Las bases quietas: no hay que preocuparse

Esta  colaboración pretende provocar al lector. Obligarle a hacer una pequeña reflexión, que le indique si es capaz de pensar por si mismo. Si puede reflexionar acerca de lo que es mejor para nuestro país, y no para su opción política, y hacerlo, sin decirse -a sí mismo-, ni uno sólo de los argumentos que en forma de barra libre, se le facilitan por los medios de comunicación.

Si eres de los que así lo hace y has considerado las distintas posibilidades desde esa perspectiva de libertad, deja de leer, lo que leerás a continuación no te aportará nada.

Si no es así, pero te tienes por una persona dialogante o simplemente tolerante, continúa por favor, me ayudarás a cumplir mi pretensión.

Desde que abandoné la Universidad, y con ella la Escuela ius naturalista que tantas aparentes respuestas me dio a lo largo de mi carrera, y deseché el positivismo que como trampa agazapada detrás de la crítica al Tomismo esperaba de modo oportunista a modo de  enciclopedia de respuestas a cualquier tipo de interrogante, vivo en un auténtico frenesí de dudas, y cada vez estoy mas cerca de la duda absoluta.

Ahora, mientras escribo esta colaboración, me pregunto si hago bien o hago mal, y si no sería mejor no escribir nada, o por el contrario es preferible opinar.

Me pasa lo que le pasa a Rajoy, que tuvo que hacer aquello que había que hacer, porque no había más remedio que hacer eso y además,  había que hacerlo, y por lo tanto hizo lo que había que hacer, y pobre,  ¡nadie le comprende!

Pero yo, a diferencia de él, quiero decirlo.

Seguramente estemos todos de acuerdo en que nuestro sistema político ha derivado hacia un sistema corrupto, clientelar e ineficaz. En lo que, seguramente, ya no coincidiremos, es en el como y en el quien ha tenido mayor responsabilidad. Cada uno de nosotros habrá expedido su particular certificado de culpas y responsabilidades,  y habrá elaborado su propio balance.

Lo cierto es que una vez que los partidos políticos descubrieron que si ocupaban los centros de control, no pasaba absolutamente nada, perdieron incluso el pudor. Hoy cualquier ningundingui que pertenezca a un partido de los del binomio, puede estar por la mañana dictando sentencias en el Tribunal Constitucional y por la tarde en una tertulia de radio opinando acerca del partido que presenciará en la tribuna de honor al lado de Florentino.

La ocupación de los órganos de control y de las instituciones de la sociedad civil es total y absoluta. Ha llegado al extremo de que, sólo los mas inseguros, cuando hacen ejercicios espirituales y se arrepienten, se permiten durante unos minutos, hacerse la autocrítica.

La desvergüenza se ha atrincherado en los portavoces de los partidos y en los portavoceados. Buscaron el poder y se lo encontraron lleno de vacíos y cosas por hacer, descubrieron que lo tenían otros y que no estaba allí. Se pusieron a darle contenido, y lo hicieron mal, muy mal. Y descubrieron que la mejor manera de disimularlo era la de crear un Estado clientelar que favoreciera a unos, unas veces, y a otros, otras veces, y así, casi  todos contentos. Alcanzaron unos niveles impensables: leyes para favorecer a ciertos grupos, ocupación de las  cajas de ahorro, apropiación de los medios de extracción de riqueza que se franquician a cambio de un puesto el día de mañana o de una comisión el día de hoy; defensa de la inmoralidad con razones ideológicas, etc.

Han puesto a España en el riesgo de convertirse en un Estado fallido. Todavía no tenemos instalado el crimen organizado –excepto en Valencia, según dice el fiscal-, pero pronto lo conseguiremos. Las leyes, numerosas y defectuosas, no se cumplen por la propia Administración, los partidos políticos jalean a los suyos, alardeando de que tan pronto lleguen al poder las derogarán y cambiarán. Y es que la pobre España jamás ha tenido una sociedad civil organizada y potente. Jamás ha tenido una sociedad civil vertebrada. No estoy hablando de los coros y danzas, de las sociedades taurinas o de las parroquias, que, sin duda alguna, organizan actividades enormemente válidas y eficaces. No, estoy hablando de la ausencia de organizaciones sociales que acometan acciones disruptivas que consigan avances o cambios sociales.

