Serie sobre la reforma constitucional (IV): El sistema electoral

Nuestro actual sistema electoral presenta ciertos inconvenientes bastante obvios. Un análisis detallado de algunos de ellos se contiene en un informe del Consejo de Estado de fecha 24 de febrero de 2009 (ver concretamente  las páginas 145 y ss.) que pueden consultar aquí. A mí me gustaría destacar ahora los siguientes:

1.- Desigualdad del voto. Pese a que el art. 68 de la CE habla de un sufragio “igual”, nuestro sistema no lo garantiza en absoluto. Y no me refiero, claro, a una igualdad de resultado que solo puede garantizar un sistema proporcional puro (pues el TC ha declarado que el sistema actual es en este sentido perfectamente constitucional y ni siquiera tiene por qué ser poco razonable), sino a la igualdad de origen como consecuencia de que el voto de un barcelonés “pese” menos de la tercera parte que el de un soriano. Es decir, para designar un diputado se necesitan en torno a los 174.000 votos en Barcelona, mientras que en Soria bastan 46.000. Las pequeñas metrópolis influyen más que las grandes en los resultados electorales y no se entiende muy bien por qué debe ser así.

2.- Resulta proporcional en unas circunscripciones pero mayoritario, incluso incongruentemente mayoritario, en otras. Es decir, el voto de un soriano “pesa” más, pero a efectos prácticos solo puede elegir entre dos opciones, por lo menos hasta ahora. En realidad, es que es difícil entender que pueda “elegir” de alguna manera (de ahí lo de incongruente). Me explico. Como Soria reparte únicamente dos diputados, siempre sale uno del PP y otro del PSOE, pese a que pueda haber grandes diferencias de voto de una elección a otra, porque para que uno se lleve los dos debería doblar en votos al siguiente, y eso no es muy frecuente. De hecho, en las últimas elecciones del 2011, aunque el PP le sacó más de 20 puntos al PSOE, se repartieron los escaños. A la vista de esto, ¿podemos decir que los sorianos tienen elecciones? ¿O solo votaciones? Vale, esto “solo” pasa en Soria, pero en las que reparten tres el sistema es mayoritario en el sentido de que el que gana se lleva el tercero, pero con una prima para los dos primeros (que se reparten por el mismo principio los otros dos diputados) lo que provoca que al final PP y PSOE estén sobrerrepresentados en el Congreso.

3.- Los partidos nacionalistas/regionalistas tiene una influencia desproporcionada en el Congreso. Ojo, no me refiero a que estén sobrerrepresentados desde un punto de vista de voto proporcional (porque en absoluto es así) sino que como consecuencia de la sobrerrepresentación del PPSOE a costa de los partidos minoritarios de ámbito nacional, ellos son los que hacen de bisagra cuando uno de los grandes no obtiene mayoría absoluta. La verdad es que ahí está en gran parte la explicación de nuestro enorme caos competencial y no tanto en un defecto intrínseco del Título VIII de nuestra Constitución (que tampoco es ninguna maravilla). Basta pensar en la retirada estratégica de los recursos de inconstitucionalidad cuando el perjudicado por ellos es el único socio posible de gobierno. Cabría añadir otros inconvenientes derivados del mismo problema, que ahora solo puedo apuntar, como la imposibilidad de grandes coaliciones de tipo alemán o la triste alternativa de tener que elegir entre el rodillo de la mayoría absoluta o el martillo de los nacionalistas.

4.- No vincula al representante con su electorado, sino con su partido, lo que fomenta la ley de hierro de las cúpulas partitocráticas. Los diputados no le deben nada a sus electores, sino a los que les designan para ir en la lista. Es cierto que un previsible batacazo electoral como consecuencia de la desafección del electorado puede ponerles nerviosos, pero en esa coyuntura tiene menos coste brujulear con el líder para que le adelante unos puestecillos en la papeleta que desmarcarse para reconciliarse con el electorado y sufrir un riesgo de exclusión definitiva. El resultado es que los parlamentarios votan y hacen lo que se les dice desde la cúpula. No es de extrañar que muchos ciudadanos opinen que el Congreso podría funcionar igual que ahora con una docena de diputados con voto ponderado.

Ahora bien -podría alegarse-: este lúgubre panorama que usted nos ha descrito, ¿no queda desmentido por las recientes encuestas como consecuencia de la entrada en liza de los nuevos partidos? Pienso que no. Desde luego la previsible nueva situación no resuelve los problemas 1 y 4, pero creo que tampoco resuelve claramente los problemas 2 y 3. Los sorianos y los habitantes de provincias poco pobladas van a  seguir sintiendo la presión del voto útil, pero encima aumentada (¿me arriesgo a votar a mi opción A pese a que por muy poco pueda quedar fuera y haya tirado mi voto, u opto por la opción B que entra seguro?). Esto, en combinación con el problema 1, hace que pese a que un partido nuevo gane claramente en votos, pueda quedar por detrás en escaños (como ya indican algunas encuestas, por cierto). No parece muy razonable. Pero es que además esta situación es muy inestable. Basta con que alguno o algunos de estos partidos (nuevos o viejos) caiga por debajo del 14% (algo muy previsible en el futuro) para que sea virtualmente aniquilado en un montón de provincias y volvamos a la situación original.

Llegados a este punto, la siguiente pregunta es: ¿cabe resolver estos problemas sin reformar la Constitución? El principal escollo que tenemos que saltar para lograrlo es la circunscripción provincial consagrada en el art. 68.2 de la CE. La verdad es que resulta absurdo que se constitucionalizase el ámbito de la circunscripción electoral, pero ello se explica por razón de las circunstancias históricas concurrentes en ese momento. La Ley para la Reforma Política la consagraba y las elecciones de junio de 1977 en la que se probó por primera vez constituyeron un éxito de estabilidad, que era lo que básicamente buscaban la UCD y el PSOE. La tentación era demasiado fuerte como para no colarla en la Constitución aprobada unos meses después.

