ejemplo. Incluso ocurren casos paradójicos como el de la juez Alaya, que no puede ser más mediática y yo todavía no le he escuchado abrir la boca, ni un hola, ni un buenos días, nada. ¿Qué tiene que hacer: no casarse, no ir al Juzgado?¿Sólo existen los extremos, el que busca notoriedad y el que sólo puede hablar por sus sentencias, informes o mejor que no hable? ¿No hay un término medio? ¿Se ha de limitar aún más la libertad de expresión simplemente por unos pocos que la utilizan mal? Lo mismo ocurre, con las redes sociales, debido a algunas nefastas prácticas recientes, ¿no deben ciertos altos funcionarios usar redes sociales? Creo que en este sentido la reflexión de Fernando Germán Portillo Rodrigo es muy interesante.

        Sobre su sentido del Derecho, Fernando, lo comparto plenamente.

    • Fernando Gomá Lanzón
      Fernando Gomá Lanzón Dice:

      Isidro, desde luego que lo había interpretado así desde el principio. El tema de la exposición mediática, y no estoy hablando solamente de jueces o fiscales y abogados, sino de juristas en general, es complejo porque hay una tendencia, quizá irremediable dado el formato de ciertos medios y ciertas redes, a “telebasurizar” en cierta medida todo lo que tocan. La pregunta entonces es ¿qué hacer? Difícul cuestión. En mi opinión y muy esquemáticamente, en caso de peligro de telebasurización sería un término medio entre no decir nada, pues quien calla otorga, y decir tanto que el mensaje pueda ser tergiversado, doblado, manipulado, etc.
      Creo, y ahora sí me refiero a los jueces, que el gabinete de prensa del CGPJ debería ser infinitamente más proactivo, informando de los casos mediáticos de manera comprensible pero al mismo tiempo riguroso. No se trata de defender actuaciones, sino de hacerlas comprender y rectificar cuando sea necesariom las barbaridades que se oyen en tv y demás.

  6. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Y aquí les traigo una clara manifestación de lo tratado en el post. En Mallorca hemos vivido estos últimos días un ejemplo extraordinariamente gráfico. Resulta que el Fiscal Jefe Anticorrupción de Baleares, Juan Carrau, ha reunido a los periodistas para contarles que, gracias a su trabajo, se han recaudado en los últimos años 50 millones de euros en casos varios de corrupción y defraudación a las arcas públicas. Con independencia de que en el mundillo jurídico mallorquín se haya interpretado tal “performance” como un ataque de celos ante el protagonismo que le está robando últimamente su compañero Pedro Horrach por el tema Nóos, el Sr. Carrau hace burdas trampas en sus cálculos, ya que se apunta varios importantes asuntos que se han sustanciado ante la Audiencia Nacional, no en su jurisdicción, e incluye tanto casos ya juzgados y condenados (y cobrados) como otros en los que hay meros embargos o fianzas sobe un par de valiosas mansiones de ciudadanos rusos, y que están en fase de mera investigación. Ello ha llevado al columnista de El Mundo de Baleares Gaspar Sabater a preguntarse jocosamente si antes de estos dos señores no ha habido nunca en la historia de Baleares nadie digno de vestirse la toga de fiscal o si, más bien, los había, y muy dignos y eficaces, pero simplemente “hacían su trabajo en silencio, sin dar tres cuartos al pregonero y radiando en directo sus actuaciones”. Pues yo estoy seguro de esto último. Por supuesto que ha habido en la larga historia judicial de Baleares jueces y fiscales honestos, eficaces y cumplidores, y además todos los profesionales les hemos conocido. Pero, simplemente, no tenían por costumbre reunir a los periodistas para contar sus “hazañas” profesionales ni personales. Y quienes funcionan así, interactuando constantemente con los medios de comunicación, no sólo hacen peor su trabajo, ya que quedan condicionados por ellos, quieran o no. Es que además consiguen que los demás compañeros, sean del campo jurídico que sea, que han hecho durante décadas eficaz y silentemente su trabajo, aparezcan de cara a la opinión pública, de forma absolutamente injusta, como los inútiles del Derecho o de la Justicia. ESTE ES EL MENSAJE DEL POST. Gracias!

  7. izaskun
    izaskun Dice:

    “Personas con un carácter especial, no excesivamente estudiosas ni muy dotadas técnicamente” (teaspasao: esas calificaciones y valoraciones sobran, creo yo).
    En el resto, sí y no (requiere mucha matización).

  8. Alfonso Paredes
    Alfonso Paredes Dice:

    Estimado Álvaro:
    He comprendido perfectamente el mensaje central de tu post, que me parece clarividente y esperanzador (no te limitas a destruir, que es muy fácil, sino que aportas una receta cotidiana y al alcance de cada uno).
    Disiento cordialmente, pues, de los comentarios que consideran cobarde o confuso tu artículo. Para argumentar la idea principal (“hagamos algo mejor nuestro oscuro trabajo de cada día”) no hace falta concretar más. El lector inteligente pone el resto. No importan los nombres propios; eso es algo del circo mediático, del que con elegancia tomas distancia.
    Como abogado, también padezco a diario el subjetivismo de algunas decisiones (que suelen comenzar con cláusulas del siguiente estilo: “ahora bien, en el caso presente…”, para así justificar el olvido de la norma). Según pasan los años de ejercicio, mayor es mi sensación de que todo es puro “decisionismo” (es decir, arbitrariedad). Argumento de anuncio de L´Oreal. “Esto es así porque yo lo valgo”, se lee implícitamente en algunas sentencias.
    Esa actitud recuerda más bien al malvado shérif de Nottingham…

  9. Lucía de las Heras
    Lucía de las Heras Dice:

    En la entrada hay algo, tal vez bastante, de razón. Pero hay que decir que el sistema fomenta el famoseo o estrellato de determinados jueces, por el órgano judicial en que están destinados. El caso más claro es la Audiencia Nacional.
    El sistema judicial debería evitar esta concentración de casos con relevancia social (e informativa) en unos pocos juzgados. Esas plazas judiciales pueden atraer a un determinado perfil de juez, pero también puede darse que jueces sensatos, tras llegar a la Audiencia Nacional, sucumban a la tentación de cámaras y micrófonos.
    Por otro lado, en el caso EREs de Andalucía hay aforados que no han sido imputados formalmente (tal vez para evitar que el asunto pase al TSJ o al TS), de modo que el propio sistema debió propiciar que el asunto se elevase a esos órganos colegiados, evitando el excesivo protagonismo de la instructora unipersonal.
    Sin embargo, los órganos colegiados en casos análogos han sido muy restrictivos al asumir su competencia, exigiendo que toda la instrucción esté conclusa antes de hacerse cargo del asunto, y sólo en relación concreta con la persona aforada, aun a riesgo de dividir la continencia de la causa. O sea, que no se ha asumido la instrucción por el tribunal colegiado a pesar de que las leyes procesales lo permitían.

    • Isidro Elhabi
      Isidro Elhabi Dice:

      He estado reflexionando si debía comentar este post o simplemente ignorarlo. Al final me he decidido, aunque para el autor espero que no sea un “gesto torero o postureo”.

      En primer lugar es un post cobarde. Lo siento, pero es así. Acusa sin acusar, insinúa sin concretar y en algunos casos bien se determina (como con el juez Castro), pero en otros da lugar a confusión.

      Y es que en segundo lugar confunde. De una forma bastante vil parece meter en el mismo saco claramente a Garzón, Castro, o Elpidio Silva, pero también podríamos pensar que incluye a la juez Alaya, al Juez Andreu, al Juez Ruz, al juez Bermudez o a cualquier otro juez que haya tenido la mala suerte de que le caiga un caso mediático. Incluso podríamos decir que ha insinuado sin acusar al propio editor Fernando Gomá (le he visto en algún acto y en algún medio de comunicación) o por ejemplo al Director de la DGRN. O a insinúa que varios inspectores sean arbitrarios, oportunistas (¿o quizás prevaricadores?). Pero todo esto son sospechas, porque como no concreta.

      Y confunde además por otra razón, si bien a algunos les puede criticar con fundamento jurídico, a otros no, si bien algunos son jueces prevaricadores, otros son suspendidos, mientras que otros tienen una trayectoria intachable. Pero como no concreta y encima se excusa en la ausencia de fundamentos jurídicos en que hay “otras brillantes entradas”, pues tampoco sabemos.

      Además utiliza un error muy común, no hay jueces mediáticos, hay casos mediáticos. ¿Era famosa Alaya o Castro antes de los Ere o Mercasevilla o de Noos? Ambos llevan muchos años en la carrera. ¿Elpidio? ¿Quién se acuerda hoy de Garzón por mucho que se empeñe él en no dejarse olvidar? ¿Tiene la misma repercusión mediática Grande Marlaska en el CGPJ o como Presidente que la que tenía como Juez Central Instructor? ¿Quién se acuerda hoy de los jueces Torres, el del caso Camisetas y el del Caso Malaya? Otra cosa es la AN en su Sala de lo Penal o en los Juzgados Centrales, pero es por la magnitud de esos casos, no por los jueces, ¿se acordará alguien de Ruz si se vuelve a los Juzgados de Alcorcón (creo que era)? La AN tiene además unos Juzgados Centrales de Vigilancia Penitenciaria, Menores, o una Sala De lo Contencioso y una de lo Social, ¿cuántos jueces conocidos hay en ellas? Que alguien me nombre uno.

      Además al confundir a ovejas negras con el todo, al meter a todos en el mismo saco, confunde, compara, atribuye conductas equiparables que no lo son, hace injusticia (paradójicamente que es lo que denuncia), e intoxica. Intoxica puesto para reclamar un comportamiento moral expone unos comportamientos reprobables, otros no, pero sin concretar, sin fundamentarlos, comparando cosas y personas desiguales. Justicia es dar a cada uno lo suyo, equidad, y en este post no la hay.

      Acabando, en toda esa generalización injusta, otra falacia fruto de una inducción falsa. Después de exponer esas insinuaciones, los llama famosos o simplemente buscadores de aplausos. Un comportamiento que ningún buen profesional compartiría: “ser famoso”, o la búsqueda de notoriedad estéril, sino ese reconocimiento profesional, esa notoriedad pero por trabajo, esfuerzo o trayectoria.

      Y por último, expone un fin correcto, la búsqueda del trabajo bien hecho o el trabajo humilde y silente, pero que se ampara en insinuaciones falsas.

      Todavía me encuentro reflexionando sobre la intención de este post. Si fuera por hacer un canto a ese fin correcto, no ha sido la mejor manera. Y si esto no fuera HayDerecho y este autor no hubiera escrito posts memorables, (repito, memorables y por ahí estarán mis comentarios), donde sus editores y colaboradores me merecen una presunción de buena fe casi iuris et de iure, pues si no fuera por eso pensaría que hay otras intenciones.

      Otro día comentamos quiénes y por qué están interesados en limitar más aún la libertad de expresión de los jueces (ya de por sí limitada bajo amenaza de recusación o sanción disciplinaria), en que sólo hablen por sus sentencias, y esas cosas. Cosa que por cierto, parece que no saldrá adelante. A ver si eso es postureo y gestos toreros también.

