De nuevo sobre las novatadas

El Senado aprobó recientemente una moción por la cual insta al Gobierno a adoptar ciertas medidas (colaboración, sensibilización, fortalecer la normativa, asistir a las víctimas) en el entorno universitario frente a las llamadas “novatadas”, así como a respaldar el manifiesto que aboga por eliminarlas. El tema fue analizado con anterioridad en este blog por Álvaro Delgado Truyols (aquí). Es un tema más complejo de lo que parece, y que merece ser profundizado, pues se aprecian muchos matices a tener en cuenta y quedarse en un análisis simplista referido sólo a los casos extremos (demasiado abundantes por desgracia) o al escándalo que generan las peores prácticas puede ser dañoso e incluso injusto.
Lo primero que cabe decir es que debemos considerar positivo que los poderes públicos asuman su papel respecto a las víctimas. He conocido excolegiales con heridas psicológicas procedentes de las novatadas, y casi les dolió más que quien debía preservar la Justicia (la Dirección, el Estado), no los protegiese, que el daño de sus compañeros en sí. Ahora bien, para que haya una acción eficaz sobre el fenómeno, hay que valorar la realidad, y los medios de Derecho disponibles.
Para juzgar el fenómeno de las novatadas, se debe partir primero de la realidad sociológica en que se producen. Al estudiar las formas de dominación, Max Weber (ver Economía y sociedad) señala que hay tres tipos: legal, tradicional y carismática. ¿Dónde situaríamos la dominación de los colegiales mayores sobre los aspirantes o “novatos”? Evidentemente en la tercera, pues los veteranos ni tienen poder por ley, ni han recibido la legitimación tradicional que tiene, por ejemplo, un parterfamilias (aunque las novatadas se hagan por tradición). Lo que si que han recibido es lo que Weber llama el “carisma”: en atención a sus cualidades (perseverancia en un Colegio Mayor con ciertas exigencias de camaradería, fraternidad, implicación, sociabilidad, capacidad de liderar a los universitarios más jóvenes…), se les respeta y sigue.
Las situaciones de dominación carismática llega un momento en que se “rutinizan” dando lugar a una institución, a la que sólo son admitidos quienes portan el mismo carisma. Un carisma que en opinión de Weber no se aprende, ni se inculca, sino que se despierta a base de pruebas que permiten acreditar que se tiene. Como ejemplo pone Weber precisamente las “casas de varones” o androceos, donde se prueba a sus miembros para que no permanezcan en ellas si no portan el carisma propio de la casa. Dichos androceos eran casas de guerreros de la antigüedad, pero su fundamentación vive hoy en Colegios Mayores masculinos y también femeninos y mixtos (con ciertos problemas como la inercia a veces machista en la inter- actuación de chicos y chicas en las novatadas, y la asunción a veces de roles masculinos por las jóvenes –lo cual hace pensar que hay una feminización pendiente en las novatadas-). En los Colegios Mayores, por debajo del poder legal (Dirección, Estado) está el poder de los mayores sobre los pequeños, que comienza por la experiencia de las novatadas (un poder que a veces se ejerce mal o por quien no es digno del carisma, y de ahí los problemas).
Para poder dar Derecho a esta situación (da mihi factum, dabo tibi ius) hay que partir de esta realidad. Considerada la misma, ¿qué decir con el Derecho? En primer lugar que por muy carismática que sea la experiencia, la legitimidad legal está por encima. Lo que es delito en Julio, lo es también en Septiembre, por muy novatadas que sean (y ello sin necesidad de que se contemplen tipos penales específicos referidos al fenómeno). Del mismo modo, determinados comportamientos como hacer destrozos, gritar por las calles, etc deben multarse. Frente a estos comportamientos, debe actuar el Estado, deben denunciar las víctimas o cualquier ciudadano (todos tenemos el deber, según la Ley de Enjuiciamiento Criminal), deben imponerse las sanciones que correspondan, y deben funcionar las Direcciones de los Colegios Mayores (cosa que no siempre pasa: en algunos Colegios, a ciertas horas del día, el único adulto en condiciones de moderar comportamientos es el portero).
