La perspectiva alemana: el movimiento independentista catalán frena sobre todo el futuro de Catalunya

 
Alemania es el socio económico más importante para España a nivel europeo. Es por esa razón por la que que los empresarios alemanes  están muy preocupados con la intención del Gobierno de la Generalitat de separar esta región industrial del resto de España. Los miembros del Circulo de ejecutivos alemanes en Barcelona (KdF) se han decidido a decirlo en voz alta, renunciando al silencio que caracteriza a muchos círculos económicos y políticos catalanes en relación con la política de Artur Más. Publicaron a finales de Enero una declaración como personas privadas en la que manifestaban su miedo ante una evolución en Catalunya que consideran peligrosa no solo económicamente o  por la salida de Catalunya de la Unión Europea sino también porque es anacrónica y muy peligrosa a secas. Dicen textualmente: “Alertamos de los peligros de un fervor nacionalista, que en el último siglo ha traído sufrimientos inmensurables sobre Europa y que tampoco traerá nada bueno para Catalunya.”
Está declaración valiente, promovida entre otros por el abogado Carlos Wienberg, que reside en Barcelona, dice lo que muchas empresas extranjeras y políticos extranjeros piensan pero no quieren expresar en voz alta. Y se publicó en muchos medios importantes en Alemania. Wienberg sobre todo quería dejar claro que Catalunya tendrá que salir de la UE en caso de independencia: “ Van Rompuy, Barroso, Redding y Junckers lo han confirmado varios veces”, dice el abogado.
Wienberg  cree que lo que se hace es clara propaganda por el Círculo Catalán de Negocios cuando señala en un comunicado a la prensa extranjera que no está claro que Catalunya tenga que salir de la UE, que no hay nada escrito para que esto tenga que ser así. Este Circulo de empresarios catalanes se ha propuesto -según sus informes de prensa- hacer pedagogía del proceso independentista con los alemanes “rebeldes” (como escriben en su nota de prensa). Pero parece que hasta ahora este acercamiento pedagógico no ha dado a muchos frutos. “A mí nunca me han contactado”, confirma Wienberg.
Pero el caso es que la “declaración de Barcelona”  ha sensibilizado a la opinión pública alemana en relación con la existencia de un problema real que muchos catalanes prefieren no ver: la independencia no aporta Catalunya más que problemas. Y no solamente se trata de una cuestión económica, lo que es de sentido común dado que la ruptura de un mercado común nunca es buena. Es que sobre todo tiene consecuencias políticas para los catalanes. Consecuencias que no consideran o que ni se pueden imaginar.
Muchos de los extranjeros que viven en Barcelona, una ciudad maravillosa y que siempre ha sido muy cosmopolita, están hartos de las conversaciones independentistas y del catalanismo. Han venido a España para aprovechar la movilidad de la UE y intentar suerte en otro país. Y ahora tienen que luchar contra el extremismo con que se enseña la lengua catalana y se impone una cultura que debería ser de libre elección, por que vivimos en un Estado democrático. Más critica al Gobierno central de ser “imperial y intolerante”, pero es exactamente eso en lo que pretende convertir Catalunya que fue siempre un lugar de encuentro de muchas culturas.
Aunque las inversiones en curso no se han detenido por el tema de la consulta (ya declarada ilegal por el Tribunal Constitucional) lo cierto es que estas cuestiones dañan la imagen de esta importante región de España para la economía alemana, donde tienen sede Seat, ya filial de Volkswagen, igual que por ejemplo Lidl o Allianz.  “A los alemanes nos gusta tener seguridad en nuestras planificaciones. Este proceso de independencia genera mucha inseguridad” explica Georg Abbeg del despacho Roedl & Partner en Madrid .
La consulta catalana está prevista para el 9 de noviembre de este año. Fecha clave para los alemanes y también para Europa por múltiples razones: el 9 de noviembre de  1938  fue la noche “Reichskristallnacht” en la que el nacionalismo feroz  de los nazis enseño su cara más fea al resto de Europa. El 9 de noviembre de 1989 fue la caída del muro de Berlín, un día de mucha alegría que ponía fin a una Alemania separada. Pero la mayoría de los alemanes sabía también que a partir de este momento nunca jamás podrían dejarse llevar por el nacionalismo. Pero tampoco debería dejarse llevar España, que ha vivido una terrible guerra civil. Ni el nacionalismo español ni el nacionalismo regional deberían dirigir la política española. Nos tiene que dirigir un sentido europeo que nos ha salvado hasta ahora a todos de un futuro oscuro. Porque onviene recordar que nunca hemos sido tan ricos y hemos vivido en paz tanto tiempo como ahora.