      Saludos, y deseo que el autor vuelva a estar más afortunado en futuros post. Lo afortunado que de costumbre, mejor dicho.

    • Juan Ciudadano
      Juan Ciudadano Dice:

      Discrepo de usted en lo relativo a la contratación bancaria.
      Por mis manos han pasado numeros casos de contratos bancarios, fundamentalmente swaps y preferentes, y en todos hubo abuso y mala fe por parte del banco; por lo que dificilmente se pueden cometer excesos en ese ámbito por parte de quien aplica el Derecho.

    • Elisa de la Nuez Sánchez-Cascado
      Elisa de la Nuez Sánchez-Cascado Dice:

      Alvaro, creo que lo que denuncias quizá se entiende mal en un contexto de crisis general como el que vivimos. Claro que hay juristas que tienen tentaciones de ser famosos como en todas las profesiones, pero no sé si los ejemplos que pones (aparte del muy evidente del Juez Garzón o del Juez Silva en el sentido de que son jueces que quieren hacer política y cuyas instrucciones sumariales, por “malvados” que fueran sus imputados dejaban mucho que desear técnicamente) son muy adecuados. Pero realmente cuando todo se desmorona es muy complicado saber qué es hacer justicia “para la galería” o hacerla en conciencia y de acuerdo con el leal saber y entender de cada uno. El ejemplo del juez Castro también lo encuentro desafortunado, por supuesto el interrogatorio de la infanta es surrealista, pero es que todo es surrealista, empezando por el culebrón de su situación procesal, pasando por las declaraciones de su abogado sobre su enajenación amorosa y terminando por sus “no se, no me consta”. Coincido por lo demás en que la mejor forma de hacer las cosas en ésta y en otras profesiones es con rigor y con honestidad, pero precisamente ahora son los juristas -especialmente jueces- que lo están intentando los que están en el ojo del huracán y no precisamente de los ciudadanos, sino del establishment.

    • Miguel
      Miguel Dice:

      Pues entre el post y el primer comentario creo que hay parte de razón en ambos. Estamos viendo declaraciones y resoluciones bárbaras, pero no me parece justo comparar casos mediáticos con personas que buscan publicidad. Algunos jueces están dando ejemplo de discrección e imparcialidad profesional, pero es cierto que otros están haciendo un flaco favor al Estado de Derecho enturbiando sus causas.
      En cualquier caso, yo pienso mucho en los silenciosos profesionales que hacen bien su trabajo cada día, haya crisis o no… Y son muchísimos!! Un saludo

    • Álvaro Delgado
      Álvaro Delgado Dice:

      Buenos días:
      Sabía que con este post trataba un tema muy sensible, pero no quiero que se desenfoque mi objetivo por el apasionamiento y la crispación de la gente en estos momentos difíciles. Por ello, me gustaría aclarar lo siguiente:
      – A Isidro Elhabi: Isidro, me parece usted un comentarista admirable, de los que engrandecen a diario este blog, y le agradezco su comentario y sus alabanzas hacia otros posts míos. Pero creo que ha pecado usted de algo muy español: el ombliguismo. Usted me atribuye veladamente intenciones que no tengo, sinceramente, tal vez porque no sepa nada de mí ni de mis circunstancias personales. Ni siquiera mi reflexión va destinada principalmente a los jueces, sino a todos los juristas y altos funcionarios en general. No conozco en profundidad y me importan muy poco los problemas corporativos de los jueces, sus filias y fobias, el CGPJ, la Audiencia Nacional y muchas otras cosas a las que usted cree, erróneamente, que yo aludo. Solo me he referido directamente a Garzón y a Castro porque creo que son dos jueces conocidos por todo el mundo, muy malos técnicamente, y con excesivo afán de protagonismo. Debe tener en cuenta, además, tres cosas importantes para entender mi entrada: he escrito un POST, sujeto a todos los condicionantes que éstos tienen, y no un tratado sobre el mal ejercicio del Derecho por muchos juristas y funcionarios, de ahí la generalidad y el tono algo jocoso y divulgativo; siendo usted un habitual del blog no entiendo que no conozca “otras brillantes entradas” sobre temas citados; y sepa que yo vivo en Baleares, donde la Justicia lleva años convertida en un patético show mediático diario. En cuanto a lo de cobarde…. tal vez considere usted más valiente repartir flores entre los principales actores de un Estado de Derecho que se desmorona… Iba a decirle a usted una frase de Pulp Fiction….
      – A Juan Ciudadano: Amigo Juan, evidentemente no me refiero a casos de swaps y preferentes. pero he visto jueces declarar nulos préstamos hipotecarios de deudores que habían firmado diez hipotecas en cinco años “por no entender lo que firmaban”…..
      – A Josef K.: ¿Rencor? ¿envidia? … ¿De quién? ¿de Garzón?….. No me haga reir, por favor…. ¿Es todo lo que se le ocurre para contraargumentar?
      – A Elisa: Querida Elisa, lo malo de criticar a los “malos” es que se sientan aludidos los “buenos”, que los hay, y son muchos más. Creo (o eso he intentado) haber dejado claro que estoy criticando a los mediocres y a los figurones, no a los que hacen bien su trabajo.
      Gracias a todos. Sabía que esto iba a pasar…. Un fuerte abrazo

    • Álvaro Delgado
      Álvaro Delgado Dice:

      Y aquí les traigo una clara manifestación de lo tratado en el post. En Mallorca hemos vivido estos últimos días un ejemplo extraordinariamente gráfico. Resulta que el Fiscal Jefe Anticorrupción de Baleares, Juan Carrau, ha reunido a los periodistas para contarles que, gracias a su trabajo, se han recaudado en los últimos años 50 millones de euros en casos varios de corrupción y defraudación a las arcas públicas. Con independencia de que en el mundillo jurídico mallorquín se haya interpretado tal “performance” como un ataque de celos ante el protagonismo que le está robando últimamente su compañero Pedro Horrach por el tema Nóos, el Sr. Carrau hace burdas trampas en sus cálculos, ya que se apunta varios importantes asuntos que se han sustanciado ante la Audiencia Nacional, no en su jurisdicción, e incluye tanto casos ya juzgados y condenados (y cobrados) como otros en los que hay meros embargos o fianzas sobe un par de valiosas mansiones de ciudadanos rusos, y que están en fase de mera investigación. Ello ha llevado al columnista de El Mundo de Baleares Gaspar Sabater a preguntarse jocosamente si antes de estos dos señores no ha habido nunca en la historia de Baleares nadie digno de vestirse la toga de fiscal o si, más bien, los había, y muy dignos y eficaces, pero simplemente “hacían su trabajo en silencio, sin dar tres cuartos al pregonero y radiando en directo sus actuaciones”. Pues yo estoy seguro de esto último. Por supuesto que ha habido en la larga historia judicial de Baleares jueces y fiscales honestos, eficaces y cumplidores, y además todos los profesionales les hemos conocido. Pero, simplemente, no tenían por costumbre reunir a los periodistas para contar sus “hazañas” profesionales ni personales. Y quienes funcionan así, interactuando constantemente con los medios de comunicación, no sólo hacen peor su trabajo, ya que quedan condicionados por ellos, quieran o no. Es que además consiguen que los demás compañeros, sean del campo jurídico que sea, que han hecho durante décadas eficaz y silentemente su trabajo, aparezcan de cara a la opinión pública, de forma absolutamente injusta, como los inútiles del Derecho o de la Justicia. ESTE ES EL MENSAJE DEL POST. Gracias!

    • izaskun
      izaskun Dice:

      “Personas con un carácter especial, no excesivamente estudiosas ni muy dotadas técnicamente” (teaspasao: esas calificaciones y valoraciones sobran, creo yo).
      En el resto, sí y no (requiere mucha matización).

    • Alfonso Paredes
      Alfonso Paredes Dice:

      Estimado Álvaro:

      He comprendido perfectamente el mensaje central de tu post, que me parece clarividente y esperanzador (no te limitas a destruir, que es muy fácil, sino que aportas una receta cotidiana y al alcance de cada uno).

      Disiento cordialmente, pues, de los comentarios que consideran cobarde o confuso tu artículo. Para argumentar la idea principal (“hagamos algo mejor nuestro oscuro trabajo de cada día”) no hace falta concretar más. El lector inteligente pone el resto. No importan los nombres propios; eso es algo del circo mediático, del que con elegancia tomas distancia.

      Como abogado, también padezco a diario el subjetivismo de algunas decisiones (que suelen comenzar con cláusulas del siguiente estilo: “ahora bien, en el caso presente…”, para así justificar el olvido de la norma). Según pasan los años de ejercicio, mayor es mi sensación de que todo es puro “decisionismo” (es decir, arbitrariedad). Argumento de anuncio de L´Oreal. “Esto es así porque yo lo valgo”, se lee implícitamente en algunas sentencias.

      Esa actitud recuerda más bien al malvado shérif de Nottingham…

    • Lucía de las Heras
      Lucía de las Heras Dice:

      En la entrada hay algo, tal vez bastante, de razón. Pero hay que decir que el sistema fomenta el famoseo o estrellato de determinados jueces, por el órgano judicial en que están destinados. El caso más claro es la Audiencia Nacional.

      El sistema judicial debería evitar esta concentración de casos con relevancia social (e informativa) en unos pocos juzgados. Esas plazas judiciales pueden atraer a un determinado perfil de juez, pero también puede darse que jueces sensatos, tras llegar a la Audiencia Nacional, sucumban a la tentación de cámaras y micrófonos.

      Por otro lado, en el caso EREs de Andalucía hay aforados que no han sido imputados formalmente (tal vez para evitar que el asunto pase al TSJ o al TS), de modo que el propio sistema debió propiciar que el asunto se elevase a esos órganos colegiados, evitando el excesivo protagonismo de la instructora unipersonal.

      Sin embargo, los órganos colegiados en casos análogos han sido muy restrictivos al asumir su competencia, exigiendo que toda la instrucción esté conclusa antes de hacerse cargo del asunto, y sólo en relación concreta con la persona aforada, aun a riesgo de dividir la continencia de la causa. O sea, que no se ha asumido la instrucción por el tribunal colegiado a pesar de que las leyes procesales lo permitían.

  10. CARLOS
    CARLOS Dice:

    Coincido plenamente con Isidro. Otros post de este autor me parecieron muy buenos, éste, en cambio, es un despropósito de principio a fin. Es vago, impreciso, confuso y sobre todo, falto de contenido. Creo que entendemos el mensaje y unas líneas habrían bastado.

