Una solución para el bloqueo institucional del CGPJ

Como saben nuestros lectores, desde Hay Derecho hemos seguido con mucha preocupación la situación creada por la falta de renovación del Consejo General del Poder Judicial (“bloqueo institucional”, según el Gobierno y los partidos que le apoyan) dado que las propuestas presentadas para solucionar este grave problema parecen agravar aún más la politización del órgano de gobierno de los jueces, además de ir en contra de las recomendaciones del GRECO (Grupo Estados Europeos Anticorrupción), la Comisión de Venecia, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y demás organizaciones que se ocupan del Estado de Derecho y la separación de poderes, en particular en el ámbito de la Unión Europea.

Así las cosas, hemos decidido desde Hay Derecho dar un paso al frente y preguntar a distintos sectores de la sociedad civil con el fin de recoger soluciones innovadoras. La idea es ofrecer a nuestros políticos algo mejor que el consabido reparto partitocrático en sus diferentes modalidades, evitando así tanto los torpes intentos de reforma fuera del marco de la UE como la cansina argumentación con la que pretenden justificarse. Nuestra premisa, como saben nuestros lectores, es que la elección de los Vocales del CGPJ (12 Jueces y Magistrados y 9 juristas de reconocida competencia) no puede quedar en manos de la clase política y menos reproducir cuotas parlamentarias, como hemos explicado en muchos posts. Pero siempre caben otras posibilidades que podemos explorar y que podrían contentar tanto a los partidarios de la elección de los 20 vocales del CGPJ por el Parlamento como a los partidarios de elección de 12 vocales por jueces y magistrados y de los otros 8 por el Parlamento, tal y como estipulaba originariamente la LOPJ.

La primera propuesta proviene de la Patronal de Televisiones Privadas: ¿Por qué no introducir una modificación en este sistema que lo haga a la vez más popular y acerque la Justicia a la ciudadanía? Lo que proponen es simplemente un sencillo concurso. Pero un concurso de verdad, de los de la tele. El plató sería el propio Congreso de los Diputados, que ya reúne sobrados méritos para ello, dado que muchos diputados tienen una acreditada experiencia como “showman” o “showwoman”: las cámaras les quieren (o las quieren). Se trataría de que los candidatos, bien los del turno de juristas de reconocida competencia, bien los Jueces y Magistrados, realicen una serie de pruebas que podrían pactar los grupos parlamentarios con los medios de comunicación, por aquello de que resulte un espectáculo mediático de interés para todos y todas.

Eso sí, para no aburrir a las ovejas, nada de pruebas sobre conocimientos técnico-jurídicos, que para lo que verdaderamente se les pide casi sobran. Se tratarían de otro tipo de pruebas, que acrediten su capacidad de resistencia ante el asedio una vez caducados sus mandatos, su estabilidad psíquica a la hora de elegir al peor candidato posible para una plaza de Presidente del TSJ o para Magistrado del TS del e incluso, por qué no, sus cualidades artísticas, siempre útiles para entretener al respetable en una sociedad tan mediática y transparente como la que vivimos. Por ejemplo, podrían entonar alguna cancioncilla o improvisar algunos versos, o marcarse un baile o quizás preparar un menú para sus señorías.  Y si la cosa se pone auténticamente reñida, quizás un espectáculo erótico-festivo podría disipar las dudas para elegir a los mejores candidatos y candidatas. Y el que piense que esto puede  llegar a ser un poco humillante es que no sabe bien las cosas que tienen que hacer con el sistema actual los candidatos a vocales.

Cualquiera que reuniese las condiciones previstas en la LOPJ podría presentarse. Las votaciones serían auténticamente populares, es decir, sería el público el que votase a los distintos candidatos en función de sus habilidades. Así no habría problemas de soberanía popular, dado que el pueblo directamente apreciaría los talentos y talentas de los futuros vocales. Y de paso, cambiaríamos el espectáculo lamentable y ya muy visto de intercambio de cromos entre partidos por un espectáculo mucho más original y más simpático, y sobre todo más edificante, que además podría subir los índices de audiencia de las sesiones parlamentarias y, de paso, hacer ganar un dinerillo a las teles privadas con los anuncios a insertar en los momentos álgidos de la competición.

Una segunda propuesta, en este caso procedente de la Asociación Estatal de Okupas, sería intentar evitar todo tipo de votaciones y, apoyándose en el derecho a la tutela judicial efectiva que proclama la Constitución, amparar aquellas situaciones de ocupación efectiva del Consejo por personas de todo tipo, que, por otro lado, podrían facilitar la Justicia del Pueblo. Unidas Podemos patrocinaba en principio esta posición, pero luego ha reculado al constatar que por esa regla de tres sería difícil echar a los que están ahora, puesto que llevan okupando el Consejo más de dos años después de acabado su mandato y se las saben todas. De ahí no hay quienes les saque. Por eso quizás el PP no ve con malos ojos esta posibilidad, por lo que ha insinuado que podría abstenerse si se hace la propuesta.

Una tercera propuesta proviene de la Fundación Identidad y Diversidad, que estima que el problema no está en la independencia sino en la falta de representación de todas las identidades del pueblo español, lo que ya de por sí traería soluciones más justas: sería preciso un asiento para epicúreos, estoicos. episcopalianos, budistas, Terfs, béticos, terraplanistas, antivacunas, árbitros del VAR y para los turolenses que no existen. El PSOE estaba al principio muy a favor de esta tesis, pero, según fuentes generalmente bien informadas, parece que su interés ha decaído cuando le han comentado que, según cálculos matemáticos, el CGPJ podría llegar a albergar 638 miembros, según las cuentas más optimistas, y ello dificultaría gravemente el control de la institución que es, después de todo, lo que se pretende.

Como Fundación Hay Derecho, no obstante, tenemos del deber de mojarnos en tan grave tema, y todos los editores creemos que la mejor solución es dejar el asunto en manos del Priorato de Sión y los Templarios, que como todo el mundo sabe son los que en realidad dominan el mundo desde las sombras (lo dice gente tan fiable como los de QAnon), y seguro que el Santo Grial, que han mantenido oculto durante siglos, les inspira en esta dura tarea. Eso sí, todo con la máxima transparencia y retrasmitido en prime time por los medios de comunicación y las redes sociales.