El poder de las palabras: la dialéctica nacionalista o la perversión del lenguaje

El nacionalismo catalán ha vuelto a dar una lección de su extraordinaria maestría en el manejo del lenguaje, y en el uso de las palabras. Denominar “desconexión democrática” a un proceso de secesión basado en la desobediencia de las leyes estatales y en la subversión del ordenamiento jurídico puede considerarse un hallazgo, de los muchos que hay en “el  proces”.

Todos sabemos que las palabras son capaces de despertar emociones. La lingüística y la filología estudian como hay palabras que transmiten sensaciones positivas a aquel que las escucha o las lee. Tecnología, ciencia, diálogo, democracia, consenso, amor, sonrisa,… son algunos ejemplos que predisponen al interlocutor a una actitud positiva. Otras, como autoritario, imposición, desolación o jerarquía producen el efecto contrario. Desde el inicio del proceso catalán, las palabras han jugado un papel clave.

El primer éxito fue fijar el debate allá en el año 2008 en el “derecho a decidir”. La expresión demuestra la maestría de la perfecta selección de las palabras, y el acierto en la definición de los términos del debate.  ¿Quién puede oponerse a que las personas puedan decidir su futuro?. Es un debate perdido. La historia nos muestra que los debates no siempre los ganan quienes cuentan con los mejores argumentos, sino los que saben fijar las preguntas y el marco en el que se desenvuelve. En el caso catalán, todos los intentos por reconducir la discusión a términos más racionales han resultado hasta ahora infructuosos, con un apoyo mayoritario de la sociedad catalana a este supuesto “derecho a decidir”, aun cuando no figure en ningún ordenamiento jurídico conocido aunque solo sea por su evanescencia. En los años anteriores, al igual que en el caso vasco,  se hablaba del “derecho de autodeterminación”, pero este derecho tenía el inconveniente de ser mucho más concreto y preciso, de aparecer en el Derecho internacional y por tanto permitir una derrota dialéctica del nacionalismo. Pasar del “derecho a la autodeterminación”, concreto y discutible, al “derecho a decidir”, evanescente e indiscutible,  es sin duda una genialidad dentro de la estrategia secesionista. El derecho a decidir es un derecho abstracto e inexistente jurídicamente, planteado sobre una afirmación irrebatible: todo el mundo debería poder decidir sobre su futuro.

Los términos correctos del debate deberían haberse situado en cuál es la base legal de ese presunto derecho, sobre qué decisiones permite que se tomen y sobre quienes son sus agentes. Pero es obvio que el debate nunca pudo plantearse en esos términos. Desde el inicio los términos quedaron falseados,  de manera que se trataba de discutir sobre si se estaba a favor o en contra de que los ciudadanos pudieran decidir democráticamente sobre su futuro. Planteado así,  estamos ante un debate perdido para los no nacionalistas. Partidos como el PSC rindieron de inicio sus banderas y se plegaron a la dialéctica nacionalista. El nacionalismo había ganado su primera gran batalla.

La segunda batalla se libró adulterando el significado de las palabras “diálogo” y “negociación”.  En un diálogo en que hay poco interés en llegar a un acuerdo, el interés se centra en no aparecer como el que ha roto los puentes de la negociación. Una oferta de diálogo y negociación nunca puede ser rechazada, porque lo importante es fijarse en lo que se está negociando: los términos de la independencia, o un modelo para mejorar la convivencia. Confundir el rechazo a la independencia con el rechazo al diálogo supuso la segunda victoria del nacionalismo. España se llenó de tertulianos y articulistas bien pensantes, y de promotores de terceras vías, que ahondaron en el éxito de la dialéctica nacionalista. La fuerza de palabras como “diálogo” es tal, que la mayoría de los autores, al escribir sobre Cataluña, sienten la necesidad de establecer una cierta equidistancia entre el nacionalismo independentista, y el inmovilismo del Gobierno central. Algo parecido a lo que sucedió en el País Vasco. La equidistancia revela en muchas ocasiones la necesidad que tenemos de apaciguar un sentimiento de culpa ante las ofertas de diálogo no atendidas. El problema es que nadie se pregunta en realidad sobre el posible contenido del diálogo. Basta con estar a favor o en contra.