  11. José María de Pablo
    José María de Pablo Dice:

    Pues a mí me parece un gran post y lo comparto.
    El problema que denuncia Álvaro existe.
    Un comentario anterior dice que no hay jueces mediáticos sino casos mediáticos. Claro que hay casos mediáticos, pero no todos los jueces los impulsan de la misma manera.
    Un ejemplo: tanto Fernando Andreu como Elpidio Silva imputaron a Blesa. La diferencia es que el primero lo ha hecho discretamente, aplicando las normas del proceso penal, y sin atajos. Mientras que el segundo ha motivado autos de prisión con extractos de wikipedia y ha terminado imputado por prevaricación. Y hasta ahora no he escuchado a Andreu jactarse en los medios de comunicación de imputar a Blesa. La diferencia entre uno y otro es evidente.
    Hay casos mediáticos, sí. Pero lo que debemos preguntarnos es si los jueces instruyen esos casos ciñéndose a lo que la LECRIM y el CP establecen, o si la popularidad de la causa instruida lleva al Instructor a actuar de otra manera.
    De los jueces mencionados en comentarios anteriores, puedo dar fe por mi experiencia profesional de que al menos dos, Fernando Andreu y Pablo Ruz, actúan exactamente igual en los casos mediáticos que en los que no lo son: aplican la LECRIM y punto. Desgraciadamente, esto no se puede predicar de otros.

  12. IÑIGO ROMERO DE BUSTILLO
    IÑIGO ROMERO DE BUSTILLO Dice:

    Cualquier jurista de los que llemos habitualmente a Alvaro Delgado sabemos que es lo que quiere decir .
    Me parece nada cobarde ni impreciso:refleja una sensación generalizada ,un estado de opinión ,sobre la actuación de ciettos profesionales u juristas de altura en esta España tan difícil. Y puede parecer cobarde e impreciso dentro de lo que admite un post pero yo,que también ejerzo el derecho dia a dia,lo considero valiente o por lo menos afortunado y nada impreciso o por lo menos no escurrdizo.-
    Te felicito Alvaro.

  13. CARLOS
    CARLOS Dice:

    Como lego en materia judicial, pero sí gran aficionado, me atraen de este blog básicamente dos cosas, a saber: su independencia y su calidad técnica. Esto hace que disfrute del aprendizaje de una materia alejada de mi ámbito profesional. Lo que sucede con este post es que de él no aprendo nada, antes al contrario me confunde. Por ejemplo, no sé si alaba o critica la actuación del juez Pedraz al rechazar archivar el caso Couso, no sé si critica la actuación de la juez Alaya y así con muchos casos que mete en un mismo saco.
    En un post de poca extensión se puede generalizar y a la vez mojarse. E insisto, para decir que mejor nos iría si cada uno hiciéramos mejor nuestro trabajo, y que hay una “sensación generalizada” de preocupación por la actuación de “ciertos” juristas, no hacía falta tantas palabras.
    Díganos quién le parece que actúa bien, quién mal y por qué y así podremos aprender y discutir de algo.
    Un saludo

  14. Nerea Aguayo
    Nerea Aguayo Dice:

    Yo no opino como Carlos, he entendido perfectamente el sentido que ha querido dar con esto de funcionarios “Robin Hood”, no se trata de mojarse o no, Alvaro está hablando de independiencia judicial o también de que los poderes públicos no pueden tomar decisiones arbitrariamente sin seguir el principio de legalidad, creo que va por ahí el tema del que trata este post.

  15. Nerea Aguayo
    Nerea Aguayo Dice:

    Creo que Alvaro se refiere a la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos y de la falta de independencia judicial y la vulneración del principio de legalidad y del de seguridad jurídica.

  16. Fernando Germán Portillo Rodrigo
    Fernando Germán Portillo Rodrigo Dice:

    Aún reconociendo el último fin que anima al autor, estoy más en la línea de Carlos e Isidro. Dispara a (casi) todos con (malos) ejemplos que no concreta, dejando la sensación un tanto confusa a cerca de la idea central que luego sí aclara pero que, desde luego, podía recogerse en tres líneas.
    Y es que, a mi modo de ver, confunde dos cosas: un mal profesional con un profesional que sale en los medios. A veces coinciden; a veces no. Y además confunde una mala decisión, una concreta resolución técnicamente defectuosa, que cualquiera podemos cometer en nuestro trabajo diario, con un mal profesional si resulta que, oh qué suerte, esa mala decisión sale en los medios.
    En fin, imposible no estar de acuerdo con lo que postula: intentemos hacer mejor nuestro mundo tratando de ser correctos y honestos en nuestro trabajo. Por supuesto. Pero yerra en la forma de transmitir esa idea, en mi opnión.
    Eso sí, qué buen debate ha generado, y los post que quedan por venir… ¿no estaría Ud. buscando un poco de relevancia valiéndose para ello de un artículo un tanto defectuoso?
    PD. Esta última frase, evidentemente, léase con el adecuado tono jocoso, por favor 😉
    PD. Al abogado que “padece” decisiones subjetivas constantemente, decirle que es muy difícil no caer en esa creencia si se comparan lo que se cree que con casos iguales pero resueltos por diferentes jueces o en instancias distintas; para apreciar realmente ese “porque yo lo valgo” que achaca a los jueces (a algunos, quiero creer, a algunos que además no le dieron la razón, seguramente), habría que ver cómo resuelve un juez concreto los casos que tiene, qué linea sigue en casos iguales, después, claro está, de poder afirmar sin duda que son casos “iguales”, claro. Lo único que se nos puede exigir a los jueces, entiendo, es ser coherentes con nosotros mismos en nuestra forma de interpretar la ley, y no dar bandazos según cómo amanezca el día: ahí sí podría apreciar el subjetivismo y, estoy con Ud., es en esos casos cuando se hallará ante un mal profesional.

  17. Paloma
    Paloma Dice:

    El juez instructor ha de aguantar tantas presiones y tensiones, que es fácil que termine adoptando una actitud mental o subjetiva de héroe, de “quijote” que debe luchar contra los elementos. Lo hemos visto también cuando, en asuntos elevados a la Audiencia o TSJ por aforamiento de los encausados, se ha nombrado un magistrado instructor (la instrucción en España siempre la hace un juez, nunca un tribunal colegiado). Lo vimos con Marino Barbero cuando instruyó el caso Filesa; lo hemos visto con magistrados instructores del TS en los tres casos Garzón; lo hemos visto con Pedreira en el caso Gürtel. Etcétera.
    El instructor no sólo recibe palos de las defensas, sino a menudo también de la Sala.
    Instruir no es plato de gusto y quizá por eso los órganos colegiados son reacios a asumir la instrucción de casos con aforados, prefiriendo que el trabajo duro lo haga el “juez de trinchera” y sólo se eleve al tribunal cuando el asunto está depurado.
    En los ere andaluces, parecería lógico que la instrucción hubiera sido asumida hace tiempo por el TSJ de Andalucía, pero no es así, y al parecer la instructora tampoco está por la labor.
    A la postre sería preferible que la instrucción de casos de corrupción se realice por un tribunal colegiado, donde los personalismos se previenen por la composición pluripersonal del órgano.

  18. Dan Evans
    Dan Evans Dice:

    Yo había entendido el post referido a la necesidad de que no haya excesos en la búsqueda de la justicia material a base de quebrantar la seguridad jurídica dado que el resultado es peor. Creo que eso sí es una patología que se ha extendido en exceso desprestigiando bastante el sistema por si no tenía ya bastantes problemas. Como aplicador del derecho cada vez tengo más miedo a dar la más mínima opinión dado que además de estudiarme la legislación estatal, autonómica y local corres el peligro de que una sentencia se haya ido por “peteneras” dicho sea con todos los respetos.
    Además estas situaciones son totalmente incomprensibles para alguien ajeno al mundo del derecho y nos desprestigia a todos.
    Por lo demás es verdad que es posible que el post trate de la misma forma a personajes diferentes

  19. Dan Evans
    Dan Evans Dice:

    Yo había entendido el post referido a la necesidad de que no haya excesos en la búsqueda de la justicia material a base de quebrantar la seguridad jurídica dado que el resultado es peor. Creo que eso sí es una patología que se ha extendido en exceso desprestigiando bastante el sistema por si no tenía ya bastantes problemas. Como aplicador del derecho cada vez tengo más miedo a dar la más mínima opinión dado que además de estudiarme la legislación estatal, autonómica y local corres el peligro de que una sentencia se haya ido por “peteneras” dicho sea con todos los respetos.

    Además estas situaciones son totalmente incomprensibles para alguien ajeno al mundo del derecho y nos desprestigia a todos.

    Por lo demás es verdad que es posible que el post trate de la misma forma a personajes diferentes

  20. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Dado que el post ha suscitado tantos y tan trabajados y sesudos comentarios, quiero aclarar, con permiso de todos, unas cuantas cosas más:
    – En mi opinión, discutible como todas, algunos comentaristas cometen un error muy español: estoy de acuerdo con lo que dice el post= el post es bueno; no estoy de acuerdo con lo que explica el autor=el post es malo y confuso. Pues bien, con toda modestia, creo que quien quiera entender lo que quiero decir -sin prejuicios corporativos o de otra clase- lo ha entendido perfectamente, y hay muchos comentarios que así lo reconocen. No estar de acuerdo con ello es otra cosa. Este post no es ni mejor ni peor que los demás que he escrito. Es mío, y soy yo. Yo a lo mejor no estoy siempre de acuerdo con lo que escribe el profesor Fernández-Villaverde, ilustrísimo antecesor a mi post con dos entradas memorables, pero reconozco que es un fenómeno y que me encanta como escribe. Y nunca le diré que con lo que no estoy de acuerdo es que es malo.
    – Llevo ya una cierta trayectoria en hayderecho.com. Éste es mi post número 34. Pues es la primera vez que me han felicitado por la calle, y además varias personas en un solo día. Por cierto, todos ellos abogados en ejercicio. Parece que a la judicatura le ha gustado bastante menos. Normal. Siento molestar a algunos, pero opino así.
    – El post es OPINIÓN PERSONAL, nada más. No me atribuyan teorías conspiratorias, ansias de notoriedad u objetivos ocultos. La relevancia ya me la gano yo en mi despacho, de puertas para adentro, trabajando cada día desde hace 23 años. No necesito más. Si escribo no es por lo que gano yo con ello, es para poner mi modesto granito de arena para que mis hijas se ganen la vida un país bastante mejor que el que yo padezco.
    – Y, para terminar, me llama mucho la atención una cosas. Que con la tremenda exégesis a la que algunos someten a los textos aquí publicados, casi nadie haya caído en la cuenta que me incluyo a mí mismo y a mi profesión en la crítica y en las observaciones que formulo con el deseo de hacer las cosas mejor.
    En cualquier caso, el debate que suele suscitar este blog es siempre enormemente enriquecedor. Gracias a todos.

    • Josef K
      Josef K Dice:

      Sr. Delgado, considera al juez D. Joaquim Bosch, que dice en las redes sociales verdades como puños, un juez “paladin” de la agobiada ciudadanía.

