La gestión del ébola: ¿podría haberse evitado?

No es fácil escribir sobre un asunto tan candente y no meter la pata o pasarse de sensacionalista. Hay información, pero también confusión, y es fácil criticar al otro, sin preguntarse antes qué habría hecho uno/una en su pellejo. Con todas estas cautelas, no obstante, hay que mojarse y promover un debate necesario en nuestro país. La pregunta es aparentemente sencilla: ¿están nuestros dirigentes preparados para la gestión de crisis? Nadie quiere que haya crisis, pero ¿por eso lo mejor es ser “optimista” y no preparase para ellas? Esto sería una derivada más de los excesos del “pensamiento positivo” que todo lo invade en nuestra sociedad.  Por el contrario si algún día llegara a ser ministro lo que querría sería un buen pesimista a mi lado que me alertada todos los días de los riesgos y peligros que afronta mi gestión. Y esa es la segunda pregunta ¿conocen nuestros dirigentes lo que es la gestión de riesgos?  No es la primera vez que existe una crisis en España, pero todas tienen un elemento común, parece que cuando ocurren nos pillan desprevenidos: nadie había pensado que podía ocurrir o fallar “eso”.

No solo parece que ha faltado formación práctica adecuada a los sanitarios sino también a sus máximos responsables. Ya saben aquello de “en dos tardes aprendes economía, presidente”. Si en dos tardes se puede aprender economía es lógico pensar que para ponerse un traje y atender a un enfermo basten veinte minutos. Esta es la tercera conclusión: aquí no solo el problema es el virus del ébola sino el virus cultural que todo lo invade y corroe.

Pero vayamos por partes:

  1. La repatriación de los religiosos. Se podría no haberles repatriado, pero todos los países occidentales que han tenido nacionales infectados lo han hecho. Desconozco las posibilidades de haber montado un campamento sobre la zona, pero incluso así, nada hubiera evitado que se hubiera contaminado algún sanitario. Ahora bien, una cosa es repatriarlos y otra haber analizado antes bien todos los riesgos y las alternativas.
  2. El Carlos III. Madrid tenía uno de los mejores departamentos de enfermedades tropicales en ese hospital, pero se decide desmantelarlo y prescindir de los servicios de su jefe de servicio, “en plena crisis del ébola”. Aquí empiezan los problemas. Ahora bien ¿la Comunidad Autónoma toma esta decisión porque estima que la gestión del ébola aparentemente no es su responsabilidad? En todo caso, ¿desde febrero realmente no hubo tiempo para preparar en condiciones, al menos un hospital, para hacerse cargo de estos casos? Al menos, parece razonable elegir un hospital donde no haya otros enfermos.
  3. El personal. Parece que el personal se elige deprisa y corriendo, sin la formación adecuada, y sin simulacros. Pero a pesar de toda la improvisación que nos caracteriza, la primera experiencia sale bien.  ¡Felicitaciones! Pero cuando un equipo gana la liga, aunque sea de penalti y en el último minuto, su entrenador sabe que el mayor problema es la relajación para la siguiente temporada. Aquí siguen los problemas.
  4. Los protocolos. Parece que el problema de exigir un nivel concreto de fiebre es que se traducen mal y no se distribuyen a todos. Lo de las lenguas en España llega a ser un problema de emergencia nacional. Aquí rozamos el tercer mundo.
  5. El seguimiento del equipo técnico. ¿Cómo es posible que no se les hiciera un seguimiento más cercano obligándoles si no a residir allí los 21 días a pasar cada 3 días por allí y darles instrucciones de precaución? No nos pusimos en lo peor. Falta de estrategia.
  6. La actitud de la técnico sanitaria. El problema no es que cometa un error ella y los que deberían vigilarla (¿no había cámaras?). El problema es que no lo cuente. ¿por qué  no lo cuenta? ¿miedo a que la echen (era interina)? Tal vez. Yo me decanto por la opción cultural: nos da vergüenza reconocer errores, y tememos quedar en ridículo. Esta tesis se demuestra en la reacción de los sindicatos. La auto-crítica en España es todavía muestra de debilidad, lo que vale para los político, pero no solo para los políticos.
  7. ¿Quién es responsable? El reparto de competencias territoriales en la sanidad puede haber influido, pero a estar alturas todavía no sabemos quién es responsable: ¿la ministra, el consejero? ¿Hay alguien más? ¿algún responsable técnico? En EEUU cuando hay una crisis el que da la rueda de prensa es el que sabe, que es el que dirige la operación. Y si aparece al principio el Secretario de Estado es para presentarlo. Si queremos políticos “todo terreno” en ministerios técnicos, deben tener la suficiente humildad para decir “yo de esto no sé” y poner al frente de la crisis a un responsable que sepa. Ser responsable no es correr a ponerse frente a las cámaras, es ejercer y asumir la responsabilidad…, con todas sus consecuencias.

Pero no seamos ingenuos. El problema no es de tal o cual persona sino de cómo se hacen las cosas en nuestro país ¿De verdad somos tan malos? ¿Había alternativas? Desconozco quiénes son los asesores de la ministra y si ésta les escucha, pero España no es tan mala como estamos dejando ver. Existe la UME, Unidad Militar de Emergencias, de gran prestigio internacional, que cuenta con unidades, personal  e instalaciones preparadas para hacer frente a estas crisis. Está en Torrejón y son militares. Todos los días hacen simulacros. ¿Por qué no se empleó en esto? Al principio dependía del presidente del gobierno, precisamente para evitar que guerra entre ministerios  y comunidades autónomas dificultaran su actuación.

De nuevo, desconozco qué ha pasado en este caso, pero deberían explicarlo. No es la primera vez, ni será la última. ¿Cuál era el protocolo para este tipo de crisis? No sólo el de ébola, sino el de este tipo de crisis (un virus que no tiene cura y altamente contaminante? ¿Existe? ¿Se ha empleado?  La política es el arte de resolver problemas, pero como añadía Baruch Spinoza, sobre todo es el arte de no crearlos. Yo añadiría una “tercera dimensión”, policía es el arte de prever y adelantarse a los problemas para que estos no ocurran.