El Consejo de Estado parece opinar que sin reformar la Constitución se puede avanzar algo (aunque parece que no mucho, y además pagando un precio por ello). Se trataría de bajar el mínimo por circunscripción consagrado en el actual art. 162 de la LOREG de 2 diputados a 1; se subiría de 350 a 400 diputados (que es el límite constitucional y que además está en la media de los países de nuestro entorno); e incluso se podría aprovechar los restos de los partidos minoritarios a nivel provincial para sumarlos y asignarles algunos de los nuevos escaños creados, aunque a algunos expertos esto último les parece constitucionalmente discutible (obviamente la propuesta de crear una lista nacional para una parte de los diputados, que acogió UPyD en su programa del 2011, necesitaría sin duda una reforma constitucional). Con todo ello ganaríamos algo en proporcionalidad y dulcificaríamos el problema del voto útil en las provincias pequeñas (aunque solo si utilizamos un buen sistema de restos). Para resolver el problema 4, las listas pasarían a estar desbloqueadas con el fin de que los electores puedan asignar el orden que deseen dentro de la lista propuesta por el partido.

El mayor inconveniente es esa subida de 350 a 400 diputados. Es decir, criticamos al Parlamento actual por excesivo e inoperante y encima proponemos sumar 50 más. El partido que lo insinúe va a pagar un coste por ello, máxime dada la retórica de chamanes (Lapuente dixit) que nos domina. Si la mejora fuera decisiva, aun valdría la pena correr el riesgo, pero es que tampoco está muy claro. Seguiríamos teniendo un sistema con voto desigual (aunque menos), distorsionado (que va desde lo puramente proporcional hasta lo mayoritario) y en donde las cúpulas siguen mandando (pues la experiencia comparada es que ni el desbloqueo se usa en la práctica con efectos relevantes ni hace ganar mucha autonomía al diputado).

Existe una interesante alternativa de mejora sin elevar el número de diputados, ganando mayor proporcionalidad y con menos dudas de constitucionalidad, propuesta por nuestro colaborador Víctor Gómez Frías. Como la idea merece una explicación detallada y un debate en profundidad, publicaremos la próxima semana una nueva entrega de esta serie firmada por Victor recogiendo su contenido.

En cualquier caso, tal propuesta sería un second best por si no es posible lograr los consensos suficientes para forzar una reforma constitucional. Todo el mundo está de acuerdo en que idealmente esa reforma sería preferible y, por cierto, extraordinariamente sencilla en lo que a la Constitución se refiere, bastando con suprimir el art. 68.2,  que es el que consagra la circunscripción provincial. De hecho, aunque no hubiese acuerdo sobre el modelo final habría que suprimirlo para facilitarlo en el futuro. Pero, obviamente, lo ideal es tener en mente un determinado diseño alternativo que debería articularse acto seguido a través de una modificación de la LOREG. ¿Cuál?

El PP está muy cómodo con el sistema actual y no propone nada. Por su parte el PSOE propone simplemente “incrementar la proporcionalidad del sistema electoral para el Congreso de los Diputados. Desbloquear las listas” (aquí). Muy bien, puede que en la línea adecuada, pero la verdad es que se hubiera agradecido más detalle, porque entre la enorme variedad de posibilidades no sabemos la que apoyaría el PSOE y eso es dejarnos a ciegas. Izquierda Unida es igual de vago (al menos en su programa del 2011), y eso es que si hay un partido que ha sido machacado históricamente por la Ley electoral ha sido este. De Podemos no he encontrado nada fuera de una referencia al voto de los no residentes (tema importante desde luego pero que no podemos tratar ahora). Ciudadanos, por su parte, propone  una reforma constitucional con el fin de implantar en España el sistema alemán.

El sistema alemán cuenta con la opinión favorable de muchos expertos (aunque no de todos, por supuesto, porque no existe el sistema perfecto). Pretende solucionar de un solo golpe los cuatro problemas indicados. No obstante, su principal inconveniente es que ya solo explicar en qué consiste resulta un poco complejo. Por resumir, se trata de un sistema que busca obtener un resultado proporcional a nivel nacional, pero que se rellena en parte con candidatos elegidos en pequeñas circunscripciones unipersonales, por lo que la condición personal del diputado importa. Para articularlo cada elector cuenta con dos votos, uno para su candidato local y otro para una lista autonómica. La mitad de diputados del Congreso se asigna por la primera vía y la otra mitad por la segunda. Para saber el número final que corresponde a cada partido se suman sus votos en las listas autonómicas y así se obtiene la proporcionalidad que corresponde aplicar a cada Comunidad. La lista definitiva se rellena primero con los diputados votados en las circunscripciones unipersonales y el resto con los de la lista autonómica. Si un partido obtiene por la primera vía más diputados de los que le corresponderían por la segunda, se añaden diputados al Congreso.

Los expertos de  +Democracia defienden este sistema (aquí), entre otras cosas porque sirve para disciplinar a los partidos mucho mejor que a través de las listas desbloqueadas. Sin embargo, otros autores ponen en duda tales ventajas. Concretamente Pablo Simón (aquí) señala varios inconvenientes: es demasiado complejo, erosiona la paridad de género, es un sistema manipulable a través de partidos clones, implica una reforma muy ambiciosa fácil de bloquear por cuanto exige diseñar ex novo esos distritos unipersonales, y tampoco acerca tanto a los políticos y a los ciudadanos, porque los candidatos que fracasan en el distrito son usualmente repescados a través de la lista. Habría que analizar qué tipo de medidas se podrían introducir para minimizar estos inconvenientes.