  21. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Dado que el post ha suscitado tantos y tan trabajados y sesudos comentarios, quiero aclarar, con permiso de todos, unas cuantas cosas más:
    – En mi opinión, discutible como todas, algunos comentaristas cometen un error muy español: estoy de acuerdo con lo que dice el post= el post es bueno; no estoy de acuerdo con lo que explica el autor=el post es malo y confuso. Pues bien, con toda modestia, creo que quien quiera entender lo que quiero decir -sin prejuicios corporativos o de otra clase- lo ha entendido perfectamente, y hay muchos comentarios que así lo reconocen. No estar de acuerdo con ello es otra cosa. Este post no es ni mejor ni peor que los demás que he escrito. Es mío, y soy yo. Yo a lo mejor no estoy siempre de acuerdo con lo que escribe el profesor Fernández-Villaverde, ilustrísimo antecesor a mi post con dos entradas memorables, pero reconozco que es un fenómeno y que me encanta como escribe. Y nunca le diré que con lo que no estoy de acuerdo es que es malo.
    – Llevo ya una cierta trayectoria en hayderecho.com. Éste es mi post número 34. Pues es la primera vez que me han felicitado por la calle, y además varias personas en un solo día. Por cierto, todos ellos abogados en ejercicio. Parece que a la judicatura le ha gustado bastante menos. Normal. Siento molestar a algunos, pero opino así.
    – El post es OPINIÓN PERSONAL, nada más. No me atribuyan teorías conspiratorias, ansias de notoriedad u objetivos ocultos. La relevancia ya me la gano yo en mi despacho, de puertas para adentro, trabajando cada día desde hace 23 años. No necesito más. Si escribo no es por lo que gano yo con ello, es para poner mi modesto granito de arena para que mis hijas se ganen la vida un país bastante mejor que el que yo padezco.
    – Y, para terminar, me llama mucho la atención una cosas. Que con la tremenda exégesis a la que algunos someten a los textos aquí publicados, casi nadie haya caído en la cuenta que me incluyo a mí mismo y a mi profesión en la crítica y en las observaciones que formulo con el deseo de hacer las cosas mejor.
    En cualquier caso, el debate que suele suscitar este blog es siempre enormemente enriquecedor. Gracias a todos.

  22. Alvaro Delgado
    Alvaro Delgado Dice:

    No se me piquen tanto por favor. Lean otra vez el post, con más serenidad, y verán como queda clarísimo a quienes me refiero. Los buenos profesionales, aunque aparezcan alguna vez en los medios, no tienen cabida en mi crítica. Les ruego que no se me ofusquen ni confundan a la gente. Y hagan de paso otra reflexión. Por qué los abogados en general me jalean por el post y los jueces se sienten ofendidos? Habrá algo en la vida real de la Justicia que sus seńorías no perciben? Gracias.

  23. Alvaro Delgado
    Alvaro Delgado Dice:

    No se me piquen tanto por favor. Lean otra vez el post, con más serenidad, y verán como queda clarísimo a quienes me refiero. Los buenos profesionales, aunque aparezcan alguna vez en los medios, no tienen cabida en mi crítica. Les ruego que no se me ofusquen ni confundan a la gente. Y hagan de paso otra reflexión. Por qué los abogados en general me jalean por el post y los jueces se sienten ofendidos? Habrá algo en la vida real de la Justicia que sus seńorías no perciben? Gracias.

  24. Nerea Aguayo
    Nerea Aguayo Dice:

    La Justicia real no existe, quizás tendrían que habilitar mecanismos de control para que la independencia judicial sea total y la imparcialidad, pero claro en un Estado como el nuestro que la división de poderes es dudosa, ya me contareis..es díficil pero no imposible lograrlo.

  25. Nerea Aguayo
    Nerea Aguayo Dice:

    La Justicia real no existe, quizás tendrían que habilitar mecanismos de control para que la independencia judicial sea total y la imparcialidad, pero claro en un Estado como el nuestro que la división de poderes es dudosa, ya me contareis..es díficil pero no imposible lograrlo.

  26. Luis Avocat
    Luis Avocat Dice:

    Coincido con el post en su integridad, matizaciones o interpretaciones aparte. Hace muchos años, cuando los primeros casos de corrupción empezaron a hacerse públicos (en privado media España los conocía, ese silencio fue el germen) no podíamos suponer que el peor efecto de esos escándalos inaceptables no era el propio robo multimillonario, sino la pedagogía que ejercerían sobre el pais. Visto que el hermano del propio Vicepresidente del gobierno arramblaba con todo con perfecta impunidad ¿por qué yo, concejal de Villaabajo no puedo hacerlo? Y así pasamos de ser una nación con corruptos a una nación corrupta, si se me permite la exageración.
    En el mundo del Derecho ha pasado igual, cada juez (o Tribunal) de asunto mediático que ha decidido saltarse la legalidad, con el mero artificio de interpretarla como un chicle y estirar el sentido de la norma hasta donde le ha dado la real gana ha ido enseñando a los demás que podían ser los amos y no los servidores de la Ley. Podían crearla sin presentarse a las elecciones y hacerse parlamentarios; de hecho da igual lo que voten esos 350 señores que se reúnen en las Cortes porque despues habrá infinidad de jueces (y no digamos funcionarios que esos siempre han hecho de su negociado un cortijo) que se sentirán legitimados para hacer lo que creen “justo” al socaire de la realidad social o cualquier otro altísimo principio. Algunos, como en el comentario del abogado anterior, dirán aquello de “ahora bien, en este caso concreto …” Y otros ni se molestan. He llegado a ver Sentencia de todo un TSJ diciendo explicitamente que aunque la Ley diga esto ellos ven mas justo lo otro, y fallar en consecuencia.
    Y no son solo los que quieren notoriedad, incluso los que no la buscan han llegado al convencimiento de que pueden sentenciar o resolver conforme a “su” sentido de la Justicia. ¿La seguridad jurídica? Una antigualla incomprensible para la vociferante ciudadanía que clama justicia, un formalismo de ricos. Me temo, Alvaro, que los que la valoramos, aunque seamos muchos, estamos en peligro de extinción.. A Garzón se le expulsó cuando ya era demasiado tarde. No soy, obviamente, optimista.

  27. Luis Avocat
    Luis Avocat Dice:

    Coincido con el post en su integridad, matizaciones o interpretaciones aparte. Hace muchos años, cuando los primeros casos de corrupción empezaron a hacerse públicos (en privado media España los conocía, ese silencio fue el germen) no podíamos suponer que el peor efecto de esos escándalos inaceptables no era el propio robo multimillonario, sino la pedagogía que ejercerían sobre el pais. Visto que el hermano del propio Vicepresidente del gobierno arramblaba con todo con perfecta impunidad ¿por qué yo, concejal de Villaabajo no puedo hacerlo? Y así pasamos de ser una nación con corruptos a una nación corrupta, si se me permite la exageración.

    En el mundo del Derecho ha pasado igual, cada juez (o Tribunal) de asunto mediático que ha decidido saltarse la legalidad, con el mero artificio de interpretarla como un chicle y estirar el sentido de la norma hasta donde le ha dado la real gana ha ido enseñando a los demás que podían ser los amos y no los servidores de la Ley. Podían crearla sin presentarse a las elecciones y hacerse parlamentarios; de hecho da igual lo que voten esos 350 señores que se reúnen en las Cortes porque despues habrá infinidad de jueces (y no digamos funcionarios que esos siempre han hecho de su negociado un cortijo) que se sentirán legitimados para hacer lo que creen “justo” al socaire de la realidad social o cualquier otro altísimo principio. Algunos, como en el comentario del abogado anterior, dirán aquello de “ahora bien, en este caso concreto …” Y otros ni se molestan. He llegado a ver Sentencia de todo un TSJ diciendo explicitamente que aunque la Ley diga esto ellos ven mas justo lo otro, y fallar en consecuencia.

    Y no son solo los que quieren notoriedad, incluso los que no la buscan han llegado al convencimiento de que pueden sentenciar o resolver conforme a “su” sentido de la Justicia. ¿La seguridad jurídica? Una antigualla incomprensible para la vociferante ciudadanía que clama justicia, un formalismo de ricos. Me temo, Alvaro, que los que la valoramos, aunque seamos muchos, estamos en peligro de extinción.. A Garzón se le expulsó cuando ya era demasiado tarde. No soy, obviamente, optimista.

  28. Alvaro Delgado
    Alvaro Delgado Dice:

    Amigo Luis, no puedo estar más de acuerdo con su estupenda exposición. Coincidimos en el pesimismo. Gracias!

  29. Escotero
    Escotero Dice:

    Sr. Delgado, ¿para cuando un post sobre otros “síndromes” como el de “Sheriff de Nottingham” o, el más generalizado – en mi opinión – de “Guy de Gisborne”?

  30. Ana A.G.
    Ana A.G. Dice:

    Sinceramente, me sorprenden muchísimo los comentarios de los compañeros de profesión hacia el Post del Sr. Delgado. Supongo que son comentarios realizados desde el más profundo desconocimiento de causa. Bien lo había advertido el Sr. Delgado, al decir que este Post no iba a resultar políticamente correcto (ay esta España, país en el que todos se rasgas las vestiduras ante verdades incómodas!).
    A mí personalmente me ha encantado. Le felicito Sr. Delgado, por atreverse a decir lo que muchos compañeros de profesión pensamos, pero que en la mayoría de foros debemos callarnos, por ser pensamientos “no socialmente correctos” (especialmente, en el mundo del derecho bancario al cual me dedico). En contra de lo que la sociedad piensa actualmente, los Bancos no son “los malos” -otra cosa muy distinta, son los banqueros y sus actuaciones poco éticas y profesionales-. Si bien es cierto que existen productos bancarios complejos (véase, swaps, preferentes…) no es menos cierto que son los clientes los que acaban firmando esos contratos (la gran mayoría de veces, conociendo perfectamente lo que firmaban). Si lo que se alega es el desconocimiento del producto, sus efectos y demás,… bueno decir que, en lo que a mí respecta, jamás se me ocurriría firmar un documento que no alcanzo a entender, y menos si está en juego mi dinero…pero la responsabilidad de cada uno ya es otro tema. En este país, por desgracia, somos muy de echar balones fuera y culpar a los demás, pero nunca de hacer examen de conciencia. Hace poco me comentaba un director de una oficina bancaria que a él le habían llegado a pedir muhos clientes hacer un préstamo hipotecario en Yenes (nada más y nada menos!) porque les salía más ventajoso; clientes que, segurísimo, pedirían pasados unos años la nulidad de dicho contrato en base al -supuesto- desconocimiento de lo que firmaban… En fin, lo divertido de este sector es que todos los días te sorprende la “picaresca” (por utilizar un término suave que no hiera sensibilidades) de los ciudadanos de esta España nuestra. Pero lo que más me sorprende es, como bien explica en tono jocoso el Sr. Delgado, ese síndrome de Robin Hood que sufren algunos jueces españoles. Dejando a un lado que tengan afán de protagonismo, o no, no doy crédito a la tremenda inseguridad jurídica que están creando en este país, a que se salten a la torera el Ordenamiento Jurídico en su conjunto, a que se conviertan en pseudolegisladores, a que les de igual los hechos probados en cada pleito, y todo ello con el único fin de proteger a unos “pobrecitos” consumidores (que no siempre son tan “pobrecitos”) y convertirse así, en una especie de héroes modernos.

