¿Por qué le va mejor a Finlandia que a Suecia en educación?

Los informes PISA permiten hablar de calidad educativa de una manera más objetiva que antes. En Escandinavia el contraste más interesante es el entre Suecia y Finlandia. El trasfondo es que Suecia ha gozado de paz durante los últimos 200 años y ha disfrutado de un buen nivel económico desde el final de la segunda guerra mundial mientras que Finlandia salió de la segunda guerra mundial con soldados muertos, la capital en parte destruida por el bombardeo, refugiados venidos de Carelia, un territorio ocupado por la Unión Soviética y la obligación de pagar una indemnización de guerra a la Unión Soviética.
Suecia ha sido ”desde siempre” un país más próspero y más moderno que Finlandia, y hace unas décadas nadie ponía en duda de que Suecia estaba muy por delante de Finlandia también en educación, pero lo que sucedió fue que Suecia empezó a experimentar con su sistema de educación para hacerlo más igualitario, mientras que Finlandia no podía malgastar su dinero en proyectos de resultado no comprobado. Suecia se embarcó en proyectos innovadores de calidad incierta que empezaron a hacer bajar la calidad mientras que Finlandia eligió reformas lentas, poco espectaculares y métodos comprobados.
Durante los años 60, Suecia introdujo una escuela de base sin exámenes y abolió la reválida de bachillerato. Lo importante era que todos los jóvenes estudiaran juntos, lo cual iba a llevar a la igualdad social.  Estas reformas hicieron bajar la calidad intelectual y abrieron el camino a un creciente desorden en las aulas. Este desorden hizo que la profesión docente dejara de ser atractiva para los jóvenes que podían elegir entre varias profesiones. La ”nueva pedagogía” que se debía aplicar en las aulas decía que el alumno debía decidir él mismo qué iba a estudiar, cuánto y cuándo. El estudio debía basarse en la iniciativa y la curiosidad del propio alumno. Se decía que todos los alumnos tienen ganas de aprender y que la tarea de los profesores es apoyarlos, indicándoles los materiales de estudio que podrían ayudarlos a realizar sus proyectos. Si todos eligen lo que quieren hacer, no siguen en realidad el mismo plan de estudio, no se puede evaluar exactamente lo que han aprendido. Por eso, decían los nuevos pedagogos, tampoco deben usar manuales, no se debe poner exámenes  a los alumnos y son inútiles y negativas las notas.
Muchos profesores siguieron usando prácticas de antes pero empezaron a verse contradicciones y conflictos de todo tipo. Después de unas décadas, era obvio para quien quisiera verlo que el sistema sueco perdía calidad, pero era difícil discutir esto en público porque la educación había pasado a ser un tema no educativo sino político. Se decía que era progresista creer en la nueva pedagogía y retrógrado criticarla. Se evitaba comparar con los conocimientos de la generación anterior y también con los resultados de otros países. En esa situación aparecen los informes PISA – y el efecto es fuerte. Todavía no se sabe cuál va a ser reacción de la sociedad sueca, porque son muchos los pedagogos y políticos que dicen que la nueva pedagogía debería funcionar y exigen que se dé más dinero todavía a una educación ya bien financiada.
En Finlandia, durante las primeras décadas después de la segunda guerra mundial, nadie tenía tiempo de pensar en la educación sino que se dejó que ésta siguiera su vida de siempre. Cuando mejoró algo la situación, los finlandeses podían ver cómo les había ido a los suecos con las reformas innovadoras y lo que vieron les llevó a ser prudentes.
Los finlandeses modernizaron sus currículos pero guardaron en lo esencial la estructura anterior. En la escuela de base, dan un fuerte énfasis al lenguaje y a la lectura. Han mantenido la idea de la obligación del alumno de aprender el contenido del curso y también la del orden en el aula. Utilizan a profesores de apoyo para los alumnos con retraso y, de esta manera, es posible que el profesor encargado de la clase pueda dedicarse enteramente a enseñar el contenido del curso.
Después de la ESO, los alumnos finlandeses pueden elegir entre un programa teórico que prepara para la universidad y una formación profesional moderna y atractiva. La mitad o un poco menos de los alumnos eligen la formación profesional. Esto quiere decir que durante la ESO, los alumnos o bien se preparan para unos estudios más exigentes o bien saben que si aguantan unos años más les esperan una formación que habrán elegido ellos. Este sistema respeta a los alumnos y a los profesores, y es respetado también por los padres.
Para decir en pocas palabras cuál ha sido la diferencia entre Finlandia y Suecia, en Finlandia la modernización se ha llevado a cabo paso a paso y con el apoyo de los profesores mientras que en Suecia los cambios han sido impuestos de manera más brusca y con una motivación social y no pedagógica, y en gran medida en contra de la opinión profesional de los profesores.