En cualquier caso sería bueno que, a partir de esta propuesta de Cs, los demás partidos nos dijesen qué opinan al respecto y ofreciesen, en su caso, alguna alternativa. Las campañas electorales deberían servir, al menos, para eso, y, como expliqué en la segunda entrega de esta serie, no hay ninguna razón para entender que definir las propias ideas ha de suponer un obstáculo para la imprescindible negociación.

Anteriores entregas:

Introducción

Proponer o no proponer:That is the question

El procedimiento de reforma

14 comentarios
  1. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Sobre el sistema electoral y más concretamente sobre representación geográfica, vinculación con el electorado o con el partido, proporcionalidad, etc. quiero, antes de responder, contrastar algunos conceptos con personas que están familiarizadas profesionalmente con estas cuestiones.

    Son cosas complejas y hay argumentos a favor y en contra que se deben conocer y sopesar.
    Muchos de ellos tienen raíces históricas, no se pasa por ellas impunemente, y sus efectos, buenos o malos, son casi siempre cosas de décadas, de generaciones y de siglos si cabe.

    Pertenezco, por raíces familiares, al Cantábrico en sentido amplio –desde Vera de Bidasoa a La Guardia– con algunos retales originarios de Gerona y Huesca.
    De remate, en la familia extendida, contando antepasados, tenemos "extranjeros" de tierras que conocemos razonablemente por haber vivido en ellas, las apreciamos y sentimos también nuestras.

    La división provincial de España me es irrelevante y no digamos la autonómica que considero muy perjudicial. Cuando se hizo vivía fuera de España y me pareció un error tremendo por su innecesario potencial destructivo.

    Pero cuando caí en la cuenta de que se les entregaban los niños, las escuelas y universidades se confirmaron los peores temores.

    Sin embargo una cosa que llama muchísimo la atención cuando se conoce bien la geografía Española es que precisamente las mejores tierras de norte a sur están despobladas –más de la mitad del territorio– y cuando se analiza nuestra historia se ve que esto es un fenómeno que tiene escasamente doscientos o trescientos años.

    Momento a partir del cual unas provincias que habían sobrevivido durante milenios con bastantes penurias, Barcelona, Tarragona, Vizcaya y Guipúzcoa, comienzan a beneficiarse desproporcionadamente cuando la Corona de España, Primo de Rivera o F. Franco ("Madrit") repartían monopolios industriales y comerciales.

    No hace falta ser un experto en historia económica para saber cosas como.

    Real Compañía Venezolana del Cacao (San Sebastián) monopolio real del tráfico de chocolate con Europa.
    CAF, construcción de Ferrocarriles y material móvil.
    Altos Hornos de Vizcaya (tras la destrucción Napoleónica de los originarios AH en Sargadelos, (Lugo), y en Málaga)
    Herramientas y maquinaria agrícola en Legazpia.
    SEAT en Barcelona así como el Polo petroquímico en Tarragona.
    Desplazamiento a Barcelona –desde Valencia– del tráfico naval con el reino de Nápoles y del avituallamiento de nuestros ejércitos (textil).
    Silos de Cereales –americanos– en el Puerto de Barcelona, etc. etc.

    La lista es interminable y recordemos que su mercado cautivo era toda la América Hispana, no solo España.

    Recordemos igualmente que la Corona de Castilla tenía 6 millones de habitantes en tiempos de los Reyes Católicos. Cataluña menos de 400,000 y no superó dicha cifra hasta bastante después de 1714 cuando se hizo el traslado del tráfico naval desde el puerto de Valencia y la región comenzó a crecer.

    Es decir, en España, como en muchas partes, el progreso casi siempre ha dependido de los favores del Poder y rara vez de la libre iniciativa productiva o de la racionalidad económica.

    La gran brecha de la distribución territorial de riqueza y trabajo es fruto de las presiones sobre el Poder.

    Esto explica que un andaluz en Andalucía sea un parado desmotivado y en Barcelona llegue a ser el dueño de la mayor Editorial española. Algo que honra a aquella Barcelona y no poco.

    Así seguimos tras reconvertirnos en el desierto industrial que hemos vuelto a ser desde los años ochenta.

    Desde finales del XIX y principios del siglo XX ha habido intentos esporádicos de remediar esta situación equilibrando territorios pero es un difícil empeño porque si echan una ojeada a los ministros de Industria verán que es rarísimo encontrar alguno que no sea de Vizcaya o de Barcelona cosa que tampoco debe ser criticada a la ligera porque una cultura industrial no se puede improvisar.

    Por ello la atribución territorial de Peso político desvinculado de Población (caso de Soria citado por Rodrigo como podía haber citado Lérida, Lugo, Zamora o Ciudad Real) refleja la deuda histórica de los hoy ricos por prebendas reales a costa de los hoy pobres.

    Este factor de memoria histórica honesta (algo que se oculta desde los territorios beneficiados) está presente en el sistema electoral.

    Estas cosas nunca son ajenas al Poder Político y conviene saberlas y sopesarlas muy pausadamente.

    Saludos

  2. Jesús Zamora
    Jesús Zamora Dice:

    Otra posibilidad sería pasar una ley (o una enmienda constitucional) que dijera que por "provincia" a efectos electorales iba a entenderse el territorio completo de una comunidad autónoma.