    • elena
      elena Dice:

      No dudo que hubiera personas que se personaran en la sucursal pidiendo firmar hipotecas multidivisa. Era un producto que aunque no de frecuente contratación era conocido en el mercado y algunos “enterados” (no cualquiera, porque la mayoría de la población probablemente ni sabía que podía pedir préstamos en otra moneda distinta al euro en España) podían presentarse y pedirla cuando conocían a gente que las tenía concertadas y llevaba años -no 1 ni 2- yéndoles bastante bien (yo conocí a 2, los 2 economistas).
      Ahora, que seguro que a ese director de sucursal no se le ocurrió espontáneamente decirle con sinceridad cuántas personas se habían acercado a su oficina pidiendo concertar un swap o adquirir preferentes y cuántas lo firmaron porque fue el banco el que se las ofreció y comercializó como un producto que les interesaba muchísimo y que era muy favorable para sus intereses. Cuántas de esas personas sabían siquiera que existían esos productos en el mercado cuando se les ofreció por primera vez por la entidad -en un momento, el de su comercizalización masiva, en el que ni siquiera conocían ni de su existencia, ni de su funcionamiento, ni de sus efectos ni de las condiciones de su cancelación la inmensa mayoría de los juristas-. Seguro que no le indicó el Director de la sucursal qué porcentaje suponían esas personas que hubieran llegado al banco pidiendo firmar swaps o adquirir preferentes sobre el total de los firmantes de esos contratos y productos y cuántos los firmaron porque el banco literalmente se los vendió como interesentísimos para ellos. O cuántos de los firmantes sabían siquiera en qué consistía un derivado financiero. ¿Llegaron al 1 por mil de los firmantes? ¿Incluso menos, al 1 por cien mil?
      Hablar de los cuatro enterados que llegaban pidiendo hipotecas multidivisa (que los había pero tampoco fueron nunca muchos -basta comprobar cual es el porcentaje de hipotecas multidivisa en relación con el resto de hipotecas, o cual es el número absoluto de hipotecas multidivisa comparándolo con el número absoluto de contratos de swaps o preferentes, por ejemplo-) para con apoyo en eso pretender que los ue firmaban eran mayorcitos y sabían las consecuencias que comportaba lo que firmaban es una respuesta fácil para eludir el problema que de verdad se está presentando, que no es el de las multidivisa (que también, pero con muchísima menor entidad precisamente porque ahí en efecto se firmaban porque era le cliente el que las pedía) sino el de los productos derivados que se han comercializado masivamente entre consumidores de a pié y pequeñas empresas que nunca habrían pensado por su cuenta en contratarlos, cuando además en una elevada proporción de los casos concurría conflicto de intereses entre la entidad que ofrecía el producto y el consumidor al que se lo colocaban.

    • de lege ferenda
      de lege ferenda Dice:

      Los pobrecitos banqueros. Hay derecho!! NO.
      Los pobrecitos banqueros, a los que el Tribunal Constitucional juzga con plena independencia … de la Ley y el Derecho. Para quienes se articulan normas extralegales, que forman su propio corpus: Doctrina Botín; la Prescripción de “Los Albertos”. Son ellos la Ley y el Orden. Sus desafueros convertidos en fuero.
      La proscripción constitucional de la Indefensión; reduplicada por el constituyente – o constituidor- se transforma en contingente: todos tenemos derecho a la Tutela Judicial Efectiva sin que, en ningún caso pueda producirse Indefensión … salvo que el ciudadano hay acontraído una deuda hipotecaria: lo sumario se impone a lo legal; lo ilegítimo a lo Constitucional; y lo Constitucional se ha de reformar, ante la evidencia de su inaplicación.
      Pobrecitos banqueros; dicen sus abogados.

  31. Ana A.G.
    Ana A.G. Dice:

    Sinceramente, me sorprenden muchísimo los comentarios de los compañeros de profesión hacia el Post del Sr. Delgado. Supongo que son comentarios realizados desde el más profundo desconocimiento de causa. Bien lo había advertido el Sr. Delgado, al decir que este Post no iba a resultar políticamente correcto (ay esta España, país en el que todos se rasgas las vestiduras ante verdades incómodas!).

    A mí personalmente me ha encantado. Le felicito Sr. Delgado, por atreverse a decir lo que muchos compañeros de profesión pensamos, pero que en la mayoría de foros debemos callarnos, por ser pensamientos “no socialmente correctos” (especialmente, en el mundo del derecho bancario al cual me dedico). En contra de lo que la sociedad piensa actualmente, los Bancos no son “los malos” -otra cosa muy distinta, son los banqueros y sus actuaciones poco éticas y profesionales-. Si bien es cierto que existen productos bancarios complejos (véase, swaps, preferentes…) no es menos cierto que son los clientes los que acaban firmando esos contratos (la gran mayoría de veces, conociendo perfectamente lo que firmaban). Si lo que se alega es el desconocimiento del producto, sus efectos y demás,… bueno decir que, en lo que a mí respecta, jamás se me ocurriría firmar un documento que no alcanzo a entender, y menos si está en juego mi dinero…pero la responsabilidad de cada uno ya es otro tema. En este país, por desgracia, somos muy de echar balones fuera y culpar a los demás, pero nunca de hacer examen de conciencia. Hace poco me comentaba un director de una oficina bancaria que a él le habían llegado a pedir muhos clientes hacer un préstamo hipotecario en Yenes (nada más y nada menos!) porque les salía más ventajoso; clientes que, segurísimo, pedirían pasados unos años la nulidad de dicho contrato en base al -supuesto- desconocimiento de lo que firmaban… En fin, lo divertido de este sector es que todos los días te sorprende la “picaresca” (por utilizar un término suave que no hiera sensibilidades) de los ciudadanos de esta España nuestra. Pero lo que más me sorprende es, como bien explica en tono jocoso el Sr. Delgado, ese síndrome de Robin Hood que sufren algunos jueces españoles. Dejando a un lado que tengan afán de protagonismo, o no, no doy crédito a la tremenda inseguridad jurídica que están creando en este país, a que se salten a la torera el Ordenamiento Jurídico en su conjunto, a que se conviertan en pseudolegisladores, a que les de igual los hechos probados en cada pleito, y todo ello con el único fin de proteger a unos “pobrecitos” consumidores (que no siempre son tan “pobrecitos”) y convertirse así, en una especie de héroes modernos.

  32. Ana A.G.
    Ana A.G. Dice:

    Muy bonito todo; pero no es el objetivo de un Juez convertirse en un “justiciero social”, ni el objetivo de la Justicia, arreglar la crisis que actualmente vivimos; crisis que, personalmente, pienso que todos tenemos parte de culpa, desde los banqueros, políticos etc que han robado lo más grande, hasta el “pobrecito consumidor” que durante los años de bonanza se dedicó a comprar piso por doquier para especular con ellos (les sorprenderían a los lectores la cantidad de españoles dados de alta como autónomos en “actividades inmobiliarias por cuenta propia o ajena”). Flaco favor están haciendo los jueces a esos pobrecitos consumidores, al anular determinados contratos y cláusulas (completamente válidos, conforme a la lesgilación vigente) por el mero hecho de querer impartir una absurda justicia social, muy flaco favor…
    Una vez más le felicito Sr. Delgado por su Post.

  33. Ana A.G.
    Ana A.G. Dice:

    Muy bonito todo; pero no es el objetivo de un Juez convertirse en un “justiciero social”, ni el objetivo de la Justicia, arreglar la crisis que actualmente vivimos; crisis que, personalmente, pienso que todos tenemos parte de culpa, desde los banqueros, políticos etc que han robado lo más grande, hasta el “pobrecito consumidor” que durante los años de bonanza se dedicó a comprar piso por doquier para especular con ellos (les sorprenderían a los lectores la cantidad de españoles dados de alta como autónomos en “actividades inmobiliarias por cuenta propia o ajena”). Flaco favor están haciendo los jueces a esos pobrecitos consumidores, al anular determinados contratos y cláusulas (completamente válidos, conforme a la lesgilación vigente) por el mero hecho de querer impartir una absurda justicia social, muy flaco favor…

    Una vez más le felicito Sr. Delgado por su Post.

  34. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Muchísimas gracias Ana A.G. Qué comentarios más acertados! Mire, yo llevo 17 años de notario en una misma ciudad, no demasiado grande, y con bastante especulación inmobiliaria. Quiero decirle con ello que me ha dado tiempo de sobra para conocer a toda la “fauna” local: los buenos, los regulares, los tramposillos y hasta a los auténticos piratas. Pues bien, estoy viendo últimamente como auténticos profesionales del “pase” inmobiliario intentan por ahí, con abogados especializados en la defensa de consumidores, pedir nulidades de los pelotazos que no les salieron bien. Y algunos las han conseguido! Es de traca, de verdad. Hemos creado un Estado “tutor” de sus ciudadanos mayores de edad, muchos de los cuales no merecen tanta protección ni tantos miramientos. Otros sí, pero no todos. Más responsabilidad con lo que se firma señores!!!!
    Ven como el post se entendía bien y no era tan confuso??? Simplemente hay que leerlo sin prejuicios.
    Gracias!

    • elena
      elena Dice:

      ¿Seguro que eran acciones de nulidad? Yo he visto muchos casos de compradores que con la burbuja han solicitado la resolución de contratos por incumplimiento de la promotora (que como consecuencia de la burbuja había dejado sin terminar las promociones o no había llegado a obtener licencia de primera ocupación y no cumplía la obligación de entrega en los términos pactados), y esos compradores -fueran o no de los que pretendían dar el pase- han ganado, como no podía ser de otro modo, los procesos declarándose la resolución por incumplimiento. Pero también hay muchos casos de compradores a promotoras que han acabado en concurso y no habían concertado el seguro obligatorio de devolución de cantidades entregadas a cuenta, que no verán ni el inmueble ni el dinero que entregaron a cuenta (por no hablar de la trágica situación de los permutantes que cumplieron íntegramente su obligación y se encuentran con créditos ordinarios concursales que con práctica seguridad no podrán cobrar habiendo perdido la totalidad de la contraprestación, que cumplieron íntegramente).
      Lo que no he visto es las acciones de nulidad contractual de las que habla vd. Al menos respecto al contrato en sí (ocasionalmente sí respecto a cláusulas concretas del contrato sobre plazos de entrega que no se determinaban o respecto a cláusulas penales o que trasladaban obligaciones del promotor al compreador).

  35. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Muchísimas gracias Ana A.G. Qué comentarios más acertados! Mire, yo llevo 17 años de notario en una misma ciudad, no demasiado grande, y con bastante especulación inmobiliaria. Quiero decirle con ello que me ha dado tiempo de sobra para conocer a toda la “fauna” local: los buenos, los regulares, los tramposillos y hasta a los auténticos piratas. Pues bien, estoy viendo últimamente como auténticos profesionales del “pase” inmobiliario intentan por ahí, con abogados especializados en la defensa de consumidores, pedir nulidades de los pelotazos que no les salieron bien. Y algunos las han conseguido! Es de traca, de verdad. Hemos creado un Estado “tutor” de sus ciudadanos mayores de edad, muchos de los cuales no merecen tanta protección ni tantos miramientos. Otros sí, pero no todos. Más responsabilidad con lo que se firma señores!!!!
    Ven como el post se entendía bien y no era tan confuso??? Simplemente hay que leerlo sin prejuicios.
    Gracias!