La retórica de que España no ofrece alternativa a los catalanes también ha calado hondo en el ideario colectivo. La idea de que es España la que debe convencer a los catalanes de que se queden es nuevamente un manejo brillante del lenguaje. Dado que la soberanía reside en el pueblo español, el planteamiento esperable sería que Cataluña convenciese al resto de los españoles de las ventajas que para ellos reportaría renunciar a esa soberanía y permitir que Cataluña se constituya en un nuevo estado. Intentar convencer a esos ciudadanos acusándoles de ladrones, es una forma peculiar, que sin duda pone de manifiesto la superioridad en el manejo del lenguaje y de la situación que hasta ahora ha exhibido el nacionalismo catalán.

Con el concepto de desconexión democrática como un nuevo eufemismo de lo que solo puede considerarse un autogolpe de estado,  el nacionalismo muestra de nuevo su maestría al utilizar palabras que tranquilizan y transmiten la sensación de que algo que es democrático no puede sino traer venturas y ventajas. Nuevo éxito. Muchos medios se han rendido ante la palabra “desconexión” seguida del adjetivo “democrática”, que vuelve a transmitir la idea de proceso pacífico y legítimo, sin necesidad de enfrentamientos y aun menos de violencia. Al tiempo, los nacionalistas huyen de la palabra “desobediencia”,  aunque la desconexión la lleve inevitablemente consigo.

Utilizar sin miedo las palabras que permitan combatir la dialéctica nacionalista es un elemento esencial para intentar abordar con ciertas garantías un análisis minímamente riguroso de la situación actual. Muchos achacan al Gobierno central un inmovilismo incapaz de proponer alternativas a la ilusión generada por el proyecto independentista. Creo que la mayoría compartimos la necesidad de ese nuevo proyecto de país, pero no solo para Cataluña, sino para toda España. Aún así, creo que el mayor error cometido por los sucesivos Gobiernos nacionales ha sido el de la absoluta incapacidad de salir al paso de esta perversión del lenguaje en los términos que la dialéctica nacionalista ha impuesto desde hace muchos años. Esto ha permitido que los debates siempre hayan transcurrido en los términos amañados fijados por los partidos nacionalistas.

Estaría bien que en esta ocasión, políticos, intelectuales y medios de comunicación se sacudiera los complejos, y llamaran al proceso con el nombre que realmente le corresponde. Un autogolpe de estado y una desconexión sí, pero de las reglas de la democracia.

 

9 comentarios
  1. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Que el intento de "Cortar la Luz" por parte del Pujolisme –acosado por la DEA y el FBI más que por la Guardia Civil y el CNI (Nota 1)– viene de lejos y usa el lenguaje es tan conocido como olvidado como oportunamente nos recuerda Juan Luis Redondo. El lenguaje, usado de modo artero, es el arma del manipulador.

    En tiempos modernos esta técnica es impulsada por Diderot tras descubrir, gracias a un amigo exiliado, la novela inglesa "Pamela o la Virtud" de Richardson. (Disponible en español)

    Al saberlo, el envidioso de Rousseau siente un ataque de pelusa y emula a Richardson escribiendo "La nouvelle Héloïse" que es la primera novela romántica del continente.

    Tras ella vienen todos los demás autores incluyendo la obra de Johann Wolfgang von Goethe.

    El "Sturm und Drang" cobra entonces sentido, utilidad práctica y pasa a ser historia.

    El Romanticismo fue un movimiento diseñado para, a través de las emociones, conseguir los objetivos políticos de la clase social emergente en aquel instante.

    El Racionalismo, ya por entonces, comunicaba poco y mal.