  3. Jesús Casas
    Jesús Casas Dice:

    Sr. Tena, en el punto 4 dice Ud. "No vincula al representante con su electorado, sino con su partido, lo que fomenta la ley de hierro de las cúpulas partitocráticas. Los diputados no le deben nada a sus electores, sino a los que les designan para ir en la lista" pero luego no propone la modificación, aclaración o supresión del art.67.2 que contiene la prohibición del mandato imperativo: "Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo", y no sé si es porque comparte Ud. la tesis Parlamento y del TC al interpretarlo (http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=67&tipo=2) y el sistema británico no le parece correcto. Y la cita a + Democracia parece defender – ¿en pare? – las listas bloqueadas como sistema de disciplina de los partidos. Entonces, si la disciplina es de partido pero no hay una "capa" de disciplina hacia el ciudadano elector de la pequeña circunscripción al menos en casos flagrantes y con requisitos serios para revocar el mandato (basta un número de firmas altos y un numerus clausus de motivos), al final basta que el Congreso y el Senado no tengan más Diputados o Senadores, sino que los portavoces tengan voto proporcional en unas cámaras más pequeñas para que, como ahora, parezca que los Diputados pintan algo a la hora de votar y no sólo mirar al que levanta los dedos. Supongo que hay que remitirse a la propuesta que algunos editores de este "blog" hicieron en su día en cuanto a la reforma de la Ley Electoral. Si no recuerdo mal, nada se hablaba allí de estos asuntos, aunque mi memoria, como ha quedado probado aquí mismo, es feble. Finalmente, si la circunscripción no está definida constitucionalmente, debe estarlo al menos en una Ley Orgánica porque si no acabaremos con los juegos de calles de determinados estados de los EE.UU. y las luchas por las circunscripciones. Una vez estuve en una preciosa finca en Cáceres de unas 1.000 Hectáreas. El hecho de que sea Cáceres depende sólo de que el noble propietario era influyente en la época de la provincialización de España y dijo que él no era pacense. Vean Uds. la raya entre ambas provincias, cerca de Valencia de Alcántara y se darán cuenta de cómo se puede variar una circunscripción. Esto mismo se lo preguntarán Uds. cuando transitan por las carreteras y observan en ellas curvas que no explica la orografía. ¿O no? En fin, ya digo que sigo esta serie con atención.

    • Manu Oquendo
      Manu Oquendo Dice:

      Excelente recordatorio el del 67.2. La Prohibición –Nada Menos– del Mandato Imperativo. ¿Por qué?

      Es decir, la institución más auténticamente democrática del antiguo régimen que se cepilló Monsieur Le Compte de Sieyès – https://es.wikipedia.org/wiki/Emmanuel-Joseph_Siey%C3%A8s -.

      La justificación de la prohibición es una confesión en toda regla de que esta generación de Constituciones nacidas de la Ilustración fueron instrumentos para facilitar la Captura del Poder por mandatarios bien gestionados.
      Desde entonces la ciudadanía tiene menos capacidad de defensa de la que existía frente a la Corona en el Absolutismo. "Se van a enterar éstos"

      Vale la pena leer el apartado III del enlace traído por D. Jesús.

      Un saludo.

  4. O,Farrill
    O,Farrill Dice:

    Estos temas que parecen tan complejos (¿adrede?) tienen soluciones mucho más simples y no es necesario estar mareando la perdiz para llegar a algo tan esencial como que el voto de cada ciudadano tiene el mismo valor esté donde esté; que la representación real es la elección libre entre candidatos independientes o de partidos políticos que tengan la posibilidad de postularse como tales, asumiendo un "contrato" con la sociedad que los elija sobre la defensa de sus aspiraciones sociales; que la vinculación a una organización o partido no supone la prioridad del partido, sino de las ideas o proyecto (contrato) con que se presentan…. En cuanto al número de diputados, cuando vemos que lo único que siguen es la disciplina de partido y que las leyes son impuestas por el ejecutivo, es una falacia pensar en que las "leyes proceden del pueblo".

    • Manu Oquendo
      Manu Oquendo Dice:

      Sobre el sistema electoral y más concretamente sobre representación geográfica, vinculación con el electorado o con el partido, proporcionalidad, etc. quiero, antes de responder, contrastar algunos conceptos con personas que están familiarizadas profesionalmente con estas cuestiones.

      Son cosas complejas y hay argumentos a favor y en contra que se deben conocer y sopesar.
      Muchos de ellos tienen raíces históricas, no se pasa por ellas impunemente, y sus efectos, buenos o malos, son casi siempre cosas de décadas, de generaciones y de siglos si cabe.

      Pertenezco, por raíces familiares, al Cantábrico en sentido amplio –desde Vera de Bidasoa a La Guardia– con algunos retales originarios de Gerona y Huesca.
      De remate, en la familia extendida, contando antepasados, tenemos "extranjeros" de tierras que conocemos razonablemente por haber vivido en ellas, las apreciamos y sentimos también nuestras.

      La división provincial de España me es irrelevante y no digamos la autonómica que considero muy perjudicial. Cuando se hizo vivía fuera de España y me pareció un error tremendo por su innecesario potencial destructivo.

      Pero cuando caí en la cuenta de que se les entregaban los niños, las escuelas y universidades se confirmaron los peores temores.

      Sin embargo una cosa que llama muchísimo la atención cuando se conoce bien la geografía Española es que precisamente las mejores tierras de norte a sur están despobladas –más de la mitad del territorio– y cuando se analiza nuestra historia se ve que esto es un fenómeno que tiene escasamente doscientos o trescientos años.

      Momento a partir del cual unas provincias que habían sobrevivido durante milenios con bastantes penurias, Barcelona, Tarragona, Vizcaya y Guipúzcoa, comienzan a beneficiarse desproporcionadamente cuando la Corona de España, Primo de Rivera o F. Franco ("Madrit") repartían monopolios industriales y comerciales.