La frase que más se pronuncia en España es: “no te metas en líos”, que ocupa el primer puesto del ranking seguida a poca distancia por la de “todos los políticos son unos ladrones y unos sinvergüenzas”.

Este es el caldo de cultivo en donde ha de crecer, desarrollarse y vertebrarse una sociedad civil potente y con criterio, que sepa hacia donde quiera caminar y de que modo quiere hacerlo.

La democracia nos ha devuelto, durante unos años, unos medios de comunicación que describían la realidad del país con transparencia y responsabilidad. La sociedad civil española no estaba preparada para asumir esa descripción y asumir la tarea del cambio. Aplaudió siempre, la tarea de las élites. Ellas son los que conducen la sociedad. Las que sustituyen al Caudillo.

Por otro lado, el realismo de los medios se convirtió en evasión del lector que pensaba que ya estaba la prensa para conseguir el cambio. Pronto descubrimos que la denuncia no bastaba. Era evidente.

Pero a pesar de todo lo que hemos pasado, todavía no ha sido interiorizado por la anoréxica sociedad civil española.

¿Bipartidismo equivale a calla que mañana te toca a ti? Eso ha parecido durante bastante tiempo.

Si acudimos al Génesis leeremos que Dios hizo el hombre a su imagen y semejanza, si acudimos a nuestra historia reciente comprobaremos que Podemos fue creado por el sistema.

Las deficiencias político-financieras, la corrupción y la enorme desigualdad,  imperantes en España  crearon un movimiento social que vino a ser después, un movimiento político asambleario, hoy férreamente organizado por el principio estalinista del centralismo democrático y por las intuiciones de su secretario general.

Podemos decir que Podemos es una excrecencia del sistema. La mejor manera de combatirlo es acabar con las razones que le dieron impulso.

Pero mientras tanto:

¿Es lícito marginar a ese porcentaje de españoles, muchos de los cuales no quieren perder lo último que les queda, que es la dignidad, de la organización política de nuestro futuro inmediato?

¿Es inteligente excluir de nuestro entorno político, una opción que nos recuerda que hemos convivido con la injusticia, la desigualdad, y la corrupción?

¿No sería más democrático e integrador desarrollar un programa de cambio que agrupara –en las medidas a tomar y no necesariamente en una acción de gobierno-, a todos aquellos que desean poner punto final al Estado clientelar, corrupto y fagocitador que hoy tenemos?

España hoy no es fiable. Pueden decir –los que lo dicen-, lo que quieran. Pueden insultar, entornando los ojitos con entrenamientos superfragilísticos, a quien discrepe de esa mentira oficial que han convertido en eslogan electoral, pero lo cierto es que solo nosotros, la sociedad civil organizada y vertebrada, podemos impulsar el cambio.

El equilibrio que produce nuestro actual Estado clientelar está a punto de quebrarse, la desigualdad se ha instalado en todos los estamentos y organizaciones civiles: ya no destaca el que mejor trabaje o mas investigue, sino el que es más amigo de fulanito o de la amante o marido de menganita. La desigualdad ha llegado a los estamentos privilegiados de la sociedad y está a punto de desequilibrarla. Ese frágil equilibrio del que hablaba Fukuyama, de muy baja calidad, en el que los operadores sociales callaban lo injusto porque en ocasiones les favorecía, ya no puede seguir manteniéndose. La regla de la compensación se ha quebrado. Ha llegado la hora de un pacto social por el cambio que nos dé impulso por otros cincuenta años, hasta que volvamos a hablar de lo mismo.