  36. Páradox
    Páradox Dice:

    Yo creo en la buena intención del autor, aunque también creo que se mezclan sin suficiente claridad churras con merinas.
    Me limito a mostrar mi disconformidad con lo que dice al principio de que “la salida de la dura crisis que nos afecta, …, no depende exclusivamente de los demás, ni de los grandes gurús de la economía o de la política, ni siquiera de las grandes instituciones europeas o mundiales, sino de que –pura y simplemente- cada uno de nosotros hagamos un poquito mejor nuestro propio trabajo diario.
    Esta forma de atribuir la responsabilidad de la crisis y la insuficiencia de respuestas frente a la misma a todos es lo mismo que no atribuirla a ninguno. Y de verdad creo que por mucho que la mayoría de los ciudadanos hagamos bien nuestro trabajo no nos va a sacar de la crisis institucional, mientras no lo hagan también quienes en la cúspide deben hacerlo.
    En nuestras manos está, con nuestro intento de crear un clima de opinión y con nuestro voto, el lograr que las cosas cambien. Eso es cierto. Pero por mucho que el albañil coloque bien los ladrillos o el abogado redacte bien sus demandas, si luego no van a votar, o van a votar a los de siempre, de poco servirá.

  37. Páradox
    Páradox Dice:

    Yo creo en la buena intención del autor, aunque también creo que se mezclan sin suficiente claridad churras con merinas.
    Me limito a mostrar mi disconformidad con lo que dice al principio de que “la salida de la dura crisis que nos afecta, …, no depende exclusivamente de los demás, ni de los grandes gurús de la economía o de la política, ni siquiera de las grandes instituciones europeas o mundiales, sino de que –pura y simplemente- cada uno de nosotros hagamos un poquito mejor nuestro propio trabajo diario.
    Esta forma de atribuir la responsabilidad de la crisis y la insuficiencia de respuestas frente a la misma a todos es lo mismo que no atribuirla a ninguno. Y de verdad creo que por mucho que la mayoría de los ciudadanos hagamos bien nuestro trabajo no nos va a sacar de la crisis institucional, mientras no lo hagan también quienes en la cúspide deben hacerlo.
    En nuestras manos está, con nuestro intento de crear un clima de opinión y con nuestro voto, el lograr que las cosas cambien. Eso es cierto. Pero por mucho que el albañil coloque bien los ladrillos o el abogado redacte bien sus demandas, si luego no van a votar, o van a votar a los de siempre, de poco servirá.

  38. Matilde Cuena Casas
    Matilde Cuena Casas Dice:

    Coincido con tu reflexión Álvaro. Aunque suene mal, los jueces no están para “hacer justicia” sino para aplicar las normas que deberían ser justas y si no lo son, deberán modificarse por los cauces legales oportunos. No hay espacio a convicciones personales ni al sentido personal de la justicia propio de cada juez. Entiendo que en ocasiones, dados los desequilibrios que en ocasiones presenta nuestro sistema jurídico, puedan chirriar algunas soluciones cuando se tienen que aplicar en la práctica. Pero no se puede actuar fuera de los márgenes interpretativos que autoriza el art. 3 del Código Civil.
    Otra cosa es que no exista el más mínimo interés por parte del legislador por equilibrar el sistema, concretamente siguiendo alguno de tus ejemplos, en el ámbito de la contratación bancaria, el cual no debe ser ni descaradamente favorable a las entidades financieras (tal y como sucede en la actualidad), ni desmesurado en la protección del consumidor que es mayor de edad. En el equilibrio legal está la solución y si éste se logra, se evitarán “excesos” por parte de los jueces que en muchos casos se ven atados de pies y manos por normas absolutamente injustas, hecho que –insisto- no puede justificar que se conviertan en pseudolegisladores.

  39. Matilde Cuena Casas
    Matilde Cuena Casas Dice:

    Coincido con tu reflexión Álvaro. Aunque suene mal, los jueces no están para “hacer justicia” sino para aplicar las normas que deberían ser justas y si no lo son, deberán modificarse por los cauces legales oportunos. No hay espacio a convicciones personales ni al sentido personal de la justicia propio de cada juez. Entiendo que en ocasiones, dados los desequilibrios que en ocasiones presenta nuestro sistema jurídico, puedan chirriar algunas soluciones cuando se tienen que aplicar en la práctica. Pero no se puede actuar fuera de los márgenes interpretativos que autoriza el art. 3 del Código Civil.
    Otra cosa es que no exista el más mínimo interés por parte del legislador por equilibrar el sistema, concretamente siguiendo alguno de tus ejemplos, en el ámbito de la contratación bancaria, el cual no debe ser ni descaradamente favorable a las entidades financieras (tal y como sucede en la actualidad), ni desmesurado en la protección del consumidor que es mayor de edad. En el equilibrio legal está la solución y si éste se logra, se evitarán “excesos” por parte de los jueces que en muchos casos se ven atados de pies y manos por normas absolutamente injustas, hecho que –insisto- no puede justificar que se conviertan en pseudolegisladores.

  40. Fernando Germán Portillo Rodrigo
    Fernando Germán Portillo Rodrigo Dice:

    No me gusta el cariz abogado vs. jueces a que los comentarios están llevando, tal y como el propio autor del post adiverte, y que yo mismo he contribuido con mi anterior comentario, por lo que entono un público mea culpa.
    Releyendo el post y otros comentarios sí puedo, sin embargo, identificar con más precisión qué es lo que me chirría.
    Parto por decir que el autor tiene razón en lo que dice, aunque entiendo que la forma no sea la más acertada. Así, habla de juristas en general (y mete en el saco a otros profesionales), pero los específicamente señalados son jueces. Supongo que ahí está la explicación de que éstos se hallan “molestado” más que, por ejemplo, los abogados; si hubiese sido al revés (citando casos de abogados conocidos), las felicitaciones que dice el autor haber recibido de letrados habrían sido menos. Creo. De hecho, muchos comentarios al post son felicitando al autor por “dar caña” a los jueces, así que no son sólo los jueces los que perciben que son señalados, también otros que no lo son.
    Creo que la idea del post es muy interesante, a cerca de la elusión voluntaria de la ley en la búsqueda de la notoriedad, entendida ésta como la percepción positiva que tiene la comunidad a cerca un profesional debido a que éste actúa sintonizando perfectamente con sus preocupaciones.
    Cierto que este mal existe, y coincido con el autor que es uno del que debemos huir todos. Pero en sus ejemplos, el autor está presumiendo o tomando como verdad inmutable que los específicamente señalados han atajado el sendero del derecho para llegar a la autopista de la fama, y decir esto es algo arriesgado si conocer realmente los entresijos del asunto que sea ni haber estudiado en profundidad los cientos o miles de folios del expediente; o peor aún, habiendo obtenido el conocimiento de ese asunto de lo que dicen los periódicos, y ya sabemos que éstos muchas veces dan información sesgada, errónea o maliciosamente interpretada. Creo que no existe esa prudencia en el post, y eso es lo que me ha chocado.
    Otro asunto es el de los comentarios posteriores al post, muchos de los cuales han derivado, como ya he dicho, en una reflexión a cerca de los peligros que corre la seguridad jurídica debido a lo arbitrarios que son los jueces, en general, obviando la idea del post relativa a la búsqueda de notoriedad como motivación para dejar la ley en la cuneta; peor aún, atribuyendo al autor del post esas afirmaciones a cerca de la subjetividad judicial como el gran mal y valorándolo positivamente por eso, cuando me parece que el autor no iba por ahí, al menos no enteramente.
    En fin, poco más que decir. Tan sólo agradecer al autor su post por lo que ha dado de si y por la reflexión que invita a hacer. Y pedirle disculpas si mi anterior comentario no ha sido respetuoso con su trabajo.

  41. Ignacio Gomá Lanzón
    Ignacio Gomá Lanzón Dice:

    Ilustrando uno de los aspectos que plantea el post, me gustaría recordar uno de los primeros posts que hice para ¿Hay Derecho?, ” La vinculación de los jueces a la ley”, en el que glosaba un trabajo de Aragón Reyes sobre la tendencia a minusvalorar la norma frente a principios más altos o la misma constitución y hasta qué punto esto no significaba trastocar nuestro sistema legal.
    http://hayderecho.com/2011/02/17/hay-estado-de-derecho-iv-la-vinculacion-de-los-jueces-a-la-ley/

  42. CARLOS
    CARLOS Dice:

    ¡Cómo se disfrutan estos debates, y cuánta falta hace que se extiendan por toda la sociedad civil! Páradox y Matilde me han encantado vuestros comentarios.
    Yo sólo por apuntillar alguna cosa diré que la frase del autor para defenderse de las críticas “algunos comentaristas cometen un error muy español: estoy de acuerdo con lo que dice el post= el post es bueno; no estoy de acuerdo con lo que explica el autor=el post es malo y confuso” me es totalmente ajena, ya que yo estoy de acuerdo con el autor pero no con la forma en que se expresa. Y por supuesto, el ombliguismo me es más ajeno aún ya que soy biólogo. Creo, aunque sea muy obvio, en la línea de lo que quiere decir el autor que nos iría a todos mejor si hablásemos desde lo que buenamente nos da entender la razón y no desde el corporativismo (muy español también) y también creo que uno debe defenderse de las críticas sin recurrir a las circunstancias personales del que te critica, argumentos vs argumentos.
    Saludos respetuosos.

  43. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Sr. Portillo, le agradezco mucho su comentario, y me parece muy atinado. Sólo tenga en cuenta dos cosas: la primera, que el post se refiere a la actuación de los juristas con poder derivado o emanado del Estado, o sea, a los altos funcionarios públicos. Por ello no están incluidos los abogados en él. Y la segunda, que el post hace referencia expresa a algunos jueces, pero también a fiscales, inspectores de hacienda, notarios y registradores. Que luego el debate se haya centrado casi exclusivamente en la labor de los jueces no era mi intención ni es mi responsabilidad. Los comentarios de este blog son una maravilla, pero a veces acaban desvirtuando el propio post, que dice lo que dice, y no lo que algunos comentaristas acaban diciendo que dice. Y en cuanto a lo de la generalidad, o lo de mezclar churras con merinas, que me han reprochado algunos comentaristas, yo trataba de esbozar, dentro de los estrechos límites de un post, sólo una panorámica general sobre una actitud para mí errónea, que se produce en VARIAS profesiones jurídicas oficiales, en las que aprecio algunos errores comunes. Todo lo demás, y la dirección del debate hacia la actuación judicial, ha venido después…..