      No hace falta ser un experto en historia económica para saber cosas como.

      Real Compañía Venezolana del Cacao (San Sebastián) monopolio real del tráfico de chocolate con Europa.
      CAF, construcción de Ferrocarriles y material móvil.
      Altos Hornos de Vizcaya (tras la destrucción Napoleónica de los originarios AH en Sargadelos, (Lugo), y en Málaga)
      Herramientas y maquinaria agrícola en Legazpia.
      SEAT en Barcelona así como el Polo petroquímico en Tarragona.
      Desplazamiento a Barcelona –desde Valencia– del tráfico naval con el reino de Nápoles y del avituallamiento de nuestros ejércitos (textil).
      Silos de Cereales –americanos– en el Puerto de Barcelona, etc. etc.

      La lista es interminable y recordemos que su mercado cautivo era toda la América Hispana, no solo España.

      Recordemos igualmente que la Corona de Castilla tenía 6 millones de habitantes en tiempos de los Reyes Católicos. Cataluña menos de 400,000 y no superó dicha cifra hasta bastante después de 1714 cuando se hizo el traslado del tráfico naval desde el puerto de Valencia y la región comenzó a crecer.

      Es decir, en España, como en muchas partes, el progreso casi siempre ha dependido de los favores del Poder y rara vez de la libre iniciativa productiva o de la racionalidad económica.

      La gran brecha de la distribución territorial de riqueza y trabajo es fruto de las presiones sobre el Poder.

      Esto explica que un andaluz en Andalucía sea un parado desmotivado y en Barcelona llegue a ser el dueño de la mayor Editorial española. Algo que honra a aquella Barcelona y no poco.

      Así seguimos tras reconvertirnos en el desierto industrial que hemos vuelto a ser desde los años ochenta.

      Desde finales del XIX y principios del siglo XX ha habido intentos esporádicos de remediar esta situación equilibrando territorios pero es un difícil empeño porque si echan una ojeada a los ministros de Industria verán que es rarísimo encontrar alguno que no sea de Vizcaya o de Barcelona cosa que tampoco debe ser criticada a la ligera porque una cultura industrial no se puede improvisar.

      Por ello la atribución territorial de Peso político desvinculado de Población (caso de Soria citado por Rodrigo como podía haber citado Lérida, Lugo, Zamora o Ciudad Real) refleja la deuda histórica de los hoy ricos por prebendas reales a costa de los hoy pobres.

      Este factor de memoria histórica honesta (algo que se oculta desde los territorios beneficiados) está presente en el sistema electoral.

      Estas cosas nunca son ajenas al Poder Político y conviene saberlas y sopesarlas muy pausadamente.

      Saludos

    • Jesús Zamora
      Jesús Zamora Dice:

      Otra posibilidad sería pasar una ley (o una enmienda constitucional) que dijera que por "provincia" a efectos electorales iba a entenderse el territorio completo de una comunidad autónoma.

    • Jesús Casas
      Jesús Casas Dice:

      Sr. Tena, en el punto 4 dice Ud. "No vincula al representante con su electorado, sino con su partido, lo que fomenta la ley de hierro de las cúpulas partitocráticas. Los diputados no le deben nada a sus electores, sino a los que les designan para ir en la lista" pero luego no propone la modificación, aclaración o supresión del art.67.2 que contiene la prohibición del mandato imperativo: "Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo", y no sé si es porque comparte Ud. la tesis Parlamento y del TC al interpretarlo (http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=67&tipo=2) y el sistema británico no le parece correcto. Y la cita a + Democracia parece defender – ¿en pare? – las listas bloqueadas como sistema de disciplina de los partidos. Entonces, si la disciplina es de partido pero no hay una "capa" de disciplina hacia el ciudadano elector de la pequeña circunscripción al menos en casos flagrantes y con requisitos serios para revocar el mandato (basta un número de firmas altos y un numerus clausus de motivos), al final basta que el Congreso y el Senado no tengan más Diputados o Senadores, sino que los portavoces tengan voto proporcional en unas cámaras más pequeñas para que, como ahora, parezca que los Diputados pintan algo a la hora de votar y no sólo mirar al que levanta los dedos. Supongo que hay que remitirse a la propuesta que algunos editores de este "blog" hicieron en su día en cuanto a la reforma de la Ley Electoral. Si no recuerdo mal, nada se hablaba allí de estos asuntos, aunque mi memoria, como ha quedado probado aquí mismo, es feble. Finalmente, si la circunscripción no está definida constitucionalmente, debe estarlo al menos en una Ley Orgánica porque si no acabaremos con los juegos de calles de determinados estados de los EE.UU. y las luchas por las circunscripciones. Una vez estuve en una preciosa finca en Cáceres de unas 1.000 Hectáreas. El hecho de que sea Cáceres depende sólo de que el noble propietario era influyente en la época de la provincialización de España y dijo que él no era pacense. Vean Uds. la raya entre ambas provincias, cerca de Valencia de Alcántara y se darán cuenta de cómo se puede variar una circunscripción. Esto mismo se lo preguntarán Uds. cuando transitan por las carreteras y observan en ellas curvas que no explica la orografía. ¿O no? En fin, ya digo que sigo esta serie con atención.

    • O,Farrill
      O,Farrill Dice:

      Estos temas que parecen tan complejos (¿adrede?) tienen soluciones mucho más simples y no es necesario estar mareando la perdiz para llegar a algo tan esencial como que el voto de cada ciudadano tiene el mismo valor esté donde esté; que la representación real es la elección libre entre candidatos independientes o de partidos políticos que tengan la posibilidad de postularse como tales, asumiendo un "contrato" con la sociedad que los elija sobre la defensa de sus aspiraciones sociales; que la vinculación a una organización o partido no supone la prioridad del partido, sino de las ideas o proyecto (contrato) con que se presentan…. En cuanto al número de diputados, cuando vemos que lo único que siguen es la disciplina de partido y que las leyes son impuestas por el ejecutivo, es una falacia pensar en que las "leyes proceden del pueblo".