    La Arenga de Diderot a sus asociados por toda Francia instándoles a "escribir como Richardson" aún circula por Internet en el francés de la época.
    ——————–

    Años más tarde Txillardegi lo recordaría en castizo al mundo de ETA: "Quien gana la batalla del Relato, gana todas las batallas".

    Así estamos desde los decretos de "Normalización" que instauraban lo "Anormal". Con un par.

    Poco que añadir al artículo. Apenas un par de cosas.
    ——————————–

    1. Para que funcione hay que encontrar la forma de crear el Acto Reflejo. La Impronta mental que relaciona instintivamente el Término a la Idea deseada. Es esencial que esta asociación sea inconsciente.

    2. Hay que tener Organos Cómplice que lo repitan en los medios de Comunicación propios y del adversario. El sistema educativo y el de información es por tanto fundamental que estén en "nuestras" manos.
    ——————————-

    A veces hay que saber plantarse y decir: Hasta aquí hemos llegado. Vamos a recuperar el sentido común.

    Buenos días

    Nota 1. http://www.eltriangle.eu/es/notices/2015/11/el-porque-de-todo-4737.php

  2. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Que el intento de "Cortar la Luz" por parte del Pujolisme –acosado por la DEA y el FBI más que por la Guardia Civil y el CNI (Nota 1)– viene de lejos y usa el lenguaje es tan conocido como olvidado como oportunamente nos recuerda Juan Luis Redondo. El lenguaje, usado de modo artero, es el arma del manipulador.

    En tiempos modernos esta técnica es impulsada por Diderot tras descubrir, gracias a un amigo exiliado, la novela inglesa "Pamela o la Virtud" de Richardson. (Disponible en español)

    Al saberlo, el envidioso de Rousseau siente un ataque de pelusa y emula a Richardson escribiendo "La nouvelle Héloïse" que es la primera novela romántica del continente.

    Tras ella vienen todos los demás autores incluyendo la obra de Johann Wolfgang von Goethe.

    El "Sturm und Drang" cobra entonces sentido, utilidad práctica y pasa a ser historia.

    El Romanticismo fue un movimiento diseñado para, a través de las emociones, conseguir los objetivos políticos de la clase social emergente en aquel instante.

    El Racionalismo, ya por entonces, comunicaba poco y mal.

    La Arenga de Diderot a sus asociados por toda Francia instándoles a "escribir como Richardson" aún circula por Internet en el francés de la época.
    ——————–

    Años más tarde Txillardegi lo recordaría en castizo al mundo de ETA: "Quien gana la batalla del Relato, gana todas las batallas".

    Así estamos desde los decretos de "Normalización" que instauraban lo "Anormal". Con un par.

    Poco que añadir al artículo. Apenas un par de cosas.
    ——————————–

    1. Para que funcione hay que encontrar la forma de crear el Acto Reflejo. La Impronta mental que relaciona instintivamente el Término a la Idea deseada. Es esencial que esta asociación sea inconsciente.

    2. Hay que tener Organos Cómplice que lo repitan en los medios de Comunicación propios y del adversario. El sistema educativo y el de información es por tanto fundamental que estén en "nuestras" manos.
    ——————————-

    A veces hay que saber plantarse y decir: Hasta aquí hemos llegado. Vamos a recuperar el sentido común.

    Buenos días

    Nota 1. http://www.eltriangle.eu/es/notices/2015/11/el-porque-de-todo-4737.php

  3. Juan Luis
    Juan Luis Dice:

    Gracias como siempre Manu. Pensamos a traves del lenguaje, y el uso de las palabras condiciona nuestro pensamiento. El nacionalismo siempre lo ha tenido claro, y lo hace de una forma brillante. El "derecho a decidir" ha sido una trampa tan brillante como burda. Y el pais entero ha caido en la trampa. Y a los medios de comunicacion siempre parece hacerles gracia este uso del lenguaje. El uso tan simpatico de la palabra "desconexion" por parte de los medios de comunicacion no se sabe si es cobardia o tonteria.

