Nos enseñó Freud que cuando se abandona el principio de realidad lo que queda es el delirio que alivia en ajenos la conciencia de culpa que oprime al sujeto individual o colectivo. Y del delirio, bien lo sabemos, se sigue cualquier cosa. No por casualidad, por aquellos mismos años Ortega utilizará la expresión estar a las cosas como principio de salud vital y política , alertándonos, en consonancia con el médico vienes, de las patologías colectivas que aguardaban de no cumplir tal imperativo, como el tiempo le dio grave razón. Y es que pocas veces dos libros – El malestar de la cultura que Freud escribe en 1930 y su precedente orteguiano La rebelión de las masas de 1929- alumbrarán tanto la comprensión del reciente fenómeno electoral italiano en cuanto que preludio de movimientos político-sociales hasta ahora inéditos en Europa. Como tantas otras cosas que están sucediendo en esta hora histórica. Y esa “cualquier cosa” que sigue automáticamente a la quiebra del principio de realidad es lo que simboliza el triunfo bifronte de Grillo (M5E, 25%) y Berlusconi (PDL, 29%)) en las pasadas elecciones transalpinas. La analogía con el esquema freudiano mostraría el irremediable antagonismo entre las tendencias pulsionales […]
Tras estudiar Filosofía Pura en la Universidad Complutense comenzó su vida profesional en Accenture como consultor de RRHH. . En la actualidad es consultor/formador de empresas-entre ellas Accenture- y profesor de Gestión Internacional de Recursos Humanos en la Universidad de Alcalá de Henares. Escribe de forma habitual en El Mundo sobre temas de actualidad político-social y en Expansión sobre “management” y cine. Ha editado dos libros y próximamente publicará el tercero sobre una obra financiera de Maeztu tan desconocida como de gran actualidad.