  5. Deus ex Machina
    Deus ex Machina Dice:

    Es cierto que ningún partido, excepto Ciudadanos ahora, habría explicado cómo querria modifical el sistema electoral. Y es una pena, porque como se comenta IU es de los más perjudicados con el actual sistema y siempre dicen que quieren cambiarlo pero nunca dicen cómo.

    Desde mi punto de vista, para solucionar el problema de la proporcionalidad no va quedar otra que cambiar a circunscripción autonómica. Las CCAA tienen suficiente población como para que se pueda hacer una buena representación.

    Y creo que el mejor sistema para solucionar la desconexion entre representantes y electores es que los electores efectivamente los elijan. Creo que es en Suíza donde el votante puede hacer su papeleta. Los partidos presentan en sus listas a sus candidatos para cubrir los escaños de la circunscripción. Luego el votante puede votar a todos los candidatos de un partido o hacerse su propia lista, varios de un partido, uno de otro, con tal de que no sobrepase el total de escaños de la circunscripción. Los candidatos que reciban más votos son los que salen elegidos. Aquí se podría hacer algo similar. Los candidatos serían nombrados por los partidos, sí, pero serían los electores quien verdaderamente elegirían a los representantes.

  6. Deus ex Machina
    Deus ex Machina Dice:

    Es cierto que ningún partido, excepto Ciudadanos ahora, habría explicado cómo querria modifical el sistema electoral. Y es una pena, porque como se comenta IU es de los más perjudicados con el actual sistema y siempre dicen que quieren cambiarlo pero nunca dicen cómo.

    Desde mi punto de vista, para solucionar el problema de la proporcionalidad no va quedar otra que cambiar a circunscripción autonómica. Las CCAA tienen suficiente población como para que se pueda hacer una buena representación.

    Y creo que el mejor sistema para solucionar la desconexion entre representantes y electores es que los electores efectivamente los elijan. Creo que es en Suíza donde el votante puede hacer su papeleta. Los partidos presentan en sus listas a sus candidatos para cubrir los escaños de la circunscripción. Luego el votante puede votar a todos los candidatos de un partido o hacerse su propia lista, varios de un partido, uno de otro, con tal de que no sobrepase el total de escaños de la circunscripción. Los candidatos que reciban más votos son los que salen elegidos. Aquí se podría hacer algo similar. Los candidatos serían nombrados por los partidos, sí, pero serían los electores quien verdaderamente elegirían a los representantes.

  7. DANIEL CUADRADO ZULOAGA
    DANIEL CUADRADO ZULOAGA Dice:

    De entre los múltiples defectos y objeciones que cabe oponer a nuestro sistema electoral, el que más influye en la falta de proporcionalidad en la representación es el relativo a haberse optado (artículo 68.2 de la Constitución) por la provincia como circunscripción electoral, asignándose una representación mínima inicial a cada una de ellas de dos diputados, excepto Ceuta y Melilla con uno, y distribuyéndose el resto (248 diputados) en proporción a la población. Y debido a la gran diferencia de población entre unas provincias y otras, los resultados electorales en cada una de ellas son de lo más dispar y heterogéneo, toda vez que el número de votos necesario para la obtención de diputados es diferente en cada circunscripción. Produciéndose en las provincias más pequeñas enormes desproporciones en la representación, debido al escaso número de escaños que reparten.
    De manera que en las provincias menos pobladas existe una “sobrerrepresentación”, lo que favorece el bipartidismo habida cuenta que los partidos que más fácilmente pueden acceder a la obtención de diputados son aquellos que tiene un respaldo mayoritario en el conjunto del Estado. Y asimismo, se favorece a aquellas formaciones que, aun siendo minoritarias (como los partidos nacionalistas), tienen concentrado el voto en determinadas circunscripciones. Por el contrario, este sistema perjudica a las formaciones minoritarias de implantación nacional al tener sus votos dispersos geográficamente. Y dado que la mayoría de las circunscripciones reparte pocos escaños (el 62% de la población vota en provincias de menos de 9), es muy difícil que un partido que no sea mayoritario o regional consiga los votos suficientes para la asignación de diputados. Porque aunque haya obtenido un buen número de votos en todas las provincias que, sumados todos ellos, podrían colocarle en una buena posición a nivel nacional, no le permiten conseguir escaños debido a la división provincial. Hecho que, además, distorsiona los resultados electorales al fomentar el voto útil, por cuanto muchos ciudadanos que son afines ideológicamente a estos partidos minoritarios acaban orientando su voto hacia formaciones políticas con mayores posibilidades de victoria.
    Desajuste que podría subsanarse, entre otras soluciones, aumentando el ámbito territorial de las circunscripciones. Y no digo a través de la existencia de una única circunscripción nacional donde, evidentemente, los resultados electorales iban a ser totalmente proporcionales, sino que teniendo en cuenta que España tiene un modelo de gobierno descentralizado lo más lógico es que la circunscripción electoral fuera la Comunidad Autónoma. Creándose de esta manera distritos electorales más amplios que mejorarían la proporcionalidad y, al mismo tiempo, conservarían las ventajas de división del territorio en circunscripciones (descentralización de los partidos, proximidad de los electores, representación de territorios poco poblados…).