    En estos analisis siempre es obligada la referencia al lenguaje en el regimen nazi. El libro la "lengua del tercer Reich"(LTI) de victor klemperer es la referencia obligada. Como el autor dice, no fueron ni los discursos, ni,las octavillas lo que convencio a toda la nacion alemana, sino "palabras aisladas, expresiones y formas sintácticas repetidas hasta la saciedad y que, favorecidas por su simplicidad, acababan por penetrar en el inconsciente de los individuo".

    Quien gana el,relato, gana gran parte de la batalla. Para reflexionar.

  4. Juan Luis
    Juan Luis Dice:

    Gracias como siempre Manu. Pensamos a traves del lenguaje, y el uso de las palabras condiciona nuestro pensamiento. El nacionalismo siempre lo ha tenido claro, y lo hace de una forma brillante. El "derecho a decidir" ha sido una trampa tan brillante como burda. Y el pais entero ha caido en la trampa. Y a los medios de comunicacion siempre parece hacerles gracia este uso del lenguaje. El uso tan simpatico de la palabra "desconexion" por parte de los medios de comunicacion no se sabe si es cobardia o tonteria.

    En estos analisis siempre es obligada la referencia al lenguaje en el regimen nazi. El libro la "lengua del tercer Reich"(LTI) de victor klemperer es la referencia obligada. Como el autor dice, no fueron ni los discursos, ni,las octavillas lo que convencio a toda la nacion alemana, sino "palabras aisladas, expresiones y formas sintácticas repetidas hasta la saciedad y que, favorecidas por su simplicidad, acababan por penetrar en el inconsciente de los individuo".

    Quien gana el,relato, gana gran parte de la batalla. Para reflexionar.

  5. O,Farrill
    O,Farrill Dice:

    Estimados amigos: Juan Luis dice que "las palabras producen emociones" ¿porqué no al revés? Las emociones proceden del alma (algo que todavía afortunadamente no hemos racionalizado) o del espíritu y se expresan como lenguaje de muy diferentes formas (palabras, imágenes, arte, etc.) que nos conmueven a su vez. Es el lenguaje "práctico" el que busca intereses concretos (como el utilizado en el caso del artículo). Lo vemos todos los días con el uso del lenguaje administrativo, jurídico, técnico, etc. que busca en su complicación la "diferencia" con el lenguaje llano y con quienes lo utilizan. Es una "desconexión" personal y profesional discriminatoria para buscar la preeminencia sobre los demás. Un saludo.

  6. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Hace un año y un mes que murió en Loyola un viejo y querido amigo. Un amigo del alma.

    Me he permitido traer un artículo que publicó en el año 2001 sobre el asunto que hoy nos trae Juan Luis Redondo.

    En la antología de estos escritos suyos publicada en 2007 se titula: "Perversiones ético-lingüísticas".

    Cita.

    Decía repetidamente Friedrich Nietzsche que, si es verdad que el lenguaje constituye un primer paso hacia el saber, es falso que tengamos en él lo que llama “la verdad encontrada”. El lenguaje –concluye– es por ello algo peligroso, nos conduce al autoengaño. Y a engañar a los demás muchas veces. Podemos hacer del lenguaje un instrumento de manipulación de las mentes ajenas.

    A la peligrosidad del lenguaje como lugar de autoengaño inconsciente se suma la intención deliberada de ponerlo al servicio de la agresión mental del prójimo. Eso son los lenguajes totalitarios del que han echado mano todas las dictaduras para mantener la dominación sobre los ciudadanos. En el libro “Mein Kampf” (Mi lucha) de Adolfo Hitler se dice, por ejemplo, cómo una afirmación por falsa que sea, repetida una y otra vez, consigue convencer al auditorio. Nuestro País Vasco viene siendo desde hace tiempo el lugar de las “perversiones lingüísticas” destinadas a manipular las mentes de las gentes, a convencerlas de la verdad de algo falso, de la bondad de algo malo, de la belleza de algo realmente feo.

