El triunfo del esfuerzo y de la fe (a propósito de la victoria en Liga del Atlético de Madrid)

Ya saben ustedes, queridos amigos seguidores del blog, que he escrito en ¿Hay Derecho? varias entradas sobre materias relacionadas con el fútbol, en las que me he mostrado, en general, bastante crítico con las actuales estructuras, vicios y gobernantes del futbol profesional el cual, más que un deporte, ha derivado en un negocio multimillonario y un espectáculo de masas regido por organismos que gozan de un poder omnímodo y extraterritorial, casi ajeno a todos los demás poderes mundiales.
Pero hoy, a raíz de la victoria del Club Atlético de Madrid en el Campeonato Nacional de Liga de Primera División, quiero también, como viejo aficionado, ex directivo y aún practicante de este deporte maravilloso, exigente y realmente único, rendir homenaje a sus mejores virtudes que también las tiene, y son muchas e importantes.
En el fútbol de competición, aparte de algunas cosas poco edificantes que ya hemos comentado largamente en el blog, se adquieren también una serie de hábitos fundamentales, que resultan muy útiles para el desarrollo personal, y más en estos tiempos de tantas comodidades y vida hedonista y complaciente: el esfuerzo y la generosidad, el trabajo en equipo, la solidaridad con los compañeros, la conciencia de que tú solo no ganas nada ni a nadie, la capacidad de sufrimiento, la superación positiva de los dolores y las lesiones físicas, la competitividad sana, la aptitud para sacar el mejor rendimiento de uno en una situación de máxima presión… No saben ustedes lo educativo que puede resultar para un chaval chulito y algo “crecido”, como hay muchos en la edad adolescente, que un día tu entrenador te siente en el banquillo y ponga a jugar en tu puesto a otro compañero que esa semana se ha esforzado más que tú en los entrenamientos. Y hay que aguantarse y encima apoyar y aplaudir a los tuyos para que ganen. Yo lo he vivido muchas veces, desde muy pequeño, y es una cosa que te pone en tu lugar de verdad. Hay pocas lecciones mejores que esa para la educación de un chaval. Luego la vida de cada uno está llena de trampas y dificultades que, con esas enseñanzas aprendidas practicando deporte, pueden ir superándose con mayor éxito, generosidad y destreza. Y también existe otra cuestión muy importante: las amistades. Los mejores amigos de la vida se hacen sufriendo juntos por un objetivo común. El fútbol, y el deporte en general, crean amistades imperecederas. Yo, que llevo casi 23 años ejerciendo como notario, trabajo y me relaciono a diario con un montón de amigos a los que he conocido, en diferentes épocas de mi vida, jugando al fútbol, y que hemos mantenido una amistad sana e indestructible a lo largo de los años. Es totalmente cierto que la práctica conjunta de un deporte como éste crea una camaradería difícil de encontrar en otros ámbitos de la vida.
Pues bien, en una Liga como la española dominada por dos equipos archimillonarios, Real Madrid y Fútbol Club Barcelona, que imponen la dictadura implacable de su inalcanzable poder económico, la victoria de un equipo con un presupuesto que es una quinta parte de cada uno de los otros dos es una verdadera hazaña. Y una preciosa lección para la vida. Un grupo de jugadores que hace escasamente cuatro años peleaban por salir de las posiciones bajas de la Primera División encuentra de repente a un guía -ex jugador del equipo- llamado Diego Pablo Simeone, que se pone al frente del grupo y le da la vuelta como a un calcetín, convirtiendo a aquella banda de futbolistas desmotivados en un equipo ganador, paradigma de la lucha, la solidaridad y el máximo esfuerzo colectivo hasta la extenuación. Y de la fe tremenda de un colectivo en su líder. Yo he vivido desde dentro el complejísimo mundo del fútbol profesional, como directivo de otro equipo de Primera División, y no pueden ustedes imaginar el enorme mérito que tiene el trabajo que ha realizado este entrenador. Y de los directivos que le dieron, en un momento muy delicado para su Club, las riendas del equipo. Es realmente impresionante.
Cuando uno maneja diariamente un grupo de futbolistas que ganan sueldos millonarios, y que tienen el ego bastante subido a sus veintipocos años, resulta muy, pero que muy complicado lograr que todos corran y luchen como posesos durante todos los partidos de una temporada tan larga. Sin relajarse. Ni unos minutos. Ninguno de ellos. Ni siquiera los más técnicos del equipo y los que no habían corrido antes nunca tanto. Ni un miércoles de febrero ni un domingo de abril. Ni contra el Elche ni contra el Barcelona. Esto, queridos amigos, tiene un mérito enorme, y constituye un auténtico milagro futbolístico. Y lo ha conseguido el Cholo Simeone, aunque -señas de identidad de ese entrañable Club- sufriendo hasta el minuto final del último partido, con sus dos mejores jugadores lesionados antes del minuto 20, y en el campo abarrotado de su rival por el título. A partir de junio se lo van a rifar. Es realmente único. La gente que entiende de verdad de este deporte comprenderá mejor que bien lo que estoy diciendo. Como dijo él mismo recientemente, “no ganan los mejores jugadores, sino los que luchan mejor”. Por ello se ha pasado estas últimas dos semanas poniendo en vídeo a sus futbolistas imágenes de todos sus esfuerzos y sufrimientos de este año, especialmente de la terrible pretemporada a la que les sometió. Su mensaje: “sufrir da resultados”.
Por ello, esta victoria del Atleti me parece realmente bonita. Y edificante. Por lo que significa y por los valores que transmite a todos nuestros jóvenes -con independencia de su amor a unos u otros colores- necesitados hoy en día de referencias de este tipo. Como ha comentado el profesor Luis Cazorla refiriéndose a sus clases universitarias, los ejemplos -aun explicando Derecho mercantil- resultan con el fútbol más fáciles de poner, y llegan a todos ya que todo el mundo los entiende. Pues cuando en una competición tan difícil como la Liga española triunfan la fe, el esfuerzo y la solidaridad de un colectivo hay que destacarlo. Incluso en un blog jurídico como éste. Gracias al Cholo y a sus muchachos por su magnífico ejemplo. Gran parte de España quería vuestra victoria por todo lo que aquí he contado. Ahí la tenéis… ¡A disfrutarla! No siempre gana el más guapo ni el que más cobra o más camisetas vende. Algunas veces en la vida ganan los que se esfuerzan…..