La revolución de las pequeñas cosas

Un experimento para la activación de palancas que puedan provocar cambios útiles en España.
Si van a leer este documento, no se esperen un programa de reformas para España. No lo es. Tampoco se esperen las propuestas de un grupo de gente que se ha puesto de acuerdo. Ni existe tal grupo ni existe tal acuerdo.

Lo que hoy presentamos es un experimento. Que no pretende ser el fin de nada sino el inicio de alguna cosa. 

 
El experimento, que hemos llamado “Pequeñas palancas para provocar algunos cambios” ha consistido en agrupar talento generacional para dedicarnos a pensar pequeñas reformas, sencillas y factibles, que pueden ser útiles para mejorar. Para ver qué pasa si apartamos la holística programática y nos centramos en “la revolución de las pequeñas cosas”. Reformas que no acaparan titulares, ni horas de atril, ni ruedas de prensa, pero no por ello innecesarias ni inocuas.

Hoy presentamos las primeras 37 propuestas.

A los que hemos participado nos ha servido para comprobar la dificultad de aterrizar ideas, para constatar contradicciones y para aprender a trabajar con gente de procedencias ideológicas y profesionales no sólo distintas, sino opuestas en muchos de los casos.

El método de trabajo ha sido auto organizado y no intervencionista por parte de la Fundación. Nadie está de acuerdo con el total de medidas propuestas. Pero todos estamos dispuestos a discutirlas todas. No se asombren pues si hay propuestas contradictorias o dispares en temática e intensidad. No había ni hay ninguna pretensión de coherencia pues, como les venimos insistiendo, esto es un mero experimento.

Si siguen leyendo, ustedes mismos juzgarán si las palancas que presentamos hoy pueden ser útiles. Somos conscientes de que no estamos proponiendo nada que lo cambie todo ni nada que nos permita tener discusiones sobre temas clave que están en la agenda. No lo hemos pretendido en ningún momento.

Tanto es así, que el mismo número de palancas que presentamos hoy, 37, es desaconsejable desde todos los criterios de comunicación y difusión conocidos. Como también son desaconsejables, desde el mismo punto de vista, la cantidad de temas que no se cubren. Si esperan algo de esto, lo mejor es no seguir leyendo.

Si lo hacen, ya les advertimos de antemano que se van a aburrir. Pero también esperamos que el propósito de este experimento que reivindica la épica en gris les suscite la suficiente motivación para que se decidan a acompañarnos para hacerlo más extenso, más sólido y más relevante.

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