Un auto con algunas luces e importantes sombras

El auto de ayer del TS para el caso Forcadell y demás miembros de la Mesa firmado por el Magistrado Llarena no aprecia riesgo de fuga y, al menos en este caso, tampoco riesgo de destrucción de pruebas, lo que nos parece muy razonable. Pero, sin duda alguna, lo más interesante del auto de ayer -para el probable caso de que el TS reclame la causa de Junqueras y los otros ex consejeros- es este párrafo en relación al tercer riesgo que pretende conjurar la prisión provisional, el de reiteración en el delito:

“En todo caso, lo que se evalúa es el riesgo de reiteración en ese comportamiento, lo que debe hacerse considerando que el devenir político más próximo y cercano pudiera propiciar la persistencia en la actuación fuera del marco constitucional y transformar la próxima legislatura, en un ilegal proceso constituyente. En todo caso, todos los querellados, no es que hayan asumido la intervención derivada de la aplicación del artículo 155 de la CE, sino que han manifestado que, o bien renuncian a la actividad política futura o, los que desean seguir ejerciéndola, lo harán renunciando a cualquier actuación fuera del marco constitucional.”

Lo que les está diciendo a Junqueras y a los otros consejeros es que si abjuran de seguir la senda de la independencia por vías ilegales eliminan el riesgo de reiteración y sus posibilidades de salir de la cárcel se incrementan exponencialmente (al margen del tema de la destrucción de pruebas, donde se hace cierta salvedad para ellos). Probablemente se retracten, aunque sea de forma “mendaz”, porque al fin y al cabo siempre han defendido que la “astucia” es una estrategia clave del procés.

Pero lo que me interesa destacar ahora es que aun cuando esta exigencia pueda tener sentido político, es dudoso que lo tenga jurídico, que es lo único que debería tener en cuenta el auto. El argumento reconoce claramente que solo hay riesgo de reiteración si “el devenir político más próximo y cercano pudiera propiciar la persistencia en la actuación fuera del marco constitucional y transformar la próxima legislatura, en un ilegal proceso constituyente”. Pero lo cierto es que desde el punto de vista técnico no se debería meter a nadie en la cárcel AHORA por lo que pudiera hacer DENTRO DE TRES MESES si se dan determinadas circunstancias (presentarse a las elecciones, ganarlas, formar un coalición de gobierno y ser nombrado presidente o consejero). Solo en ese momento es materialmente posible la “persistencia” y la “transformación” de las que habla el auto.

Por eso no me parece defendible adelantar los efectos de la medida cautelar en el caso de que no se retracten. Los querellados no deberían estar en la cárcel ni un solo día en el que no puedan reiterar materialmente. Si se producen esos acontecimientos aleatorios es entonces cuando surge el riesgo y en ese momento debería adoptarse la prisión provisional, pero no ahora. De hecho, lo está reconociendo el propio auto de manera implícita. Podía haber alegado otro argumento (como hizo Maza en el programa Informe Semanal con cierta exageración, cuando señaló que solo con seguir llamándose vicepresidente se estaba reiterando en el delito) pero no lo ha hecho, porque –correctamente en mi opinión- debió considerar que tenía poco fundamento. Como ya defendí en el post dedicado a ese caso, para reiterar en el delito del que se les  está acusando  no basta con “querer”, sino que es necesario “poder” hacerlo. No basta con decir barbaridades, hay que estar en disposición de llevarlas a cabo, que es por lo que se les acusa (porque las llevaron a término). Pero si se admite ese presupuesto -como parece hacer el auto- pedir ahora la abjuración es un tanto incongruente.

Eso al margen de que políticamente el auto genere incentivos interesantes, pero habíamos quedado en que los jueces no deben tener presentes ese tipo de consideraciones.

Por eso, en mi opinión, Junqueras y los otros consejeros deberían estar ya en la calle, abjuren o no.