9 comentarios
  1. Francisco Calderón
    Francisco Calderón Dice:

    Excelente post.

    Salvo el énfasis en Podemos. Deja al margen el único partido que vulnera la Constitución y la Ley de Partidos Políticos: Ciudadanos. Pareciera que fuese Podemos el peor partido para el Estado de Derecho cuando hay uno que ha llegado más lejos.

    Creo que el modelo Artur Mas-Albert Rivera de que la Constitución y el Estado de Derecho dan igual no merece un ápice de respeto. Y ha de ser puesto de manifiesto en cualquier pretensión regeneradora.

  2. Francisco Calderón
    Francisco Calderón Dice:

    Excelente post.

    Salvo el énfasis en Podemos. Deja al margen el único partido que vulnera la Constitución y la Ley de Partidos Políticos: Ciudadanos. Pareciera que fuese Podemos el peor partido para el Estado de Derecho cuando hay uno que ha llegado más lejos.

    Creo que el modelo Artur Mas-Albert Rivera de que la Constitución y el Estado de Derecho dan igual no merece un ápice de respeto. Y ha de ser puesto de manifiesto en cualquier pretensión regeneradora.

  3. De Lege Ferenda
    De Lege Ferenda Dice:

    Hace años registramos un Modelo de Partido Político teniendo presente la idea que subyace a este post.
    http://partidoilp.blogspot.com.es/
    No tuvo nunca funcionamiento; ni lo pretende; solo es un Modelo estatutario de relaciones entre Parlamento y sociedad al margen de los partidos políticos y sus clientelas.
    Me alegro de haber seguido leyendo …
    Gracias por el artículo

  4. De Lege Ferenda
    De Lege Ferenda Dice:

    Hace años registramos un Modelo de Partido Político teniendo presente la idea que subyace a este post.
    http://partidoilp.blogspot.com.es/
    No tuvo nunca funcionamiento; ni lo pretende; solo es un Modelo estatutario de relaciones entre Parlamento y sociedad al margen de los partidos políticos y sus clientelas.
    Me alegro de haber seguido leyendo …
    Gracias por el artículo

  5. O'Farrill
    O'Farrill Dice:

    Estimado Ignacio ¡gracias por "meterte en líos"! y apuntar a la verdad de una forma tan sencilla. La cuestión (por desgracia) es que no se trata sólo de un problema español. Si así fuera siempre nos quedaría (como siempre) el exilio. El problema de verdad es el modelo de sistema de poder implantado a lo largo y ancho del mundo donde prima el corto plazo (mis intereses) sobre cualquier proyecto con un cierto horizonte de futuro. Primero se nos ha adormecido y alienado, luego se nos ha hecho ver que estamos más cómodos sin "meternos en líos" y luego se nos ha convencido de que se puede hacer con nosotros lo que se quiera (crisis incluídas) para quitarnos la escasa moral que nos quedara. Dalmacio Negro lo llamaba la "sociedad anómica" y ese es el estado de nuestra sociedad civil. Lamentablemente. Un saludo.

  6. Colapso2015
    Colapso2015 Dice:

    En primer lugar cabria señalar, la mayoría de los diputados han pasado por el Congreso de los Diputados eran abogados.
    Además puntualizaría, los notarios forman parte de la Sociedad Estatal pues tienen dependencia jerárquica del Ministerio de Justicia, por ello quedan excluidos de la Sociedad Civil. Sociedad Civil que se define como aquello ajeno al aparato gubernativo, o en el viejo continente al Estado.

    Por ello, para formar parte de una -asociación de la sociedad civil- la mayoría (definitorio de la democracia) de los miembros debe ser parte de la Sociedad Civil.

    Aclarados estos términos, sigue “Estado clientelar”.