    • O,Farrill
      O,Farrill Dice:

      Estimado Daniel: Quizá el problema esté en el "modelo de gobierno descentralizado" que padecemos. En todo caso son delegaciones de competencias en órganos llamados (no sé porqué) "autonómicos". Si seguimos abundando en el error de reconocer el desastroso modelo autonómico a efectos electorales, tendremos más "Cataluñas" en un futuro próximo. Creo que todo esto se arregla con la tan traída y llevada (pero nunca concretada) reforma de la Constitución. Votos iguales y libres en una sola circunscripción nacional con independencia del lugar de donde procedan e igualdad de condiciones de partida para todas las formaciones que puedan comprometer un programa de gobierno. Un saludo.

  8. DANIEL CUADRADO ZULOAGA
    DANIEL CUADRADO ZULOAGA Dice:

    De entre los múltiples defectos y objeciones que cabe oponer a nuestro sistema electoral, el que más influye en la falta de proporcionalidad en la representación es el relativo a haberse optado (artículo 68.2 de la Constitución) por la provincia como circunscripción electoral, asignándose una representación mínima inicial a cada una de ellas de dos diputados, excepto Ceuta y Melilla con uno, y distribuyéndose el resto (248 diputados) en proporción a la población. Y debido a la gran diferencia de población entre unas provincias y otras, los resultados electorales en cada una de ellas son de lo más dispar y heterogéneo, toda vez que el número de votos necesario para la obtención de diputados es diferente en cada circunscripción. Produciéndose en las provincias más pequeñas enormes desproporciones en la representación, debido al escaso número de escaños que reparten.
    De manera que en las provincias menos pobladas existe una “sobrerrepresentación”, lo que favorece el bipartidismo habida cuenta que los partidos que más fácilmente pueden acceder a la obtención de diputados son aquellos que tiene un respaldo mayoritario en el conjunto del Estado. Y asimismo, se favorece a aquellas formaciones que, aun siendo minoritarias (como los partidos nacionalistas), tienen concentrado el voto en determinadas circunscripciones. Por el contrario, este sistema perjudica a las formaciones minoritarias de implantación nacional al tener sus votos dispersos geográficamente. Y dado que la mayoría de las circunscripciones reparte pocos escaños (el 62% de la población vota en provincias de menos de 9), es muy difícil que un partido que no sea mayoritario o regional consiga los votos suficientes para la asignación de diputados. Porque aunque haya obtenido un buen número de votos en todas las provincias que, sumados todos ellos, podrían colocarle en una buena posición a nivel nacional, no le permiten conseguir escaños debido a la división provincial. Hecho que, además, distorsiona los resultados electorales al fomentar el voto útil, por cuanto muchos ciudadanos que son afines ideológicamente a estos partidos minoritarios acaban orientando su voto hacia formaciones políticas con mayores posibilidades de victoria.
    Desajuste que podría subsanarse, entre otras soluciones, aumentando el ámbito territorial de las circunscripciones. Y no digo a través de la existencia de una única circunscripción nacional donde, evidentemente, los resultados electorales iban a ser totalmente proporcionales, sino que teniendo en cuenta que España tiene un modelo de gobierno descentralizado lo más lógico es que la circunscripción electoral fuera la Comunidad Autónoma. Creándose de esta manera distritos electorales más amplios que mejorarían la proporcionalidad y, al mismo tiempo, conservarían las ventajas de división del territorio en circunscripciones (descentralización de los partidos, proximidad de los electores, representación de territorios poco poblados…).

  9. Javier
    Javier Dice:

    ¿Listas?

    No, gracias. Ni bloqueadas, ni desbloqueadas, ni mediopensionistas.

    Circunscripción uninominal PEQUEÑA.

    Pero eso es mucho pedir. Incluso para los "entendidos" en cuestiones constitucionales.

    • Deus ex Machina
      Deus ex Machina Dice:

      Con circunscripciones uninominales no se acaba con uno de los problemas de nuestro sistema que es la falta de proporcionalidad. Que se lo digan al Partido Liberal inglés

  10. Javier
    Javier Dice:

    ¿Listas?

    No, gracias. Ni bloqueadas, ni desbloqueadas, ni mediopensionistas.

    Circunscripción uninominal PEQUEÑA.

    Pero eso es mucho pedir. Incluso para los "entendidos" en cuestiones constitucionales.

  11. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Ayer pude preguntar a varios conocidos, con conocimiento profesional y personal de este asunto, acerca del tipo de sistema electoral que preferirían en España para ir migrando hacia él.

    En el grupo había dos ex ministros, tres ex diputados con más de veinte años de Congreso y Senado, tres académicos y un emérito con larga experiencia demoscópica que sigue activo. Sus edades entre los 40 y los 75 años y creo que, con dos excepciones, todos son acreditados juristas .

    Ninguno de ellos milita actualmente en Partidos políticos ni hablaban desde la perspectiva de estas organizaciones.

    Uno de ellos dio una breve clase explicando que, por pura combinatoria, no hay en el mundo dos sistemas iguales, que el nuestro es bastante normalito y está pensado para una cierta coyuntura histórica y una cultura concreta. Esto no es fácilmente trasladable. Es decir, lo que tenemos fue pensado.

    No olvidemos que la Constitución de México fue una copia de la de USA.

    Todos parecían preferir el sistema inglés y la mayoría veían como una tara grave el citado asunto "provincial" pero no tando por su efecto en la proporcionalidad (que puede incluso ser conveniente) sino por la gran dependencia de las cúpulas y la falta de vinculación personal con la demarcación.

    Por ello la preferencia es de Circunscripciones Unipersonales (Winner takes all con la segunda vuelta) reservando quizás unos 50 escaños para una Circunscripción única nacional .
    De esta forma al menos es el votante el que elige los apaños y no las cúpulas de los partidos.