    A las realidades me remito. La expresión “lucha armada” encubre y embellece el horror al asesinato puro y duro. “Kale borroka” enmascara el terrorismo callejero. El terrorista que mata, que pone una bomba en los bajos de un coche es un “gudari”, es decir un soldado, un guerrero. A la extorsión pecuniaria, llevada a cabo bajo amenazas de muerte, se la llama “impuesto revolucionario”. La muerte de un ciudadano inocente va seguida del lenguaje legitimador “algo habrá hecho”.

    Dejando a un lado estas perversiones lingüísticas contrarias a cualquier ética y que provienen más que nada de los mensajeros autóctonos del terror, hay que considerar otras perversiones más propias del ciudadano normal, de un nacionalismo bienpensante. Son los términos de “paz” y “diálogo”. Son palabras que parecen decirlo todo cuando en realidad no dicen nada. Son palabras de trampa y cartón. Me acuerdo del uso que hacía el Imperio romano, dominador y avasallador de pueblos, de la famosa “pax romana”. En los días no lejanos del estado franquista celebró el régimen la efemérides de los “Veinticinco años de paz”. Fue su mentor el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne. Recuerdo que publiqué un artículo entonces, en una revista que sacaban nuestros estudiantes, en el que criticaba la ambigüedad de la palabra “paz”, y que fui sancionado por ello con una buena multa. “La paz sin libertad −escribía entonces−, no es paz auténtica. Es la paz del rebaño, la paz de los cementerios”. Pues algo parecido sucede entre nosotros hoy bajo el régimen de un nacionalismo excluyente. Es como un “refugium ignorantiae” o mejor un “refugium malignitatis”. No se entra en el análisis de lo que enmascara la palabra. Lo mismo pasa con los términos “diálogo”, “pueblo”, “perdón”. Son términos que no son aceptables sin más, que se han convertido en palabras sospechosas entre nosotros, y constituyen un auténtico engañabobos. Hace falta sentarse y preguntar con sosiego al que las profiere: "Pero ¿Qué entiende usted por paz, por diálogo, por pueblo, por perdón?” Porque vivimos un tiempo aquí y en otras partes en que, muy lejos de lo que quería Heiddeger para nosotros, el ser pastores del ser y del lenguaje, somos en realidad sus malefactores y asesinos.

    Enero de 2001

    Fin de cita.

    Buenas noches y muchas gracias.

  7. Manu Oquendo
    Manu Oquendo Dice:

    Hace un año y un mes que murió en Loyola un viejo y querido amigo. Un amigo del alma.

    Me he permitido traer un artículo que publicó en el año 2001 sobre el asunto que hoy nos trae Juan Luis Redondo.

    En la antología de estos escritos suyos publicada en 2007 se titula: "Perversiones ético-lingüísticas".

    Cita.

    Decía repetidamente Friedrich Nietzsche que, si es verdad que el lenguaje constituye un primer paso hacia el saber, es falso que tengamos en él lo que llama “la verdad encontrada”. El lenguaje –concluye– es por ello algo peligroso, nos conduce al autoengaño. Y a engañar a los demás muchas veces. Podemos hacer del lenguaje un instrumento de manipulación de las mentes ajenas.

    A la peligrosidad del lenguaje como lugar de autoengaño inconsciente se suma la intención deliberada de ponerlo al servicio de la agresión mental del prójimo. Eso son los lenguajes totalitarios del que han echado mano todas las dictaduras para mantener la dominación sobre los ciudadanos. En el libro “Mein Kampf” (Mi lucha) de Adolfo Hitler se dice, por ejemplo, cómo una afirmación por falsa que sea, repetida una y otra vez, consigue convencer al auditorio. Nuestro País Vasco viene siendo desde hace tiempo el lugar de las “perversiones lingüísticas” destinadas a manipular las mentes de las gentes, a convencerlas de la verdad de algo falso, de la bondad de algo malo, de la belleza de algo realmente feo.