    La figura del “cliente” algo tan manido en estos días de culto al corporativismo. Cliente (cliens), hace justa referencia a aquellos obedecen, acatan la protección de un patrono (patronus).
    Ello nos llevaría a pensar, que existe cierto grado de empresa (origen del Estado moderno),…, lo cual es bastante meritorio para el caso expuesto.

    Opino, la cosa se parece más a un reparto, no necesariamente ordenado, pero si derivado del poder. El término adecuado, y en referencia a algo similar en Asia es despotismo oriental, o mejor aún -despotismo hidráulico-. El cual hace hincapié, en que el –”sentido de realidad“– se refiere al reparto de los beneficios del poder.

    “nos dé impulso por otros cincuenta años, hasta que volvamos a hablar de lo mismo”
    En democracia, la sociedad política (parte de la sociedad civil) está en “guerra-civil” permanente. Por lo tanto, …, es cosa de todos los días.

  7. Ignacio Navas
    Ignacio Navas Dice:

    John Locke, en sus Dos Tratados de Gobierno enuncia su noción de sociedad civil y afirma categóricamente: "la monarquía absoluta, que algunos tienen por único gobierno en el mundo, es en realidad incompatible con la sociedad civil, y así no puede ser forma de gobierno civil alguno". De tal afirmación se colige que el poder que no se asienta en la legitimidad que le confiere el consentimiento de la sociedad civil, no es poder legítimo: es simple y llanamente despotismoLo más sugestivo del aporte de Locke reside en su insistencia en la correlación entre sociedad civil y legitimidad del poder. El poder tiene como misión asegurar la protección y la defensa de los derechos de los individuos libres que constituyen la sociedad civil. Lo que distingue el estado de libertad natural del estado de sociedad organizada es precisamente la existencia de una autoridad legítima.
    Gramsci, por su parte, introduce el contenido ético en la noción de sociedad civil, al destacar la importancia de la actividad educativa y cultural que tiene lugar en el ámbito de lo estatal y que contribuye a elevar -en forma ciertamente diferenciada- la formación de los ciudadanos. Populariza el término y define el concepto como el ámbito social donde la clase dominante construye su hegemonía, incorporándolo a la discusión política.
    La teoría de la hegemonía de Gramsci está ligada a su concepción del estado capitalista, que según afirma, controla mediante la fuerza y el consentimiento. El estado no debe ser entendido como equivalente de gobierno. Gramsci lo divide entre la 'sociedad política', formada por las instituciones políticas y que ejerce el control legal constitucional, y la 'sociedad civil', que se ve como una esfera 'privada' o 'no-estatal', y que incluye a la economía. La primera representa el ámbito de la fuerza y la segunda el del consentimiento.
    Sin embargo, Gramsci aclara que la división es meramente conceptual y que las dos pueden mezclarse en la práctica. Afirma que bajo el capitalismo moderno, la burguesía puede mantener su control económico permitiendo que la esfera política satisfaga ciertas demandas de los sindicatos y de los partidos políticos de masas de la sociedad civil. Así, la burguesía lleva a cabo una 'revolución pasiva', al ir más allá de sus intereses económicos y permitir que algunas formas de su hegemonía se vean alteradas.