    Todos indicaron que sin este cambio será imposible Liberarse del Daño causado por el sistema de Listas.
    Pero todos son escépticos porque no se creen que las cúpulas tengan la menor voluntad de abrir mano de este asunto. Los emergentes menos todavía.

    Sobre el Senado: Consenso del grupo: Quien quiera alterarlo que diga qué función no es necesaria y se suprima la función pero no que se traslade la función suprimiendo el órgano como pasa con las empresas públicas metidas bajo la alfombra.

    El rechazo fue unánime a la propuesta de poner en su lugar un Consejo de Barones Territoriales. Esto les parece no solo una grave disfuncionalidad democrática sino traspasar funciones universalmente reconocidas a los Barones de una estructura geográfica que mayoritariamente es vista como un cáncer.

    En lo referente a Diputaciones no he tenido que preguntarles porque las siguientes Diputaciones han sido grandes clientes míos y sé que lo que hacen no se puede suprimir.

    Navarra, Guipúzcoa, Álava, Vizcaya (todas ellas con Agencia Tributaria propia además de muchas funciones mancomunadas y "mission critical"), Barcelona, con una función de gestor y soporte de sistemas para una enorme mancomunidad de municipios y dos o tres más.

    Suprimir las Diputaciones tampoco se ha pensado desde el conocimiento. Si se suprimen será puramente de cara a la Galería porque sus funciones han de seguir, son más eficientes que una alternativa fragmentaria y por cambiar de sitio las cosas no desaparecen.

    Un dato: Todos los Estados USA (menos Nebraska) tienen dos Cámaras Legislativas. Congreso y Senado.

    Lo que sucede es que sus electos solo cobran dietas (no sueldo ni perks fijas) cuando están legislando. A veces no se reúnen en todo un año y no hay gasto.

    Uno de los más Graves Problemas que tenemos es la Bajo Nivel de Conocimientos y la Nula Experiencia de la gran mayoría de Nuestros Electos. Si además prescindimos de los mayores y más experimentados no parece que estemos progresando.

    El Mass Media hace mucho daño. Se nota cuando cúpulas educadas en manejarse bien en los Medios (un trabajo duro y complicado) pasan a tener que trabajar en las cosas de comer para todos.

    En quince días tendré otra reunión con la misma gente para abordar un asunto que no dio tiempo a cubrir:
    En caso de ir seriamente a por circunscripciones unipersonales ¿Quién diseñaría cada demarcación? ¿Cómo?

    El "Gerry-Mandering" hay que controlarlo. También citaron como problema el 67.2 (mandato imperativo) y algún otro asunto que se me olvida ahora.

    En cualquier caso, consenso: De los Partidos no vendrá nada que nos interese a nosotros.
    De hecho el tema de las leyes electorales es su preocupación principal a pesar de que tenemos problemas mucho más graves de los que no hablan.

    Buenos días.

  12. Carlos
    Carlos Dice:

    El mandato imperativo, además de anacrónico, es una barbaridad. ¿Cada vez que el diputado de turno tuviese que enfrentarse a una situación no prevista (en un sentido u otro) en su programa electoral debería convocar un referéndum en su circunscripción para que todos los vecinos opinasen? Porque acabarían votando varias veces todas las semanas. Si el diputado o el partido han hecho un mal trabajo durante su legislatura, que no se les vuelva a votar, y punto (y aun así esto tan sencillo de los castigos electorales apenas se aplica).

    Una fórmula bastante sencilla de mejorar la proporcionalidad (otros problemas no), y que entronca con otro punto del programa del partido mencionado por el Sr. Tena sería pasar a circuncripciones autonómicas (mediante Ley Orgánica que reforme el territorio de las provincias se conseguiría tanto este efecto como el de quitar virtualidad a las diputaciones provinciales, sin necesidad de reforma constitucional). De esta forma, solo las menos pobladas seguirían teniendo ciertos problemas de proporcionalidad, pero ya menores.

    No obstante, querría hacer una precisión: una provincia de 4 diputados, o incluso de 3, no tienen por qué favorecer a dos partidos: véanse Álava en las elecciones de 2011 (4 diputados de 4 partidos diferentes), o Ávila en 1986 y 1989 (repartidos entre CDS, AP/PP y PSOE). Lo que pasa es que el tercer partido no puede quedar demasiado descolgado del primero.

  13. Marcos
    Marcos Dice:

    El problema son las LISTAS DE PARTIDOS. Así con letras grandes. Los diputados se deben a quienes les han incluido en las listas y no al votante, si se quiere acabar con la partidocracia, la corrupción y el arbitrismo lo primero es suprimir el sistema de listas y entregar la elección de representantes a la sociedad civil en pequeños distritos UNINOMINALES y que estos distritos tengan capacidad de controlar y retirar el mandato al representante de una forma sencilla y reglada.

    Con el sistema de listas son cuatro cúpulas oligárquicas eligiendo figurantes y confundiendo en un juego de trileros, el votante es eso, un votante pero no un elector. Son oligarquías dentro del Estado, los partidos se convierten en órganos del Estado; no hay clase política, no hay cuerpo intermedio entre la sociedad civil y el Estado, hay una clase estatal que sólo tienen patriotismo de partido.

    El diputado tiene que representar a la sociedad civil y llevar sus pretensiones a la cámara, no que el Estado se reparta en porciones entre los diferentes órganos del Estado. Éste es el principio y el fin de la partidocracia, sin listas de partidos financiados por el Estado daríamos un paso al frente y podríamos empezar a hablar de representación. Actualmente lo que hay es integración de masas en el Estado, una barbaridad. Lo primero es acabar con la partidocracia, como dice @manu Orquendo en su interesante comentario este sistema de listas está pensado para otro momento histórico.

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