    A las realidades me remito. La expresión “lucha armada” encubre y embellece el horror al asesinato puro y duro. “Kale borroka” enmascara el terrorismo callejero. El terrorista que mata, que pone una bomba en los bajos de un coche es un “gudari”, es decir un soldado, un guerrero. A la extorsión pecuniaria, llevada a cabo bajo amenazas de muerte, se la llama “impuesto revolucionario”. La muerte de un ciudadano inocente va seguida del lenguaje legitimador “algo habrá hecho”.

    Dejando a un lado estas perversiones lingüísticas contrarias a cualquier ética y que provienen más que nada de los mensajeros autóctonos del terror, hay que considerar otras perversiones más propias del ciudadano normal, de un nacionalismo bienpensante. Son los términos de “paz” y “diálogo”. Son palabras que parecen decirlo todo cuando en realidad no dicen nada. Son palabras de trampa y cartón. Me acuerdo del uso que hacía el Imperio romano, dominador y avasallador de pueblos, de la famosa “pax romana”. En los días no lejanos del estado franquista celebró el régimen la efemérides de los “Veinticinco años de paz”. Fue su mentor el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne. Recuerdo que publiqué un artículo entonces, en una revista que sacaban nuestros estudiantes, en el que criticaba la ambigüedad de la palabra “paz”, y que fui sancionado por ello con una buena multa. “La paz sin libertad −escribía entonces−, no es paz auténtica. Es la paz del rebaño, la paz de los cementerios”. Pues algo parecido sucede entre nosotros hoy bajo el régimen de un nacionalismo excluyente. Es como un “refugium ignorantiae” o mejor un “refugium malignitatis”. No se entra en el análisis de lo que enmascara la palabra. Lo mismo pasa con los términos “diálogo”, “pueblo”, “perdón”. Son términos que no son aceptables sin más, que se han convertido en palabras sospechosas entre nosotros, y constituyen un auténtico engañabobos. Hace falta sentarse y preguntar con sosiego al que las profiere: "Pero ¿Qué entiende usted por paz, por diálogo, por pueblo, por perdón?” Porque vivimos un tiempo aquí y en otras partes en que, muy lejos de lo que quería Heiddeger para nosotros, el ser pastores del ser y del lenguaje, somos en realidad sus malefactores y asesinos.

    Enero de 2001

    Fin de cita.

    Buenas noches y muchas gracias.