Los propios ofendidos pueden actuar, denunciar, ejercer sus derechos. Es más, según he podido indagar (yo no padecí novatadas), el límite lo suele poner el “novato”: conozco uno que logró evitar ciertas agresiones a base de amenazar al veterano con que lo iba a denunciar, lo cual bastó para lograr unas novatadas no violentas en su caso. El “novato” es un ciudadano y bien está que aprenda a defenderse, también legalmente, y a hacer uso de su legal autonomía de la voluntad. El entorno dominado por el carisma, como es el Colegio Mayor, no debe quedar al margen de la ley. Al igual que en cualquier otro ámbito es delito someter a alguien a conducta degradante (Art. 173 Código Penal), lo es en un Mayor (y debe denunciarse). Del mismo modo, debe ser el consentimiento informado del afectado el que juegue respecto a las conductas no penadas (lo cual plantea un problema con los universitarios que en el Septiembre de primero de carrera son todavía menores). Ahora bien, el hecho de que haya un mínimo indisponible (como lo tienen el consumidor, el trabajador por cuenta ajena o el arrendatario como contratantes “débiles”), no implica la prohibición total de contratar (reservada ésta a casos excepcionalísimos).
Por otro lado, hay que tener claro el sistema de fuentes. La ley rige hasta donde rige: prohibiendo ciertos comportamientos, pero permitiendo los demás. ¿Y en este resto, rige alguna norma? En lo demás entiendo que rige la costumbre, cuyo papel se subestima normalmente: se olvida que es la costumbre la que permite a la ley desarrollarse (como explica Joaquín Costa en El problema de la ignorancia del derecho y sus relaciones: el status individual, el referéndum y la costumbre. Cap. IV), y la misma es imprescindible para la ejemplaridad (vid. Javier Gomá, Ejemplaridad pública, quien señala que “el único programa republicano viable…sería un republicanismo de mores, es decir, uno que no ponga tanto el énfasis en la actuación estatal y en sus intervenciones coactivas en la vida moral de los ciudadanos como en la consolidación de aquellas costumbres que inducen a la virtud por persuasión y sin menoscabo de la libertad individual”). Y la costumbre (no podemos negarlo) admite las novatadas que no sean contrarias a la moral colectiva o al orden público (Art. 1 CC).
Por ello, pretender una prohibición total y demonizar el fenómeno en su conjunto (con el injusto descrédito de quienes “novatean” -verbo no incorporado al diccionario, pero usadísimo en el ambiente universitario- de acuerdo con la moral social y el orden público), no sólo no va a evitar que se produzcan (pues las bases sociológicas ahí están), sino que además puede causar un daño a la construcción de la Universidad en España. No se nos puede escapar a este respecto que todos cuántos han teorizado sobre la Universidad (Scheler, Heideguer, Giner de los Ríos, Newman, entre otros) reconocen la importancia de la Universidad residencial para la fraternidad y de la convivencia, para superar la masificación que caracteriza nuestras Universidades. Y para ello hacen falta estructuras como los Colegios Mayores. Si se limitan las novatadas en lo que la ley, la costumbre y la moral no prohíben, es probable que lo poco que queda de Universidad “convivencial” en nuestro sistema (los Colegio Mayores, institución algo herida por diversos factores), termine por desaparecer.
 