  8. Ignacio Navas
    Ignacio Navas Dice:

    Si algo queda claro de la tesis gramsciana sobre la sociedad civil, es el reconocimiento inequívoco que éste hace de la importancia y solidez de la sociedad civil en las sociedades occidentales y de la resistencia, que al mismo tiempo ésta ofrece, a todas aquellas tentativas de cambios revolucionarios o violentos, que se han generado incluso en períodos de crisis agudas o prolongadasUn significado muy distinto tuvo el concepto de sociedad civil en los procesos de transición democrática experimentados tanto en las sociedades de América del Sur que padecieron gobiernos de corte militar, como en aquellas otras sociedades de Europa del Este de regímenes de partido único. En ambos casos, el estandarte de la sociedad civil llegó a simbolizar la resistencia a la arbitrariedad del poder político o militar. En ambos casos, el protagonismo de esa llamada sociedad civil estuvo ligado a la movilización de actores que no tenían participación activa en un juego político que los excluía u oprimía.
    Con todo el aporte teórico más destacable de esta reaparición de la noción de sociedad civil reside en su expresada voluntad de auto-limitación. Esta auto-limitación operaría en un doble sentido:
    1) Diferenciándola y autonomizándola de la sociedad política, a la queno pretendería capturar ni sustituir y 2) Deslindándola asimismo de las relaciones mercantiles, al distanciarla, de igual forma, de la vieja noción reduccionista que identificaba la sociedad civil con el mercado.
    Sólo de esta manera la sociedad civil revelaría su especificidad y su realidad propia. Mediante esta interpretación resultaría posible anclar a la sociedad civil en el ámbito cultural. La irrupción teórica de este tercer término, o de este "tercer dominio" como lo denominan Cohen y Arato, permite posiblemente superar la concepción dicotómica sociedad civil-Estado, que, con frecuencia, y como alguna vez lo apuntó Foucault, conduce imperceptiblemente a una representación más bien maniquea en la que el Estado se convierte en la principal fuente de los males de nuestro mundo contemporáneo, mientras que la sociedad civil se preserva como el recurso salvífico para sanar las dolencias y descalabros que socialmente hoy nos pueden agobiar .
    Lo cierto es que en el debate actual del siglo XXI, se abarca con esta expresión no a toda la sociedad en su conjunto como equivocada y temerariamente hacen algunos comentaristas, sino al espacio sociopolítico conformado por asociaciones no lucrativas de conformación voluntaria que buscan transformar ciertas regulaciones sociales con arreglo a diversos métodos y finalidades.
    A partir de las propuestas teóricas de A. Gramsci, J. Habermas y J. Keane se puede considerar que la sociedad civil esta conformada por los movimientos sociales que llevan a cabo acciones colectivas disruptivas o convencionales, referidas a diversos intereses o demandas que tienen como finalidad transformar una realidad ya sea social, económica, política o cultural, y aquí encontramos organizaciones de estudiantes, campesinos, obreros, ambientalistas, inmigrantes, feministas, gays, lesbianas, etcétera; por organizaciones no gubernamentales (ONG) que se definen por la agrupación de personas establecidas jurídicamente con carácter privado, sin ánimo de lucro y con objetivos de beneficio social hacia la comunidad; por sindicatos oficiales e independientes; por los encargados de darle una dirección intelectual y moral a la sociedad: las Iglesias que representan las diversas creencias religiosas, los medios de comunicación (electrónicos e impresos) y el sector educativo, colegios y asociaciones profesionales, intelectuales y culturales; los partidos políticos y grupos de presión y los grupos financieros: industriales, banqueros, empresarios, comerciantes y terratenientes.no resulta acertado ni conveniente plantear la eficacia de una sociedad civil potente y su convivencia con un Estado eficaz como un recorrido con un desenlace previsto: el de la confrontación Estado – Sociedad Civil.

    Efectivamente, aunque en su acepción moderna la expresión sociedad civil se ha definido negativamente, en oposición al Estado, – Bobbio señala que «se entiende por sociedad civil la esfera de relaciones sociales que no están reguladas por el Estado, entendido —de forma limitada y casi siempre también polémica— como el conjunto de los aparatos que ejercen el poder coactivo de un sistema social organizado»-, ello no puede equivaler a que las actuaciones de ambas Instituciones deban de desarrollarse enfrentadas.

    Tampoco resulta conveniente la visión interesada de situar a todos los agentes sociales pertenecientes a la sociedad civil en el mismo escalón.
    La sociedad civil dista mucho de ser homogénea, por ello resulta particularmente inadecuada la intención de incorporar a todos los agentes “no estatales” en un pie de igualdad. Esta pretensión no resiste un análisis superficial.