  8. De Lege Ferenda
    De Lege Ferenda Dice:

    Pese a no ser Marxista, reconozco el genio de Marx; esencialmente como un magistral manipulador de palabras y creador de emociones. Tras su etapa de corresponsal, en una obra de sus primeras obras, “Tesis sobre Feuerbach”, Karl Marx escribe “Hay que hacer la ignominia más ignominiosa” (el párrafo completo: “Hay que hacer la opresión real aun mas opresiva, agregándole la consciencia de la opresión; hay que hacer la ignominia aun mas ignominiosa, publicándola”.
    “Para que califiquemos de ignominiosa a una realidad es porque ya salimos de ella y podemos juzgarla desde la consciencia crítica. Por eso el hambre no es revolucionario, la miseria no es revolucionaria, porque por si mismas no garantizan nada; al contrario, lo que garantizan generalmente son situaciones primitivas, barbaricas e irracionales que arrojan a los hombres a ser fácilmente manipulados por el fascismo. Ahora, la consciencia del hambre es otra cosa, ya es un paso cualitativo. Una cosa es tener hambre y otra cosa es tener consciencia de que se tiene hambre. Una cosa es padecer la injusticia y otra es tener consciencia de la injusticia que se padece. Ahí es cuando la razón y lo fáctico, la materialidad, se unen y se genera un hecho acaso transformador de esa realidad. No hay posibilidad de transformar ninguna realidad si no hemos tomado consciencia de ella y no hemos asumido que esa realidad no debe ser, debe cambiar” (Feinmann).
    Eso hace este estupendo artículo con sus comentarios: hacer lo ignominioso más ignominioso, publicándolo.
    LA idea precede al verbo, que es una actuación de la idea. Cuando la idea se transforma en palabra, se acerca a su materialización, que se produce cuando la palabra, que es la idea, es compartida mediante el lenguaje. Y como la riqueza de una cultura es función de la capacidad cultural de la lengua vivida por una determinada comunidad, la capacidad transformadora viene a ser, a su vez, una función del lenguaje para dar forma a las ideas y crear la cultura.
    De nuevo, es un proceso, no una foto fija. Vamos aprendiendo y aplicando los nuevos conocimientos. Lo malo es que los conocimientos no se distribuyan equitativamente. Cautivos de las Leyes de Propiedad Intelectual. Esta exclusión económica de la cultura es el germen de una desigualdad perniciosa. Una de sus caras es el dominio de las ideas y del lenguaje, de los significantes, por parte de quienes tienen el control de los medios de comunicación social, que es lo mismo que el control cultural.
    No hace falta quemar los libros; no hace falta la censura, basta con que todos escribamos para que nadie lea. La emboscada está en las “Noticias” que todos –lectores o no- estamos llamados a conocer. Por su autoafirmado carácter objetivo, es aquí donde se conforma verdaderamente la opinión pública, y el discurso dominante, que tiene a imponerse como Pensamiento Único.
    Por aquí transitamos todavía. Aunque no nos guste reconocerlo.
    Gracias por el artículo y los comentarios.

  9. De Lege Ferenda
    De Lege Ferenda Dice:

    Pese a no ser Marxista, reconozco el genio de Marx; esencialmente como un magistral manipulador de palabras y creador de emociones. Tras su etapa de corresponsal, en una obra de sus primeras obras, “Tesis sobre Feuerbach”, Karl Marx escribe “Hay que hacer la ignominia más ignominiosa” (el párrafo completo: “Hay que hacer la opresión real aun mas opresiva, agregándole la consciencia de la opresión; hay que hacer la ignominia aun mas ignominiosa, publicándola”.
    “Para que califiquemos de ignominiosa a una realidad es porque ya salimos de ella y podemos juzgarla desde la consciencia crítica. Por eso el hambre no es revolucionario, la miseria no es revolucionaria, porque por si mismas no garantizan nada; al contrario, lo que garantizan generalmente son situaciones primitivas, barbaricas e irracionales que arrojan a los hombres a ser fácilmente manipulados por el fascismo. Ahora, la consciencia del hambre es otra cosa, ya es un paso cualitativo. Una cosa es tener hambre y otra cosa es tener consciencia de que se tiene hambre. Una cosa es padecer la injusticia y otra es tener consciencia de la injusticia que se padece. Ahí es cuando la razón y lo fáctico, la materialidad, se unen y se genera un hecho acaso transformador de esa realidad. No hay posibilidad de transformar ninguna realidad si no hemos tomado consciencia de ella y no hemos asumido que esa realidad no debe ser, debe cambiar” (Feinmann).
    Eso hace este estupendo artículo con sus comentarios: hacer lo ignominioso más ignominioso, publicándolo.
    LA idea precede al verbo, que es una actuación de la idea. Cuando la idea se transforma en palabra, se acerca a su materialización, que se produce cuando la palabra, que es la idea, es compartida mediante el lenguaje. Y como la riqueza de una cultura es función de la capacidad cultural de la lengua vivida por una determinada comunidad, la capacidad transformadora viene a ser, a su vez, una función del lenguaje para dar forma a las ideas y crear la cultura.
    De nuevo, es un proceso, no una foto fija. Vamos aprendiendo y aplicando los nuevos conocimientos. Lo malo es que los conocimientos no se distribuyan equitativamente. Cautivos de las Leyes de Propiedad Intelectual. Esta exclusión económica de la cultura es el germen de una desigualdad perniciosa. Una de sus caras es el dominio de las ideas y del lenguaje, de los significantes, por parte de quienes tienen el control de los medios de comunicación social, que es lo mismo que el control cultural.
    No hace falta quemar los libros; no hace falta la censura, basta con que todos escribamos para que nadie lea. La emboscada está en las “Noticias” que todos –lectores o no- estamos llamados a conocer. Por su autoafirmado carácter objetivo, es aquí donde se conforma verdaderamente la opinión pública, y el discurso dominante, que tiene a imponerse como Pensamiento Único.
    Por aquí transitamos todavía. Aunque no nos guste reconocerlo.
    Gracias por el artículo y los comentarios.