11 comentarios
  1. Gesundheitor
    Gesundheitor Dice:

    En absoluto es probable (no se puede probar.) En cualquier caso, si limitando, incluso prohibiendo las novatas, ese “poco” que se dice que queda de Universidad “convivencial” en nuestro sistema (…) terminase desapareciendo, pues que desaparezca y justo será que lo haga, dado que todo “sistema” que necesite medidas opresoras, injustas, abusivas, etc., debe ser automáticamente erradicado.

    • Diego Vigil
      Diego Vigil Dice:

      Nadie ha cuestionado que deban erradicarse las medidas opresoras, injustas, abusivas….Lo que es delito es delito. El daño debe indemnizarse (si condenasen a pagar una indemnización una sola vez a un solo Colegio Mayor, otro gallo cantaría).
      Pero fuera de lo ilícito, prohibir que los universitarios vociferen por las calles, hagas gimkanas y otras cosas así, ruidosas pero inofensivas, resulta contrario a Derecho.

  2. José Manuel Calabrús de los Ríos
    José Manuel Calabrús de los Ríos Dice:

    Interesante análisis sobre un asunto serio, que va más allá de unas simples gamberradas.
    Muy atinada la llamada de atención que hace el Sr. Vigil sobre la existencia de menores en muchos de los casos (como parte activa o pasiva de la novatada) y las consecuencias que ello pueda tener -añado yo- en función del lugar donde se produzcan estos hechos.
    Quiero pensar que el manifiesto contra las novatadas -presentado por el Consejo de Colegios Mayores el 12 de Septiembre de 2013 y suscrito por muchos de ellos- tenga que ver con la toma de conciencia del problema (junto con la prevención y búsqueda de soluciones) más que con tratar de salvar eventuales responsabilidades

    • Gesundheitor
      Gesundheitor Dice:

      En absoluto es probable (no se puede probar.) En cualquier caso, si limitando, incluso prohibiendo las novatas, ese “poco” que se dice que queda de Universidad “convivencial” en nuestro sistema (…) terminase desapareciendo, pues que desaparezca y justo será que lo haga, dado que todo “sistema” que necesite medidas opresoras, injustas, abusivas, etc., debe ser automáticamente erradicado.

    • Diego Vigil
      Diego Vigil Dice:

      Nadie ha cuestionado que deban erradicarse las medidas opresoras, injustas, abusivas….Lo que es delito es delito. El daño debe indemnizarse (si condenasen a pagar una indemnización una sola vez a un solo Colegio Mayor, otro gallo cantaría).

      Pero fuera de lo ilícito, prohibir que los universitarios vociferen por las calles, hagas gimkanas y otras cosas así, ruidosas pero inofensivas, resulta contrario a Derecho.

    • José Manuel Calabrús de los Ríos
      José Manuel Calabrús de los Ríos Dice:

      Interesante análisis sobre un asunto serio, que va más allá de unas simples gamberradas.
      Muy atinada la llamada de atención que hace el Sr. Vigil sobre la existencia de menores en muchos de los casos (como parte activa o pasiva de la novatada) y las consecuencias que ello pueda tener -añado yo- en función del lugar donde se produzcan estos hechos.
      Quiero pensar que el manifiesto contra las novatadas -presentado por el Consejo de Colegios Mayores el 12 de Septiembre de 2013 y suscrito por muchos de ellos- tenga que ver con la toma de conciencia del problema (junto con la prevención y búsqueda de soluciones) más que con tratar de salvar eventuales responsabilidades

    • Diego Vigil
      Diego Vigil Dice:

      El tema de la responsabilidad de los Colegios Mayores o sus entidades titulares (las Universidades estatales son titulares de algunos) es nuclear. Los promotores del manifiesto, que han logrado el apoyo del Senado, dicen que pretenden lograr la protección de las víctimas de las novatadas que se producen fuera del Colegio Mayor (pues lo cierto es que a veces la policía no llega a todo). Pero lo cierto es que muchísimas se producen dentro, con total omisión por parte de la Dirección: las novatadas son mucho más light en los Colegios con Profesores o Educadores al frente que en los que son una comuna al cuidado de un portero. Estoy seguro de que si hubiese una sola condena a indemnizar contra un Colegio Mayor, los cuidados se extremarían y las novatadas disminuirían exponencialmente.

  3. Méndez-Monasterio
    Méndez-Monasterio Dice:

    Muy buen artículo. Efectivamente, ningún entorno debe quedar al margen de la Ley. El consentimiento del sujeto pasivo, del novato, da mucho juego, puesto que uno de los requisitos fundamentales para que se considere causa de exclusión del tipo implica que sea consciente y que el sujeto cuente con capacidad natural de juicio (lo cual no ocurre frecuentemente al estar los novatos bajo la influencia del alcohol). Respecto a los menores de edad creo que pueden otorgar consentimiento válido mientras sean capaces de comprender el sentido y la trascendencia de su resolución de voluntad en relación con el bien jurídico (salvo en aquellos casos en los que la Ley prevea un límite de modo expreso como en el caso del delito de abusos sexuales del art.181.2.1º CP o el delito de lesiones del art. 155 CP). Es cierto que las situaciones propiciadas por las novatadas no llegan, la gran mayoría, a conocimiento de los tribunales; sin embargo pienso que sí sería conveniente una normativa específica que regulara determinados aspectos de las “novatadas” (digo determinados aspectos por la enorme casuística que existe y que sería imposible de recoger entera en un texto normativo).