  44. ENNECERUS
    ENNECERUS Dice:

    Pues a mí el comentario de Álvaro me parece muy acertado. A todo el que me quiere escuchar le digo lo mismo, algunos ya están aburridos y me dice, “no sigas, que ya te hemos dado la razón”.
    El principal problema donde está la base de toda nuestra crisis sistémica es que los hombres y mujeres hemos olvidado y abandonado nuestra obligación moral o ética de mirar por quienes tenemos alrededor: El cónyuge, la familia, los amigos, el barrio, la ciudad ,… incluso por nosotros mismos. Nos hemos instalado en una sociedad “de derechos sociales” puramente ficticios, creados por una legalidad siempre atenta a reforzar los poderes de quienes mandan satisfaciendo los caprichos de unos adolescentes perpetuos de lágrima fácil pero que no moverán un músculo en ayudar al de al lado, porque eso “corresponde al estado”.
    “No paguemos la deuda”, braman unos que viven de la subvención y el impuesto ajeno. “Abajo los poderosos y la democracia formal”, gritan ricos propietarios de inmuebles carísimos en los sitios más chics.
    No es ajena a esta situación la sobreactuación hipercorregida de unos cuantos individuos que henchidos de poder desean prolongar mucho más allá de lo deseable los 5 minutos de gloria que corresponden a todo ser humano.
    Si todos hiciéramos nuestro trabajo un poco mejor, preocupándonos de las necesidades de quienes tenemos a nuestro lado, la sociedad sería incomparablemente mejor, los poderosos estarían mucho más controlados y la economía mejoraría porque muchos detectarían necesidades no cubiertas del prójimo eso que se conoce con el nombre tan feo e inapropiado de “nicho de mercado” y podrían vivir de colmarlas.
    ¿Cuál es el valor añadido de un juez, de un sistema judicial? Desde luego no me parece a mí que sea el “inventar derecho” al anglosajón modo, con desprecio e ignorancia absoluta del precedente que impera en aquel sistema jurídico. Para mí no puede ser otro que fijar la aplicación de las leyes creando seguridad jurídica (cosa absolutamente imprescindible en un sistema de incontrolada diarrea legislativa y principios inexistentes) y restablecer el equilibrio jurídico dañado por los comportamientos no ajustados a derecho. Todo lo demás, la búsqueda de la justicia no es labor de unos u otros agentes jurídicos, sino de todos los ciudadanos e instituciones, pereo cada uno/a cumpliendo su papel.
    Si no ha de ser así, lo siento, prefiero un sistema jurídico en el que la sociedad cree y genere sus propias normas acabando con el monopolio normativo del estado y sus agentes, porque usar tal monopolio de este modo NO ES CONFORME CON EL ESTADO DE DERECHO..

  45. ENNECERUS
    ENNECERUS Dice:

    Pues a mí el comentario de Álvaro me parece muy acertado. A todo el que me quiere escuchar le digo lo mismo, algunos ya están aburridos y me dice, “no sigas, que ya te hemos dado la razón”.

    El principal problema donde está la base de toda nuestra crisis sistémica es que los hombres y mujeres hemos olvidado y abandonado nuestra obligación moral o ética de mirar por quienes tenemos alrededor: El cónyuge, la familia, los amigos, el barrio, la ciudad ,… incluso por nosotros mismos. Nos hemos instalado en una sociedad “de derechos sociales” puramente ficticios, creados por una legalidad siempre atenta a reforzar los poderes de quienes mandan satisfaciendo los caprichos de unos adolescentes perpetuos de lágrima fácil pero que no moverán un músculo en ayudar al de al lado, porque eso “corresponde al estado”.

    “No paguemos la deuda”, braman unos que viven de la subvención y el impuesto ajeno. “Abajo los poderosos y la democracia formal”, gritan ricos propietarios de inmuebles carísimos en los sitios más chics.

    No es ajena a esta situación la sobreactuación hipercorregida de unos cuantos individuos que henchidos de poder desean prolongar mucho más allá de lo deseable los 5 minutos de gloria que corresponden a todo ser humano.

    Si todos hiciéramos nuestro trabajo un poco mejor, preocupándonos de las necesidades de quienes tenemos a nuestro lado, la sociedad sería incomparablemente mejor, los poderosos estarían mucho más controlados y la economía mejoraría porque muchos detectarían necesidades no cubiertas del prójimo eso que se conoce con el nombre tan feo e inapropiado de “nicho de mercado” y podrían vivir de colmarlas.

    ¿Cuál es el valor añadido de un juez, de un sistema judicial? Desde luego no me parece a mí que sea el “inventar derecho” al anglosajón modo, con desprecio e ignorancia absoluta del precedente que impera en aquel sistema jurídico. Para mí no puede ser otro que fijar la aplicación de las leyes creando seguridad jurídica (cosa absolutamente imprescindible en un sistema de incontrolada diarrea legislativa y principios inexistentes) y restablecer el equilibrio jurídico dañado por los comportamientos no ajustados a derecho. Todo lo demás, la búsqueda de la justicia no es labor de unos u otros agentes jurídicos, sino de todos los ciudadanos e instituciones, pereo cada uno/a cumpliendo su papel.

    Si no ha de ser así, lo siento, prefiero un sistema jurídico en el que la sociedad cree y genere sus propias normas acabando con el monopolio normativo del estado y sus agentes, porque usar tal monopolio de este modo NO ES CONFORME CON EL ESTADO DE DERECHO..

  46. Josef K
    Josef K Dice:

    Sr. Delgado, le pido disculpas por lo del rencor, la envidia y la mal leche, pero sigo sin estar de acuerdo con el post.
    En cuanto al problema de los jueces me quedo con lo que escribió, Doña Elisa, en otro post. http://hayderecho.com/2011/02/17/hay-estado-de-derecho-iv-la-vinculacion-de-los-jueces-a-la-ley/ “Yo lo que soy partidaria es de jueces bien formados y responsables de sus decisiones, lo que probablemente exigiría una profundísima reforma de la carrera judicial, incluido de su acceso, para, entre otras cosas, no tener luego problemas con perturbados, fanáticos o (simplemente) vagos.”
    Un saludo.

  47. Josef K
    Josef K Dice:

    Sr. Delgado, le pido disculpas por lo del rencor, la envidia y la mal leche, pero sigo sin estar de acuerdo con el post.
    En cuanto al problema de los jueces me quedo con lo que escribió, Doña Elisa, en otro post. http://hayderecho.com/2011/02/17/hay-estado-de-derecho-iv-la-vinculacion-de-los-jueces-a-la-ley/ “Yo lo que soy partidaria es de jueces bien formados y responsables de sus decisiones, lo que probablemente exigiría una profundísima reforma de la carrera judicial, incluido de su acceso, para, entre otras cosas, no tener luego problemas con perturbados, fanáticos o (simplemente) vagos.”
    Un saludo.

  48. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Josef K. me parece fantástico que usted no esté de acuerdo con el post. Para eso los debatimos, eso sí, con argumentos mejor que con descalificaciones personales. Y yo también estoy totalmente de acuerdo con lo que escribió Doña Elisa. Le agradezco las disculpas. Saludos

  49. elena
    elena Dice:

    Estimados Alvaro, Matilde y Ana, fundamentalmente. Aunque no les guste y cueste admitirlo a quienes nos hemos formado bajo el sacrosanto paradigma de la justicia rogada, el Juez que actúa de oficio en protección de los consumidores ha venido para quedarse. Y le han traído la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea y de nuestra Sala Primera del Tribunal Supremo, no ha partido de enloquecidos ladrones de caminos como Robin Hood. Y la vinculación de todas las autoridades públicas de los Estados Europeos a las Directivas de protección de consumidores que el TJUE viene proclamando desde hace unos años.
    No han sido los locos y mal formados jueces jóvenes y sin experiencia los que han traido a ese Juez que actúa de oficio para proteger al consumidor (o Registrador, por ejemplo, como otro de los cuerpos que han asumido esa función como impuesta por el ordenamiento juridíco, además de algunos Notarios como Fernando Gomá adviritiendo a muchos de los problemas que planteaban las preferentes). Han sido los sesudos y muy formados Magistrados del TJUE y de nuestra Sala de lo Civil del Tribunal Supremo los que han llevado de la mano a los Jueces a asumir como una obligación el actuar de oficio en aplicación de la normativa de protección de consumidores (y en muchos casos casi “obligado” a los jueces y magistrados de instancia, muchos de ellos muy reticentes a actuar de oficio se hubiera personado o no el consumidor en el juicio, que sólo han comenzado a hacerlo tras varias sentencias del Supremo en la que textualmente se imponía como obligación del Juez conforme a la Directiva europea).

    • Matilde Cuena Casas
      Matilde Cuena Casas Dice:

      Elena, los jueces están sujetos a la ley que debe ser interpretada con arreglo a los criterios legales que establece el art. 3 de Código Civil. Y esto no se ha visto alterado por la sentencia del TJUE que se ha limitado a declarar contrario al Derecho Comunitario determinada normativa española en materia de ejecución hipotecaria. Ni por asomo tal jurisprudencia del TJUE ni la de la sala primera del Tribunal Supremo permiten una interpretación a favor del consumidor fuera del marco legal. Otra cosa es el efecto directo de las directivas que obviamente implican una aplicación de la normativa. Nadie cuestiona aquí el que se aplique una directiva comunitaria.
      El principio pro consumatore que informa nuestra legislación y la comunitaria, tampoco permite llegar a soluciones contrarias a la ley fuera de los cauces legales de la interpretación, porque una cosa es interpretar la ley (con arreglo a los criterios legales) y otra prescindir de ella porque su solución no nos gusta. Eso genera inseguridad jurídica. Evidentemente nada de lo que aquí se dice respecto de la actuación judicial (y de los juristas en general) se puede generalizar, pues los supuestos que se relatan en el post son excepcionales (y movidos en muchas ocasiones por la idea de llegar a una solución justa) y no pueden en ningún caso enturbiar la actuación de los demás. Son las normas las que tienen que ser justas, a eso me refería y esta es nuestra asignatura pendiente: hay que legislar mejor.

  50. FBR
    FBR Dice:

    Infinidad de veces se ha criticado aquí y en otras webs de contenido jurídico la ineficiente labor legislativa que se lleva a cabo desde hace años. En esas aguas navegan estas naves, paraíso de abogados. ¿Con que rigor puede un juez aplicar leyes que no son rigurosas? ¿Hay alguna sentencia que no sea discutida/discutible?