  10. juan
    juan Dice:

    Magnífico artículo! los catalanes decían antiguamente que "el nombre no hace a la cosa"… pero eso debía ser en épocas autoritarias en los que se hablaba " al pan pan y al vino vino".
    Ahora, el nombre, como estás demostrando en este artículo, es el que configura a la cosa. El nombre despierta la imaginación, crea emociones, acercamientos, o rechazos, entendimientos, incomprensiones y un mundo completo en el intricado mapa de la mente del receptor.
    El lenguaje se utiliza con maestría en el marketing. Y los catalanes son especialistas en marketing. Y en mi opinión no es fácil salvo que se posea la habilidad por experiencia, combinado con algunos episodios de "Barrio Sésamo".
    El lenguaje permite simplificar la realidad intangible y las ideas. Y la gente como no quiere pensar, desea recibir emociones, ideas positivas y simples.
    Esta habilidad inteligente, muy catalana, se manifiesta también en un tipo de humor: por ejemplo un conocido grupo lleva treinta años haciéndonos ver un partido de tenis donde no hay pelota. Porque son inteligentes, saben hacerlo, y nosotros (el público) hacemos abstracciones y nos lo queremos creer.

  11. Harry G.
    Harry G. Dice:

    Exacto, y no hay que recalcar que lo mismo sucede con el nacionalismo español, pero con una sustancial diferencia, que no sé si es debida a la falta de imaginación por el uso de términos bélicos, peyorativos i, en muchas ocasiones, insultantes. Este mismo artículo es un claro ejemplo del uso del lenguaje para unos objetivos concretos, por ejemplo cuando se pretende presentar la “desconexión democrática” como un golpe de estado, por cierto, que en Catalunya entendemos mucho de las consecuencias de un golpe de estado, por ejemplo con el único fusilamiento de un presidente elegido democráticamente en Europa y que aún las Cortes Españolas no han condenado cuando Alemania y Francia han pedido perdón, ¿por qué será?

    En fin, no hay que ser muy observador para leer lar barbaridades que se escriben contra el pueblo catalán, contra sus dirigentes elegidos democráticamente, y las barbaridades, Y los insultos diarios de las televisiones y radios privadas y públicas de ámbito estatal. Sinceramente, con esta actitud, ¿qué se pretende conseguir?
    Más allá del uso del lenguaje hay un hecho que es el sustancial en todo este tema, y es muy simple, la DIGNIDAD del pueblo catalán.

  12. O,Farrill
    O,Farrill Dice:

    "Benefactores-beneficiarios". O, lo que es lo mismo intercambio de favores. Supermercado de una conocida firma comercial. A la entrada unos cuantos voluntarios del "Banco de Alimentos" recogen "compras extra" de los clientes que ¡qué casualidad! se hacen en el citado supermercado. La firma comercial aparece como "benefactor" permitiendo la recogida de alimentos en sus dependencias, pero también es beneficiaria del gasto extra que los clientes realizan. ¿Generosidad o puro marketing comercial? Cada uno lo entenderá de una forma distinta e interesada. Es otro lenguaje perverso ya que tiene dos caras.

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