  4. Méndez-Monasterio
    Méndez-Monasterio Dice:

    Muy buen artículo. Efectivamente, ningún entorno debe quedar al margen de la Ley. El consentimiento del sujeto pasivo, del novato, da mucho juego, puesto que uno de los requisitos fundamentales para que se considere causa de exclusión del tipo implica que sea consciente y que el sujeto cuente con capacidad natural de juicio (lo cual no ocurre frecuentemente al estar los novatos bajo la influencia del alcohol). Respecto a los menores de edad creo que pueden otorgar consentimiento válido mientras sean capaces de comprender el sentido y la trascendencia de su resolución de voluntad en relación con el bien jurídico (salvo en aquellos casos en los que la Ley prevea un límite de modo expreso como en el caso del delito de abusos sexuales del art.181.2.1º CP o el delito de lesiones del art. 155 CP). Es cierto que las situaciones propiciadas por las novatadas no llegan, la gran mayoría, a conocimiento de los tribunales; sin embargo pienso que sí sería conveniente una normativa específica que regulara determinados aspectos de las “novatadas” (digo determinados aspectos por la enorme casuística que existe y que sería imposible de recoger entera en un texto normativo).

  5. Diego Vigil
    Diego Vigil Dice:

    Plantea cuestiones muy interesantes el Señor Mendez- Monasterio acerca de la capacidad del menor para consentir (pues si son novatadas inofensivas, no creo que haya problema) y la validez del consentimiento en ciertos casos. En todo caso, creo que hay cosas que no se pueden consentir: igual que el arrendatario o el consumidor tienen derechos irrenunciables, los tiene el novato (Art. 1255 CC).

  6. Diego Vigil
    Diego Vigil Dice:

    Plantea cuestiones muy interesantes el Señor Mendez- Monasterio acerca de la capacidad del menor para consentir (pues si son novatadas inofensivas, no creo que haya problema) y la validez del consentimiento en ciertos casos. En todo caso, creo que hay cosas que no se pueden consentir: igual que el arrendatario o el consumidor tienen derechos irrenunciables, los tiene el novato (Art. 1255 CC).

  7. Ignacio Zamora
    Ignacio Zamora Dice:

    Elocuente artículo de temática tan reiterada como conflictiva. Personalmente, entiendo que las novatadas, como casi todo en la vida, en su justa medida son saludables e, incluso, necesarias. No se trata de un fenómeno que se dé exclusivamente en el ámbito estudiantil, pues en el deportivo también han existido desde siempre. Ahora, lo que varía es el ánimo de las mismas. Mientras en el deporte se intenta integrar al novato desde la broma inofensiva, en los casos más escabrosos habidos en los espacios colegiales, la finalidad era dominar. Creo que la solución pasa por implantar en la vida universitaria el sentimiento de colectivo o equipo que gobierna el deporte, correspondiendo esta tarea a: la Dirección colegial, vigilando y formando; a los padres, educando; a los novatos, denunciando; y, por supuesto, al resto de mayores (estudiantes), censurando y no alentando la conducta delictiva de algunos compañeros. Es una tarea principalmente preventiva y cooperativa, no legislativa. El Código Penal, sin perjuicio de reformas puntuales que se ajusten a casuísticas muy frecuentes, es de igual aplicación en la calle que en Facebook o en un Colegio Mayor. Pese a la ilusoria sensación de impunidad que tienen algunos delincuentes en tales entornos.

  8. Ignacio Zamora
    Ignacio Zamora Dice:

    Elocuente artículo de temática tan reiterada como conflictiva. Personalmente, entiendo que las novatadas, como casi todo en la vida, en su justa medida son saludables e, incluso, necesarias. No se trata de un fenómeno que se dé exclusivamente en el ámbito estudiantil, pues en el deportivo también han existido desde siempre. Ahora, lo que varía es el ánimo de las mismas. Mientras en el deporte se intenta integrar al novato desde la broma inofensiva, en los casos más escabrosos habidos en los espacios colegiales, la finalidad era dominar. Creo que la solución pasa por implantar en la vida universitaria el sentimiento de colectivo o equipo que gobierna el deporte, correspondiendo esta tarea a: la Dirección colegial, vigilando y formando; a los padres, educando; a los novatos, denunciando; y, por supuesto, al resto de mayores (estudiantes), censurando y no alentando la conducta delictiva de algunos compañeros. Es una tarea principalmente preventiva y cooperativa, no legislativa. El Código Penal, sin perjuicio de reformas puntuales que se ajusten a casuísticas muy frecuentes, es de igual aplicación en la calle que en Facebook o en un Colegio Mayor. Pese a la ilusoria sensación de impunidad que tienen algunos delincuentes en tales entornos.