  9. Colapso2015
    Colapso2015 Dice:

    “se puede considerar que la sociedad civil esta conformada por los movimientos sociales que llevan a cabo acciones colectivas disruptivas o convencionales, referidas a diversos intereses o demandas
    que tienen como finalidad transformar una realidad ya sea social, económica, política o cultural,”

    Esto no es la sociedad civil es una parte de la sociedad política. La transcripción, para despistados, toda acción política pasa -por lo colectivo-. Esto es, la cualidad de ética, desaparece indefectiblemente del mapa político. Al ser -los grupos- la única capacidad de actuación, vemos que los individuos se ven sometidos a las -capacidades de aprovechamiento grupal- para canalizar sus expectativas de supervivencia. Frente a por otra parte, adscribirse a modelos éticos o socio-culturales; como sería por ejemplo en casos de elección directa (a personas, por personas). O mismamente, iniciativas populares, que pueden ser perfectamente individuales. Si por otra parte, se fomenta y especifica, en –el relato– los individuos como única forma de responsabilidad y voluntad a la hora de salirse de lo civil y pasar a lo penal. Resulta claro el sistema de grupos-sociedad-civil es perverso. Más aún, cuando se instala en el Estado para dar lugar a lo conocido como fascismo; esto es integración de los grupos (las masas) en el Estado.

    Podríamos decir, “civil” hace referencia a aquellos dentro –de la ciudad– no están involucrados en leyes militares, religiosas o relativas a la administración pública (el Estado), no relacionado con el poder (un grupo bajo directrices).

    Dado la definición de Estado – con mayúsculas– porta en sus entrañas violencia y capacidad económica (extracción de rentas), el hegemón territorial. Los tres son sociedad estatal (la segunda cuando está subvencionada).

    Algunos podrían decir, las actividades no-estatales son ajenas al Estado. ¿Cabría preguntarse si esto es aplicable a policía o militares? Regidos por códigos de conducta distintos; por razones obvias.
    Entonces no parece,…, al igual que el resto (de sociedad estatal), se alinean al poder del Estado.
    Enfrente la sociedad civil, la cual trata de -cambiar las leyes-.
    ¿Quien representa al Estado en unas votaciones (que no elecciones)? Guardia civil, policías, jueces, notarios,…, ¿y la sociedad civil? esos que bajo amenaza de hasta 1 año de prisión y multa están en la mesa. Habrán notado la no despreciable diferencia entre unos y otros.
    Por ello, el legislativo es sociedad civil (concretamente política), en una democracia. Si bien para que ello suceda debe existir un vínculo representativo, esto es, que le paguen (si quieren), y no exista un intermediario: el Estado. E indefectiblemente, separación o control férreo del poder.

    Si olvidamos toda esa parafernalia de definiciones, es fácil intuir “sociedad civil”. Aquellos cuyo flujo de beneficios pecuniarios derivado de la acción del Estado es negativo (pagan) civiles , los otros cobran(*). Mas que nada, porque lo económico es uno de los principales factores de orden, curiosamente junto con la violencia. Ambas dos cualidades del Estado.

    Ya saben, no hagan caso a los comentaristas sin fundamento, razón o motivo. Sea yo, o sea otro.

    *:Las pensiones y similares no cuentan, pues el relato radica en pagas hoy, cobras mañana. Igualmente tampoco los derivados del ayudas públicas a pagadores tipo en condición fortuita de necesidad, o disminución.