    • elena
      elena Dice:

      No me refiere a la única sentencia dictada sobre ejecuciones hipotecarias exclusivamente. Desde hace varios años (al menos desde 2008, creo, pero con cada vez mayor firmeza desde 2010) el TJUE ha dejado sentado que el juez debe de oficio valorar si en el contrato que se presenta en el proceso hay cláusulas que a su entender -obviamente conforme a Derecho, pero dentro de la elasticidad de un concepto válvula como lo es la abusividad- son nulas de pleno derecho por contrarias a la legislación protectora de consumidores y usuarios, y si lo son ha de declarar la nulidad de oficio, incluso en el caso de que el consumidor no se hubiere personado en los autos (lo que es frecuentísimo, por otra parte, en la ejecución de créditos bancarios impagados). No es que el juez sea “justiciero” sino que valora, en el ejercicio de la jurisdicción, si las cláusulas son abusivas y si lo fueren impone de oficio su sanción. Que el que cada juez pueda tener distintos criterios sobre cuándo es abusiva una cláusula… pues claro (se ha planteado especialmente respecto de las cláusulas de fijación de intereses de demora, pero el Tribunal Supremo ha confirmado todas las sentencias de los jueces que, inicialmente llamados “justicieros” por todos los abogados de banca y hasta por muchos de sus compañeros cuando estaban aplicando la jurisprudencia del TJUE, lo único que hacían era valorar de oficio si las cláusulas contractuales eran o no abusivas -lo que ya digo que el TJUE venía diciendo desde varios años antes que estaban llamados a hacer-). MI opinión personal: que en la Unión Europea son conscientes de que la infracción de la legislación protectora de consumidores y usuarios no se cumple generalizadamente especialmente en muchos de los sectores por los grandes operadores económicos (y muchos pequeños) a los que “compensa” el riesgo de anulación de cláusulas judicialmente en los escasos supuestos en que el asunto no sólo se judicialice sino que el ejecutado o demandado comparezca con defensa en autos y efectivamente lo alegue (que los incumplimientos son de un pequeño porcentaje y los casos en los que cuando se reclaman ante el Juzgado el demandado se opone muchísimos menos, y mientras a todos los demás se les hace, de facto, cumplir la condición abusiva… Por ello al menos ha establecido esta doctrina para que se rechace de oficio cualquier virtualidad de dichas clásulas. La sentencia de las ejecuciones hipotecarias sólo fue el último hito relevante de una jurisprudencia que se ha confirmado y corroborado (e incluso aumentado cualitativamente, desde que no sólo se “permite” que el juez lo aprecie de oficio sino que se afirma literalmente que está obligado a hacerlo) a lo largo de varios años.

  51. FBR
    FBR Dice:

    Infinidad de veces se ha criticado aquí y en otras webs de contenido jurídico la ineficiente labor legislativa que se lleva a cabo desde hace años. En esas aguas navegan estas naves, paraíso de abogados. ¿Con que rigor puede un juez aplicar leyes que no son rigurosas? ¿Hay alguna sentencia que no sea discutida/discutible?

  52. Isidro Elhabi
    Isidro Elhabi Dice:

    Totalmente de acuerdo, aquí lo que tenemos es “la crisis de la ley” que anunciaba Álvarez Conde hace años pero multiplicada por mil. Crisis de representatividad del poder legislativo, crisis de técnica legislativa, superabundancia legislativa estatal y autónomica, detrimento potestad legislativa en favor de decretos-leyes, utilización de la potestad de forma fraudulenta (“el estado como defraudador”), y encima un totalmente nuevo sistema de fuentes. No es ya aplicación de la Constitución en detrimento de la ley, es aplicación de tratados y acuerdos internacionales y ordenamiento jurídico europeo en detrimento del nacional. Así consagrado en nuestro sistema de fuentes, así aplicado por tribunales supranacionales, y así respaldado por el TC. Cada día la jurisprudencia invocada es menos del TC o TS y más del TJUE o del TEDH. Cuanto más fuerte y más amplia y rápida es la integración europea, más tratados, reglamentos y decisiones son de aplicación directa y eficacia inmediata, aunque ello suponga la inaplicación del ordenamiento estatal (incluso sin necesidad de cuestión prejudicial, STC 27/2013, o Caso Cilfit). Y encima con un estado incumplidor. Que las directivas se deben trasponer en contenido y plazo, y no se hace, y hay que aplicar primacía y efecto directo, y eso es así. Porque los abogados ya tienen por ejemplo en mano la Directiva 2012/13 que tiene que estar traspuesta antes del 2 de junio, y me apuesto a que el legislador una vez más estará en babia. Y ese es el deber del órgano judicial estatal, sin que ello suponga una toma de mayor protagonismo, ni supone salirse del marco legal, ni prevaricar, ni nada por estilo. Por supuesto, que requiere mayor estudio, mayor formación, y mayor riguroridad, pero es lo que se espera. Ahora los jueces españoles también son jueces europeos y garantía de la normativa europea.

  53. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Amigos: la verdad es que el post ha dado mucho de sí (tal vez más de lo que merecía), y el debate ha sido muy interesante y de un gran nivel. En cualquier caso, quiero dejar claro que reconozco el desastre legislativo existente (lo he criticado bastantes veces en este mismo blog) y lo difícil que resulta interpretar y aplicar correctamente la Ley en España. Mi más sincero reconocimiento a quienes lo hacen todos los días con sensatez y buen criterio. Mi crítica no iba en absoluto por ahí. Todos conocemos, y los hay en TODAS las profesiones (también en la mía), figurillas que trabajan muy mal (eso lo conocen sus compañeros, aunque no lo cuenten) y que se promocionan muy bien (eso lo conocen los medios de comunicación y el público en general). A esos, exclusivamente, me refería en mi crítica. porque trabajando mal y promocionándose bien hacen que los que intentamos trabajar bien y no nos preocupa promocionarnos parezcamos malos profesionales o cómplices del sistema. Muchísimas gracias por vuestro interés y vuestros comentarios. Hay algunos que merecerían ser auténticos posts. Un abrazo a todos.

    • Tomás Prieto
      Tomás Prieto Dice:

      Desde otro punto de vista y reflexionando sobre todo lo opinado, a mi entender, lo que denuncia el autor del post es consecuencia de un mal generalizado del Estado y de las Instituciones y lo voy a explicar con una cita de la Socióloga argentina Diana Scialpi, que ya por el año 2001 lo puse en el epílogo de un libro de poesía, aunque parezca mentira, si de poesía; y dice: “Cuando el empleo de la fuerza y la voluntad de doblegar al otro, es perpetrado en Democracia, por quienes tienen la responsabilidad social y legal de cuidar por los ciudadanos, de mantener el orden, de preservar la estabilidad y predictibilidad de sus vidas (el Estado a través de sus agentes), la violencia tiene un efecto devastador y de largo alcance.
      Resulta obvio que para perpetuarse la corrupción en el Estado, requiere en primer término, conductas violentas en la gestión de personal de la Administración Pública, en segundo lugar impunidad absoluta de los agresores y por último, víctimas afectadas del síndrome de indefensión aprendida. Así es como se mantiene un Estado de Derecho en agonía”.
      En esta país hablar de justicia es una entelequia, porque no existe tal justicia, en todo caso habría que hablar de aplicar la legalidad vigente. Pero el Estado de “Derecho” está haciendo aguas, se nos está yendo a pique y la cultura que se ha impuesto desde hace muchos años, no tiene nada que ver la del trabajo bien hecho, ni con la persecución de la excelencia, ni mucho menos. Todo lo contraria, nos han enseñado por activa y por pasiva la cultura del pelotazo, la cultural de la especulación, la cultura de la incultura y del snobismo consumista. Pues eso es lo que tenemos, de aquellos barros estos lodos.

  54. J.I.
    J.I. Dice:

    Sólo puntualizar que a lo que se está recurriendo por los jueces es, muchas veces, a aplicar la Constitución y normativa europea habida cuenta de los abusos por parte del legislador ordinario que legisla contra la ley superior. También se hace como reacción al intento de “administrativizar” la impartición de justicia y los jueces, tal y como se ha denunciado por la doctrina administrativista. Es decir, los poderes fácticos pretenden que el juez aplique una ley contraria a normativa de rango superior, ley que normalmente favorece al poderoso y perjudica al débil ya que es el poderoso el que mantiene al político en su cargo.

  55. Javier González Granado
    Javier González Granado Dice:

    Pues cuidado, no vaya a a ser que el autor de este post sufra el síndrome del Pontífice, que afecta también a algunos juristas: tras años de abnegado trabajo en la silente y numinosa calidez de su despacho, en místico arrebato, sienten la necesidad fisiológica de asomarse a un blog, cual Papa de Roma lo hace al balcón principal de la cristiandad, y desde ahí hacer público el Canon, la suprema y única verdad a la que deben adaptarse los juristas en sus relaciones con los medios de comunicación. El síndrome lleva aparejado el auto-convencimiento de poseer la fabulosa facultad de averiguar las intenciones ajenas, lo que permite afirmar al autor de este post que todos esos juristas a los que se refiere (afectados, pobrecillos ellos, del síndrome de Robin Hood) y que aparecen en los medios, lo hacen (literalmente) “para ganar protagonismo” por “postureo mediático” o por la “búsqueda del aplauso o la notoriedad facilona”; finalidades todas ellas sustancialmente espurias y alejadas de la salvífica finalidad de su post: servir de guía a todos esos descarriados juristas que no saben gestionar su relación con los medios de comunicación. El síndrome del Pontífice se caracteriza también porque impide a quién lo sufre ver la tremenda contradicción que supone criticar, desde un medio de comunicación, las apariciones de otros (¡compañeros!) en medios de comunicación. De esta forma comprendemos que la publicación (de artículos, opiniones, entrevistas..) en blogs (¿en todos? ¿solo en los jurídicos? ¿solo en hay derecho?) es una opción válida y respetable pero el uso de redes sociales, de la prensa escrita o de las radios y televisiones, es siempre deleznable por populista y buscadora de notoriedad; quizá esta idea atufe un poco a clasismo, pero así es el Canon ¿no?. Tal vez no. Tal vez lo que desvela a Alvaro Delgado no es el medio sino el mensaje, así al menos lo da a entender cuando afirma que “hemos podido leer publicadas en los medios de comunicación declaraciones extemporáneas de algunos fedatarios contra la banca en general, o contra el Ministerio de Justicia, o los propios órganos o las cúpulas corporativas, achacándoles oscuros intereses económicos o de poder”; ahora ya lo tenemos un poco más claro, ya sabemos en que medios se puede uno expresar y ya sabemos sobre que temas no se puede opinar, o al menos en que sentido no debemos hacerlo: nunca contra la banca, nunca contra el Ministerio, nunca contra la cúpula…nunca contra el poder; ¡qué decepcionante conclusión para un post que se anunciaba como políticamente incorrecto!

  56. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Sr. González Granado: Si usted considera equiparable escribir desde hace bastantes años algunos artículos de opinión en un blog jurídico (aparte de en otras varias revistas especializadas), con hacer una ronda de “bolos” por prensa, radio y televisión en un momento perfectamente elegido de la situación económica española para convertirse en una especie de paladín de los fedatarios “antisistema”, la verdad es que usted y yo tenemos poco que debatir. Más vale que siga yo con mi corbata y usted con sus bermudas….

  57. Álvaro Delgado
    Álvaro Delgado Dice:

    Sr. González Granado: Si usted considera equiparable escribir desde hace bastantes años algunos artículos de opinión en un blog jurídico (aparte de en otras varias revistas especializadas), con hacer una ronda de “bolos” por prensa, radio y televisión en un momento perfectamente elegido de la situación económica española para convertirse en una especie de paladín de los fedatarios “antisistema”, la verdad es que usted y yo tenemos poco que debatir. Más vale que siga yo con mi corbata y usted con sus bermudas….

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