  9. Diego Vigil
    Diego Vigil Dice:

    Un lector muy agudo me dice por privado que, en su opinión, “Partir de la base de que durante el período de novatadas la “dominación”…del veterano sobre el novato es puramente carismática es un error. Un novato puede darse cuenta en seguida de que la persona veterana que tiene en frente puede no ser un ejemplo a seguir ni como persona ni como colegial, y sin embargo se siente obligado a respetarle u obedecerle por el contexto en que se encuentra.”. A lo cual he respondido que “te reconozco que estuve dudando sobre la aplicabilidad de la idea de carisma en Weber al androceo colegial. Si consideramos carisma como cualidad ejemplar, entonces no encaja. Pero lo cierto es que Weber se refiere más a lo extraordinario que a lo ejemplar (v.gr. méritos de guerra). Al veterano le viene la legitimidad de sus “méritos” anteriores y no sólo de su papel en la comunidad colegial (novatean a veces los ya ex-colegiales), y son premiados (cfr. pregoneros ante los colegios femeninos) los novatos con más mérito, no tanto en virtudes, cuanto en las cualidades que se aprecian en la comunidad colegial (lo cual se extiende a veces a la capacidad para los vicios). Esto me lo aclaró un ilustre ex-colegial, y por ello recurrí a la idea de carisma de Weber (idea que por otra parte está poco definida a pesar del número de páginas que dedica a la dominación carismática)”.

  10. RIG
    RIG Dice:

    Al hilo de la conversación, en mi opinión, se expone una idea clave en el artículo: la novatada se distingue “per se” de lo que se considera delito o falta. Confundir términos es lo que lleva a una crítica radical hacia este fenómeno que, tras haberlo vivido, considero de gran importancia en mi evolución personal. Es cierto que, en ciertas ocasiones, se pueden ver actuaciones que un Fiscal no dudaría en incluir dentro de su acusación y que se dan y amparan en el contexto de los primeros meses universitarios. En la época de novatadas. Sin lugar a dudas esas deben ser perseguidas, castigadas y eliminadas, pero siempre con la seguridad que la Ley penal nos ofrece, sin subjetividad a la hora de valorarlas.
    Las novatadas puras (las que no podrían ser en manera alguna delito o falta) deben ser potenciadas pues reportan un beneficio para la institución de cohesión, amistad y hermandad que no se consigue con ninguna actividad alternativa o con la inactividad. La defensa de las novatadas y, a la vez, combate de sus prácticas antagónicas debe ser un objetivo prioritario en la agenda de las instituciones en las que se dan. De otra forma solamente se consigue coartar y prohibir sin sentido: actuaciones que en una sociedad democrática (adjetivo en el que se refugian todos aquellos que las combaten ciegamente) minan su esencia y la desvirtúan.
    Como dice un antiguo compañero de Colegio Mayor, férreo detractor, “Hay que distinguir entre novatada y putada, pero eliminar las dos”. En este caso equiparamos su “putada” a lo que aquí se trata como delito o falta para ejemplificar esta distinción. No obstante, para mí, se equivoca.

  11. RIG
    RIG Dice:

    Al hilo de la conversación, en mi opinión, se expone una idea clave en el artículo: la novatada se distingue “per se” de lo que se considera delito o falta. Confundir términos es lo que lleva a una crítica radical hacia este fenómeno que, tras haberlo vivido, considero de gran importancia en mi evolución personal. Es cierto que, en ciertas ocasiones, se pueden ver actuaciones que un Fiscal no dudaría en incluir dentro de su acusación y que se dan y amparan en el contexto de los primeros meses universitarios. En la época de novatadas. Sin lugar a dudas esas deben ser perseguidas, castigadas y eliminadas, pero siempre con la seguridad que la Ley penal nos ofrece, sin subjetividad a la hora de valorarlas.
    Las novatadas puras (las que no podrían ser en manera alguna delito o falta) deben ser potenciadas pues reportan un beneficio para la institución de cohesión, amistad y hermandad que no se consigue con ninguna actividad alternativa o con la inactividad. La defensa de las novatadas y, a la vez, combate de sus prácticas antagónicas debe ser un objetivo prioritario en la agenda de las instituciones en las que se dan. De otra forma solamente se consigue coartar y prohibir sin sentido: actuaciones que en una sociedad democrática (adjetivo en el que se refugian todos aquellos que las combaten ciegamente) minan su esencia y la desvirtúan.
    Como dice un antiguo compañero de Colegio Mayor, férreo detractor, “Hay que distinguir entre novatada y putada, pero eliminar las dos”. En este caso equiparamos su “putada” a lo que aquí se trata como delito o falta para ejemplificar esta distinción. No obstante, para mí, se equivoca.