  10. Colapso2015
    Colapso2015 Dice:

    “se puede considerar que la sociedad civil esta conformada por los movimientos sociales que llevan a cabo acciones colectivas disruptivas o convencionales, referidas a diversos intereses o demandas
    que tienen como finalidad transformar una realidad ya sea social, económica, política o cultural,”

    Esto no es la sociedad civil es una parte de la sociedad política. La transcripción, para despistados, toda acción política pasa -por lo colectivo-. Esto es, la cualidad de ética, desaparece indefectiblemente del mapa político. Al ser -los grupos- la única capacidad de actuación, vemos que los individuos se ven sometidos a las -capacidades de aprovechamiento grupal- para canalizar sus expectativas de supervivencia. Frente a por otra parte, adscribirse a modelos éticos o socio-culturales; como sería por ejemplo en casos de elección directa (a personas, por personas). O mismamente, iniciativas populares, que pueden ser perfectamente individuales. Si por otra parte, se fomenta y especifica, en –el relato– los individuos como única forma de responsabilidad y voluntad a la hora de salirse de lo civil y pasar a lo penal. Resulta claro el sistema de grupos-sociedad-civil es perverso. Más aún, cuando se instala en el Estado para dar lugar a lo conocido como fascismo; esto es integración de los grupos (las masas) en el Estado.

    Podríamos decir, “civil” hace referencia a aquellos dentro –de la ciudad– no están involucrados en leyes militares, religiosas o relativas a la administración pública (el Estado), no relacionado con el poder (un grupo bajo directrices).

    Dado la definición de Estado – con mayúsculas– porta en sus entrañas violencia y capacidad económica (extracción de rentas), el hegemón territorial. Los tres son sociedad estatal (la segunda cuando está subvencionada).

    Algunos podrían decir, las actividades no-estatales son ajenas al Estado. ¿Cabría preguntarse si esto es aplicable a policía o militares? Regidos por códigos de conducta distintos; por razones obvias.
    Entonces no parece,…, al igual que el resto (de sociedad estatal), se alinean al poder del Estado.
    Enfrente la sociedad civil, la cual trata de -cambiar las leyes-.
    ¿Quien representa al Estado en unas votaciones (que no elecciones)? Guardia civil, policías, jueces, notarios,…, ¿y la sociedad civil? esos que bajo amenaza de hasta 1 año de prisión y multa están en la mesa. Habrán notado la no despreciable diferencia entre unos y otros.
    Por ello, el legislativo es sociedad civil (concretamente política), en una democracia. Si bien para que ello suceda debe existir un vínculo representativo, esto es, que le paguen (si quieren), y no exista un intermediario: el Estado. E indefectiblemente, separación o control férreo del poder.

    Si olvidamos toda esa parafernalia de definiciones, es fácil intuir “sociedad civil”. Aquellos cuyo flujo de beneficios pecuniarios derivado de la acción del Estado es negativo (pagan) civiles , los otros cobran(*). Mas que nada, porque lo económico es uno de los principales factores de orden, curiosamente junto con la violencia. Ambas dos cualidades del Estado.

    Ya saben, no hagan caso a los comentaristas sin fundamento, razón o motivo. Sea yo, o sea otro.

    *:Las pensiones y similares no cuentan, pues el relato radica en pagas hoy, cobras mañana. Igualmente tampoco los derivados del ayudas públicas a pagadores tipo en condición fortuita de necesidad, o disminución.