  12. jose
    jose Dice:

    Mira, es cierto que un colegio mayor es una sociedad y que los ritos de iniciación existen en todas: es una manera de cohexionar el grupo e incluso de que en el futuro las amistades se conserven y sirvan de algo.
    Lo que sucede es que la Constitución exige un comportamiento determinado. Y la defensa de los derechos humanos también.
    Es en este cuadro donde se tiene contemplar las novatadas.
    El muchacho que está solo, sin su familia y sus amigos, en una ciudad extraña, con la presión del curso… tiene que tener la misma protección que el resto de la población, y no sufrir la vesania de un puñado de sádicos.
    Eso no quita para que haya colegiales que quieran sufrir de muy buena gana estos juegos peligrosos: es su derecho. Pero cosa distinta es imponerlas a los demás.
    Naturalmente no estoy hablando de bromas, incluso pesadas.
    Cuando yo estuve en la mili, en mi compañía no hubo ninguna novatada. ¿porqué? Por que los oficiales no las toleraban (tolerancia cero), cosa diferente a la compañía en que estuvo mi hermano donde tiraban a los novatos por las escaleras encerrados en una taquilla. Lo mismo pasa con los colegios mayores.
    Me acuerdo hace años unas novatadas denunciadas en la prensa en el colegio mayor Mendel (padres agustinos). Seguramente la tolerancia era 10 o 20.
    ¡Que diferencia con los colegios constituyentes de Oxford y Cambridge!, donde también tienen sus ritos de paso, pero no exactamente como las novatadas de la Complutense.
    Claro, que si vemos los rankings de las Universidades, las de Oxford y Cambridge están en las cuatro primeras, y la Complutense está por el número 300 o 375. Y tal vez ese sea uno de los secretos tan bien guardados de Oxbridge: la selección de los alumnos. Y la de los rectores de los colegios también.

  13. jose
    jose Dice:

    Mira, es cierto que un colegio mayor es una sociedad y que los ritos de iniciación existen en todas: es una manera de cohexionar el grupo e incluso de que en el futuro las amistades se conserven y sirvan de algo.
    Lo que sucede es que la Constitución exige un comportamiento determinado. Y la defensa de los derechos humanos también.
    Es en este cuadro donde se tiene contemplar las novatadas.
    El muchacho que está solo, sin su familia y sus amigos, en una ciudad extraña, con la presión del curso… tiene que tener la misma protección que el resto de la población, y no sufrir la vesania de un puñado de sádicos.
    Eso no quita para que haya colegiales que quieran sufrir de muy buena gana estos juegos peligrosos: es su derecho. Pero cosa distinta es imponerlas a los demás.
    Naturalmente no estoy hablando de bromas, incluso pesadas.
    Cuando yo estuve en la mili, en mi compañía no hubo ninguna novatada. ¿porqué? Por que los oficiales no las toleraban (tolerancia cero), cosa diferente a la compañía en que estuvo mi hermano donde tiraban a los novatos por las escaleras encerrados en una taquilla. Lo mismo pasa con los colegios mayores.
    Me acuerdo hace años unas novatadas denunciadas en la prensa en el colegio mayor Mendel (padres agustinos). Seguramente la tolerancia era 10 o 20.
    ¡Que diferencia con los colegios constituyentes de Oxford y Cambridge!, donde también tienen sus ritos de paso, pero no exactamente como las novatadas de la Complutense.
    Claro, que si vemos los rankings de las Universidades, las de Oxford y Cambridge están en las cuatro primeras, y la Complutense está por el número 300 o 375. Y tal vez ese sea uno de los secretos tan bien guardados de Oxbridge: la selección de los alumnos. Y la de los rectores de los colegios también.

  14. jose
    jose Dice:

    Si se cerrase el Colegio Mayor que tuviese novatadas, les aseguro que no habría ninguna.
    Y si solo se admitiese como alumnos a gente apasionada por el saber, también.
    Esta última observación no es baladí: las Universidades están subvencionadas en un 80 %. Y el dinero sale de todos: de los ricos, de los padres de los alumnos…. y de mucha gente que no ha tenido el privilegio de pasar por la Universidad ni lo va a tener.

  15. jose
    jose Dice:

    Si se cerrase el Colegio Mayor que tuviese novatadas, les aseguro que no habría ninguna.
    Y si solo se admitiese como alumnos a gente apasionada por el saber, también.
    Esta última observación no es baladí: las Universidades están subvencionadas en un 80 %. Y el dinero sale de todos: de los ricos, de los padres de los alumnos…. y de mucha gente que no ha tenido el privilegio de pasar por la Universidad ni lo va a tener.

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