  11. De Lege Ferenda
    De Lege Ferenda Dice:

    “Socavar el Capitalismo”: Es la excusa para dañarnos a todos. Cuanto peor nos vaya a nosotros, mejor les irá a ellos.
    Señala un anterior comentarista que “Lo cierto es que en el debate actual del siglo XXI, se abarca con esta expresión no a toda la sociedad en su conjunto como equivocada y temerariamente hacen algunos comentaristas, sino al espacio sociopolítico conformado por asociaciones no lucrativas de conformación voluntaria que buscan transformar ciertas regulaciones sociales con arreglo a diversos métodos y finalidades”.
    La utilización torticera de las, en ocasiones, bellas palabras de Antonio Gramsci, tiene la confesa intención de apartarnos de la política, reduciéndonos a comparsas de las performances de los “preparaos no-se-para-que”, en base a un relato más falso que mítico. Para Don Antonio, la Sociedad Civil –en su época- estaba encarcelada o en el exilio. Nada había estatal en ella, ni siquiera en la cuna del populismo; la Italia fascista de Mussolini.
    Este “espacio sociopolítico conformado por asociaciones no lucrativas de conformación voluntaria que buscan transformar ciertas regulaciones sociales con arreglo a diversos métodos y finalidades”, además de NO SIGNIFICAR NADA, por poder significar casi cualquier cosa, nos ilustra bien del desfase espacio temporal en que se mueve este mundillo pseudoilustrado de capturadores de audiencias mediáticas.
    Nos encontramos con que esa “Sociedad Civil” estaría formada por:
    – “organizaciones no gubernamentales (ONG) que se definen por la agrupación de personas establecidas jurídicamente con carácter privado, sin ánimo de lucro y con objetivos de beneficio social hacia la comunidad”. Advierto que las famosas ONGs están financiadas por los Políticos y empresarios de la Sociedad Política de la que se pretende excluir a la tan aclamada –e inexistente como categoría sustantiva- sociedad civil. Y el que paga, manda.
    – “los encargados de darle una dirección intelectual y moral a la sociedad”. Pero e que hablamos?? ¿Qué encargo? ¿De quien? ¿A quien? ¿Para que?.
    – “los partidos políticos y grupos de presión”. Hasta aquí. Así que la Sociedad Civil está formada también por la Sociedad Política; pero supongo que esta relación carece de la propiedad conmutativa (la Sociedad Civil no integra la sociedad política).
    Como fin de fiesta, cita de don Norberto, no sólo fuera de contexto, sino ajena a la cuestión que se pretende tratar: “«se entiende por sociedad civil la esfera de relaciones sociales que no están reguladas por el Estado, entendido —de forma limitada y casi siempre también polémica— como el conjunto de los aparatos que ejercen el poder coactivo de un sistema social organizado»”.
    Sin embargo, de la lista de integrantes de la “Sociedad Civil” que se ha expuesto, además de los señalados, encontramos a “sindicatos oficiales e independientes; por los encargados de darle una dirección intelectual y moral a la sociedad: las Iglesias que representan las diversas creencias religiosas, los medios de comunicación (electrónicos e impresos) y el sector educativo, colegios y asociaciones profesionales, intelectuales y culturales; los partidos políticos y grupos de presión y los grupos financieros: industriales, banqueros, empresarios, comerciantes y terratenientes”.
    Vemos que en todos –o casi- los casos, nos encontramos con que esa idílica “Sociedad Civil” está comandada, no meramente integrada, por los actores políticos y económicos. LA “Sociedad Civil” como argumento del totalitarismo del Siglo XXI. Sarna con gusto no pica.
    La cita de FOCAULT debería completarse –sino sustituirse- por su análisis del Poder Pastoral, y dar lugar a su extrapolación al mundo de las Redes Sociales y las noticias enlatadas a gusto del consumidor. Pero eso resultaría contrario a la demagogia, verdadero cemento de esa falsaria “Sociedad Civil” que pretenden definir estos inmóviles movimientos sociales, que tanto citan a Gramsci, como a don Pelayo.
    Si coincido con lo del “desenlace previsto: el de la confrontación Estado – Sociedad Civil”. Aquí está el meollo: El Estado es malo, y la Sociedad Civil (expresión que lleno con el contenido que en cada momento preciso) es buena. Y como yo soy la Sociedad Civil, aspiro a convertirme en la Sociedad Política, con vuestra aclamación que ofrende vuestro sacrificio; para “la causa”. Todo con el pueblo pero sin el pueblo. Como habría dicho el mismísimo Gramsci “vafanculo”.
    Me quedo con la cita de Colapso: “Aquellos cuyo flujo de beneficios pecuniarios derivado de la acción del Estado es negativo (pagan) civiles , los otros cobran(*). Mas que nada, porque lo económico es uno de los principales factores de orden, curiosamente junto con la violencia. Ambas dos cualidades del Estado”.
    Saludos

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